domingo, 10 de enero de 2010

El amor de Dios nunca falla

EL AMOR DE DIOS NUNCA FALLA
Cuando David escribió las palabras del Salmo 13, él preguntó, “¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo tendré conflictos en mi alma, con angustias en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?”
Parecería como que David pensaba que Dios lo había abandonado completamente a que sufriese y a que despertase cada mañana con una nube negra sobre su vida. Por un tiempo, David habló con desesperación: “Dios, ¿continuará este sentimiento de aislamiento para siempre? ¿Cuándo serán contestadas mis oraciones?”
Amados, cuando los problemas nos asaltan y aunque sabemos que amamos al Señor – cuando parece que no hay esperanza – nos hundimos bajo la presión. Ahora mismo, algunas personas que leen estas palabras están hundidas bajo la terrible presión de una situación que parece imposible de resolver. Están al borde de una desesperación total, deseando que una calma venga aunque fuera sólo para darle un pequeño descanso de sus problemas
David pregunta, “¿Hasta cuándo tendré conflictos en mi alma…?” Aquí él habla de elaborar un plan tras el otro, tratando planear maneras de salir de sus problemas – pero todos los planes, todos los preparativos fallaron. Ahora él ya no tiene más soluciones, no le quedan ideas. Él había llegado al final de todo.
¿Cómo se levantó David de este pozo de desesperación? “Mas yo en tu misericordia he confiado… Cantaré…”
Permítame compartir con usted varias razones para continuar confiando mientras atraviesa las pruebas por la que está pasando: No importa cuán furiosa sea la tormenta, nuestro precioso Señor continuará alimentando a las aves del cielo, vistiendo a los lirios del campo y proveyendo de todas sus necesidades diarias a un océano lleno de peces. “Vuestro Padre celestial las alimenta…” Ningún ave cae al suelo sin que el ojo de vuestro Padre esté sobre ella.
¿Qué clase de Padre alimentaría a todas las criaturas de la tierra pero descuidaría a sus hijos? Jesús nos exhortó a “no angustiarnos” sobre las necesidades y los problemas diarios, “porque El cuida de vosotros.”
Verdaderamente el Señor lo ama a usted, y no pondrá un oído sordo a su clamor. Agárrese de él, continúe hacia adelante, espere pacientemente. Él nunca le fallará.
Dios les Bendiga!!

El peligro de los ataques mentales


El peligro de los ataques mentales

El enemigo no tiene sino una entrada para tocar nuestras vidas, que es la mente. Uno puede pensar. Él sabe que no podrá tocar nuestras vidas a menos que logre engañarnos. Uno puede creer que tiene muchas entradas por la cual el diablo puede entrar, no es así, él tiene una sola.
Es por eso que la Biblia insiste mucho en eso, es por eso que Pablo dice en Romanos 12, Transformaos, por medio de la renovación de vuestro entendimiento. No se adapten a las cosas de este mundo y luego dice transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento. Pablo habla de ser renovado en el espíritu de nuestra mente.
En Filipenses él dice: todo lo bueno, todo lo agradable, todo lo que es de buen nombre, todo lo justo, en esto pensad.
Isaías habla de “tú guardarás en completa paz aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado”.
La Biblia habla muchísimo de cuidar nuestra mente. Pablo en el libro de Efesios habla de poner el yelmo de la salvación, el casco. Póngase el casco para proteger su cabeza, para proteger su mente. Él sabe que el enemigo no va a poder tocar nuestra vida a menos que toque nuestra mente.
Cierta vez, un hombre pidió a DIOS una flor y una mariposa.
Pero DIOS le dio un cactus….….y una oruga.
El Hombre quedó triste, pues no entendió por qué su pedido llegó errado. Luego pensó:
Con tanta gente que atender…. Y resolvió no cuestionar. Pasado algún tiempo, el hombre fue a verificar el pedido que dejó olvidado. Para su sorpresa, del espinoso y feo cactus había nacido la más bella de las flores y la horrible oruga se transformó en una bellísima mariposa.
DIOS siempre hace lo correcto. Su camino es el mejor, aunque a nuestros ojos parezca que todo está errado…
Si pediste a DIOS una cosa y recibiste otra, confía. Ten la seguridad de que EL siempre dará lo que necesitas en el momento adecuado.
No siempre lo que deseas es lo que necesitas. Como DIOS nunca falla en la entrega de sus pedidos, sigue adelante sin dudar ni murmurar
Dios siempre hace lo correcto, su camino es el mejor, aunque a nuestros ojos todo parezca que está errado. Si has pedido a Dios una cosa y recibisteis otra, confía. Ten la seguridad que Él siempre te dará lo que necesitas en el momento adecuado. No siempre lo que deseas es lo que necesitas. Como Él nunca falla en la entrega de sus pedidos, sigue adelante, sin dudar ni murmurar, la espina de hoy será la flor de mañana.
Aunque el enemigo vaya a decir todo lo contrario, usted va a creer lo que Dios dice, porque lo que Dios dice es toda una realidad.
Como el diablo sabe que puede entrar en la mente, es bueno que entendamos el valor que tiene el cerebro. Déjame compartir algunas verdades importantes:
- Tu cerebro está envuelto en todo lo que haces: como piensas, como te sientes, como actúas y como interactúas con otros, tiene que ver momento a momento con el cerebro.
- Cuando tu cerebro trabaja correctamente usted trabaja bien. Cuando usted está turbado, usted experimenta turbaciones en su trabajo y contigo mismo.
- No existe nada tan complejo como el cerebro humano. Se estima que tenemos cien billones de neuronas o células cerebrales. Y cada neurona está conectada a otras neuronas por más de cuarenta mil conexiones individuales. Imaginen, cien billones y cada neurona esta conectada una con otras por montones de conexiones, cuarenta mil conexiones individuales, quiere decir que casi tenemos trece trillones de conexiones en nuestro cerebro.
Podemos decir que usted tiene más conexiones en su cerebro que estrellas en el universo. Esto es un regalo de Dios, por eso Satanás sabe el valor que tiene, y es por eso que él trabaja continuamente con nuestra mente.
Te has dado cuenta como las propagandas tiran especialmente en contra de los hombres, en cualquier cosa ponen una chica medio vestida. Para vender un carro te ponen una chica medio vestida, para arreglar el aceite del motor también. ¿Sabe por qué? Porque Satanás sabe lo débiles que somos y como puede atacar fuertemente, porque él conoce el valor del cerebro.
Aunque el cerebro es sólo 2% del peso de su cuerpo, pero usa de 25 a 20 % de las calorías que usted consume. En otras palabras, el cerebro es el mayor consumidor de energía. Eso quiere decir que la tercera parte de su desayuno, de su almuerzo y de su cena está alimentando directamente sólo al cerebro.
Es por esto que Satanás sabe el valor que tiene este órgano que Dios nos ha dado y va atacar fuertemente nuestra vida.
Vayamos al libro de Nehemías, en el capítulo 4 y vamos a usar el libro de Nehemías para ilustrar los cinco ataques mentales que el enemigo trae contra los hombres de Dios.
El libro de Nehemías puede servir para muchas cosas, puede ser un libro de liderazgo, puede ser un libro de reconstrucción, pero a mí me entusiasma leerlo desde la perspectiva de la restauración de la personalidad del ser humano.
La Biblia dice que cuando llegaron unos amigos familiares de Nehemías se le preguntó ¿Cómo están mis familiares en la tierra mía? Y ellos le dijeron, muy mal, los que han quedado están en vergüenza y destrucción, los muros han sido destruidos y las puertas han sido quemadas.
Muros y puertas en este tiempo en las ciudades eran claves, porque las ciudades eran amuralladas. Muros son símbolo de seguridad, puerta es símbolo de autoridad. Una puerta cerrada indica “nadie entra”.
Cuando dijeron a Nehemías muros caídos y puertas quemadas, están diciendo, la gente que está en la ciudad no tiene ni seguridad, ni autoridad, se burlan de él. Nehemías se apasionó por reconstruir la ciudad y él dijo “yo voy a reconstruir la ciudad”.
El nombre Nehemías en hebreo significa “consolador”. Por eso cuando leo el libro de Nehemías, veo en el la figura del Espíritu Santo, y veo la ciudad de Jerusalén como era mi vida cuando vine a Cristo. Cuando yo vine a Cristo no tenía muros ni puertas, todo estaba destruido. Pero una cosa que el Espíritu Santo empezó hacer en tu vida y en la mía es reconstruir nuestros muros y puertas. Él está reconstruyendo nuestra personalidad.
Muchos de nosotros pasamos por experiencias muy dolorosas, quizás fuimos esclavos de vicios, de perversiones sexuales, de cuantas cosas. Nuestras vidas estaban destruidas. Después de que llegamos a Cristo, una de las obras tremendas después de la salvación, es que el Espíritu Santo ha empezado a reconstruir todo aquello que estaba destruido. Satanás no quiere esto, él no quiere que su vida sea reconstruida, por eso él va a atacar fuertemente para que tu no creas que Dios está trabajando en tu vida.
La Biblia dice en el capítulo 4 de Nehemías que ellos ha habían construido parte del muro.
Nehemías 4. 1 “Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos. 2 Y habló delante de sus hermanos y del ejército de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios? ¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?”
Cuando los enemigos de Israel vieron que estaban siendo reconstruidos los muros, hicieron 4 preguntas y 1 declaración, y las cuatro preguntas fueron preguntas muy sutiles que tenía como finalidad estimular el pensamiento de la gente para que no creyera en la obra de la reconstrucción. Son preguntas sutiles que yo encuentro que son la misma que Satanás trae a nuestra mente y luego una declaración, que si usted la cree luego puede echar por tierra todo lo que Dios ha hecho.
Veamos las preguntas:
* ¿Qué hacen estos débiles judíos?
* ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios?
* ¿Acabarán en un día?
* ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas?”
Y al final hizo una declaración:
Nehemías 4.3 “3 Y estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una zorra lo derribará.”
Esas cuatro preguntas y esta declaración son las cinco formas como el enemigo ataca continuamente nuestra mente para hacernos retroceder y no creer que Dios ha hecho una obra tremenda. Cuando hay problemas en tu casa, cuando hay problemas con tu esposo, con tus hijos, o con tu novia, o en el trabajo, lo primero que vas a dar cuenta son esos dardos de fuego que quiere hacerte creer que lo que tú creías no lo es cierto.
Veamos el primer ataque mental:

 EXALTACIÓN DE LA DEBILIDAD.
Miren que lo primero que esta gente hizo fue exaltar la debilidad. Dijeron “Qué hacen estos débiles judíos?”. El primer ataque mental que el enemigo trae sobre nuestra vida es exaltar nuestra debilidad.
Satanás sabe que tenemos áreas débiles. ¿Quién no tiene áreas débiles? Todos las tenemos. Todos tenemos un área débil en nuestras vidas. Y Dios está trabajando en estas áreas en nuestras vidas. Y cuando el enemigo quiere tocar tu vida, lo primero que va hacer es exaltar tu debilidad. ¿Qué hace este débil creyente? ¿Qué hace el débil hombre? Si tu tienes debilidad en tu vida sexual, si tienes debilidad en el área del dinero, si tienes debilidad con tu familia, si tienes debilidad con tu esposa o con tu esposo, o con tus hijos.
Aquí está el primer ataque mental que el enemigo va a traer, que es exaltar tu debilidad. Satanás sabe cual es nuestra área débil, y él va a estimular tu mente en esta área débil, él va a traer todo lo que encaja en esta grieta, primero para que tu cedas tu fortaleza, baje la guardia y comience a mirar que realmente eres muy débil.
Cuando Satanás te recuerda tu debilidad es porque sabe que él perdió control sobre ti. Porque si no hubiera perdido el control no te lo recordaría. Él sabe que desde que Cristo vino a tu vida él perdió el control de tu vida. Y como él sabe eso él tendrá ahora que convencerte otra vez de que tú no eres realmente bueno. Él te va a decir, pero mira. . . Él pone las figuras, él pone la chicas, él te pone las personas, él te pone el dinero, y luego cuando tu comienzas a hacer, él te dice ¿te das cuenta? Tu no eres fuerte, tu no puedes, tu eres débil, y cuando tu quieres venir a la iglesia a adorar al Señor, él de una vez te lo recuerda ¡¿pero cómo adoras al Señor?! ¿No te acuerdas ayer lo que pasó? ¿No te acuerdas como se te fueron los ojos? Y ahí estamos, ¡verdad!, si ¡verdad! Oh Dios no puedo. Te está exaltando la debilidad.
Para este pueblo judío era increíble que los enemigos exaltasen la debilidad. ¿Qué tenemos nosotros que hacer cuando el enemigo quiere exaltar nuestra debilidad? Vamos a tener inmediatamente que responderle, y la Palabra de Dios nos da recurso para responderle. Tenemos que hablar a Satanás con autoridad y decirle: Si es cierto soy débil, pero la Biblia dice que: Dios ha dicho:
“Mi gracia es suficiente para ti , porque mi poder se perfecciona en tu debilidad”. II Cor 12:9
Es cierto soy débil, pero “El que está en mi es más fuerte que el que está en el mundo” I Juan 4:4.
Por esto Pablo dijo: “Cuando yo soy débil, entonces yo soy fuerte”. “ Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”Fil:4:13.
Cuando Satanás quiere explotar tu debilidad, el Espíritu Santo está ahí para decir, es cierto, eres débil, pero aquí tengo todos los recursos, yo estoy trabajando, no desmayes, aprende la lección, sigamos adelante, no te detengas.
Recuerda, el trabajo de Satanás es condenarte, el trabajo del Espíritu Santo es convencerte. Cuando Satanás venga a señalarte la debilidad, no estoy diciendo que ignores tu debilidad, reconoce tu debilidad, pero, lleva esta debilidad a Cristo.
Diga: Señor, porque tengo esta debilidad es que te necesito, porque sino yo seguiría en la vida hacia delante solo, pero conoces mi debilidad, te pido que me sostengas.
A Satanás hay que hablarle con autoridad, yo reconozco que soy débil, por eso estoy en este negocio con Dios, porque sin Él nada puedo hacer.
Veamos el segundo ataque mental.

 EXALTACIÓN DEL PASADO PARA DUDAR DEL FUTURO.
Nehemías 4.2 “Se les permitirá volver a ofrecer sacrificios”.
La segunda cosa que el enemigo hace con nosotros es que además de exaltar nuestras debilidades, nos recuerda el pasado, y nos dice: ¿ya se te olvidó lo que hicisteis hace un año, hace dos anos, hace cinco años? ¡Que feo caísteis! ¿Y tu crees que con esto que hicisteis podrás servir a Dios? ¿Estás intentando que Dios te use con este pasado tan oscuro que tu tienes? ¿Crees que podrás ofrecer sacrificios con el pasado que tienes?
A Satanás le encanta el basurero, el vive de la basura. A él le encanta ir al tarro de la basura a ver lo que encuentra.
¡Qué bueno es saber que Dios nos llama a vivir en otro ambiente!
Satanás no se está refiriendo simplemente al acto de adorar, más al acto de ser fieles testigos de Dios. Satanás se concentra en nuestro pasado para decir: ¿Acaso volverás hacerlo mejor que antes?
Satanás juega con nuestro pasado para hacernos enturbiar nuestro futuro. Cuando logra mostrarnos el pasado, él logra que nosotros retrocedamos para no ser creyentes comprometidos con Dios, por temor a nuestro ayer.
Recuerde que Dios hace tres cosas con nuestro pasado, aunque mucha gente sólo disfruta de la primera o segunda, pero no de las tres:
1. Dios perdona nuestro pasado.
2. Dios nos libera del poder del pasado.
Hay algunos que disfrutan del perdón pero no del poder. Todavía el pasado es como una sombra que cuando están a punto de hacer algo grande para Dios el pasado lo alcanza con su mano y lo detiene.
Dios no solamente perdona el pasado, Dios nos libera del poder del pasado.
3. Dios nos devuelve nuestro pasado, no lo borra, nos lo devuelve, para que con nuestro pasado, ministremos a gente.
Por eso, ya no ocultamos nuestro pasado. No quiero que sepa lo que yo hice, yo hablo “yo lo hice”, pero no quiero que tú lo hagas.
Yo lloré, pero no quiero que tú llores.
Yo me divorcié, pero no quiero que tú te divorcies.
Yo pasé por un momento difícil, pero no quiero que tú lo pases.
Yo fui homosexual, pero no quiero que tú lo seas.
Yo abusé sexualmente de mujeres, pero no quiero que tú lo hagas.
Con mi pasado yo ministro gente, y el poder de Dios opera de una manera grande cuando yo puedo ministrar con mi pasado. Pero hay gente que no puede ni hablar de su pasado porque comienzan a llorar de su pasado, eso significa que todavía no han recibido el pasado de vuelta. Permita que Dios opere esas tres cosas en tu pasado y Satanás no tendrá poder sobre tu vida.
Él está tratando de perseguirnos y amenazando diciendo “se va a saber, todo el mundo lo va a saber”. La mejor arma que yo puedo usar contra Satanás cuando algo en mi pasado me ha dañado es: ¿Me lo vas a divulgar? Deja que yo mismo lo voy a divulgar, lo voy a divulgar para bendecir a gente antes que ellos caigan. Y no hay manera que el enemigo me pueda pasar una factura.
El pasado yo puedo decirle al enemigo, no te preocupes por mi pasado porque “Sí, volveré a ofrecer sacrificio y mejor que antes, porque a pesar de mi pasado tengo libre acceso a través de Jesús. Porque Él me ha dicho Él hace nuevas todas las cosas y que el sepulta en lo profundo del mar todos mis pecados. El Señor me ha dicho que Él me hace una nueva criatura.
Hebreos 10:19-21 “Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.”
Apocalipsis 21. 5 ”Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. . . “
Miquéass 7. 19 “El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.”
2 Co 5. 17 “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
Por tanto, no voy a dejar amedrentar en mi mente ni por mi debilidad, ni por mi pasado, porque Dios toma mi pasado de una manera grande y poderosa.
Veamos el tercer ataque mental:

 EXALTACIÓN DE LA DUDA PARA TEMER DEL PRESENTE.
Nehemías 4.2 “¿Acabarán en un día?”
Cuando Satanás ve que seguimos a delante, que lo enfrento cuando exalta mi debilidad, que lo enfrento cuando me quiere sacar el pasado: Está bien, pero ¿tú crees que ya va a ser perfecto ya? ¿Tú crees que en un día lo vas a lograr?
Ahora él quiere hacerme temer el presente. Y cuando yo miro mi presente yo digo:
- Todavía tengo fallas, todavía no soy lo que quisiera ser.
- Todavía no soy el esposo que quisiera ser.
Entonces comienzo a temerle al presente. Pero yo tengo que reconocer que la obra del Espíritu Santo es muy grande y muy fuerte, y Él está trabajando, y puedo decirle al enemigo: No, no va a terminar en un día. Pero en este día el Espíritu de Dios la va a adelantar, porque Él ha dicho:
“Quién comenzó en mi la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”.
Hoy no voy a ser perfecto todavía, pero estoy seguro de que el trabajo que el Espíritu Santo está haciendo es un trabajo profundo, sólido, estable, y que día a día está avanzando.
Si el Señor nos permitiera ver con los ojos del espíritu lo que el Espíritu de Dios ha hecho en tu personalidad en los últimos 8 días, todos caeríamos de rodilla para llorar delante de Dios, porque Él ha estado trabajando hora tras hora, minuto tras minuto en tu vida, aún mientras duermes Él trabaja.
Dios forma la vida de un líder a través de su vida. Esto significa que Dios está trabajando. Cuando tu crees que no, Él está trabajando.
Hay momentos en nuestras vidas que decimos: yo como que no crezco, yo como que no avanzo, yo como que no soy lo que quisiera. Y el diablo dice: ¿Acabará en un día? ¿Serás perfecto? Y nosotros decimos, no, yo más bien estoy peor.
No creas esta mentira. El asunto no es lo que sientes, el asunto es lo que Dios declara. Y Él lo está haciendo en tu vida de una manera profunda y estable.
Cuarto ataque mental:

 EXALTACIÓN DEL FUTURO PARA IMPEDIR LA VISIÓN DE RESURRECCIÓN.
Nehemías 4.2 “¿Resucitarán de los montones de polvo las piedras que fueron quemadas?”
No muestra lo que han levantado del muro, el muro ya estaba bien levantado, estaba creciendo, pero los enemigos no dijeron: OH como ha crecido, sino dijeron, mira las piedras que están todavía en el piso, miren esas piedras quemadas, ¿Ustedes creen que van a resucitar de esas piedras, de ese polvo? ¿Creen que puede salir algo de estas ruinas? Todavía hay ruinas ¿creen que puede pasar algo?
Cuantas veces el enemigo, lo único que hace es señalarnos las ruinas de nuestra vida. Todavía hay áreas que están quemadas, tenemos que admitir. Y él nos dice: ¿Crees que puede hacer algo? Está un desorden. Todavía tienes por ahí un hijo fuera del matrimonio, antes de convertir, todavía tienes deudas, todavía tienes. . . ¿Tu crees? Le encanta eso. Pero tenemos que pararlo con autoridad, y no permitir que eso toque nuestra mente, y tenemos que decir: Alabado sea Dios porque para el Eterno no hay pasado, ni presente, ni futuro, Él es el Dios eterno, pero Él está construyendo mi vida, y Él es Dios de resurrección, Él ha dicho que Él es la resurrección y la vida, y aquello que parece muerto, aquello que parece ruinas, aquello que parece que no sirve, Dios lo va a levantar, y lo va a levantar con su poder.
Dios es capaz de redimirnos completamente y restaurarnos de manera que lo podamos glorificar aun con los pedazos de nuestra vida. Porque Él ha venido a sanar a los quebrantados de corazón. Él es la resurrección y la vida, yo no puedo resucitar nada, pero Él si lo puede resucitar.
Él puede hacer que esos pedazos que todavía están en el piso puedan unirse, porque Él levantó un valle de huesos secos, e hizo que los huesos se pegaran, le puso tendones, músculos, vida y se levantó todo un ejército. El mismo que levantó a Lázaro de entre los muertos está viviendo dentro de mí, y lo más poderoso que Pablo dijo fue: El Espíritu que levanto a Jesús de entre los muertos mora entre vosotros.
Romanos 8. 11 “Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.”
Eso es tremendo, eso es poderoso, eso es dinamita, el saber que el mismo Espíritu que levantó a Jesús de entre los muertos no está arriba en el cielo, está dentro de tu corazón. La Biblia dice que tú eres templo del Espíritu Santo.
1 Corintios 6. 19 “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”
Entonces Él va a resucitar las ruinas todavía. Aún a las piedras que faltan le va a dar vida. Y cuando yo no acepto ese ataque mental estoy cerrando posibilidades para las mentiras del diablo.
Ahora, note que él hizo cuatro preguntas, porque el enemigo estimula nuestra mente, él no puede poner pensamientos, pero él estimula, por eso es que usa televisión, música, figuras, personas, te las pone para que estimulen tu mente. Pero cuando tú controlas tu mente y dejas que el Espíritu de Dios la controle, entonces no hay puertas, entonces cuando él cansó de estimular hizo una declaración, como diciendo, está bien, no me hacen caso a las cuatro primeras fue a darle una declaración, ya no es una pregunta, es una declaración:
“Lo que esos débiles judíos construyen, si se sube una zorra lo derribaría”. Eso es el próximo ataque mental

 EXALTACIÓN DE LA DUDA PARA DESVIRTUAR LO RECONSTRUIDO.
Está bien, ahora admite, si se ha construido, si se ha hecho algo, pero a la verdad es que lo que hasta ahora se ha construido es tan débil que cuando se suba una zorra se va a caer. Y ¿Cuántas veces nos ha dicho eso de nuestra vida cristiana?
Esta bien, eres creyente, pero no eres tan fuerte. . . deje que se suba la zorra, eso se va a caer. Eso no va a servir de nada, no eres tan fuerte, no vale la pena. . .
Entonces yo voy a tener que entender la posición de Dios en cuanto a eso. Porque lo que Él ha construido en nuestra vida no es débil, está fundamentado en su sangre, en la obra del calvario y eso es un gran fundamento. Por mucho que se crea que se puede caer, déjame decirte, no se va a caer si su vida está fundamentada en Cristo, porque Él dijo:
Mateo 7. 24, 25 “. . . el que oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.”
Por eso tenemos que como hombres entender que nuestro fundamento tiene que ser Jesucristo, no puede ser una simple creencia, no puede estar fundamentada sobre una iglesia, no puede estar fundamentada sobre el liderazgo, tiene que está fundamentada en Jesucristo, porque él es el fundamento inconmovible, él es la roca eterna de los siglos y cuando Satanás quiera hacerme creer que lo que el Señor hizo en mi no es tan fuerte entonces yo podré decir: Yo se en quien he creído, yo se que mi redentor vive.
2 Timoteo 1. 12 “Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.”
Job 19. 25 “Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo;”
Estos cinco ataques mentales van a venir y vienen continuamente sobre su vida.
Ahora en la segunda parte vamos a ver que hizo Nehemías frente a esos ataques, porque es lo mismo que usted y yo tenemos que hacer. Esto no es simplemente contestar cinco preguntas, sino tomar ciertas acciones, a fin de que el enemigo no tenga acceso a tu mente y por lo tanto no pueda destruir tu vida como él quisiera. Porque ha que tomara acciones determinantes.
Veamos lo que hizo Nehemías en primer lugar:

 LA POSICIÓN FIRME DEL CRISTIANO QUE ENTIENDE LAS TÁCTICAS SATÁNICAS.
El creyente necesita entender las tácticas satánicas y tener una posición firme. Veamos por un momento que hizo Nehemías, capítulo 4. Cuando él terminó de hablar Nehemías oró, y note la oración que hizo:
Nehemías 4. 4,5 “Oye, OH Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza, y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio. 5 No cubras su iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se airaron contra los que edificaban.”
Noten que en esta oración hay algunos elementos que son vitales. Cuando Satanás quiere atacar tu mente con estas ideas o con estos ataques mentales, usted va a tener que adoptar la misma posición que Nehemías hizo.
Firmeza y Decisión.
La primera cosa que encontramos fue firmeza y decisión. Usted no encuentra que Nehemías está indeciso “¿será que esto es cierto?” “¿será que es verdad?” “¿será que lo que estamos haciendo no es bueno?” No, no, no. Él se paró con firmeza y oró y dijo: “Oye Dios nuestro, mira estos que están trayendo agua sucia sobre nuestra mente”. Él está hablando con firmeza y decisión.
La Biblia habla claramente que tenemos que pararnos firmes contra el enemigo. Pablo dijo: estáis firmes contra las asechanzas del diablo. No retroceda, mantenga firmeza, póngase como un soldado, no dejes que él te robe el terreno, no dejes que él te quite un centímetro de tu vida. No retroceda, porque paso que retroceda es paso que él toma. Manténgase firme, toma decisión para decir al enemigo, de aquí no me muevo. Pase lo que pase, de aquí no me muevo.
Si quieres retroceder y decir, no vale la pena, si esto es así, si voy a peder, no. Cuando Dios me habló me paré firme y dije, no importa, de aquí sigo, con esposa o sin esposa, con hijo o sin hijo, yo sigo porque yo se quién me llamó. Tenemos como hombres que pararnos firmes, decididos a seguir adelante, pase lo que pase.
Oración de Autoridad.
La segunda cosa que encontramos es que Nehemías hizo una oración de autoridad. Note que él no dijo: “Señor, ay ayúdanos que nos están atacando”, no él oró y dijo: “Oye Dios y te pido que sueltes el baldón a ellos en sus cabezas”. En otras palabras, que la contaminación mental que quieren traer sobre nosotros, que se derramen sus cabezas. Eso se llama autoridad.
Dios nos ha dado autoridad. Él te transfirió la autoridad. Usted como hombre tiene la autoridad de Dios sobre tu casa, sobre tu familia, sobre todo lo que está ahí. Usted no puede ceder esta autoridad. Al enemigo hay que páraselo firme, y mantenernos en la autoridad que el Señor nos ha dado, porque Él nos ha dicho: “les doy toda autoridad para pisar serpientes y escorpiones”. Esa autoridad ha sido transferida a los hijos de Dios. Esta autoridad Dios se la transfirió a usted.
Con el enemigo no podemos negociar. Con el enemigo hay que pelear. Hay que decirle: olvídate, si creíste que aquí había un pusilánime, aquí hay un hombre, aquí hay un hombre de Dios que te va a hacer frente, que va a pelear hasta la última gota por la familia, por la esposa, por los hijos, yo lo voy a pelear. Y cuando el enemigo vea alguien que tenga autoridad, comienza a temblar.
Disposición y ánimo a pesar de los ataques.
Pero también tuvo disposición y ánimo a pesar de los ataques. Versos 6 dijo:
Nehemías 4.6 “Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar.”
¿Este ánimo, quien se le inyectó a Nehemías? No pierda el ánimo. Muchas veces uno quiere “colgar los guantes”. Muchas veces uno dice “hasta aquí, ya no más”. “Ya me cansé”. Cuando uno permite que el ataque mental venga sobre su mente, lo primero que uno pierde es la energía y el ánimo de seguir, y uno dice: “me divorcio, con esta mujer ya no sigo más”. “Ya no vuelvo más a la iglesia, mejor ya no más”. Con eso en la vida cristiana. . . ya no aguanto. ¿Quién no ha pasado por esto? Hombres de Dios en la Biblia pasaron por esto. Elías pasó por esto, después de pedir fuego del cielo se metió allá en una cueva y pedir muerte porque una mujer le estaba persiguiendo. ¿Quién no ha pasado por esto?
Todos pasamos por un momento de desánimo. Pero he encontrado que cuando adopto posición firme y oración de autoridad hay un ánimo que viene del cielo, el ánimo de Dios viene, y cuando yo creí que ya no podría, me inyectan pura energía pura, atómica, de Dios, que me hace continuar, y después descubro que pude terminar más allá de lo que yo esperaba porque Dios estuvo a mi lado.
Yo no sé quien ha pasado por estos días por un terrible desánimo, pero Dios lo sabe, y el Señor te dice hoy: ¡Anímate! No cuelgue los guantes. Todavía te queda uno cuantos “rounds”. Yo sé que te han golpeado, que tiene los ojos hinchados, yo se que te partieron las cejas, que ya no quieres seguir, pero, agarra los guantes todavía. Tira uno cuantos golpes más, porque te voy a dar fuerzas de donde tú no tienes.
Isaías 40.29 “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.”
Eso es lo que Pablo dice, que en Cristo somos mucho más que vencedores. Ya Él venció por nosotros. Somos mucho más que vencedores. Él se encarga de darnos la energía que hemos perdido, por eso, no tengas miedo, dile al Señor: quiero seguir adelante.
Romanos 8. 37 “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.”
Resultados de entender sus tácticas.
Veamos por un momento el resultado de entender las tácticas del enemigo. Eso es importante, porque va a determinar mucho. Que más hizo, que fue lo que pasó después de eso. Eso es importante, note que el enemigo atacó a Nehemías y el pueblo y Nehemías no hizo caso de eso, siguió adelante, se mantuvo firme, oró con autoridad y tuvieron ánimo y dijeron, pase lo que pase, haga lo que haga diablo, seguimos adelante, ¿Y que pasó?
Nehemías 4. - 8 “Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar. 7 Pero aconteció que oyendo Sanbalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod, que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron mucho; 8 y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño.”
Nuevos ataques
Cuando usted entiende los ataques del enemigo y usted se mantiene firme, el primer resultado que usted va a tener es nuevos ataques y más fuertes, porque la Biblia dice cuando ellos entendieron se encolerizaron mucho, y se unieron y vinieron atacar a Jerusalén.
Lo que estoy advirtiendo es que, si usted se mantiene firme, ejerce autoridad y sigue adelante, no te estoy diciendo que la cosa va a ser bonita, al contrario, cuando usted se pone firme, ejerce autoridad, ora como debe ser, y se para donde debe ser, “amárrese los pantalones”, porque lo que viene es candela, porque al enemigo se le molesta que alguien se le ponga firme. El ataque viene más fuerte.
Yo no quiero desanimarle, yo quiero es advertirle, no se asuste, mientras el ataque es más grande, más grande es la victoria.
Lo que encontramos es que el pueblo no se aminoró, el ataque vino más fuerte, el enemigo va a querer seguir atacando, pero no se le olvide, no importa que tipo de ataque venga, jamás, jamás podrá hacernos retroceder y destruir la obra que Dios ha hecho.
Recuerda que el Señor dijo a través: nadie te podrá hacer frente, y hay un versículo que dice:
Josué 1. 5 “Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.”
Isaías 54. 17 “Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos de Dios, y su salvación de mí vendrá, dijo el Señor.”
La palabra “forjada” aquí, hay una versión de la Biblia que dice: todavía no se ha inventado el arma que puede destruirte.
Versión Dios Habla Hoy:
Isaías 54. 17” pero nadie ha hecho el arma que pueda destruirte. Dejarás callado a todo el que te acuse. Esto es lo que yo doy a los que me sirven: la victoria.’ El Señor es quien lo afirma.”
¡Te puedes pensar en esto! En una época donde hay armas poderosas, la Biblia dice: todavía no se ha inventado el arma que puede destruirte. Leamos ese pasaje de Isaías porque es increíble:
Isaías 54. 15 - 17 “Si alguno conspirare contra ti, lo hará sin mí; el que contra ti conspirare, delante de ti caerá. 16 He aquí que yo hice al herrero que sopla las ascuas en el fuego, y que saca la herramienta para su obra; y yo he creado al destruidor para destruir. 17 Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y condenarás toda lengua que se levante contra ti en juicio. Esta es la herencia de los siervos del Señor, y su salvación de mí vendrá, dijo Dios. .”
Lo que está diciendo es que no importa si el ataque se arrecia, no falle, no retroceda, porque el que está contigo es más poderoso y te va a mantener firme, y vas a ver que el asunto tiene que caer.
Nuevo refuerzo de oración y unidad.
Lo primero que vimos fue “Nuevos Ataques”, lo segundo está en el verso 8 que dice:
Nehemías 4.8- 12 “y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño. 9 Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche. 10 Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y no podemos edificar el muro.11 Y nuestros enemigos dijeron: No sepan, ni vean, hasta que entremos en medio de ellos y los matemos, y hagamos cesar la obra 12 Pero sucedió que cuando venían los judíos que habitaban entre ellos, nos decían hasta diez veces: De todos los lugares de donde volviereis, ellos caerán sobre vosotros. ”
Note que lo que hizo Nehemías fue ponerse a orar otra vez, cuando el ataque arreció, que es lo que dice el verso 9:
Nehemías 4.9 “Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos pusimos guarda contra ellos de día y de noche.”
Significa oración y unidad. Cuando yo siento que el ataque arrecia, yo tengo que orar más. Pero ha que poner guardia, unirnos con otro. Significa que cuando usted sienta que el ataque del enemigo se arrecia, no luche solo, busque ayuda de otros, conéctese con otro y diga: hermano, por favor, ayúdame. Hermano, por favor, sosténgame. Hermano, el ataque es fuerte, necesito de tu oración. Busque ayuda de otro, porque la Biblia dice que donde dos se ponen de acuerdo, algo sucede.
No luche solo, únase, si el enemigo buscó ayuda, usted también busque ayuda. Porque lo que el enemigo quiere es que usted se quede solo para atacarlo, pero cuando usted busca ayuda, hay algo tremendo y poderoso.
Tengo un amigo que es siervo del Señor y tiene que viajar mucho y él me dijo: yo se los ataques y tentaciones que puedo tener en mis viajes, y yo lo que he hecho es hacer una red de amigos de oración, compañeros de oración, que oramos el uno por el otro, protegiéndonos, y cuando sentimos que el ataque es fuerte, que yo ya puedo caer, entonces llamo por teléfono o los contáctalos.
El otro día fui a un país y tuvo que quedarme en un hotel porque iba a dar unas conferencias, entonces se me quedó la afeitadora, entonces fui al supermercado y compre una afeitadora y cuando fui a pagar, la cajera era muy bonita, muy elegante la muchacha, lo atendió con mucho amor, mucho cariño, mucha atención, a él le gustó la cajeta también, hablaron un poquito, conversaron, él se fue y el enemigo ahí “¿Por qué no regresas?”, el Señor reprendas al diablo, él estaba orando, pero cuando la tentación es muy fuerte, me dice, cuando llegue al hotel se me olvidó comprar otra cosa . . . ya sabe usted . . . se lo olvidó . . . eso viene a la mente “¿Por qué no regresas a comprar?”, dijo que ya estaba listo para regresar al supermercado para comprar algo mas y dijo que tuvo una lucha, no quiero ir, pero la chica me gustó, no quiero ir pero quiero ir estaba ahí la lucha y ya estaba que no podría, que se iba cuando en este momento se recordó su red de oración, tomó el teléfono del hotel hizo una llamada internacional a uno de sus compañeros de oración y le dijo: ayúdame, acaba de me pasar esto, acabo de ir al supermercado, acabo de ver la muchacha cajera, le contó todo, aquí donde estoy, estoy que voy, estoy en una lucha. El amigo le dijo, espérate, voy a orar por ti, oraron por teléfono y dijo, después de que mi amigo oró por mi toda esta tentación desapareció.
Como hombre, no tenga miedo de tener otro amigo, dígale esta debilidad a su amigo: yo soy débil con las mujeres, yo soy débil con esto, yo estoy luchando con eso. Por favor, quiero que hagamos conexión espiritual, que me ayudes cuando yo ya no pueda, pueda yo llamarte, pueda contactarte para que ores por mi. Hay un poder tremendo. Nehemías lo entendió, por eso dijo: puso guardias, buscó ayuda.

Atender las áreas de débiles y reforzarlas.
Tercera cosa que encontramos está en el verso 13.
Nehemías 4. 13 “Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios abiertos, puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos.”
Entonces, no solamente oré, no solamente hice unidad, pero revisé las partes débiles, las mismas partes débiles que el enemigo quiso exaltar. Él dijo, yo tengo partes débiles. ¿Qué hizo? Las reforzó, buscó las áreas débiles, y dice en el verso trece que puso en los sitios abiertos gente que le ayudara con espada y con lanzas. ¿Eso que significa? Cuando ele enemigo quiere atacar exaltando mi debilidad, yo tengo que reconocer cuales son las áreas débiles de mi vida, y voy a tener que reforzar esas áreas débiles. Y voy a tener que tomar acciones en mi vida para que el enemigo no me haga caer fácilmente.
Si mi debilidad es el sexo, yo voy a tener que poner reforzamiento ahí. Yo voy a tener que admitirlo, voy a tener que buscar ayuda. Habrá ocasiones en las cuales voy a tener que buscar un consejero que me ayude en estas áreas débiles.
Déjame compartirle algo: Pornografía no es un pecado cualquiera, es adictivo, quien ve pornografía, tarde o temprano se convierte en un adicto, quien ve pornografía no puede salir de la pornografía solo, tiene que buscar ayuda. Así como un drogadicto no puede salir solo, el que ve películas pornografía o entra a Internet o ve revistas, llega un momento en que se convierte en un adicto y no puede salir de esto y va tener que buscar ayuda y tapar estas áreas débiles. Si se siente tentado con esto, con la televisión o con algo, use manera para intentar bloquear esto.
Tengo un amigo que es pastor, él también viaja por muchas partes, y sabe, cuando uno viaja, en los hoteles ahí siempre está la televisión y él se ha sentido atraído por estos canales. ¿Y sabe lo que él ha hecho porque el enemigo lo ha atacado contra esto? En su maleta lleva una foto de su esposa y de sus hijos y lo primero que hace cuando llega al hotel, él pone encima del televisor la foto de su esposa y sus hijos. Y cuando él se siente tentado a prender el televisor para ver lo que no tiene que ver, arriba está la foto de su esposa mirándole y de sus hijos mirándole. Y él dijo, tengo que apagarlo por la foto que pongo ahí., porque se que ellos me están mirando. Significa, busque mecanismo como tapar las áreas débiles. Ponga parapetos ahí para que no entre.
Hay otro amigo que cuando viaja él lleva un texto que está en el libro de Job que dice: no pondré cosa injusta delante de mis ojos. Y lo pone encima del televisor del hotel, y cuando va ahí, cuando él está viendo un canal que de pronto presenta algo incorrecto, el versículo está ahí que dice: no pondré cosa injusta, corta, apaga.
Salmos 101.3 “No pondré delante de mis ojos cosa injusta. Aborrezco la obra de los que se desvían; Ninguno de ellos se acercará a mí.”
Es reconocer mis áreas débiles, taparlas. Hacer algo, yo tengo que moverme, yo no puedo dejar que eso me dañe, si hay áreas débiles hay que taparlas.
Si soy explosivo de genio, y grito, y insulto a mi esposa, y golpeo a mis hijos, esa es mi área débil, yo tengo que buscar ayuda, alguien que me ayude, alguien que me oriente, alguien que me aconseje, porque usted no lo quiere hacer, pero hay que hacer algo, no se quede ahí simplemente orando, si usted ora, ora y ora y esto sigue está diciendo que hay un área que hay que tapar. Necesitas a alguien. Note que Nehemías buscó familias apara tapara, en otras palabras, necesitas a alguien que te ayude a corregir lo que tiene que corregirse.
Si hay situaciones en tu matrimonio que no son correctas, que no son buenas, busque a un compañero, mirad yo estoy luchando con mi matrimonio, yo se que trato mal a mi esposa, yo no quiero ser así, yo la maltrato, yo le hablo feo, yo te pido por favor, que cuando tu veas que yo le hablo feo a mi esposa te doy la autoridad que me toques duro el hombro y me digas. Oiga, ¿Qué te pasa? Corrige esto, esto significa poner mis áreas débiles para que alguien me ayude a taparlas. Entonces el enemigo no va a tener por donde entrar.

Significa enfocarse la visión en el Señor y en quienes pueden ser afectadas si retrocedemos.
Nehemías 4.14 “Después miré, y me levanté y dije a los nobles y a los oficiales, y al resto del pueblo: No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.”
Cuando el enemigo te quiere seguir atacando para que retrocedas, piensa en quienes pueden salir afectado, porque cuando tu retrocedes, alguien va a sufrir. Tu esposa y tus hijos van a sufrir. ¡¡¡¡Pelee por ellos!!!! Y diga, no voy a claudicar, porque si yo claudico, ellos sufrirán. Por lo menos si no peleo por mi, voy a pelear por ellos, para que ellos no sean afectado. Y cuando yo me doy cuenta que alguien me está mirando, que hay gente que va a salir herida si yo retrocedo, si yo me divorcio, si yo dejo a mi esposa, si dejo la iglesia, si yo claudico, si yo caigo, hay gente que va a sufrir, que han creído en mi. Entonces voy a pelear por ellos, y eso va a me dar ánimo.
Nuevas estrategias para finalizar la reconstrucción.
Nehemías 4. 15, 16 “Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, y que Dios había desbaratado el consejo de ellos, nos volvimos todos al muro, cada uno a su tarea. 16 Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaba en la obra, y la otra mitad tenía lanzas, escudos, arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa de Judá. ”
Note lo último que hizo Nehemías: “Y cuando oyeron nuestros enemigos que lo habíamos entendido, nos dejaron . . . “ no nos atacaron más. Pero ¿Qué hizo él? Implementó nuevas estrategias, dijo, muy bien, ya no nos atacan pero vendrán otra vez, entonces vamos a prepararnos para cuando vengan. De ahora en adelante cambiamos estrategias. De ahora en adelante la mitad trabaja y la mitad vigila. La mitad con palas y la mitas con las espadas.
Eso significa que como hombres, cuando usted logra superar las etapas por donde el enemigo los ataca, haga cambios de estrategias en su vida. Modifique cosas que tiene que modificar, dios te va a decir que cosas tiene que modificar, pero no sea de los hombres que pasan la vida haciendo lo mismo todo el tiempo. Implemente nuevas estrategias, haga cambios en tu matrimonio. Haga cambio en su relación con sus hijos, haga cambios en su trabajo, no dejes que la rutina lo mate. Implemente creatividad, implemente mecanismos divinos y diga ¿Señor, como quieres que funcione? Yo no quiero prestarme más en las manos del enemigo. Yo no quiero que el enemigo me haga retroceder más. Entonces Dios te va a dar nuevas estrategias y cosas nuevas van a suceder.
Volviendo al cerebro para terminar. Si su cerebro es muy importante, entonces proteja tu cerebro física, emocional y espiritualmente. Su cerebro ha que cuidarlo.
Cuidar espiritualmente al cerebro: Significa, meta Palabra de Dios aquí. Que la Palabra de Dios lo impregne. Medite en la Palabra de Dios. La Palabra de Dios dice que es necesario meditar en la Palabra de Dios porque ella nos mantiene vivos.
El enemigo que tocar usted con basura, llénelo con la verdad de la Palabra de Dios. Un hombre que se llena de Dios tendrá un cerebro sano espiritualmente.
Cuidar emocionalmente al cerebro: No deje que pensamientos dañinos toque su mente
Cuidar físicamente al cerebro: Si dijimos que la tercera parte de lo que comemos va alimentar el cerebro, entonces hay cosas que usted tiene que comer y cosas que usted tiene que dejar de comer para mantener su cerebro sano. Se ha descubierto que el aceite de olivo es buenísimo para su cerebro, las nueces, el aceite omega 3 que es el que viene del salmón, de la trucha y del atún, son aceites que dan vitalidad a su cerebro. Una cosa que si es dañino para su cerebro es el pan.
No le de pan al cerebro. ¿Qué significa pan? No es el pan del desayuno, pan significa pensamientos automáticos negativos. No le de pan al cerebro. Pensamientos automáticos negativos, ese es el primero pensamiento que se dispara alguien le dice algo o cuando algo te pasa, apenas tu esposa te dice algo ya estás ahí pensando ¿Ah queee?, son pensamientos automáticos, se disparan solitos, no le de pan, cada vez que se disparen los pensamientos automáticos negativos, dígale, no le doy pan, le doy uno positivo mejor. La Palabra de Dios dice lo contrario, entonces contrarréstelo con la Palabra De Dios.
Desarrolle un estado de concierto con su cerebro. Póngalo a trabajar, porque el cerebro es como un músculo, recuerda lo que dijimos que las neuronas están conectadas con otras, cada vez que usted aprende algo nuevo las neuronas hace nuevas conexiones. Por lo tanto, siempre aprenda algo, espiritual, emocional, o físicamente, siempre aprenda algo.
Sea una persona que aprende algo nuevo, no sea de las personas que se mueren en la rutina, siempre comen lo mismo, siempre caminan por el mismo lugar y siempre hacen lo mismo todo el tiempo.
Haga algo nuevo, si nunca ha leído un libro, propóngase a leer. Si nunca ha hecho algo diferente, hágalo, si usted ha estado aquí por años y nunca ha aprendido el ingles, póngase a aprenderlo, solo de aprender hace nuevas conexiones cerebrales, aprenda versículos de la Biblia , haga algo nuevo, algo diferente y usted se va a dar cuenta que es algo muy, muy enriquecedor.
Pero mantenga un concierto entre su cerebro, su espíritu, su alma y su cuerpo. Significa que realmente toda su vida esté alineada en el propósito y en el plan de Dios. Y cuando Satanás te ve dice, “Cuan difícil es agarrar este hombre porque me cierra todas las puertas”, si es que Dios no las cierra. En Cristo tu eres más que vencedor.

La amagura, el pecado mas contagioso


La Amargura
El Pecado Más Contagioso
I
LA AMARGURA, EL PECADO MAS CONTAGIOSO
Hace tiempo prediqué en una iglesia donde el pastor deseaba que yo hablase con Alberto, uno de los diáconos de su congregación.
Tres años antes la esposa de Alberto había hecho abandono del hogar y se había ido con otro hombre a la ciudad capital, dejando a su marido y a sus dos hijos. Me explicó el pastor que los esposos eran buenos cristianos y que “no había motivo” para que ella abandonara a su familia. Aproximadamente seis semanas después, la mujer entró en razón y volvió a casa arrepentida. En forma inmediata, pidió perdón a Alberto, a los hijos y hasta se presentó ante la congregación para mostrar públicamente su arrepentimiento y su disposición a sujetarse a la disciplina de la iglesia.
Alberto me explicó en palabras terminantes que aunque había permitido que su esposa regresara al hogar, no la había perdonado y no la perdonaría. Peor todavía, declaró que estaba dispuesto a esperar el tiempo necesario (hasta que los hijos de 6 y 9 años crecieran y se hicieran mayores) para entonces vengarse de ella. Aunque había transcurrido poco tiempo desde el incidente con su esposa, ya se veían huellas de amargura en el rostro de Alberto.
La amargura no se ve solamente en casos tan extremos. Conozco centenares de otros ejemplos de personas que sufrieron ofensas por cosas que parecieran triviales. Menciono sólo tres: (1) Una mujer se ofendió porque el pastor no estaba de acuerdo con su definición de “alabanza", y desde aquel momento empezó a maquinar para sacarlo de la iglesia; (2) un hombre vivió amargada desde que lo pasaron por alto para un ascenso en su empleo. (3) El intercambio de cartas con una profesora de Centroamérica ilustra cuán sutil puede ser la amargura en la vida del creyente. El problema de presentación era que esta mujer se sentía sola y triste porque su hija, yerno y nietos se habían mudado a los Estados Unidos de América. En su segunda carta no utilizó la palabra “sola” sino “abandonada", y en lugar de “triste” surgió el término “enojada". En las siguientes misivas se hizo evidente que estaba sumergida en autocompasión y amargura. No sólo se sentía herida porque su hija vivía en otro país, sino además resentida porque (según ella) los otros familiares que vivían cerca no la tomaban en cuenta “después de todo lo que ella hizo por ellos".
En lo personal, empecé a estudiar el tema de la amargura poco después de un grave problema que tuvimos en la iglesia a que asistimos desde hace varios años. La dificultad radicaba en una seria diferencia de filosofía de ministerio entre los diáconos y los ancianos. Pero lo que causó la desunión no fue el problema en sí –que se habría podido resolver buscando a Dios en oración, en su Palabra y con un franco diálogo entre las partes – sino las personas ofendidas, los chismes, y la amargura resultante.
En medio de esa crisis en nuestra iglesia, tuve que viajar a otro país para enseñar sobre el tema “Cómo aconsejar empleando principios bíblicos". Era domingo por la mañana y esperaba que me pasaran a buscar para llevarme a la iglesia. Puesto que el culto comenzaba tarde contaba con un par de horas para descansar, y prendí la televisión para escuchar la transmisión del sermón del pastor de la iglesia más grande de la ciudad.
No podía creer lo que oía: ese pastor estaba predicando sobre el tema que yo había enseñado el día anterior, el perdón. Como si un rayo penetrara en mi corazón, el Espíritu Santo me mostró que yo también era culpable de estar dejando crecer una raíz de amargura en mi vida por lo que ocurría en nuestra congregación.
En forma inmediata me arrodillé para confesar el pecado, recibir el perdón de Dios y perdonar a los que me habían hecho daño. ¡Qué alivio trajo a mi alma! Era como si alguien sacara un peso enorme de mis hombros.
Ese problema que viví en la iglesia tiene todos los elementos que este libro desea tratar. Quizá por esa razón el Señor me permitió experimentarlo.
La amargura es el pecado más fácil de justificar y el más difícil de diagnosticar porque es razonable disculparlo ante los hombres y ante el mismo Dios. A la vez, es uno de los pecados más comunes, peligrosos y perjudiciales y –como veremos– el más contagioso.
Al escribir este libro, es mi esperanza y oración que la persona amargada no solamente se dé cuenta de que en verdad eso es pecado, sino que además encuentre la libertad que sólo el perdón y la maravillosa gracia de Dios le pueden ofrecer.

II
LA DEFINICION DE LA AMARGURA
En el griego del Nuevo Testamento, “amargura” proviene de una palabra que significa punzar. Su raíz hebrea agrega la idea de algo pesado. Finalmente, el uso en el griego clásico revela el concepto de algo fuerte.
La amargura, entonces, es algo fuerte y pesado que punza hasta lo más profundo del corazón.
La amargura no tiene lugar automáticamente cuando alguien me ofende, sino que es una reacción no bíblica (es decir pecaminosa) a la ofensa o a una situación difícil y por lo general injusta. No importa si la ofensa fue intencional o no. Si el ofendido no arregla la situación con Dios, la amargura le inducirá a imaginar más ofensas de la misma persona. La amargura es una manera de responder que a la larga puede convertirse en norma de vida. Sus compañeros son la autocompasión, los sentimientos heridos, el enojo, el resentimiento, el rencor, la venganza, la envidia, la calumnia, los chismes, la paranoia, las maquinaciones vanas y el cinismo.
La amargura es resultado de sentimientos muy profundos, quizá los más profundos de la vida. La razón por la que es tan difícil de desarraigar es triple: En primer lugar, el ofendido considera que la ofensa es culpa de otra persona (y muchas veces es cierto) y razona: “El/ella debe venir a pedirme disculpas y arrepentirse ante Dios. Yo soy la víctima".
El cristiano se siente culpable cuando comete un pecado. Sin embargo, no nos sentimos culpables de pecado
por habernos amargado cuando alguien peca contra nosotros, pues la percepción de ser víctima eclipsa cualquier sentimiento de culpa. Por lo tanto este pecado de amargura es muy fácil justificar.
En segundo lugar, casi nadie nos ayuda a quitar la amargura de nuestra vida. Por lo contrario, los amigos más íntimos afirman: “Tú tienes derecho… mira lo que te ha hecho", lo cual nos convence aun más de que estamos actuando correctamente.
Finalmente, si alguien cobra suficiente valor como para decirnos: “Amigo, estás amargado; eso es pecado contra Dios y debes arrepentirte", da la impresión de que al consejero le falta compasión (recuerde, que el ofendido piensa que es víctima). Me pasó recientemente en un diálogo con una mujer que nunca se ha podido recuperar de un gran mal cometido por su padre. Ella lleva más de 30 años cultivando una amargura que hoy ha florecido en todo un huerto. Cuando compasivamente (Gálatas 6:1) le mencioné que era hora de perdonar y olvidar lo que queda atrás (Filipenses 3:13), me acusó de no tener compasión. Peor todavía, más tarde descubrí que se quejó a otras personas, diciendo que como consejero carecía de “simpatía” y compasión.
Hasta es posible perder la amistad de la persona amargada por haberle aconsejado que quite la amargura de su vida (Efesios 4:31). El siguiente ejemplo ilustra cómo la amargura puede dividir a amigos y familiares.
Florencia, una joven de 21 años, pertenece a una familia que durante años ha sufrido una contienda familiar.
Ella es la única que no desea culpar a los demás ni demostrar que tiene razón sino que anhela ver reconciliación.
La pelea comenzó poco después del nacimiento de Florencia, sobre lo que al principio fue algo insignificante.
Veinte años más tarde, alimentada por imaginaciones vanas, rencor y paranoia, existe una gran brecha entre dos grupos de la familia. A pesar de que casi todos son cristianos, la lucha es más fuerte que nunca. Florencia, tomando en serio lo que dice la palabra de Dios sobre la amargura, con toda el alma quiere que la familia se reconcilie. Se siente impotente, sin embargo, porque está bajo la amenaza de no poder volver a casa de sus padres si pisa la propiedad de su hermana y su cuñado.
Finalmente, el lector notará una característica interesante en casi todos los ejemplos de este libro: por regla general nos amargamos con las personas más cercanas a nosotros.

III
LAS CONSECUENCIAS DE LA AMARGURA
Para motivar a una persona a cumplir con el mandamiento bíblico “despréndanse de toda amargura…”
(Efesios 4:31 NVI), veamos las múltiples consecuencias (todas negativas) de este pecado.

1) El espíritu amargo impide que la persona entienda los verdaderos propósitos de Dios en determinada situación. Job no tenía la menor idea de que, por medio de su sufrimiento, el carácter de Dios estaba siendo
vindicado ante Satanás. Somos muy cortos de vista.
2) El espíritu amargo contamina a otros. En uno de los pasajes más penetrantes de la Biblia, el autor de Hebreos exhorta: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” (12:15). La amargura nunca se queda sola en casa; siempre busca amigos. Por eso es el pecado más contagioso. Si no la detenemos puede llegar a contaminar a toda una congregación, o a toda una familia.
Durante la celebración de la pascua, los israelitas comían hierbas amargas. Cuando un huerto era invadido por estas hierbas amargas, no se lo podía limpiar simplemente cortando la parte superior de las plantas.
Cada pedazo de raíz debía extraerse por completo, ya que de cada pequeña raíz aparecerían nuevos brotes. El hecho de que las raíces no se vean no significa que no existan. Allí bajo tierra germinan, se nutren, crecen, y los brotes salen a la superficie y no en un solo lugar sino en muchos. Algunas raíces silvestres son casi imposibles de controlar si al principio uno no las corta por lo sano. El escritor de Hebreos advierte que la amargura puede quedar bajo la superficie, alimentándose y multiplicándose, pero saldrá a la luz cuando uno menos lo espera.
Aun cuando la persona ofendida y amargada enfrente su pecado de la manera prescrita por Dios,no necesariamente termina el problema de la contaminación. Los compañeros han tomado sobre sí la ofensa y posiblemente se irriten con su amigo cuando ya no esté amargado.
Hace poco un médico muy respetado y supuestamente cristiano había abandonado a su esposa y a sus tres hijos, yéndose con una de las enfermeras del centro médico donde trabajaba. Después de la sacudida inicial, entró en toda la familia la realización de que el hombre no iba a volver. Puesto que era una familia muy unida, se enojaron juntos, se entristecieron juntos, sufrieron juntos y planearon la venganza juntos, hasta que sucedió algo sorprendente: la esposa, Silvia, perdonó de corazón a su (ahora) ex esposo y buscó el consuelo del Señor. Ella todavía tiene momentos de tristeza y de soledad, pero por la gracia de Dios no está amargada. Sin embargo, los demás familiares siguen amargados y hasta molestos con Silvia porque ella no guarda rencor.
3) El espíritu de amargura hace que la persona pierda perspectiva. Nótese la condición del salmista cuando estaba amargado: “… entonces era yo torpe y sin entendimiento; era como una bestia delante de ti” (Salmo 73:21, 22 BLA). La persona amargada toma decisiones filtradas por su profunda amargura. Tales decisiones no provienen de Dios y generalmente son legalistas. Cuando la amargura echa raíces y se convierte en norma de vida, la persona ve, estima, evalúa, juzga y toma decisiones según su espíritu amargo.
Nótese lo que pasó con Job. En su amargura culpó a Dios de favorecer los designios de los impios (Job 10:3). Hasta lo encontramos a aborreciéndose a sí mismo (Job 9:21; 10:1).
En el afán de buscar alivio o venganza, quien está amargado invoca los nombres de otras personas y exagera o generaliza: “…todo el mundo está de acuerdo…” o bien “nadie quiere al pastor…” Las frases “todo el mundo” y “nadie” pertenecen al léxico de la amargura.
Cuando la amargura llega a ser norma de vida para una persona, ésta por lo general se vuelve paranoica e imagina que todos están en su contra. Un pastor en Brasil me confesó que tal paranoia tomó control de su vida, y empezó a defenderse mentalmente de adversarios imaginarios.
4) El espíritu amargo se disfraza como sabiduría o discernimiento. Es notable que Santiago emplea la palabra “sabiduría” en 3:14–154 al hablar de algunas de las actitudes más carnales de la Biblia. La amargura bien puede atraer a muchos seguidores. ¡Quién no desea escuchar un chisme candente acerca de otra persona!
5) El espíritu amargo da lugar al diablo (Efesios 4:26). Una persona que se acuesta herida, se levanta enojada;
se acuesta enojada, y se levanta resentida; se acuesta resentida, y se levanta amargada. El diablo está buscando a quien devorar (1ª Pedro 5:8). Pablo nos exhorta a perdonar “…para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11). Satanás emplea cualquier circunstancia para dividir el cuerpo de Cristo.
6) El espíritu amargo puede causar problemas físicos. La amargura está ligada al resentimiento, término que porviene de dos palabras que significan “decir de nuevo". Cuando uno tiene un profundo resentimiento, no duerme bien o se despierta varias veces durante la noche, y vez tras vez en su mente repite la herida como una grabadora. Es un círculo vicioso de no dormir bien, no sentirse bien al siguiente día, no encontrar solución para el espíritu de amargura, no dormir bien, ir al médico, tomar pastillas, etc. Algunas personas terminan sufriendo una gran depresión; otros acaban con úlceras u otras enfermedades.
7) El espíritu amargo hace que algunos dejen de alcanzar la gracia de Dios (Hebreos 12:15). En el contexto de Hebreos, los lectores estaban a punto de volver al legalismo y a no valerse de la gracia de Dios para su salvación. La persona amargada sigue la misma ruta porque la amargura implica vivir con recursos propios y no con la gracia de Dios. Tan fuerte es el deseo de vengarse que no permite que Dios, por su maravillosa gracia, obre en la situación.
[p 13]

IV
UN EXAMEN
"El corazón conoce la amargura de su alma"
(Proverbios 14:10).
Antes de exponer el antídoto bíblico para la amargura, tomemos un examen para averiguar si ha brotado raíz de amargura en la vida. Recomiendo que, en oración, el lector medite sobre cada pregunta.
1) ¿Existe una situación en su vida que aparece frecuentemente en la mente o le despierta durante la noche?
2) ¿Está maquinando maneras de vengarse si tan sólo tuviera oportunidad de hacerlo? Varias personas me han dicho que estas maquinaciones son, precisamente, lo que les privan del sueño.
3) ¿Recuerda hasta los más ínfimos detalles de un evento que sucedió hace tiempo? La amargura tiene una memoria de elefante, y recuerda hasta los detalles más oscuros de un incidente. Tiempo atrás dos vecinas nuestras, cristianas, tuvieron una fuerte riña en plena calle. Fue sorprendente que una de las contrincantes, sin sacar apuntes pero con lujo de detalles, nombró cada vez que su vecina le había pedido prestado algo durante los últimos cinco años. Después de haber sembrado resentimiento, éste brotó en amargura cuando se presentó el ambiente apropiado.
¿Por qué recordamos ese tipo de detalles con tanta facilidad? En primer lugar, porque tal como mencionamos en la sección I siempre recordamos las heridas y las ofensas. Pero la razón principal es que repasamos y repasamos los detalles.
Cuando yo era estudiante en la secundaria, un maestro nos enseñó cuál era, según él, la mejor manera de recordar el material del curso: repasar, repetir y repasar. ¡Si pudiéramos recordar los buenos momentos o aun los pasajes de la Biblia tanto como recordamos las ofensas!
4) ¿Se siente ofendido y, debido a que usted estima es víctima, está justificando el resentimiento? Aquí la frase clave es “pero yo tengo razón". No hay situación más difícil de solucionar que cuando la persona ofendida tiene razón.

Carlos, un brillante y joven empresario, ascendió rápidamente en la empresa y a los 36 años llegó a ser
vicepresidente con miras a llegar aun más arriba. Aunque el mismo director y fundador de la organización lo había empleado, llegó a sentir que Carlos era una amenaza y buscó motivos para despedirlo. Este, un creyente
en Cristo, ignoraba el complot que se gestaba en la oficina a sólo cinco metros de la suya. Finalmente, un viernes por la tarde el director comunicó a Carlos en palabras terminantes que no tenía que volver a trabajar el lunes. Cuando preguntó por qué, el director, también cristiano, presentó una serie de mentiras y medias verdades.
Carlos encontró otro empleo pero sigue amargado. Envenenó de amargura a su esposa (que, por supuesto, tomó sobre sí la ofensa y está más amargada que él) y a sus mejores amigos.
Ahora bien, Carlos tenía toda la razón. Cada vez que escucho la historia yo mismo me enojo, porque era y sigue siendo injusto. Admito que es difícil quitar la amargura de la vida de quien fue ofendido, herido, pisoteado, marginado, pasado por alto, o algo similar. Es difícil porque esa persona es víctima. Sin embargo, la Santa Palabra de Dios interviene con el mandamiento “quítense de vosotros toda amargura…” (Efesios 4:31).9
5) ¿Hay explosiones desmedidas en cuanto a incidentes que de otra manera tendrían menor importancia?
Sucede a menudo en la vida matrimonial cuando uno de los cónyuges por algún motivo está amargado. Tal amargura se entremete en todas las contiendas con el cónyuge, y es como un volcán esperando el momento de erupción. Súbitamente y sin previo aviso, comienza a salir todo tipo de veneno antes escondido bajo la superficie. El cónyuge se sorprende por la reacción violenta y se pregunta cuál es la razón.10
6) ¿Le sucede que al leer la Biblia casi inconscientemente aplica la Escritura a otros en vez de a sí mismo?
Muchas personas amargadas hallan en la Biblia enseñanzas que aplican a otros (en forma especial al ofensor).
Una de las pruebas de que yo me libré de la amargura fue que al leer el libro de Proverbios me encontré aplicando sus enseñanzas a mi propia vida en vez de a la vida de otros involucrados en el incidente en la iglesia.
7) Por lo general ¿usa usted expresiones que incluyen “ellos” o “todo el mundo” para apoyar sus argumentos?
Durante el problema que experimentamos en nuestra iglesia entró en combate uno de los amigos más íntimos de la amargura: el chisme. La persona amargada piensa que tiene razón (y probablemente sea cierto), busca a otros, comparte su experiencia, fundamenta su actitud con exageraciones y generalizaciones refiriéndose a “todo el mundo". Para poder enterrar el problema en nuestra congregación, entre otras cosas tuvimos que disciplinar a una dama que cayó en el pecado de ser chismosa.
Enfrentada con los pecados de la amargura y el chisme, se justificó diciendo que “tenía razón", y junto con su esposo se fueron de la iglesia ofendidos.11
8) Cuando se refiere a su iglesia local, ¿habla de “ellos” o de “nosotros"? La persona amargada empieza a distanciarse de la congregación, cuando dice “ellos” al referirse a otros miembros de la iglesia.

V
MANERAS NO BIBLICAS DE TRATAR CON LA AMARGURA
"Quítense de vosotros toda amargura…" (Efesios 4:31).
La amargura es uno de los pecados más comunes no solamente en el mundo sino también entre el pueblo cristiano evangélico. Casi todos hemos sido ofendidos, y una u otra vez hemos llegado al punto de la amargura.
Muchos no han podido superar una ofensa y han dejado crecer una raíz de amargura en su corazón. Debido a que es difícil (si no imposible) vivir amargado y en paz, el hombre maquina maneras para tratar de resolver su problema de amargura y así menguar el dolor, pero sin embargo la amargura queda intacta. Para poder extirpar de manera bíblica la amargura del corazón, es imperioso comprender y desenmascarar las varias formas mundanas de “solucionar” el problema, para que no quede otra alternativa que la bíblica.
1. Vengarse. La manera no bíblica más común es tomar venganza. Hace poco escuché una entrevista con un escritor de novelas policiales, quien comentó que sólo existen tres motivos para asesinar a una persona: amor, dinero, y venganza. En un país centroamericano asolado por la guerrilla, me comentaron que muchos se aprovechan de tales tiempos para vengarse y echar la culpa a los guerrilleros. Con razón Pablo exhorta: “…no os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor” (Romanos 12:19).
A pesar de las circunstancias, la Biblia sostiene que jamás es voluntad de Dios que nos venguemos nosotros mismos.
Julia y Roberto son hermanos; ambos están casados y tienen 4 y 3 hijos respectivamente. Cuando vivían en la casa paterna sufrían con un padre borracho y perverso. No sólo los trató con violencia y con las palabras más degradantes, sino que también se aprovechó sexualmente de sus hijos. Pasaron los años y Roberto –ya adulto, herido, con muchos malos recuerdos y profundamente amargado– odia a su padre. ¿Quién lo puede culpar por sentirse profundamente herido? Otra vez podemos decir que “tiene razón". No es cuestión de minimizar el pecado de la otra persona ni el daño o la herida, sino es cuestión de qué hacer ahora, y magnificar la gracia de Dios.
Buscando alivio, Roberto, acudió a un psicólogo no cristiano que le ayudó a descubrir la profundidad de su odio y amargura, y sugirió como solución la venganza. Durante los últimos años Roberto ha estado llevando a cabo el dictamen. Principió con llamadas telefónicas insultando a su padre con las mismas palabras degradantes que éste había empleado. Cuando las llamadas dejaron de tener el efecto deseado, empezó a sembrar veneno en su hermana Julia y los demás familiares para que hicieran lo mismo. No es de extrañar que cada reunión familiar termine en un espectáculo como la lucha libre. Hoy día Roberto es un hombre amargado y cada día más infeliz.
Por su parte Julia –adulta y también herida, y con muchos malos recuerdos pero sin amargura– ama a su padre. Es cristiana, esposa de un pastor, y optó por perdonar a su padre e intentar ganarlo para Cristo. Dos personas de la misma familia y que experimentaron las mismas circunstancias, eligieron dos caminos distintos: uno la venganza y la otra el perdón.
Cuando intento vengarme por mi propia cuenta…
a) Me pongo en el lugar de Dios. De acuerdo a la Biblia la venganza pertenece a Dios.Entonces, la venganza es el pecado de usurpar un derecho que sólo le pertenece a El. Querer vengarnos por nosotros mismos es asumir una actitud de orgullo, el mismo pecado que causó la caída de Lucero (Isaías 14:13, 14). Por lo tanto, al tratar de vengarnos (aunque tan sólo en nuestra mente), estamos pisando terreno peligroso.
Por otra parte, la ira de Dios siempre es ira santa. Dios no obrará hasta tanto yo deje la situación en sus manos. No puedo esperar de mi parte la solución que solamente el Dios soberano puede llevar a cabo.
b) La venganza siempre complica la situación. Mi propia venganza provoca más problemas, más enojo, envenena a otros y deja mi conciencia contaminada.

c) Sobre todo, tomar venganza por nuestros medios es un pecado contra el Dios santo. Es una gran lección
ver como el apóstol Pablo dejó lugar a la ira de Dios cuando dijo: “Alejandro el calderero me ha causado muchos males; el Señor le pague conforme a sus hechos” (2 Timoteo 4:14).
2. Minimizar el pecado de la amargura. Minimizo un pecado cuando por algún motivo puedo justificarlo.
Existen, por lo menos, tres maneras de minimizar el pecado de la amargura:
a) Llamarlo por otro nombre, alegando que es una debilidad, una enfermedad o desequilibrio químico, enojo santo, o sencillamente afirmando que “todo el mundo lo está haciendo". Hay quienes dicen ser muy sensibles y como resultado están resentidos pero no amargados. ¡Cuidado! Existe una relación muy íntima entre los sentimientos heridos y la amargura.
b) Disculparse por las circunstancias y así justificar la amargura. “En estas circunstancias Dios no me condenaría por guardar rencor en mi corazón.” Básicamente, lo que estamos diciendo es que hay ocasiones cuando los recursos espirituales no sirven, y nos vemos obligados a pecar. Juan dice a tales personas: “Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a El mentiroso, y su palabra no está en nosotros” (1ª Juan 1:10).
c) Culpar al otro. Esta es, sin duda, la manera más frecuente de eludir la responsabilidad bíblica de admitir que la amargura es pecado. Cuando de amargura se trata, el ser humano generalmente culpa a la persona que le ofendió. En casos extremos algunos se resienten contra Dios. “No sé porque Dios me hizo así…” “¿Dónde estaba Dios cuando me sucedió esto?"
3. Desahogarse. Ultimamente se ha popularizado la idea de que “desahogarse” sanará la herida. Ahora bien, es cierto que desahogarse tal vez ayuda a que la persona sobrellevar el peso que lleva encima (Gálatas 6:2). Sin embargo, es factible que
(a) termine esparciendo la amargura y como resultado contamine a muchos;
(b) le lleve a minimizar el pecado de la amargura porque la persona en quien se descarga contesta: “Tú tienes derecho";
(c) no considere la amargura como pecado contra Dios.
4. Una disculpa de parte del ofensor. Muchos piensan que el asunto termina cuando el ofensor pide disculpas a la persona ofendida. De acuerdo a la Biblia efectivamente esto forma parte de la solución porque trae reconciliación entre dos personas (Mateo 5:23–25). Sin embargo, falta reconocer que la amargura es un pecado contra Dios. Sólo la sangre de Cristo, no una disculpa, limpia de pecado (1ª Juan 1:7). La solución radica tanto en la relación horizontal (con otro ser humano) como en la vertical (con Dios).
5. Perdonar a Dios. Después de presentar estos principios en una iglesia, de dos fuentes diferentes escuché que la solución para la amargura era “perdonar a Dios". Cuando una persona no está conforme con su apariencia física o con un suceso que dejó cicatrices emocionales o físicas en su vida, se le aconseja que perdone a Dios por haber permitido que sucediera.
En Rut 1:13 Noemí estaba amargada contra Dios y hasta explicó a sus dos nueras que tenía derecho a estar más amargada que ellas porque se habían muerto su esposo y sus dos hijos. Es la clase de situación donde hoy día se aconsejaría perdonar a Dios por haberlo permitido.
Estoy convencido de que hablar de “perdonar a Dios” es blasfemia. Dios es bueno (Salmo 103); Dios es amor
(1ª Juan 4:8); Dios está lleno de bondad (Marcos 10:18); Dios es esperanza (Romanos 15:13); Dios es santo (Isaías 6:3); Dios es perfecto (Deuteronomio 32:4; Hebreos 6:18). Jamás habrá necesidad de perdonarlo.
Este concepto de perdonar a Dios es uno de los intentos del ser humano de crear a Dios a imagen del hombre. Demuestra una total ignorancia e incomprensión de que Dios en su amor tiene múltiples propósitos y lleva a cabo tales propósitos por medio de las experiencias que atravesamos. ¡Sí pudiéramos aprender la realidad: “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad” (2ª Corintios 12:9)!
VI
LA SOLUCION DIVINA PARA LA AMARGURA


Hace tiempo una mujer de 43 años vino a consultarnos. Hacía 23 años que estaba en tratamiento médico y siquiátrico por su depresión. Era una triste historia que cada vez escuchamos con más frecuencia. El padre de esta mujer se había aprovechado de ella desde los 5 hasta los 14 años de edad. Tiempo después ella recibió al Señor como Salvador de su vida, lo cual trajo alivio al comienzo, pero meses después volvió a caer en un estado depresivo. Vino a verme como un último recurso. "Desempacamos” el problema y descubrimos varios asuntos que solucionar, entre ellos como era lógico, un profundo resentimiento hacia su padre.
¿Cuál fue la ayuda para esta pobre mujer y para los miles que cuentan con experiencias similares? Si hasta el momento usted no ha tenido que luchar con la amargura, tarde o temprano le acontecerá algo que lo enfrentará cara a cara con la tentación de guardar rencor, de vengarse, de pasar chismes, de formar alianzas, de justificar su actitud porque tiene razón, etc. Como cristianos hemos de estar preparados espiritualmente.
¿Cómo hacerlo?
Establecer la santidad como meta en su vida. Como en todos los casos de pecado, más vale prevenir que tener que tratar con las consecuencias devastadoras que el pecado siempre deja como herencia. El escritor de Hebreos, dentro del contexto de la raíz de amargura, exhorta: “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (12:14). La mejor manera de prevenir la amargura es seguir o buscar la paz y la santidad; asumir un compromiso con Dios para ser santo (puro) pase lo que pasare. Cuando sobrevienen situaciones que lastiman nuestros sentimientos, producen rencor y demás actitudes que forman el círculo íntimo de la amargura, debemos decir: “He hecho un pacto con Dios a fin de ser santo, como El es Santo. A pesar de que la otra persona tenga la culpa, entregaré la situación en manos de Dios, perdonaré al ofensor y buscaré la paz."
Nótese la diferencia entre la actitud de David y su ejército cuando volvieron de una batalla (1 Samuel 30). Encontraron la ciudad asolada y sus familias llevadas cautivas. En vez buscar el consuelo de Dios y por ende Su sabiduría, el pueblo se amargó y propuso apedrear a David. En contraste, la Biblia explica que "David se fortaleció en Jehová su Dios” (v. 6). En ningún momento es mi intención minimizar el daño causado por una ofensa o por el ultraje que experimentó David y su gente, sino que mi deseo es magnificar la gracia de Dios para consolar y ayudar a perdonar.
Consideremos ahora qué hacer cuando estamos amargados.
1) Ver la amargura como pecado contra Dios. En las próximas páginas explicaremos la importancia de perdonar al ofensor. Sin embargo, si yo estimara la amargura solamente como algo personal contra la persona que me engañó, me lastimó, me perjudicó con chismes o lo que fuere, sería fácil justificar mi rencor alegando que tengo razón pues el otro me hizo daño. Como ya mencionamos,es posible que no hay nada tan difícil de solucionar que la situación de la persona amargada que tiene razón para estarlo.
Cuando tengo amargura en mi corazón, con David tengo que confesar a Dios: “Contra ti, contra ti solo he pecado” (Salmo 51:4). En el momento en que percibo que (a pesar de las circunstancias) la amargura es un
pecado contra Dios, debo confesarlo y la sangre de Cristo me lavará de todo pecado.18 Pablo instruye: Quítense
de vosotros toda amargura". La Biblia no otorga a nadie el derecho de amargarse.
Volvamos al Antiguo Testamento para entender el contexto de la raíz de amargura en Deuteronomio 29:18, donde el pecado principal es la idolatría. Eso es precisamente lo que pasa en el caso de la amargura.
En vez de postrarse ante el Dios de la Biblia, buscando la solución divina, uno se postra ante sus propios
recursos y su propia venganza. El ídolo es el propio “yo".
2) Perdonar al ofensor. En el mismo contexto donde Pablo nos exhorta a librarnos de toda amargura, nos explica cómo hacerlo: “…perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo”
(Efesios 4:31–32).
En junio de 1972, por vez primera en mi vida tuve que enfrentarme con la amargura. Dos ladrones entraron en la oficina de mi padre y lo mataron a sangre fría, robando menos de 50 dólares. Ni siquiera tuve el consuelo de poder decir, “Bueno, papá está con el Señor", porque a pesar de ser una excelente persona, mi padre no tenía tiempo para Dios. ¿Cuáles eran mi opciones? ¿Hundirme en la amargura? ¿Buscar venganza?
¿Culpar a Dios? No, tenía un compromiso bíblico con Dios de buscar la santidad en todo. La respuesta inmediata
era perdonar a los criminales y dejar la situación en manos de Dios y las autoridades civiles.

¿Tristeza? Sí. ¿Lágrimas? Muchas. ¿Dificultades después? En cantidad. ¿Consecuencias? Por supuesto.
¿Fue injusto? Indiscutiblemente. ¿Hubo otras personas amargadas? Toda mi familia. ¿Viví o vivo con raíz de
amargura en mi corazón? Por la gracia de Dios, no.
a) El perdón trae beneficios porque quita el resentimiento. Uno de los muchos beneficios de no guardar rencor es poder tomar decisiones con cordura.
b) El perdón no es tolerar a la persona ni al pecado; no es fingir que la maldad no existe ni es intentar pasarla
por alto. Tolerar es “consentir, aguantar, no prohibir” y lejos está de ser el perdón bíblico. Permitir es pasivo mientras perdonar es activo. Cuando la Biblia habla de perdón, en el griego original hallamos que esta palabra literalmente significa “mandarlo afuera". Activamente estoy enviando el rencor “afuera", es decir estoy poniendo toda mi ansiedad sobre Dios (1ª Pedro 5:7).
c) El perdón no es simplemente olvidar, ya que eso es prácticamente imposible. El resentimiento tiene una memoria como una grabadora, y aún mejor porque la grabadora repite lo que fue dicho, mientras que el resentimiento hace que con cada vuelta la pista se vuelva más profunda. La única manera de apagar la grabadora
es perdonar.
Después de una conferencia, una dama me preguntó: “Si el incidente vuelve a mi mente una y otra vez, ¿quiere decir que no he perdonado?” Mi respuesta tomaba en cuenta tres factores:
(1) Es posible que ella tuviera razón. Recordamos que “engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso…” (Jeremías 17:9). El ser humano haría cualquier cosa para mitigar la vergüenza, y es lógico que permanezcan los fuertes sentimientos negativos asociados con una ofensa. Volvamos al caso de la mujer que durante 23 años había estado en tratamiento siquiátrico a causa del abuso de su padre. Después de aclarar lo que no es el perdón, y luego de hablar sobre los beneficios que el perdón produciría, le expliqué que de acuerdo a Marcos 11:25 ella tenía que perdonar a su padre. Su respuesta inmediata fue: “Ya lo he hecho.”
Pero era obvio que estaba llena de amargura y rencor. Mi siguiente pregunta fue: “¿Cuándo y cómo lo hizo?”
Su contestación ilustra otra manera en que el ser humano evita asumir responsabilidad ante el Señor.
Me dijo: “Muchas veces he pedido al Señor Jesús que perdonara a mi padre.” Es posible que la mujer aún no entendiera lo que Dios esperaba con respecto al perdón. O tal vez fuera su manera de no cumplir con una tarea difícil. Con paciencia volví a explicarle las cosas, y finalmente ella inclinó la cabeza y empezó a orar.
Pronto vi lágrimas en sus ojos, y de corazón perdonó a su padre. Al día siguiente regresó para una consulta y se la veía con esperanza, con alivio y como una nueva persona.
(2) Hay quienes desean que recordemos incidentes dolorosos del pasado. En primer lugar está Satanás, que trabaja día y noche para dividir a los hermanos en Cristo (Apocalipsis 12:10; 1ª Timoteo 5:14). En segundo lugar, la vieja naturaleza saca a relucir el pasado. Los mexicanos emplean la frase “la cruda” al referirse a los efectos de la borrachera al día siguiente. En cierto modo es posible tener una “cruda espiritual” que precisa tiempo hasta no molestar más. Me refiero a ciertos hábitos, maneras de pensar que son difíciles de romper. Si uno en verdad ha perdonado, cada vez que el incidente viene a la memoria, en forma inmediata hay que recordar a Satanás y recordarse a sí mismo que la cuestión está en las manos de Dios y es un asunto terminado que sólo forma parte del recuerdo.
(3) Finalmente existe otra persona o grupo que no quiere que usted olvide el incidente: Aquellos que fueron contagiados por su amargura, aquellos a quienes usted mismo infectó y como resultado tomaron sobre sí la ofensa. Por lo general para ellos es más difícil perdonar porque recibieron la ofensa indirectamente.
Por lo tanto, no se sorprenda cuando sus amigos a quienes usted contagió de amargura, se enojan con usted cuando, por la gracia de Dios, ha perdonado al ofensor y está libre de dicha amargura.
d) El perdón no absuelve al ofensor de la pena correspondiente a su pecado. El castigo está en las manos de Dios, o quizá de la ley humana. El salmista nos asegura: “El Señor hace justicia, y juicio a favor de todos
los oprimidos” (Salmo 103:6 BLA).
Presenté estos principios por primera vez en una iglesia donde no solamente varios de los feligreses estaban
resentidos, sino también el mismo pastor. Después del sermón el pastor dividió a su pequeña congregación
en grupos de 5 ó 6 personas para dialogar sobre el tema. Me tocó estar en un grupo que incluía a una pareja y su hijo adolescente. En forma inmediata noté la total falta del gozo del Señor en aquella familia. Durante los 20 minutos que tuvimos para compartir me preguntaron cómo era posible quitar la amargura del
corazón por un gran mal que alguien había cometido. El hijo mayor había entrado en el mundo de la droga a pesar de que sus padres eran cristianos. Un día no tuvo suficiente dinero para pagar por su dosis regular, y el proveedor lo mató. Desde aquel momento la amargura había estado carcomiendo a toda la familia, y alegaban que era imposible perdonar. Ellos creían que perdonar significaba absolver a los asesinos del crimen que habían perpetrado.
e) El perdón tampoco es un recibo que se da después que el ofensor haya pagado. Si no perdonamos hasta tanto la otra persona lo merezca, estamos guardando rencor.
f) El perdón no necesariamente tiene que ser un hecho conocido al ofensor. En muchos casos el ofensor ha muerto, pero el rencor continúa en el corazón de la persona herida. Recuerdo el caso de una señora que con lágrimas admitió que su esposo había desaparecido con otra mujer de la iglesia. Durante la conversación me confesó: “Lo he perdonado. Hay y habrá muchas lágrimas, dolor y tristeza, pero me rehúso terminantemente a llegar al fin de mi vida como una vieja amargada.” El hombre consiguió el divorcio y se casó legalmente con la otra mujer. Por su parte, esta señora vive con su tres muchachos y sirve a Dios de todo corazón; sus hijos aman al Señor y oran para que su padre un día regrese al camino de Dios. Tener que perdonar un gran mal mientras el ofensor no lo merezca, representa una excelente oportunidad para entender mejor cómo Cristo pudo perdonarnos a nosotros (Romanos 5:8; Efesios 4:32).
g) El perdón debe ser inmediato. Una vez me picó una araña durante la noche. Tuve una reacción alérgica que duró casi medio año. Ahora bien, si hubiera podido sacar el veneno antes de que se extendiera por el cuerpo, hubiera quedado una pequeña cicatriz pero no habría habido una reacción tan aguda. Algo semejante sucede con el perdón. Hay que perdonar inmediatamente antes de que “la picadura empiece a hincharse.”
h) El perdón debe ser continuo. La Biblia indica que debemos perdonar continuamente (Mateo 18:22).
Perdonar hasta que se convierta en una norma de vida. Uno de los casos más difíciles es cuando la ofensa es continua como en el caso de esposo/esposa, patrón/empleado, padre/hijo, etc. Es entonces cuando el consejo del Señor a Pedro (perdonar 70 veces 7) es aun más aplicable.
i) El perdón debe marcar un punto final. Perdonar significa olvidar. No hablo de amnesia espiritual sino de sanar la herida. Es probable que la persona recuerde el asunto, que alguien le haga recordar o que Satanás venga con sus mañas trayéndolo a la memoria. Pero una vez que se ha perdonado sí es posible olvidar.
Perdonar es la única manera de arreglar el pasado. No podemos alterar los hechos ni cambiar lo ya ocurrido, pero podemos olvidar porque el verdadero perdón ofrece esa posibilidad. Una vez que hay perdón, olvidar significa:
1) Rehusarse a sacar a relucir el incidente ante las otras partes involucradas.
2) Rehusarse a sacar a relucirlo ante cualquier otra persona.
3) Rehusarse a sacar a relucirlo ante uno mismo.
4) Rehusarse a usar el incidente en contra de la otra persona.
5) Recordar que el olvido es un acto de la voluntad humana movida por el Espíritu Santo.
6) Sustituir con otra cosa el recuerdo del pasado, pues de lo contrario no será posible olvidar. Pablo nos explica una manera de hacerlo: “Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal” (Romanos 12:20, 21). Jesús amplía el concepto: “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5:44).
j) El perdón también significa velar por los demás. Al finalizar su libro y bajo la inspiración del Espíritu Santo, el escritor de Hebreos exhorta a todos los creyentes a que seamos guardianes de nuestros hermanos. El versículo que advierte sobre la raíz de amargura comienza con: “Mirad bien”. En el griego original es la palabra episkopeo, de donde procede el término obispo o sobreveedor. Esto implica que en el momento en que uno detecta que se ha sembrado semilla de amargura en el corazón de un hermano en Cristo, la res ponsabilidad es ir con espíritu de mansedumbre,24 y hacer todo lo posible para desarraigarla antes que germine.
Se requiere un compromiso profundo con Dios a fin de no caer en la trampa de la amargura. Cristo mismo nos dará los recursos para vivir libres del “pecado más contagioso”.


Dios les Bendiga!!