lunes, 23 de enero de 2012

Tesoros de David: Salmo 36 Charles Spurgeon


Es el Salmo del Servicio dichoso, al que se unen los que llevan el yugo fácil de Jesús. Los malos son puestos en contraste con los justos, y el Señor de los fieles es ensalzado de todo corazón; así se insiste en la obediencia a un Señor tan bueno, y es condenada la rebelión contra El.

Vers. 1. La iniquidad del impío le dice al corazón: No hay por qué temer a Dios ni en su presencia. Los pecados de los hombres tienen voz para los oídos piadosos. Son un indicador externo de un mal interior. La maldad es el fruto de la raíz atea. Si Dios está en todas partes y yo le temo, ¿cómo puedo atreverme a quebrantar sus leyes en su misma presencia? C. H. S.
«No teniendo el temor de Dios ante sus ojos» es algo que ha quedado incrustado en los procedimientos de los tribunales de justicia. Cuando un hombre no teme a Dios, está preparado
para cualquier crimen. William S. Plumer

Vers. 2. Porque se lisonjea, en sus propios ojos. Los hombres temerosos de Dios ven sus pecados y los lamentan. Cuando es al revés, podemos estar seguros que no hay temor de Dios. El excusar la propia conducta ante la conciencia de uno (que es lo que significa en el hebreo) es a Hanar el propio camino hacia el infierno.
El que no tiene a Dios delante de sus ojos en santo temor, se pone a sí mismo en admiración no santa. El que tiene en poco a Dios se considera muy importante. Los que olvidan la adoración
caen en la adulación. Los ojos han de ver algo, y si no admiran a Dios, se halagan a sí mismos. C. H. S.

Vers. 3. Las palabras de su boca son iniquidad y engaño. Esta pareja de perros del infierno generalmente cazan juntos, y lo que uno no alcanza lo consigue el otro; si la iniquidad no puede vencer por la opresión, el engaño lo conseguirá con sus artimañas. Cuando el corazón es tan corrupto que se halaga a sí mismo, la lengua no le va en zaga. El sepulcro abierto de la garganta revela la corrupción de la naturaleza interior.C.H.S.

Vers. 4. Maquina maldad sobre su cama. Su lugar de descanso pasa a ser el lugar para maquinar.
Su cama es el criadero de hierbas ponzoñosas. Tiene al diablo como compañero de cama, que intriga con él en la forma en que ha de pecar. Dios está lejos de él. C. H. S.
Tal como el hombre que teme a Dios consulta a su corazón en la cama para no pecar, no, no en su corazón, así el hombre que no teme a Dios maquina la forma en que puede ejecutar su pecado
a sabiendas. David Dickson

Con toda diligencia, Ayguan sigue las expresiones escriturales referentes a la cama y nos dice que hay seis diferentes camas de maldad: la de la lascivia, la de la avaricia, la de la ambición, de la codicia, de la torpeza y de la crueldad, y lo ilustra con ejemplos de la Escritura. J. M. Neale
De la ruindad de los malos el Salmista se vuelve a la contemplación de la gloria de Dios. Los contrastes son impresionantes.

Vers. 5. Tu fidelidad alcanza hasta las nubes. Cuando podemos medir los cielos, vemos que estamos circundados por la misericordia del Señor. Hacia sus propios siervos en especial, en la salvación del Señor Jesús ha desplegado gracia con mayor elevación que los cielos de los cielos y más ancha que el universo. ¡Oh, si el ateo pudiera verlo, con qué asiduidad anhelaría llegar a ser un siervo de Jehová! C. H. S.
Cuando los hombres pecan de modo descarado, ¿quién no se admira de la longanimidad divina? Sebastian Munster
Tu fidelidad alcanza hasta las nubes. Más alta, much9 más alta que toda comprensión es la verdad de la fidelidad de Dios. El nunca falla, ni olvida, ni deja en falso su Palabra. C. H. S.

Vers. 6. Tu justicia es como los montes de Dios. Firmes e inmóviles, elevados y sublimes. Como los vientos y los huracanes no hacen estremecer los Alpes, tampoco la justicia de Dios es afectada en el grado más mínimo por las circunstancias; El siempre es justo. ¿Quién puede sobornar al Juez de toda la tierra, o quién puede, con amenazas, conseguir que trastorne el juicio?
Ni aun para salvar a sus elegidos, permitiría el Señor que su justicia fuera puesta a un lado.
Cerrando el paso del camino a todo hombre inicuo que sueña con el cielo se encuentran los Andes majestuosos de la justicia divina, que ningún pecador sin regenerar puede soñar en
atravesar. C. H. S.
Tus juicios, como el gran abismo. Los tratos de Dios con los hombres no pueden ser sondeados por ningún hombre lleno de jactancia que quiere ver el porqué de todo. El Señor no admite ser interrogado por nosotros respecto a por qué esto y por qué aquello. El tiene sus razones, pero no quiere someterlas a nuestra necia consideración.

Vers. 7. Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas. ¡Oh si más personas pudieran conocer la excelencia del refugio celestial! El ver que le rechazaban hizo
llorar a Jesús; nuestras lágrimas pueden lamentar el mismo mal. C. H. S.
En celda solitaria me encuentro detenido, Atado por amor a Cristo, testigo a su verdad; Las paredes son gruesas, mas las puertas abiertas.
Dios es mi fuerza, mi reposo y solaz.
En una carta para JERONIUS SEGERSON, escrita en la prisión de Amberes a su esposa, llamada Lysken, la cual se hallaba también allí.

Vers. 8. Serán completamente saciados. Tal como Dios espera lo mejor para nosotros, también nos da lo mejor. George Swinnock
Saciados de la abundancia de tu casa. Oí una vez a un padre que decía que cuando se trasladó con su familia a una nueva residencia, en que las estancias eran mucho más amplias, con
muebles y enseres y provisiones más ricas y variados que en su residencia anterior, su hijo menor, muy pequeño aún, corría de un lugar a otro examinando las cosas nuevas lleno de entusiasmo, exclamando con asombro infantil a cada descubrimiento: «¿Es esto nuestro, padre?, ¿es nuestro?»
El niño no decía «tuyo» y observé que el padre, mientras contaba la historia, no se sentía ofendido por la libertad de su hijo. Se podía ver en sus ojos que la confianza del niño al
apropiarse como suyo también lo que era de su padre constituía un elemento importante en su satisfacción.
Así serán, supongo, el gozo y la confianza con que el hijo de la familia de nuestro Padre lo considerará todo como propio cuando sea mudado de la condición relativamente humilde
presente y entre en la realidad infinita venidera. Cuando las glorias del cielo irrumpan ante su vista, no se mantendrá a distancia como un extraño, diciendo: «¡OH Dios mío, estas cosas son tuyas!» Dará un salto hacia adelante y tocará todas las provisiones que contenga la mansión bendita, exclamando al mirar el rostro de su Padre: «¡Padre, esto y aquello es nuestro!» El niño está contento con todas las riquezas del Padre, y el Padre está más contento por su hijo querido.
William Arnot
Y tú los abrevarás del torrente de tus delicias. ¿Tiene motivo, causa o razón alguna el niño para ir mendigando aquí y allá migajas y restos, cuando su Padre tiene artículos tan valiosos y exquisitos a su disposición? George Swinnock
Delicias. Vemos esta misma palabra en forma de «Edén» en el Génesis, sólo que aquí está en plural. Dalman Asptone, M. A.

Vers. 9. Porque de Ti brota el manantial de la vida. Este versículo está hecho de palabras simples pero como el primer capítulo del Evangelio de Juan, es muy profundo. Del Señor, como fuente independiente y suficiente de por sí procede toda criatura, es sostenida y sustentada por Él, y por medie' de Él sólo puede ser perfeccionada. La vida está en la criatura, pero la fuente de la misma sólo en el Creador. C. H. S.
Éstas son algunas de las palabras más maravillosas que se hallan en el Antiguo Testamento Su plenitud de significado no puede ser agotada por ningún comentario Son en realidad el meollo y la anticipación de gran parte de las enseñanzas más profundas del apóstol Juan. J. J. Stewart Perowne
En tu luz vemos la luz. El conocimiento de Dios derrama más luz en las cosas espirituales que sobre todos los otros temas. No necesitamos una vela para ver el sol; lo vemos por su propio
resplandor, y luego vemos todo lo demás por este brillo. Nunca vemos a Jesús con nuestra luz, sino a nosotros a la luz de Jesús. Es un vanidoso el que confía en el conocimiento y el ingenio humanos; un rayo del trono de Dios es mejor que el resplandor del mediodía de la sabiduría creada. ¡Señor, danos el sol, y dejemos a los que se deleitan en las velas de cera de la superstición y la fosforescencia de la filosofía corrupta! C. H. S.
Esta vista gloriosa que Daniel vio le quitó la energía (Daniel 10:8). El objeto, estando fuera de él, le quitó todo vigor al contemplarlo, y le dejó exánime; pero en el cielo, nuestro Dios, a quien veremos y conoceremos, se hallará dentro de nosotros para fortalecernos; entonces viviremos porque veremos su faz. Será una luz consoladora, como la luz de la mañana para el centinela cansado, que anhela verla durante la noche. William Colville
La luz de la naturaleza es como una chispa, la luz del evangelio como una lámpara, la luz de la gracia una estrella, pero la luz de la gloria es el mismo sol. Cuanto más ascendemos, mayor es nuestra luz; Dios reside «en la luz inaccesible» (1ª Timoteo 6:16) para todo hombre que arrastra
su mortalidad y su pecado; pero cuando estas dos características corruptas e impotentes sean eliminadas, entonces contemplaremos esta luz.
Ahora estamos contentos de que el sol y las estrellas se hallen sobre nuestras cabezas para darnos luz: ¡qué luz y deleite serán cuando éstos se hallen a nuestros pies! Esta luz tiene que estar por encima de la de ellos, tal como ahora ellos están por encima de nosotros. T. ADAMS
Hacemos grandes alardes de la luz que tenemos en el mundo, y hay motivos para ello en las cosas naturales; pero así como en los tiempos antiguos el mundo no pudo conocer a Dios por
medio de la sabiduría, lo mismo es válido ahora. Si hemos de conocer a Dios, ha de ser mediante su Palabra. Andrew Fuller
Conoceremos inconcebiblemente más en el primer momento de llegar al cielo que lo que somos capaces de alcanzar aquí en todos nuestros días. Timothy Cruso
En esta comunión de Dios, ¿qué nos falta? Porque Dios será el todo en todos; El será hermosura para el ojo, música para el oído, miel para el paladar, y contento y satisfacción plenos para nuestros deseos, y esto de modo inmediato. E. Pinchbeck en La fuente de la vida (sermón de un entierro)

Vers. 10. Y tu justicia en los rectos de corazón. La peor cosa que debe temer el hombre de Dios es el desamparo y el abandono del cielo; de aquí la razón de esta plegaria. Pero el temor carece de fundamento si consideramos la paz que nos brinda la fe. Aprendamos de este versículo que merced al pacto tenemos garantizada la continuidad de la misericordia, aunque no por ello podemos dejar de hacer de ésta objeto de nuestra oración.

Vers. 11. Que el pie del orgullo no me alcance. Los hombres buenos hacen bien en temer a los orgullosos, porque la simiente de la serpiente nunca cesa de morder el talón de los fieles. C. H. S.

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