miércoles, 30 de enero de 2013

Bosquejo Biblico Samuel Vila: Almas sacudidas por la tormenta



ALMAS SACUDIDAS POR LA TORMENTA
(Salmo 46)
1. El poder de Dios (vv. 1–3):
a) Refugio (v. 1): nuestra verdadera seguridad reside no en las armas humanas, sino en el Dios todopoderoso. Todas las otras promesas de seguridad ofrecen falsas esperanzas y son, al final, inútiles.
b) Reposo (vv. 2, 3): Él ordena el caos cósmico, y la confusión da paso al reposo. Él no es sólo un refugio, sino que es de fácil acceso, de manera que Su poder y ayuda están siempre a nuestra disposición. El contenido de los vv. 2 y 3 tienen estrecha relación con los vv. 7 y 11.

2. La presencia de Dios (vv. 4–7):
a) Consolación (vv. 4, 5): la escena cambia, y ahora es la omnipresencia de Dios más que Su omnipotencia lo que nos trae consolación. El tumulto cesa, y la presencia de Dios llena de gracia es el retiro seguro de un alma sacudida por la tormenta, como un cielo de descanso después de una tempestad.
b) Bienestar (vv. 6, 7): Dios es eterno, inmutable, el Dios de los ángeles, y el Dios de un hombre, aun de alguien tan débil como Jacob. Si a pesar de todos los fracasos de Jacob, el Señor quiere ser su Dios, entonces también querrá ser el Dios nuestro y el Dios de cada débil pecador.

3. La paz de Dios (vv. 8–11):
a) La Providencia (vv. 8–10): los caminos de Dios a veces no son fáciles de entender, pero en cada acontecimiento está la Providencia, que hace que todas las cosas obren para bien. Esto trae la paz a un alma azotada por la tempestad.
b) Protección (vv. 11): nuevamente el gozoso refrán que suena como música al oído de los afligidos. Dios es nuestra segura defensa y protección. Su presencia es la promesa de victoria y lo único que puede traernos una auténtica paz.

lunes, 28 de enero de 2013

Predica en audio: Llendo mas lejos


Usos y Costumbres en los tiempos biblicos: "La religión en el hogar"


EL PADRE COMO SACERDOTE EN TIEMPOS PATRIARCALES

En los días de los primeros patriarcas, el padre era el sacerdote de toda la familia, y este honor y responsabilidad de ejercer el sacerdocio comúnmente pasaba al hijo mayor a la muerte del padre. Esta práctica continuó hasta que la ley de Moisés transfirió si’ derecho a la tribu de Leví de cuya tribu salieron los sacerdotes para Israel como nación.

El Altar. La religión en los hogares de aquellos antiguos tiempos se centralizaba
grandemente en torno a un altar sobre el cual los animales sacrificados se ofrecían a Dios. Así cuando Abrahán llegó a la Tierra, levantó su tienda en la región de Bethel, la Escritura nos dice que "edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová" (Gen. 12:8) - Se dice que más tarde él mismo edificó un altar en Hebrón (Gen. 13 :18). Asimismo dice que Jacob edificó un altar en Síchem (Gen. 33:18-20). Después, en obediencia al mandato de Dios, fue a Bethel, y
como su abuelo, edificó un altar al Señor allí. Antes de hacer esto, dijo a su familia "Levantémonos, y subamos a Bethel; y haré allí altar a Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha sido conmigo en el camino que he andado” (Gen. 35:3). El altar en la vida del hogar en aquellos días antiguos ayudaba a producir el sentido de pecado, una realización de la autoridad de Dios, y un conocimiento de que el camino para acercarse a El era a través del
sacrificio. El altar era el precursor de la vida familiar de oración en un hogar cristiano actual, que se basa en el perdón del pecado a través de la sangre de Cristo, de quien el sacrificio de los animales era símbolo.

El Terafín. En la tierra de Babilonia de donde originalmente llegó Abrahán, había
adoración familiar a sus dioses, y el hogar su altar con figuras de arcilla de estos dioses, que se llamaban “terafin". Estos dioses familiares servían como ángeles guardianes en el hogar. A la muerte del padre, estos dioses del hogar, o terafín, siempre dejados al hijo mayor, en la inteligencia que los demás miembros de la familia tenían derecho de adorarlos.

Cuando Jacob dejó el hogar de Labán en Harán, nos dice el libro del Génesis, "Raquel hurtó los ídolos (terafin) de su padre.” (Gen. 31:19). Labán estaba muy perturbado por este hurto, siguió a Jacob con todo lo que éste llevaba y le dijo, "¿Por que has hurtado mis dioses?"
(Gen. 31:30). ¿Por qué Labán tenía interés en descubrir el terafín perdido? Sir Charles Leonard

Woolley, quien tuvo a su cargo las excavaciones en Ur de los Caldeos dice de un ladrillo de la región que revela una ley que arrojaba sobre el robo de Raquel. El Dr. Woolley dice que en la ley se afirma "La posesión de estos dioses del hogar confiere el privilegio de primogenitura".

Así Raquel debe haber hurtado el derecho de su hermano cuando se llevó el terafín de su padre, y buscaba por medio que Jacob fuera el heredero legal de la riqueza de Labán forma antigua de la idolatría estaba ligada vitalmente a los asuntos familiares. Parecería que Raquel se trajo aquel serafín hurtado cuando la familia estaba para movilizarse de Sichem a Bethel, entonces Jacob dijo a su familia: "Quitad los dioses ajenos que están entre vosotros, limpiaos y mudad vuestros vestidos" (Gen. 35 La presencia de estas reliquias de antaño indicaban un esfuerzo para combinar la superstición y los maleficios paganos de una adoración idolátrica, con la adoración del Dios vivo y verdadero. 
El terafin apareció en distintas ocasiones en la historia postrera de Israel.

EDUCACION RELIGIOSA BAJO LA LEY

La ley de Moisés era muy diferente en los requerimientos que los padres debían
entrenar a sus hijos en el conocimiento de Dios y sus leyes. Con relación a estas divinas enseñanzas dice: "Y enseñarlas has a tus hijos, y a los hijos de tus hijos”(Deut. 4:9). Y en lo referente al cumplimiento de los mandamientos, un escritor ha dicho: "La educación religiosa de la familia vino a ser, como ha continuado siendo, una marca especial del judaísmo". Vino a ser una obligación solemne de los padres hebreos enseñar a sus hijos los mandamientos de la ley,
y también explicarles el significado real de las observancias religiosas. Sin duda ha sido este énfasis en la educación religiosa en la familia lo que ha contribuido grandemente a la permanencia del judío en la historia. También es cierto que cualquier fracaso de los judíos para llenar la misión dada por Diós en el mundo puede ser trazada en parte cuando menos a su fracaso en el entrenamiento religioso de la familia.

PEREGRINACIONES FAMILIARES AL SANTUARIO

Una parte muy importante en la vida de la familia hebrea era la peregrinación que se hacía al santuario. "Tres veces en el ano será visto todo varón tuyo delante del Señoreador Jehová, Dios de Israel” (Ex. 34:23). La familia entera podía ir, pero se requería que todo miembro varón fuese en la peregrinación. Las fiestas del Señor se celebraban en esas tres estaciones del año. Los elementos de la acción de gracias eran muy enfatizados en la mayoría de ellos. El Señor hizo una promesa especial a los que iban en esas peregrinaciones a la casa de Dios. "Ninguno codiciará tu tierra, cuando subieres para ser visto delante de Jehová tu Dios"

(Ex. 34:24), todos los hombres fuera de sus hogares, era la promesa de Dios cuidar de esos hogares contra cualquier ataque posible de algún enemigo, mientras la familia iba en la peregrinación.

La familia de Elcana tenía el hábito de hacer tales peregrinaciones. "Y subía aquel varón todos los años de su ciudad, a adorar y sacrificar a Jehová de los ejércitos en Silo" (1 Sam. 1:3), y en tales peregrinaciones que Ana oró por el niño, y en el tiempo debido nació Samuel.

El ejemplo más famoso de una familia en peregrinación a Jerusalén, es por supuesto la de José, María y Jesús. Lucas nos dice: "E iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Y cuando fue de doce años, subieron ellos a Jerusalén conforme a la costumbre del día de la fiesta" (Luc. 2:41, 42). Difícilmente podemos imaginar lo que aquel viaje a la Ciudad Santa significaba para el niño Jesús. Solamente la jornada era conmovedora para un niño, pero para el estar en la Casa de su Padre era lo que más emocionaba (Luc. 2:49).

Algunos lectores de la Biblia se han sentido perplejos porque Lucas dice que José y María caminaron la jornada de un día de descubrir que el niño Jesús no iba en la peregrinación con ellos. Pero la costumbre actual siríaca de las peregrinaciones de una familia religiosa arroja luz sobre lo acontecido. Lucas dice: “buscaban entre los parientes y entre los conocidos” (Luc. 2:44) esas peregrinaciones los parientes y conocidos viajaban juntos en grandes grupos, y los niños del grupo se consideraban completamente seguros mientras permanecían en el. En estos viajes los padres a menudo caminan varias horas sin ver a sus hijos. Es posible que Jesús estuviera con la caravana cuando ésta salió, y después se separó de sus familiares volviendo a la ciudad al Templo.

LA BIBLIA EN LOS HOGARES JUDIOS EN TIEMPO DE CRISTO

En los días cuando Jesús crecía como un niño en su hogar de Nazareth, con cualquier parte de la Escritura hebrea que el joven deba haber conocido, ellos crecían para ver recitada la plegaria llamada "El Shemá". Esta plegaria era en realidad el resumen de tres pasajes del Pentateuco. Era repetida mañanas y tardes por los hombres. El niño judío, cuando llegaba a la edad de los doce años, ya debía repetir esta oración. Los tres pasajes que componían "El Shemá" eran: Deut. 6:4-9; Deut. 11:13-21; y Números 15:37-41. Es muy posible que Jesús
después que retornó de la peregrinación a Jerusalén pidiera prestado el manuscrito de la Sinagoga de Nazareth (si es que en su hogar no tenían una copia de las Escrituras) y estudiar en ésta especialmente los libros de Moisés y los Profetas. En sus enseñanzas El siempre se refiere a estos escritores y sentía especial inclinación por Isaías y Jeremías.

El uso muy extendido de "El Shemá" en los tiempos de Cristo vino a ser con otros muchos, una mera fórmula, con muy poco y ningún significado. Es probable que esta oración llegase a ser tan vana como una oración pagana. Sin duda Cristo protestó por el uso inmoderado de ello cuando dijo: "y orando no seáis prolijos, como los gentiles" (Mat. 6:7). La práctica de las filacterias, de la cual los fariseos hicieron un uso muy grande, estaba basada en algunas de las Escrituras en "El Shemá" y como ellos hacían mucho uso de ellas Jesús las condenó.

HOSPEDAR COMPAÑEROS-CREYENTES EN LOS TIEMPOS DEL NUEVO TESTAMENTO

En los días de los apóstoles, se daba mucha importancia a la obligación de hospedar a los compañeros-creyentes que llegaban a su pueblo. En los tiempos de la persecución, tal hospitalidad era de gran valor. Lucas alude a un tiempo de persecución así: “los que fueron esparcidos, iban por todas partes anunciando la palabra" (Hech. 8:4). ¡Qué bienvenido sería un hogar cristiano de refugio a quien tuviese que huir de su hogar por el testimonio de Cristo! El apóstol Pablo se hospedó en el hogar de Aquila y Priscila, mientras llevaba al cabo su trabajo
misionero en Corinto (18:1-3). Una de las calificaciones de un buen prelado, la dio en las palabras "dado a la hospitalidad" (1 Tim. 3:2). Y a los legos les expresó la importancia de estar "siguiendo la hospitalidad” (Rom. 12:13). Pedro decía a los santos "hospedaos los unos otros sin murmuraciones" (1 Ped. 4:9). La palabra traducida hospitalidad" aquí quiere decir "amigables con los extranjeros". Pedro no pensaba en que los creyentes hospedaran a sus amigos cristianos, sino más bien de hospedar a los cristianos-viajeros que necesitaban
alimento y techo. La hospitalidad entre los primeros cristianos movió a la camaradería cristiana, y así fortaleció el crecimiento fe. Debe haber ejercido una gran influencia entre la juventud que se levantaba en los hogares donde se practicaba. (Véase también el Cap. VII sobre "La Obligación Sagrada de la Hospitalidad")

ASAMBLEAS CRISTIANAS EN EL HOGAR

Los primeros lugares en que se reunían los cristianos para adorar, era el hogar. Las primeras excavaciones en que se encontró una iglesia por los arqueólogos, donde se ha establecido una fecha, es un cuarto dentro de una casa que fue apartado para la adoración y fue amueblado como capilla. Data del siglo tercero D. C., difícil para los cristianos del siglo XX reconocer que la mayoría, si no todas las primeras iglesias, se reunían en los hogares. El Dr.A.T. Robertson hace una lista de algunos de esos lugares de reunión:
"La iglesia de Jerusalén se reunía en casa de Mana (Hech. 12:12), la de Filipo en  la casa de Lidia (Hech. 16:40). En Efeso, en la casa de Aquila y Priscilia (1 Cor. 16:19), y mas tarde en Roma (Rom. 16:5); y de la misma manera había una iglesia que aparentemente se reunía en la casa de Filemón en Colosas (FiL 2). Seguramente estos hogares recibieron una bendición especial por este servicio. Había también grande responsabilidad".

martes, 22 de enero de 2013

Genesis 28; Comentario de Matthew Henry


Versículos 1—5. Isaac manda a Jacob a Padan-aram. 
6—9. Esaú se casa con la hija de Ismael. 
10—15. La visión de Jacob. 
16—19. La piedra de Betel. 
20—22. El voto de Jacob.

Vv. 1—5. Jacob tenía promesas de bendiciones para este mundo y para el venidero pero sale para trabajar en forma ardua. Esto lo ayudó a corregirse por el fraude perpetrado a su padre. La bendición le será conferida, pero tendrá agudo dolor por el curso indirecto tomado para obtenerla. 
—Jacob es despedido por su padre con un solemne encargo. Él no debe tomar esposa de las hijas de Canaán: Los que profesan la religión no deben casarse con quienes no se preocupan por la fe. Además, le da una bendición solemne. 
Isaac lo había bendecido antes sin querer; ahora lo hace deliberadamente. 
Esta bendición es más completa que la anterior; es una bendición evangélica. Esta promesa apunta tan alto como el cielo, del cual Canaán era un tipo. 
Esa era la patria mejor que Jacob y los demás patriarcas tenían en vista.

Vv. 6—9. Los buenos ejemplos impresionan aun al profano y malo. 
Pero Esaú pensó complacer a sus padres en una cosa para expiar los otros males cometidos. Los corazones carnales son dados a creerse tan buenos como debieran ser porque en algún aspecto no son tan malos como pudieran haber sido.

Vv. 10—15. La conducta de Jacob hasta ahora, según el relato, no era la de alguien que simplemente tiene temor de Dios y confia en Él. 
Pero ahora, con problemas, obligado a huir, sólo buscó a Dios para que le permita estar a salvo y poder acostarse a dormir a la intemperie con su cabeza sobre una piedra. Todo creyente verdadero debe estar dispuesto a arreglarse con la almohada de Jacob, supuesto que pueda tener la visión de Jacob. 
El tiempo de Dios para visitar a su gente con sus consolaciones es cuando están completamente privados de otros consuelos y de otros consoladores.
 —Jacob vio una escalera que iba de la tierra al cielo, los ángeles subiendo y bajando por ella y al mismo Dios en lo alto de ella. Esto representa: 
—1. La providencia de Dios, por la cual se mantiene un intercambio constante entre el cielo y la tierra. Esto hace saber a Jacob que él tenía a la vez un buen guía y un buen guardián. 
—2. La mediación de Cristo. Él es esta escalera; el pie en la tierra es su naturaleza humana; lo alto en el cielo es su naturaleza divina. Cristo es el Camino; todos los favores de Dios vienen a nosotros y todos nuestros servicios van a Él por Cristo, Juan 1. 51. Por este camino los pecadores se acercan al trono de la gracia con aceptación. Por fe vemos este camino y, en oración, nos acercamos a él. En respuesta a la oración recibimos todas las necesarias bendiciones de la providencia y la gracia. No tenemos camino para llegar al cielo sino por Cristo. Cuando el alma, por fe, puede ver estas cosas, entonces, todo lugar se volverá agradable y toda perspectiva, gozosa. Él nunca nos dejará hasta que su última promesa sea cumplida para nuestra felicidad eterna. 
—Dios habló ahora consoladoramente a Jacob. Le habló desde lo alto de la escalera. Todas las felices nuevas que recibimos del cielo vienen por medio de Jesucristo. El Mesías debía venir de Jacob. Cristo es la gran bendición del mundo. Todos los que son bendecidos, son bendecidos en Él, y nadie, de ninguna familia queda fuera de la bendición en Él sino aquellos que se excluyen a sí mismos. Jacob tenía que temer el peligro de su hermano Esaú, pero Dios promete guardarle. Él tenía un largo viaje por delante a un país desconocido pero, “He aquí, yo estoy contigo” y Dios promete traerlo de vuelta a esta tierra. Parecía abandonado por todos sus amigos, pero Dios le dio esta seguridad, Yo no te dejaré. Dios nunca abandona al que ama.

Vv. 16—19. Dios se manifestó Él mismo y su favor a Jacob cuando éste dormía. El Espíritu, como el viento, sopla cuando y donde quiere, y la gracia de Dios, como el rocío no se retrasa para los hijos de los hombres. Jacob procuró superarse a partir de la visita que Dios le hizo. Doquiera estemos, en la ciudad o en el desierto, en la casa o en el campo, en la tienda o en la calle, podemos mantener nuestra relación con el Cielo, si no es así, es nuestra propia falta. 
Pero mientras más veamos de Dios, más causa tendremos para un santo temblor delante de Él.

Vv. 20—22. En esta ocasión Jacob formuló un solemne voto. Obsérvese lo siguiente: 
—1. La fe de Jacob. Él confía que Dios estará con él y que le guardará; él confía en esto. 
—2. La moderación de Jacob en sus deseos. No pide ropa suave ni carne exquisita. Si Dios nos da mucho, tenemos que estar agradecidos y usarlo para Él; si nos da poco, tenemos que estar contentos y disfrutar alegremente de Él en lo poco. 
—3. La piedad de Jacob y su consideración de Dios, que se ven en lo que deseó, que Dios estuviera con Él y le guardara. No tenemos que desear más para que nos haga cómodos y felices. También su resolución es aferrarse al Señor como su Dios del pacto. Cuando recibimos más que la gracia común de Dios, debemos abundar en gratitud para Él. El diezmo es una proporción adecuada para consagrar a Dios y emplearla para Él aunque puede ser más o menos, según Dios nos prospere, 1 Corintios xvi, 2. Entonces, ¡recordemos nuestros Beteles, cómo estamos comprometidos por votos solemnes a rendirnos al Señor, para tomarlo por nuestro Dios y consagrar todo lo que tenemos y somos para su gloria!

miércoles, 9 de enero de 2013

Los fundamentos de la Vida Cristiana, Perdon y Conciencia Limpia



Perdón y conciencia limpia

A. PERDON

a) Escrituras clave

1 Juan 1:5-9 Hebreos 9:22

Efesios 4:32 Mate o 6:14-15

Lucas 6:37-38 Marcos 11:25

b) ¿Qué es el perdón?

Dios es luz y no hay tinieblas en El. Si decimos que tenemos comunión con El y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como El está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de  Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

Si decimos que no tenemos pecado nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. (1 Juan 1:5-9)

Dios es luz y cuando andamos en su luz andamos en comunión con El y con otros creyentes. Cuando salimos de la luz de Dios entramos en la oscuridad.

Es peligroso vivir en la oscuridad, porque no sabremos adónde vamos y nuestra comunión con nuestro Padre celestial y con los otros creyentes estará rota.

La ilustración de abajo nos muestra cómo vivimos con otros cristianos en la luz de Jesús a la cual el Espíritu Santo nos ha llevado. Fuera del círculo de aquella luz están las tinieblas del reino de Satanás. El deseo de Satanás es tirarnos fuera del círculo de luz, en la oscuridad. Usa muchas maneras tales como: cansancio, temor, frialdad de corazón, rebelión de voluntad, decepción, rencor, dolor y daño para intentar conseguir que andemos en la oscuridad.

El lugar más oscuro de todos es justamente fuera de la luz de Dios. Es por eso que los cristianos que han vuelto atrás de estar en la luz, parecen estar aún en mayor oscuridad, a veces, que el incrédulo que hasta ahora no ha conocido la luz de Cristo.

La comunión rota con el Padre, sin embargo, puede ser restaurada por Jesucristo que es nuestro abogad Padre (1 Juan 2:1-2). Nuestro abogado, o defensor, llevará nuestro caso en el momento en que pidamos Entrará en la presencia del Padre y pleiteará nuestro caso y restaurará nuestra comunión con Dios e Podemos ser librados de nuestros pecados sólo por confesarlos con la boca y volvernos de ellos, Si lo 1 Dios ha prometido un perdón tan completo que olvidará que hemos pecado.

A aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaras sin mancha delante de su gloria con ale único y sabio Dios, nuestro Salvador

sea la gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los Amén.

(Judas:24-25)

Cristo murió por nuestros pecados (1 Corintios 15:3) y los llevó todos en El mismo, pero nosotros necesitamos, valernos de esta obra desatándolos

verbalmente a Dios, es decir: confesándolos.

c) La sangre de Jesús

No podría haber perdón sin derramamiento de sangre (Hebreos 9:22). Como la ley de Dios insiste en que el c; por tu pecado es la muerte (Ezequiel 18:4; Romanos 6:23), Jesús, el único hombre sin pecado, tuvo que sufrir' salvarte de tu pecado y traerte de nuevo a Dios (1 Pedro 3:18). Es sólo por medio de la sangre de Jesús que limpiado de tu pecado. Somos justificados por la sangre de Cristo. Esta es la parte de Dios en la obra de rede Fuimos declarados en bancarrota en cuanto a justicia, pero Jesús vino y pagó nuestras deudas en la cruz. Tu justicia fue ingresada en nuestra cuenta. La cruz es el acto supremo del amor de Dios (Romanos 5:8).

"El hombre en el banquillo fue hallado culpable. El juez, aunque se trataba de un viejo amigo, no trató la o ligeramente. Le multó tan fuerte como podía y después le dio un cheque por todo el valor. Porque Dios es s tuvo que castigar el pecado con la sentencia de muerte. En la cruz, Dios el juez bajó del estrado y pagó tu d en la Sangre de Jesús". (Living God's Way: Arthur Wallís)

d) ¿Por qué perdonar?

El amor siempre perdona, Jesús lo mostró hasta en la cruz (Lucas 23:34) ¿Dónde estaríamos sin un Dios perdonador? (Hebreos 9:27-28). Un espíritu perdonador es lo que debes tener en el corazón, incluso antes que otra persona diga que lo siente. Jesús enseñó que si no perdonas a tu hermano no serás perdonado por tu Padre que está en el cielo (Mateo 6:5-15).

Sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdona vosotros en Cristo. (Efesios 4:32)

Sé siempre el que perdona, incluso cuando la otra persona tenga la mayor parte o toda la culpa. Eres responsable ante Dios de restaurar relaciones rotas, no importa quién tenga la culpa ni las veces que otros hayan sido injustos contigo (Lucas 17:3-4).

Perdona, y serás perdonado. (Lucas 6:37)

Si decidimos no perdonar, entonces Dios no puede perdonarnos. Sólo el perdón abrirá el canal para que la fe operara en nuestro corazón. El perdón es un prerrequisito esencial antes que podamos acercamos a Dios en oración (Marcos 11:25). Sí permitimos que afirmaciones negativas o acciones dolorosas de los demás nos corroan, dan a Satanás una entrada en nuestra vida. Podemos ser librados de esto perdonando a la gente involucrada, no imponer la razón que tengamos o lo equivocado que estén ellos. Esto entonces permite que Dios nos restaure y sane. La amargura es un arma de Satanás, por tanto no la dejes arraigar. Amargura es cualquier pensamiento, palabra hecho, que no sea perdón, que proviene de una herida.

B. CONCIENCIA LIMPIA

a) Escrituras clave

Romanos 2:15 Hebreos 9:14

Hebreos 10:22 1 Timoteo 1:19

1 Timoteo 1:5 Hechos 24:16

b) ¿Qué es la conciencia y cómo funciona?

Nuestra conciencia es una incitación interior a hacer lo que "creemos" correcto y evitar lo que "creemos" equivocado. Es una voz interior que te da testimonio, acusándote si cree que estás equivocado, o defendiéndote si cree que tienes razón (Romanos 2:15). Si haces caso de estas incitaciones tendrás una conciencia buena o limpia (1 Timoteo 1:5). Si no haces caso de ellas tienes una conciencia culpable (Hebreos 10:22). En otras palabras, tu conciencia es como un timbre de alarma que Dios usa para despertarte al hecho de que pasa algo malo. Todo el mundo tiene una conciencia, pero cuando hay que registrar lo que es correcto y lo que es erróneo, diferentes conciencias pueden llegar a diferentes opiniones. 
A veces el timbre de la conciencia no suena cuando debería y a veces hay una falsa alarma.
Nuestra conciencia no es razonable, sólo nos incita a hacer lo que "sabe" que es correcto. Podemos intentar apaciguarla, "comprarla", o negarla, pero si lo hacemos traeremos tensión en nuestra vida. Tal vez podremos enterrar esa tensión por un poco de tiempo, pero al final saldrá a la superficie, a menudo como enfermedad, o amargura. Dios nos ha dado nuestra conciencia para ayudamos a obedecerle. En la situación ideal, esta conciencia estaría programada para mostrarnos siempre cuándo estamos haciendo lo que Dios quiere y cuándo no. En nuestro estado caído el hombre tiene una conciencia que no siempre refleja la perfecta voluntad de Dios. La gente es criada en su niñez de diferentes maneras y mientras crecemos la conciencia es entrenada. Esta programación de la conciencia puede, o no, estar en línea con lo que Dios realmente quiere. Lo que se da a nuestra mente concerniente a lo que es correcto o erróneo determinará el funcionamiento de nuestra conciencia. Nuestra conciencia es como un ordenador.

Solamente llegará a las respuestas correctas si le damos la información correcta. Dios quiere reprogramar nuestra conciencia para que actúe como guía o brújula que enseñe el camino de Dios cada vez que tomemos una decisión. Esto limitará nuestra desobediencia y nos ayudará a hacer lo que Dios quiere. Necesitamos dejar a Dios que cambie nuestra conciencia: por su Palabra y por permitirle renovar nuestra mente. Esto lleva tiempo.

e) Los límites impuestos por Dios 
La gente con fe y conciencia más débiles necesita reglas para vivir, que les detengan de hacer lo equivocado. Esto significa que a menudo construyen límites que no son particularmente de Dios, sino que son restricciones que les ayudan. Sus conciencias son entrenadas para ayudarles a permanecer dentro de esos límites. Pablo nos dice que no crucemos estos límites, en especial debido a presiones por otros, porque el hacerlo sería pecar (Romanos 14:23).

La gente con una conciencia fuerte basada en la Palabra de Dios no necesita tantas restricciones en su vida, porque tienen una conciencia que establece los límites de Dios. Esta es una ayuda tremenda para caminar con Dios en obediencia, ya que, nos habilita para vivir por fe (Romanos 14:23).

Recuerda, tu conciencia es el timbre de alarma de Dios. Si está sonando necesitas comprobar si Dios te está señalando algo que no es correcto. Entonces
llega a ser la protección de Dios construida en tu vida.

d) ¿Qué ocurre en la conversión?

En el camino que te condujo a la conversión, el Espíritu Santo usó tu conciencia para hacerte sentir culpable. Es su trabajo convencer (o convencer plenamente) al mundo de culpabilidad en cuanto a pecado, justicia y juicio (Juan 16:8). Fue su convicción que te dirigió a Cristo. Fue la verdad del evangelio metida en tu vida que iluminó, tu conciencia y trajo una nueva conciencia del pecado que no habías conocido antes.

Nuestra conciencia llega a estar más conciente del camino de Dios cuanto más dejamos que la verdad de Dios entre en nuestra vida. Esto no significa que nos sintamos más culpables. Al aprender a andar el camino de Dios, hallaremos que en muchas maneras tendremos más libertad (1 Corintios 8:7-8). Necesitamos ser llenos con el conocimiento de la voluntad de Dios (Colosenses 1:9.)

e) ¿Es importante una conciencia limpia?

Nuestra salvación es para librarnos de condenación (Romanos 8:11), pero si tu conciencia no está limpia entonces estarás siempre bajo condenación y culpabilidad. Esto afectará a:

(I) Tu relación con Dios

La culpabilidad obstruye nuestra comunión con Dios al sentirnos sucios en la presencia de un Dios santo Digamos que somos incapaces de mirar a Dios a los ojos. Esto también impedirá recibir plenamente e amor de Dios en nuestra vida. Si estamos turbados por nuestra conciencia entonces nos sentiremos indigno y probablemente estaremos en una área de pecado a la cual necesitaremos hacer frente. Una vez que hayamos hecho frente al pecado y volvamos a tener una conciencia limpia, podremos volver audazmente ante Dios y saber que no hay nada que nos condena y así podremos recibir el amor de Dios en nuestra vida;

(II) Tu fe

Una fe fuerte y una conciencia culpable no van juntas (Romanos 14:23).

(III) Tu vida de oración

Si tu conciencia te está señalando cualquier área de pecado, entonces Dios estará intentando conseguir que lo pongas bien para que tu conciencia esté otra vez limpia.

(IV) Tu deseo para la Palabra de Dios

Una conciencia culpable te roba de cualquier apetito, en especial para las cosas de Dios, incluida su Palabra.

(V) Tu testimonio

Satanás estará intentando convencerte de que eres un hipócrita y tú no tendrás respuesta si tienes una conciencia culpable.

f) Cómo guardar una conciencia limpia, libre de culpabilidad

Nuestra conciencia puede estar limpia y libre de culpabilidad. La sangre de Cristo es suficiente como para limpiar todo nuestro pecado y apaciguar nuestra conciencia y hacerla nueva. Para valemos de la obra limpiadora de Cristo, hay cuatro pasos:

(I) Confesión inmediata de pecado

Haz esto en el momento que te enteres del pecado (1 Juan 1:9). El pecado nubla nuestra conciencia así que no podemos venir a nuestro Padre celestial con el corazón limpio y el espíritu lleno de confianza. Al orar como Jesús enseñó: "perdónanos nuestras deudas", podemos saldar nuestra cuenta con Dios en breve plaza (Mateo 6:12).

(II) Confía en la promesa de limpieza

Dios es fiel y justo para perdonamos y limpiarnos (1 Juan 1:9). Nuestra conciencia misma es limpiada por la sangre de Jesús (Hebreos 9:14). Esto nos librará totalmente de culpabilidad. Cualquier "culpabilidad" que quede es el maligno intentando acusarnos y la podemos resistir y rechazar porque no proviene de Dios.

(III) Obedece a tu conciencia

Necesitas hacer más que confesar tu fracaso: debes parar de fracasar (Santiago 1:22). Necesitas hacer lo que tu conciencia te dicta cuando sabes que es el camino de Dios.

(VI) Continúa andando en la luz (1 Juan 1:7)

Esto significa seguir abierto a Dios, sensible al Espíritu Santo, y estar preparado para obedecer inmediatamente cuando Dios te haga conocer su voluntad. Pablo dijo: "Procura tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres". (Hechos 24:16). ¡Nosotros necesitamos hacer lo mismo!

g) Una conciencia endurecida

Si una persona voluntariosamente sigue ignorando su conciencia, esta se endurecerá y cesará de hablar. Esto es lo que Pablo quería decir con una conciencia "cauterizada" (1 Timoteo 4:2). Este es un sitio peligroso donde estar, porque nos sentiremos libres para hacer cualquier cosa, y si permanecemos en este estado nos perderemos para la eternidad. Es como ser incapaz de sentir dolor. El dolor nos avisa de algún daño inminente: sin este aviso nos podemos dañar gravemente.

Tu conciencia es una de las herramientas más eficaces que Dios te ha dado para ayudarte a vivir en una relación correcta con El.

h) Preguntas y puntos de discusión

1. ¿Es importante saber que estás perdonado y que tienes una conciencia limpia?

2. ¿Hay algo por lo cual Dios no nos perdonará?

3. ¿Olvida realmente Dios que hayamos cometido un pecado si lo confesamos y le pedimos que nos perdone por ello?

4. ¿Qué deberíamos hacer cuando un hermano peca contra nosotros? (Lucas 17:3-4).

5. ¿Quién ha de restaurar al hombre sorprendido en alguna falta (pecado) y con qué actitudes (o espíritu) deberíamos restaurar a un hermano pecador?
(Gálatas 6:1).

6. ¿Por qué insiste Dios en que perdonemos a los otros, incluso cuando están totalmente equivocados?

7. Haz una lista de aquellas personas a las que no has perdonado. Pide a Dios que te las traiga a tu memoria. Decídete ahora a perdonar a cada una de ellas. Clama a Dios para que te dé un, espíritu perdonador, para expulsar toda ira y amargura de tu corazón, y llenarlo en cambio con su amor.

8. ¿Por qué el desobedecer a nuestra conciencia incorpora tensión a nuestra vida?

9. ¿Por qué tanta gente en el mundo "parece" hacer lo que quiere y no sentirse culpable por ello?

10. Asegúrate de que tienes una conciencia limpia. Si no hay nada que te turbe, no te pongas introspectivo buscando algo que no existe. Si no tienes un testimonio claro de que todo está bien, haz la oración de David en el Salmo 139:23-24, y así como Dios conteste realiza los cuatro pasos mencionados en esta unidad.

i) Resumen y aplicación
1. Dios ha hecho que su perdón sea libremente asequible para nosotros cuando le confesamos nuestros pecados.

2. La sangre de Jesús facilita perdón y puede hacernos limpios y justos a los ojos de Dios.

3. El arrepentimiento es un cambio de opinión y dirección. Las Escrituras nos instruyen a demostrar nuestro arrepentimiento con nuestros hechos (Mateo 3:8; Hechos 26:20). Perdonar a los demás, no importa lo equivocados que estén, es parte de nuestro arrepentimiento como discípulos de Jesús.

4. Dios nos ha perdonado mucho, y espera que perdonemos a los demás de la misma manera (Mateo 13:21-35; Lucas 6:37-38).

5. Nuestra conciencia es el timbre de alarma de Dios y necesitamos dejar que Dios la programe correctamente para que nos guíe en su camino.

6. Nuestra conciencia establece límites que pueden actuar como protección para andar el camino de Dios.

7. Ignorar nuestra conciencia es tan peligroso como ignorar el dolor. Normalmente llevará a grave daño.

8. Nuestra certeza del perdón de Dios limpia nuestra conciencia y nos libra de la culpabilidad.

Tesoros de David, Salmos 46, Charles Spungeon



Título: «Al músico principal». Al que podía cantar otros Salmos, también podía confiársele esta noble oda. Los coritos pueden ser dejados para los músicos comunes, pero el artista más hábil de Israel es el que se ha de encargar de la ejecución de este canto, con las voces más armoniosas y la música más selecta.
Tema: Suceda lo que suceda, el pueblo de Dios es dichoso y está seguro; ésta es la doctrina del Salmo, y para ayudar a nuestra memoria podría ser llamado «El Cántico de la Santa Confianza», si no fuera que por el amor del gran reformador a este himno conmovedor probablemente seguirá recordándose como el Salmo de Lutero. C. H. S.
Cantamos este Salmo en alabanza a Dios porque Dios está con nosotros y poderosa y milagrosamente preserva y defiende a su Iglesia; a su Palabra contra todos los espíritus fanáticos, contra las puertas del infierno, contra el odio implacable del diablo y contra todos los asaltos del mundo, la carne y el pecado.

Martin Lutero
Lutero y sus compañeros, con su osadía frente al peligro y la muerte en defensa de la causa de la verdad, pasaron momentos en que sus sentimientos eran semejantes a los del divino cantor, que dijo: «¿Por qué estás abatida, oh alma mía?» Pero en estas horas el reformador denodado decía alegremente a su amigo Melanchthon: «Ven, Felipe, cantemos el Salmo cuarenta y seis»; y 10 cantaban en la propia versión de Lutero:
Castillo fuerte es nuestro Dios,
Defensa y buen escudo,
Con su poder nos librará
En este trance agudo.
Aun si están demonios mil
Prontos a devorarnos,
No temeremos, porque Dios
Sabrá aún prosperarnos.
—S. W. CHRISTOPHERS en
Los himnos y sus escritores

Vers. 1. Dios es nuestro amparo y fortaleza. No en nuestros ejércitos o nuestras fortalezas. Israel se gloriaba en Jehová, el único Dios vivo y verdadero. Los otros se jactaban de sus castillos inexpugnables, colocados en peñascos inaccesibles y reforzados con puertas de hierro, pero Dios es un refugio mucho mejor de la tribulación que todos éstos; y cuando llega el momento de llevar
la guerra a los territorios enemigos, el Señor pone á su pueblo en mejores condiciones que todo el valor de las legiones o la fuerza de los carros y los caballos.
«El es mi refugio y fortaleza.» No olvidemos el hecho de que Dios es nuestro refugio tanto ahora mismo, en este presente momento, como lo era cuando David escribió estas palabras. Dios solo es nuestro todo. Todos los demás refugios son refugios de mentiras; toda otra fuerza es debilidad, porque el poder pertenece a Dios; pero como Dios es suficiente en todo, nuestra defensa y poder están a la altura de todas las situaciones apuradas. C. H. S.
Empieza abrupta pero noblemente; podéis confiar en quien queráis y en lo que os plazca, pero Dios (Elohim) es nuestro refugio y fortaleza. Nuestra ayuda presente. Una ayuda que es poderosa y efectiva en los apuros y dificultades, Las palabras son muy enfáticas: «ezrah betsaroth nimtsa meod»: «El se ha demostrado una ayuda extrema o superlativa en las dificultades.» Esto hemos
hallado en El, y por tanto celebramos su alabanza. Adam Clarke

Vers. 2. Por tanto, no temeremos. ¡Con Dios a nuestro lado sería irracional temer! Allí donde está El hay todo el poder y todo el amor; ¿por qué, pues, hemos de temblar? C. H. S.
Aunque la tierra sea removida. John Wesley predicó en Hyde-Park con ocasión del terremoto que se sintió en Londres el 8 de marzo de 1750, y repitió estas palabras.
Y se traspasen los montes al corazón del mar. Aunque suceda lo peor, el hijo de Dios nunca debe perder su confianza; como Dios permanece fiel, no hay peligro para su causa o su pueblo.
Cuando los elementos se fundan por el calor, y los cielos y la tierra desaparezcan en la conflagración final, con serenidad contemplaremos «el naufragio de la materia y el estallido de los mundos», porque incluso entonces nuestro refugio nos preservará de todo mal, nuestra fuerza nos preparará para todo bien.

Vers. 4. Hay un río. La gracia divina fluye suavemente, fertilizando, un río que nunca mengua en caudal, que da refrigerio y consolación a los creyentes.
Cuyas corrientes -en sus varias influencias, porque hay muchas- alegran la ciudad de Dios, al asegurar a los ciudadanos que el Señor de Sión de modo infalible va a suplir todas sus necesidades. Las corrientes no son efímeras, como el Cherit; ni fangosas, como el Nilo; ni torrenciales, como el Kishon; ni traidoras, como los arroyos engañosos de Job; ni son aguas de «ningún valor»: como las de Jericó, son claras, frescas, abundantes, y alegran.
El gran temor de una ciudad oriental en tiempo de guerra era que su provisión de agua fuera cortada durante un sitio; si ésta era segura, la ciudad podía resistir ataques durante un período indefinido. En este versículo, Jerusalén, que representa la ciudad de Dios, se nos dice que está aprovisionada de agua, para mostrar el hecho de que en las temporadas de prueba la gracia que se
les dará les permitirá resistir hasta el fin. C. H. S.
¿Cuál es el río que alegra la ciudad de Dios? La respuesta es: Dios mismo es el río, según el versículo siguiente: «Dios está en medio de ella.»

1. Dios, el Padre, es el río: «Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua» (Jeremías 2:13).
2. Dios, el Hijo, es el río, la fuente de salvación: «En aquel tiempo habrá un manantial abierto para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, para la purificación del pecado y de la inmundicia» (Zacarías 13:1).
3. Dios, el Espíritu, es el río: «El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva» (Juan 7:38). «El que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en una fuente de agua que salta para vida eterna» (Juan 4:14).
¿Cuáles son las corrientes de este río? Respuesta: las perfecciones de Dios, la plenitud de Cristo, las operaciones del Espíritu, y éstos corren en el cauce del pacto de la promesa. Ralph Erskine

La ciudad. La iglesia de Dios es como una ciudad:
1) Porque una ciudad es un lugar de seguridad.
2) Un lugar de sociedad; lo que uno necesita, el otro se lo proporciona; tienen interrelación mutuamente.
3) Un lugar de unidad, para que la gente viva allí en paz y concordia.
4) Un lugar de comercio y transacciones. Aquí hay el mercado de la gracia gratuita: «Venid, todo el que tenga sed...» Aquí hay la perla de gran precio que está a la venta.
5) Un lugar de libertad; libertad de la culpa del pecado, de la ira de Dios, de la maldición de la ley, del presente mundo malo, de la esclavitud de Satanás, etc., etc.
6) Un lugar de orden y regularidad; tenía sus leyes y ordenanzas.
7) Un lugar de reposo confortable en que vivir, y esto en oposición a la soledad y el desierto.
8) Un lugar de privilegios.
9) Un lugar de pompa y esplendor; allí está el rey, la corte, el trono.
10) Un lugar de placer y de hermosura (Salmo 48:2). Ralph Erskine
El santuario de las moradas del Altísimo. El ser un templo para el Espíritu Santo es la porción deleitosa de cada santo; el ser un templo vivo para el Señor nuestro Dios es también el alto honor de la iglesia en su capacidad corporativa. No tenemos un gran Dios en la naturaleza y un Dios pequeño en la gracia, no; la iglesia contiene una revelación tan clara y convincente de Dios como las obras de la naturaleza, y aún más asombrosa, en la gloria excelente que brilla entre los
querubines, que están sobre el propiciatorio, que es el centro y punto de reunión del pueblo del Dios vivo. C. H. S.

Vers. 5. Dios está en medio de ella. Su ayuda es, pues, segura y cercana. Si está sitiada, entonces El mismo está sitiado con ella, y podemos estar seguros que El se abrirá paso entre sus adversarios. Cuán cerca está el Señor de las angustias de los santos residiendo, como reside, en medio de ellos! C. H. S.
La iglesia se extiende porque su Dios está en medio de ella. Cuando en algún tiempo ha olvidado su dependencia de la intercesión invisible de su Cabeza, y la energía de la gracia de su Espíritu, como Sansón, se ha visto privada del cabello de su gran fuerza y ha pasado a ser el hazmerreír de los filisteos. William Binnie D. D.
Los enemigos de la iglesia pueden agitarla como las olas a un corcho, pero no pueden estrellarla contra las rocas. Puede mojarse en el agua como una pluma, pero no se hundirá como un plomo.
El que es un pozo de agua dentro de ella para guardarla de desmayar, también se verá que es un muro de fuego a su alrededor para impedir que caiga. Puede ser probada, pero nunca destruida.
Su fundamento es la Roca de los Siglos, y su defensa los brazos eternos. William Secker
Cuando los papistas se engallaban, y Melanchthon, a veces, tenía miedo que la recién nacida Reforma fuera sofocada sin remisión, Lutero acostumbraba a consolarle con estas palabras: «Si perecemos, Cristo ha de caer también ("El está entre nosotros"), y si ha de ser así, que sea; yo prefiero perecer con Cristo, que es el gran soberano del mundo, que prosperar con el César.» John Collings
Dios la ayudará al clarear la mañana. El Señor se levantará pronto. Nosotros somos tardíos en recibirle, pero El nunca lo es en ayudamos. La impaciencia se queja de las demoras divinas, pero en realidad el Señor no tarda respecto a su promesa. La prisa del hombre es a veces locura, pero las dilaciones aparentes de Dios siempre son sabias, y cuando se ven debidamente, no son demoras en absoluto. C. H. S.
Por tanto, nota que todas las grandes liberaciones obradas en la Santa Escritura lo fueron tan temprano que se puede decir que ocurrieron en medio de la noche. Así Gedeón, con sus cántaros y antorchas contra los madianitas; así Saúl cuando salió contra Nahás, el amonita; lo mismo Josué cuando fue en socorro de Gibeón; lo mismo Sansón cuando se llevó en triunfo las puertas de Gaza; como los reyes asociados bajo la guía de Eliseo, en su expedición contra los moabitas, en que ellos, siguiendo las órdenes de Dios, llenaron el terreno de zanjas, y el reflejo del sol en las aguas engañó a los moabitas, que creyeron era sangre y los atrajo a su destrucción. Michael Ayguan
Al clarear la mañana. La restauración de los judíos será uno de los primeros sucesos que ocurrirán en el segundo adviento. Será realizada al clarear la mañana de aquel día, «cuando el Sol de justicia se levantará y en sus alas traerá salud.» Samuel Horsley

Vers. 6. Braman las naciones. Las naciones estaban en furioso tumulto; estaban congregadas contra la ciudad del Señor como lobos hambrientos para atacar a su presa; espumando y rugiendo como mar embravecido.

Se tambalean los reinos. Una confusión general se apoderó de la sociedad; los invasores estaban agitando en sus dominios y azuzando a la población para lanzarse a la guerra; y desolaban los otros territorios en su marcha devastadora hacia Jerusalén. Las coronas caían de las cabezas reales, los tronos antiguos se tambaleaban como árboles sacudidos por la tempestad, poderosos imperios eran descuajados como pinos por la borrasca; todo estaba en confusión, y el desmayo se había apoderado de los que no conocían al Señor.
Lanza El su voz, y se derrite la tierra. ¡Qué poderosa es la palabra de Dios! ¡Qué potente es el Verbo encarnado! ¡Oh, si esta palabra viniera de la gloria excelente ahora mismo, para derretir todos los corazones en amor a Jesús y poner término para siempre a todas las persecuciones, guerras y rebeliones de los hombres! C. H. S.

Vers. 7. Nuestro refugio. «Los conejos son animales débiles, pero tienen sus madrigueras en las rocas». Están seguros en las rocas si pueden llegar allí, aunque sean muy débiles ellos mismos.
Así la iglesia, aunque perseguida por sus enemigos sanguinarios, y aunque débil de por si, con todo, bajo el ala del Dios de Jacob no teme nada, porque está segura. El es nuestro refugio.
Sería valorar en poco a Dios si temiéramos a las criaturas cuando Él está con nosotros. Antígono, cuando oyó que sus soldados estaban considerando cuántos eran sus enemigos, se puso en medio de ellos y les preguntó: «¿Y cuántos contáis a mi lado?» John Strickland

Vers. 8. Venid, ved las obras de Jehová. Haríamos bien en notar también cuidadosamente los tratos providenciales de nuestro Dios del pacto y percibir rápidamente su mano en las batallas de su iglesia. Siempre que leemos historia, tendría que ser con este versículo sonando en nuestros oídos. Deberíamos leer el periódico con el mismo espíritu, para ver en qué forma la Cabeza de la iglesia rige a las naciones para el bien de su pueblo, como José gobernó a Egipto por amor a Israel. C. H. S.
Dios quiere que sus obras sean bien observadas, y especialmente cuando ha obrado alguna gran liberación en favor de su pueblo. De entre todas las cosas, no puede tolerar que se le olvide. John Trapp
Que ha puesto asolamiento en la tierra. El destruye a los destructores, deja desolados a los desoladores. ¡Qué bien queda demostrado este versículo! Las ciudades en ruina de Asiria, Babilonia, Petra, Basan, Canaán son nuestros instructores, y en tablas de piedra quedan registradas las obras del Señor. En cada lugar en que su causa y corona han sido menospreciadas ha seguido invariablemente la ruina; el pecado ha sido una plaga para las naciones y ha
convertido sus palacios en montones de ruinas. C. H. S.
Aquí se nos invita primero a una vista trágica. Somos llevados a la cámara de muerte para ver el rostro espectral de muertes y desolaciones por todo el mundo, no siendo posible que haya nada más horrible o espantoso. Se nos llama a ver montones de cadáveres; en canastas de cabezas, como se le mostró a Jehú; un espectáculo lastimoso, pero necesario.
Ved, pues, qué desolaciones ha hecho el Señor en la tierra. Desolaciones por medio de guerras; ¡cuántos campos han sido empapados de sangre y abonados por los cadáveres; cuántos millones de hombres han sido cortados, en todas las edades, a filo de espada!

Desolaciones por hambre, en que los hombres se han visto forzados a hacer de sus cuerpos el sepulcro de otros hombres, y madres que han devorado a sus hijos. Desolaciones de plagas y pestilencias, que han barrido a centenares de millares en una sola ciudad, según nos cuenta la historia. Joseph Hall

Vers. 9. Y quema los carros en el fuego. ¡Qué gloriosa será la victoria definitiva de Jesús en el día de su aparición, cuando todos sus enemigos morderán el polvo!
Vers. 10. Estad quietos, y conoced que yo soy Dios. Retirad las manos, enemigos. ¡Sentaos y esperad con paciencia, creyentes! ¡Reconoced que Jehová es Dios, vosotros los que sentís los terrores de su ira! Adoradle, y sólo a El, vosotros los que participáis de la protección de su gracia. Como nadie puede proclamar dignamente su naturaleza, que «el silencio exprese su alabanza». Las jactancias de los inicuos y los tímidos presentimientos de los santos ciertamente
deben cesar a la vista de lo que el Señor ha hecho en edades pasadas. C. H. S.
Como si el Señor hubiera dicho: «Ni una palabra, no intentéis replicar; veáis lo que veáis, quedaos quietos, callad; sabed que yo soy Dios y no doy cuenta de ninguno de mis actos.» Joseph CARRIL

Muchos altercan con Dios y no consideran el riesgo que ello supone. Cuidado, porque es espantoso altercar con Dios. ¿Quién puede decirle: «¿Qué haces tú?» Aarón fue prudente cuando, al ver que Dios hizo que el fuego destruyera a sus hijos, no dijo una palabra. Así pues, mientras llevamos el yugo, «sentémonos solos y callemos; pongamos la boca en el polvo, por si aún hay esperanza» (Lamentaciones 3:28, 29).
Como sabemos, las murmuraciones de los hijos de Israelíes costaron muy caras. Estate quieto, esto es, vigila, no murmures contra mí dice el Señor-. Dios no da cuenta de sus cosas porque puede haber muchas cosas que no comprendemos; y, por ello, podemos pensar que es mejor quererlas, y mucho más, por el crédito de Dios y de la iglesia.

Repito: Dios no da cuenta de sus actos a nadie. Por tanto, abstengámonos de sacar conclusiones precipitadas. Sermón de Richard Cameron predicado tres días antes de su muerte en Airsmoss La razón por la que el pecador presuntuoso no tiene miedo, y el alma ansiosa tanto, es el no hacerse cargo de que Dios es tan grande; por tanto, para curar a uno y otro, la consideración seria de Dios bajo esa noción es la debida: Estad quietos, y sabed que yo soy Jehová; como si hubiera
dicho: «Sabed, inicuos, que Yo soy Dios, que puedo vengarme cuando me plazca de vosotros, y cesad de provocarme con vuestros pecados, para vuestra propia confusión; y además sabed, almas temblorosas, que Yo soy Dios; y por tanto puedo perdonar los mayores pecados, y cesad de deshonrarme con vuestros pensamientos de incredulidad.» Willliam Gurnall
La sola consideración de que Dios es Dios, es suficiente para acallar todas las objeciones a su soberanía. Jonathan Edward

Vers. 11. Jehová de los ejércitos está con nosotros. A Mr. Wesley, el martes, apenas se le podía entender con dificultad aunque intentó hablar varias veces.
Al fin, con toda la fuerza que le quedaba exclamó: «Lo mejor de todo es que Dios está con nosotros.»
Luego, levantando la mano y moviéndola en triunfo, exclamó de modo conmovedor: «Lo mejor de todo es que Dios está con nosotros.» Estas palabras parecen expresar los rasgos principales de toda su vida. Dios había estado con él desde la primera infancia; su providencia le había guiado a lo largo de sus múltiples peregrinajes en la vida; y ahora, cuando estaba a punto de entrar en el
«valle de la sombra de muerte», la misma mano le sostenía. De Wesley y sus coadjutores, por el Rev. W. C. Larrabee, A. M.