domingo, 24 de abril de 2016

Comentario Biblico de Matthew Henry, Génesis 35



Versículos 1—5. Dios manda a Jacob que vaya a Betel—Quita los ídolos de su familia.
6—15. Jacob erige un altar—Muerte de Débora. Dios bendice a Jacob.
16—20. Muerte de Raquel.
21—29. El crimen de Rubén—La muerte de Isaac.

Vv. 1—5. Betel estaba olvidado. Pero a cuantos Dios ama, les recordará los deberes descuidados de
una u otra forma, por la conciencia o por providencia. Cuando hemos hecho un voto a Dios, es mejor
no demorar el pago; mejor tarde que nunca. Jacob mandó a su hogar que se preparara no sólo para el
viaje y el cambio sino para los servicios religiosos. Los jefes de familia deben usar su autoridad para
conservar la fe en sus familias, Josué 24. 15. Ellos deben quitar los dioses ajenos. En las familias
en que hay una apariencia de religión y un altar para Dios, muchas veces hay mucha perdición y más
dioses extraños de lo que uno supondría. Tienen que purificarse y cambiar sus vestiduras. Estas son
sólo ceremonias externas, que representan la purificación y el cambio del corazón. ¿Qué son las
ropas limpias y las vestiduras nuevas, sin un corazón limpio, sin un nuevo corazón? —Si Jacob
hubiera buscado antes esos ídolos, antes se hubieran separado de ellos. A veces los intentos de
reforma triunfan mejor de lo que hubiéramos pensado. Jacob enterró las imágenes. Debemos estar
totalmente apartados de nuestros pecados, como lo estamos de aquellos que están muertos y
sepultados, fuera de la vista. Se cambió de Siquem a Betel. Aunque los cananeos estaban muy
enojados con los hijos de Jacob por el trato bárbaro contra los de Siquem, fueron retenidos de tal
modo por el poder divino, que no pudieron aprovechar la oportunidad de vengarse que ahora se les
ofrecía. El camino del deber es el camino de la seguridad. Cuando estamos ocupados en la obra de
Dios, estamos bajo protección especial; Dios está con nosotros mientras nosotros estemos con Él; y
si Él es por nosotros, ¿quién contra nosotros? Dios rige al mundo por terrores secretos en la mente de
los hombres más de lo que podemos darnos cuenta.

Vv. 6—15. El consuelo que los santos tienen en las sagradas ordenanzas no es tanto de Betel, la
casa de Dios, como de El-bet-el, el Dios de la casa. Los mandamientos son cosas vacías si no nos
encontramos con Dios en ellos. Jacob enterró ahí a Débora, la niñera de Rebeca. Su muerte fue muy
lamentada. Los viejos sirvientes de la familia, que han sido fieles y útiles en su tiempo, deben ser
respetados. —Dios se apareció a Jacob. Renovó el pacto con él. Yo soy Dios Todopoderoso, Dios
omnipotente, capaz de cumplir la promesa en el debido tiempo y de sostenerte y proveer para ti en el
tiempo malo. —Promete dos cosas: que él será el padre de una gran nación y el dueño de una buena
tierra. Estas dos promesas tenían un significado espiritual del cual Jacob tenía cierta noción, aunque
no tan clara y definida como la tenemos nosotros ahora. Cristo es la Simiente prometida y el cielo es
la tierra prometida; el primero es el fundamento y el segundo, la culminación de todos los favores de
Dios.

Vv. 16—20. Raquel había dicho apasionadamente, dame hijos o me muero; y ahora que tenía
hijos, ¡se murió! La muerte del cuerpo no es sino la partida del alma al mundo de los espíritus.
Cuando aprendamos que es Dios solo el que realmente sabe lo que es lo mejor para su pueblo, y que
en todos los asuntos mundanos la vía más segura para el cristiano es decir de todo corazón: “Es el
Señor, que Él haga lo que le parezca bien”. Sólo en esto está nuestra seguridad y nuestro consuelo,
en no conocer otra voluntad sino la suya. —Sus labios moribundos llamaron Benoni a su hijo recién
nacido, “hijo de mi dolor”; y muchos hijos resultan ser una carga insoportable para la que lo tuvo.
Los hijos son un dolor bastante grande para sus madres; por tanto, cuando crezcan debieran estudiar
para ser el gozo de ellas y, de ser posible, hacer algunas enmiendas. Pero Jacob, debido a que no
quería revivir el recuerdo penoso de la muerte de la madre cada vez que llamara a su hijo, le cambió
el nombre por Benjamín, el hijo de mi diestra, esto es, muy querido para mí; el apoyo de mi vejez, el
cayado de mi mano derecha.

Vv. 21—29. Se muestra la profunda aflicción que fue el pecado de Rubén en “lo cual llegó a
saber Israel”. No se dice más, pero eso es suficiente. Rubén pensó que su padre nunca lo sabría, pero
aquellos que se prometen secreto al pecar, generalmente se desengañan. —Se registra la edad y la
muerte de Isaac aunque no murió sino después que José fue vendido a Egipto. Isaac vivió unos
cuarenta años después de haber hecho su testamento, capítulo 27. 2. No moriremos una hora antes
por poner nuestro corazón y nuestra casa en orden, sin embargo, esto será mucho mejor. —Se
destaca en particular el acuerdo de Esaú y Jacob en cuanto al funeral de su padre, para mostrar cómo
Dios había cambiado prodigiosamente la mente de Esaú. Es horrible ver a los parientes que se pelean
sobre las tumbas de sus amistades, por un poco de los bienes de este mundo, mientras están
próximos a irse ellos mismos a la tumba.

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