Imagenes
▼
martes, 25 de febrero de 2014
Enciclopedia explicativa de dificultades biblicas, de Samuel Vila
¿DIOS SATISFECHO O ARREPENTIDO?
Pregunta: En Génesis 1:31 leemos: «Y vio Dios todo lo que había hecho y he aquí que era bueno en gran manera.» En cambio, en Génesis 6:6 encontramos: «Y se arrepintió Jehová de haber hecho al hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.» ¿Cómo puede reconciliarse este texto con la declaración de Malaquías 3:6: «Porque yo Jehová no cambio» y la de Santiago 1:17 que dice: «En el cual no hay mudanza ni sombra de variación»?
Respuesta: El primer pasaje declara la satisfacción de Dios en su obra antes de que el mundo quedara contaminado y afeado por el pecado. Cierto, la creación en su prístina pureza es bella y placentera, sobre todo si, como se deduce de Génesis 2:19-20 y Romanos 8:19-20, las mismas razas animales no se atacaban unas a otras, sino que se alimentaban de cuerpos muertos, tal como será en el tiempo del Milenio. (Isaías 11:6 y 65:25.)
Los que hacen la objeción no se fijan en que Génesis 1:31 es la primera declaración que hace Dios inmediatamente después de haber creado al hombre en su estado de inocencia, y que entre la primera y la segunda habían transcurrido dos mil años, o más, y las circunstancias del mundo eran enteramente diferentes, a causa del pecado.
El mismo argumento es válido en muchos otros pasajes de la Biblia en los que el Dios inmutable parece cambiar, y en efecto, cambia de actitud, no de propósito y de mente, a causa de la actitud de los hombres. No es Dios quien cambia, él es siempre el mismo, justo y recto, pero si el hombre cambia de actitud y de mente, encuentra a Dios diferente; no por ningún cambio de parte de Dios, sino porque el cambio ha ocurrido en el hombre mismo.
El segundo pasaje de Santiago copiado de la versión de Reina-Valera, revisión 1909, es aclarado en la revisión de 1977, ya que el texto original dice: «el Padre de las lumbreras», en el cual no hay fases ni períodos de sombra», correspondiendo mejor, las dos frases de la figura que Santiago emplea.
Respuesta: El primer pasaje declara la satisfacción de Dios en su obra antes de que el mundo quedara contaminado y afeado por el pecado. Cierto, la creación en su prístina pureza es bella y placentera, sobre todo si, como se deduce de Génesis 2:19-20 y Romanos 8:19-20, las mismas razas animales no se atacaban unas a otras, sino que se alimentaban de cuerpos muertos, tal como será en el tiempo del Milenio. (Isaías 11:6 y 65:25.)
Los que hacen la objeción no se fijan en que Génesis 1:31 es la primera declaración que hace Dios inmediatamente después de haber creado al hombre en su estado de inocencia, y que entre la primera y la segunda habían transcurrido dos mil años, o más, y las circunstancias del mundo eran enteramente diferentes, a causa del pecado.
El mismo argumento es válido en muchos otros pasajes de la Biblia en los que el Dios inmutable parece cambiar, y en efecto, cambia de actitud, no de propósito y de mente, a causa de la actitud de los hombres. No es Dios quien cambia, él es siempre el mismo, justo y recto, pero si el hombre cambia de actitud y de mente, encuentra a Dios diferente; no por ningún cambio de parte de Dios, sino porque el cambio ha ocurrido en el hombre mismo.
El segundo pasaje de Santiago copiado de la versión de Reina-Valera, revisión 1909, es aclarado en la revisión de 1977, ya que el texto original dice: «el Padre de las lumbreras», en el cual no hay fases ni períodos de sombra», correspondiendo mejor, las dos frases de la figura que Santiago emplea.
Comentario Biblico de Matthew Henry, Génesis 33
GÉNESIS 33
17—20. Jacob va a Sucot y Siquem—Construye un altar.
Vv. 1—16. Habiendo encomendado su causa en oración a Dios, Jacob siguió su camino. Pase lo que pase nada puede salir mal para aquel cuyo corazón está firme confiando en Dios. Jacob se inclinó ante Esaú.
Una conducta humilde y sumisa hace mucho para quitar la ira. Esaú abrazó a Jacob. Dios tiene los corazones de todos los hombres en sus manos y puede volverlos cuando y cómo le plazca.
No es en vano confiar en Dios e invocarle en el día malo. Cuando los caminos del hombre agradan al Señor, Él hace que hasta sus enemigos estén en paz con él. —Esaú recibe a Jacob como hermano y hay mucha ternura entre ellos. Esaú pregunta: ¿Quiénes son éstos? A esta pregunta corriente, Jacob habló sinceramente, como un hombre cuyos ojos están siempre dirigidos hacia el Señor. Jacob instó a Esaú, como si su temor hubiera terminado, y él tomó su presente. Bueno es cuando la fe de los hombres los hace generosos, de corazón libre y mano abierta. Pero Jacob declinó el ofrecimiento de Esaú de acompañarlo. No es deseable intimar con parientes impíos superiores a uno, que esperarán que nos unamos a ellos en sus vanidades o, por lo menos, que hagamos la vista gorda aunque ellos culpen y, quizá, se burlen de nuestra religión. Tales serán o una trampa para nosotros o se ofenderán con nosotros. Arriesguémonos a perder todas las cosas antes que poner en peligro nuestras almas, si conocemos su valor, antes que renunciar a Cristo, si verdaderamente le amamos. Que el cuidado y tierna atención que Jacob da a su familia y a sus rebaños, nos recuerden al buen Pastor de nuestras almas, que reúne a los corderos con su brazo y los lleva en su regazo y, bondadosamente, guía a las que están recién paridas, Isaías 11. 11. Todos debemos seguir su ejemplo como padres, maestros o pastores.
Vv. 17—20. Jacob no se contentó con palabras de gratitud por el favor de Dios para con él sino que dio gracias reales. También mantuvo la fe y la adoración de Dios en su familia. Donde tengamos tienda, Dios debe tener un altar. Jacob dedicó este altar para el honor de El-elohe-Israel, Dios, el Dios de Israel; al honor de Dios, el único Dios vivo verdadero; y al honor del Dios de Israel como Dios del pacto con él.
El Dios de Israel es la gloria de Israel. Bendito sea su nombre, Él sigue siendo el poderoso Dios, el Dios de Israel. Que nosotros alabemos su nombre y nos regocijemos en su amor a través de nuestro peregrinaje aquí en la tierra y por siempre en la Canaán celestial.
viernes, 7 de febrero de 2014
Venciendo el temor
Varios años atrás, un circo de televisión bien conocido desarrolló un acto que incluía tigres de bengala.
El acto se hacía en vivo delante de una gran audiencia.
Una noche, el entrenador entró en la jaula con varios tigres y la puerta era cerrada de forma rutinaria detrás de él.
Las luces inundaban la jaula y las cámaras de televisión se acercaban para que la audiencia pudiera ver cada detalle mientras él con habilidad ponía a los tigres en el ritmo adecuado.
En medio de la actuación, pasó lo peor: las luces se apagaron.
Por casi treinta largos segundos, el entrenador estuvo encerrado con los tigres en la oscuridad. Con su visión nocturna superior, los tigres podían verlo, pero él no los veía a ellos. Él sobrevivió. Cuando regresaron las luces, con calma terminó su actuación.
Cuando le preguntaron al entrenador cómo se sintió, él admitió sentir un frío temor al principio, pero luego -dijo-, se dió cuenta de que aunque él no podía ver a los felinos, ellos lo sabían.
Él dijo: “Solo continué sonando mi látigo y hablándoles hasta que las luces regresaron. Ellos nunca supieron que yo no les podía ver tan bien como ellos me veían a mí.”
miércoles, 5 de febrero de 2014
martes, 4 de febrero de 2014
Tesoro de David: Salmos 52, charles Spurgeon
Salmos 52
Un Salmo con instrucción. Incluso la malicia de un Doeg puede proporcionar instrucción a un David. «Salmo de David». El era el objeto principal del aborrecimiento extremo de Doeg y, por tanto, la persona más apropiada para sacar del incidente la lección que lleva incluida en sí.
Vers. 1. ¿Por qué te jactas de maldad, oh tirano? Doeg no tenía mucho de qué alabarse, por haber procurado la matanza de un grupo de sacerdotes indefensos. Un hombre poderoso, sin duda, que mataba a otros hombres que nunca habían tocado una espada. Debía sentirse avergonzado de su cobardía. ¡No había motivo para su exultación! Títulos de honor que no son sino una ironía cuando el que los lleva es cruel y mezquino. C. H. S.
La misericordia de Dios dura todo el día. Contrasta la bondad de Dios con el poder y riqueza de Doeg, y el fundamento de la bondad de Dios, que permanece para siempre y se muestra efectiva. Hermann Venema
Vers. 2. Como navaja afilada su lengua trama engaños. La manera astuta y hábil de ejecutar una intriga malvada ni esconde ni atenúa su maldad. El asesinato con una navaja afilada es tan cruel como matar con un hacha. Una mentira formulada con maña y facilitada por el aceite del ingenio es una locura igual al intento burdo para engañar. William S. Plumer
Vers. 3. Selah. Hagamos una pausa y consideremos al mentiroso altanero y fanfarrón. Doeg ya no existe, pero hay otros perros que ladran al pueblo de Dios. El ganadero de Saúl está enterrado, pero el diablo tiene a otros que de buena gana llevarían a sus santos como ovejas al matadero.
Vers. 4. Has amado. Te gusta el lenguaje soez y bajo. Palabras perniciosas. Hay palabras que, como la boa constrictora, se tragan al animal entero, o como los leones, que los despedazan primero; estas palabras las mentes malvadas las tienen en gran estima. Su oratoria es siempre furiosa y sanguinolenta. Emplean lo que puede provocar más fácilmente las pasiones más bajas de los hombres, y creen que el alimentar la locura de los inicuos es hacer gala de elocuencia de primer orden.
¡Oh engañosa lengua! Los hombres pueden decir cosas perniciosas, y hacerlo bajo el pretexto de justicia. Dicen que sienten celo por el derecho, pero lo que procuran es derribar la verdad y la santidad, y lo hacen con astucia, bajo pretextos que son transparentes.
Vers. 7. He aquí. Mirad aquí, y leed el epitafio de un hombre poderoso, que se enseñoreó orgullosamente durante su corta hora y puso su talón sobre el cuello de los escogidos del Señor.
No puso a Dios por su fortaleza. ¡He aquí el hombre, grande, vanidoso! Fundó su fortaleza, no en Dios; se glorió en su poder, no en el Todopoderoso. ¿Dónde se encuentra ahora? ¿Qué tal le ha ido en la hora de su necesidad? Contemplad su ruina y recibid instrucción.
Si no que confió en la multitud de sus riquezas. Se enorgullecía de los bienes que había recogido y los atropellos que había cometido. La riqueza y la maldad eran sus compañeras; en combinación eran un monstruo. Cuando el diablo es el amo de la bolsa, es un diablo de veras.
Beelzebú y mamon calientan juntos el horno siete veces más para el hijo de Dios, pero al fin sólo
consiguen su propia destrucción. Siempre que vemos hoy a un hombre eminente en el pecado y en hacienda, haremos bien considerando su fin y poniendo este versículo en nuestra mente como su epitafio. C. H. S.