Por qué escuchar es tan importante
Leer | Nehemías 8.9-12
A veces, no damos importancia a ciertas bendiciones. Deténgase y piense cómo sería no poder asistir a nuestra iglesia o no tener acceso a la Biblia.
Durante los setenta años del cautiverio en Babilonia, el templo y sus sacrificios no estuvieron al alcance de los israelitas. Por tanto, cuando surgió la oportunidad de escuchar la Palabra de Dios en Jerusalén, estuvieron dispuestos a hacerlo.
Esdras les leyó las promesas del Señor a Abraham y a sus descendientes, los pactos que Dios hizo con la nación de Israel, y los requisitos en cuanto a la fe y la obediencia. Mientras el pueblo escuchaba con corazón arrepentido, se sintieron culpables y lloraron por sus pecados. Pero también sintieron alegría porque estaban de nuevo obedeciendo los mandamientos del Señor. El pueblo confió no solo en la Palabra, sino también en los hombres que explicaban su significado.
La Biblia es nuestra fuente de verdad en cuanto al carácter justo de Dios, la naturaleza pecaminosa de la humanidad, y el plan de salvación. En sus páginas descubrimos que el hombre tiene un problema de pecado que no puede resolver por sí mismo, y que la naturaleza justa de Dios exige un pago por la transgresión. La Palabra de Dios nos revela la manera cómo se ejecutó la justicia divina por nuestro pecado; que Cristo murió en nuestro lugar, y por medio de la fe en Él recibimos el perdón y el regalo de la vida eterna.
Escuchar bien es esencial, porque la fe viene por oír el mensaje de Dios (Ro 10.17), y el crecimiento espiritual depende también de prestar atención a lo que Él nos dice.
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sábado, 17 de diciembre de 2016
Por qué escuchar es tan importante
viernes, 16 de diciembre de 2016
Dios quiere que sus hijos escuchen
Dios quiere que sus hijos escuchen
Leer | Nehemías 8.1-8
Los preceptos de la Biblia nos enseñan cómo vivir en santidad. Sin embargo, para recibir las enseñanzas de Dios, tenemos que aprender a escucharlo por medio de su Palabra.
En los días de Nehemías, los israelitas que ayudaron a reconstruir el templo eran buenos oyentes. Después de trabajar juntos para restaurar el muro de la ciudad, le pidieron a Esdras, el escriba, que les leyera los rollos que contenían las leyes de Dios.
La lectura duró varias horas, durante las cuales el pueblo estuvo de pie escuchando con atención al escriba mientras leía. Estaban concentrados en comprender lo que había sido escrito en la ley de Moisés.
Los rollos estaban escritos en hebreo, y para aquellos israelitas el arameo era el idioma que hablaban pues habían estado cautivos en Babilonia. Pero se habían reunido con el propósito de conocer el carácter de Dios y obedecer su plan. Por esta razón, los levitas traducían de modo que el pueblo entendiera la lectura (cf. v. 8).
Mientras Esdras alababa al Señor, los corazones de las personas fueron transformados. La acción de gracias y la humildad les prepararon para recibir de Dios. Se inclinaron en gratitud por el privilegio de escuchar las Sagradas Escrituras.
Necesitamos entender qué agrada al Señor para que podamos obedecer su plan. Eso significa que debemos ser buenos oyentes que desarrollen mayor humildad, atención, gratitud y celo por Él. A medida que aprendamos, debemos estar dispuestos no solo a compartir la Palabra de Dios con otros, sino también a explicárselas para que puedan conocer al Señor y obedecerle.
jueves, 15 de diciembre de 2016
La inerrancia de la Biblia
La inerrancia de la Biblia
Leer | Salmo 19.7, 8
Señalar supuestas contradicciones en la Biblia ha sido un pasatiempo popular de sus críticos. Desgraciadamente, algunas personas sostienen que partes de la Biblia no son más que simples palabras.
Por supuesto, estos críticos no se ponen de acuerdo en cuanto a lo que es inexacto. Algunos borrarían una frase aislada, mientras que otros descartarían todo un libro. Pero los cristianos no necesitamos preocuparnos por la fiabilidad de la Biblia pues tenemos la garantía de que “toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Ti 3.16).
Leer la Biblia como un documento completo revela que todas sus partes son compatibles entre sí. Dios permitió que hubiera diferencias en cuanto a perspectiva y trasfondo de los escritores, lo cual a veces puede dar la apariencia de discrepancia. Pero un estudio profundo de la Biblia revela la manera como encajan las diferentes partes entre sí. Pensemos en las cuatro perspectivas de los evangelios. Mateo enfatiza la historia y el cumplimiento de la profecía acerca del Mesías. Entretanto, Juan cuenta la historia del Salvador que estuvo dispuesto a morir por el mundo. Aunque ambos autores acompañaron a Jesús, sus perspectivas fueron diferentes. Pero en lo fundamental, ellos y los otros dos autores coinciden.
Es esencial que los creyentes creamos en la inerrancia de la Biblia. Un libro con imperfecciones solo podría ser el producto de la mano del hombre, pero la Sagrada Escritura es la absoluta Palabra de Dios. Fue su Espíritu quien habló, no importa la mano que escribió el mensaje.
martes, 13 de diciembre de 2016
Amor incomparable
Amor incomparable
Leer | 1 Juan 4.16-21
El amor de Dios es un regalo eterno. No podemos hacer nada para merecerlo ni tampoco para interrumpirlo. El amor del Padre celestial simplemente está allí; nada de lo que hagamos lo puede cambiar. Además, tenemos que entender que cuando intentamos pagar por un regalo que hemos recibido, afligimos al dador y revelamos nuestra falta de autoestima.
Mientras sintamos que tenemos que esforzarnos por ganar el amor del Padre celestial, no podremos experimentarlo plenamente. Una persona puede estar tan ocupada tratando de hacerse digna del amor de Dios, que no permita que la naturaleza de Dios tranquilice su mente y corazón. Dios no simplemente es misericordioso; Él es amor (1 Jn 4.16).
Además, el amor de Dios pone a un lado los deseos personales con el fin de suplir las necesidades de la persona amada. En nuestro caso, la necesidad es la salvación. Somos pecadores, incapaces por nosotros mismos de relacionarnos con un Dios santo. La justicia divina exigía que pagáramos nuestra deuda de pecado. Sin embargo, para expresar su amor pero permaneciendo fiel a su justicia, Dios dispuso que un sustituto pagara la deuda. Y por eso envió a su Hijo a morir en la cruz; allí, el Señor Jesús sufrió la agonía de separarse de su Padre. Por tanto, toda persona que confía en el sacrificio del Salvador, jamás tendrá que experimentar el mismo sufrimiento.
Dios nos ha amado aun antes de que naciéramos; nos amó tanto que envió a su Hijo a morir en nuestro lugar. Por tanto, no necesitamos ganar el regalo que ya es nuestro, solo necesitamos “Estad quietos, y conoced que [Él es] Dios” (Sal 46.10).
Creados para amar a los demás
Creados para amar a los demás
Leer | Marcos 12.28-34
Amar a nuestro prójimo es un mandamiento bíblico y la base de la regla de oro, pero la frase no está completa sin “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mr 12.31, cursivas añadidas). Si queremos ser vasos para derramar el amor del Padre celestial en los demás, tenemos que preocuparnos por ellos.
Independientemente de cómo actuemos o nos sintamos, nuestro Padre nos ama con amor perfecto. La prueba está en Juan 3.16, el cual dice que Dios amó tanto a la humanidad, que dio a su Hijo para que muriera por sus pecados, ¡aunque éramos sus enemigos (Ro 5.8-10)! Nadie es digno del sacrificio que hizo Cristo, pero el sentir del Padre celestial es que valemos la pena. Si Él nos considera valiosos, entonces debemos ver a los demás de la misma manera.
Recibir el amor de Dios debería inspirarnos a amar a todos los que nos rodean, aunque sea más fácil amar a unos que a otros.
En los evangelios, el Señor Jesús repite el mandamiento a sus discípulos, probablemente porque sabía que nos encontraríamos con personas difíciles de amar. Pero nos asemejamos más a Dios cuando nos preguntamos: ¿Cómo puedo servir a esta persona? ¿Qué es lo mejor para ella?
Aunque encontraremos personas que parecen difíciles de amar, el mandamiento se mantiene: Debemos amarlas como a nosotros mismos. Esta es una poderosa herramienta de evangelización. Pocos pueden resistir la atracción de un amigo afectuoso que se comporta como el Amigo perfecto. ¿Conoce a alguien que necesita sentirse amado hoy?
sábado, 10 de diciembre de 2016
El poder del amor
El poder del amor
Leer | Lucas 15.11-24
A veces, cuando leemos la Biblia, no captamos todo el significado de ciertas palabras por las limitaciones de nuestro idioma. Por ejemplo, en castellano solamente tenemos una palabra para “amor”, pero las cartas originales de Pablo, escritas en griego, utilizan dos palabras. Los creyentes tenemos la promesa de que el amor de Dios habitará en nosotros (Ef 3.19). Pero a menudo pensamos que se refiere al amor fileo —el afecto fraternal. Pero la verdad es que el Espíritu Santo manifiesta el amor ágape en nosotros —el amor abnegado y desinteresado.
Nosotros, también, tenemos la capacidad de reflejar el mismo amor que el Señor Jesús demostró en el Calvario. Él describió sutilmente el poder de este amor en su parábola del hijo pródigo. El padre debió de haberse dado cuenta de que el egoísmo y deseo por viajar estaban consumiendo al joven, y que negarle su petición de recibir anticipadamente su herencia lo llevaría al resentimiento. Por eso, a pesar de su sacrificio personal y monetario, el padre le dio a su hijo la herencia. Después, esperó mientras el pródigo aprendía su lección.
No cabe duda de que fue un tiempo difícil. Un buen padre quiere proteger a sus hijos de los errores. Pero el hombre sabio también sabe que las personas deben descubrir las duras verdades por sí mismas. A veces, lo mejor es hacernos a un lado.
El hijo pródigo regresó al hogar, sucio, contrito y buscando un lugar entre los sirvientes. Pero lo que recibió fue todo el amor de su padre y la restauración inmediata como el hijo del amo. Ese es el amor ágape, el amor que gana los corazones y las mentes para el Señor.
viernes, 9 de diciembre de 2016
Al ser víctimas de abusos
Al ser víctimas de abusos
Leer | Lucas 6.26-28
Es prudente conocer algunas recomendaciones básicas para enfrentar el abuso. El problema está tan extendido que, incluso si usted no lo ha padecido, alguien cercano, probablemente sí. De haber recibido este consejo mucho antes, tal vez yo hubiera podido responder mejor al abuso recibido tiempo atrás.
Busque la dirección de Dios. No existe una única manera de enfrentar el abuso, porque cada situación es diferente. Van desde el irritante acoso en la escuela, hasta la amenazante violencia doméstica. Las soluciones también varían; condiciones extremas pueden requerir escapar de la situación. De manera que no haga lo que otros dicen que harían. En vez de eso, pregúntele al Señor: “¿Qué quieres que haga?” Acuda primero a la Palabra de Dios. Él nunca le dirá algo que contradiga la Sagrada Escritura.
Ore por la persona abusiva. Por más difícil que parezca, estamos llamados a orar, incluso por nuestros enemigos. Pídale al Señor que su amor transforme la vida de su opresor; que éste pueda ver la maldad del abuso, y que sea libre de esa conducta tan lesiva. Pídale a Dios que le dé a usted discernimiento para entender la motivación del agresor, y pueda así ayudarle a manejar mejor la situación.
Este consejo no es fácil de seguir; orar por el opresor va en contra de nuestra naturaleza humana y del mensaje común de nuestra cultura. Sin embargo, hay personas que fueron víctimas de abuso, que testifican que el Señor no “desaprovechó” su sufrimiento —y que hubo consecuencias positivas como resultado de esa experiencia (Ro 8.28).
jueves, 8 de diciembre de 2016
La carrera de la vida
La carrera de la vida
Leer | Hebreos 12.1-3
La vida cristiana es descrita muchas veces como una carrera diseñada por Dios. En ella, somos llamados a cumplir sus planes para nosotros. En otras palabras, ser conformados a la semejanza de Cristo y glorificar al Señor.
Para correr la carrera, tenemos que conocer la ruta. La Biblia nos sirve de mapa, brújula y guía. Es un manual infalible para mantenernos apartados del pecado en nuestra sociedad.
Para terminar la carrera necesitamos inspiración y corrección, y la Sagrada Escritura ofrece ambas mediante sus relatos verídicos. Algunos de nosotros somos como el rey Saúl, que respondió al llamado de Dios y comenzó la carrera muy bien (1 S 10.9-11); pero la corrección es posible si perdemos nuestro enfoque del plan de Dios y nos sumergimos en las cosas del mundo. Otros son como el apóstol Pablo, quien fue cruel por años antes de ser salvo. Su vida nos inspira a perseverar y a aceptar el plan de Dios con más pasión.
En la carrera encontraremos obstáculos contra los que debemos perseverar. Algunos de ellos pueden ser: críticas por parte de creyentes y no creyentes; intolerancia a nuestro amor por Cristo; y períodos de soledad e incertidumbre cuando el camino no sea claro. El Espíritu Santo nos fortalece cuando estudiamos el carácter inmutable de Dios y sus promesas eternas.
¿Está usted corriendo bien la carrera? ¿Cómo está respondiendo a las presiones a lo largo del camino? Recuerde que Cristo, que es nuestra vida misma, siempre corre con nosotros.
Cómo sobrevivir en la cultura actual
Cómo sobrevivir en la cultura actual
Leer | Hebreos 5.12-14
Si queremos sobrevivir en nuestra cultura actual, entonces la Palabra de Dios debe tener un lugar central en nuestra vida cotidiana. Dios nos habla por medio de la Biblia de sus verdades y las mentiras del mundo.
Para saber si hemos sido víctimas de la mentira, necesitamos ser sinceros con nosotros mismos y preguntarnos si somos verdaderos seguidores de Cristo o meros creyentes mundanos.
Los cristianos mundanos pueden tener convicciones fuertes acerca de seguir al Señor, pero a menudo las comprometen. Una comprensión débil del carácter y de los preceptos de Dios, produce una vida egocéntrica y susceptible a las mentiras (Ef 4.14). La mundanalidad se revela a largo plazo en una discrepancia entre el andar cristiano y las cosas que producen placer o comodidad. La poca participación en la iglesia local, también impide el crecimiento en la madurez espiritual.
¿Se siente usted identificado con esta descripción? Si es así, no se desanime. La Palabra de Dios es un faro que le puede guiar por el camino del mundo y ayudar a transformarse en un verdadero seguidor de Cristo. La Biblia y la obra del Espíritu Santo hará que su vida refleje cada vez más el estándar divino.
Aplicar la Sagrada Escritura a nuestras actitudes y acciones se traducirán en más pasión por el Señor, y en una mayor obediencia a Él. Por tanto, a medida que esta confianza y esa dependencia de Jesucristo aumenten, toda nuestra vida adoptará una perspectiva nueva acorde con la Palabra del Señor. ¿Qué lugar tiene la Biblia en las decisiones que usted toma cada día?
martes, 6 de diciembre de 2016
Nuestro tiempo
Nuestro tiempo
Leer | Efesios 5.15-17
La manera como usted usa su tiempo, revela sus valores, prioridades y convicciones. Como buen administrador de este regalo, puede aprovechar al máximo su tiempo…
• Recibiendo a Cristo como su Salvador personal. Cualquier parte de la vida que se use fuera de la voluntad de Dios, es tiempo desperdiciado. La única manera que usted tiene para lograr su máximo potencial, y experimentar paz y prosperidad genuinas, es conociendo personalmente a Aquél que le creó.
• Orando. No hay nada como la oración para ahorrar tiempo. Cuando usted busca conocer la voluntad de Dios para su vida o para tomar alguna decisión, la oración actúa como la brújula que guía sus pasos. Jesucristo es nuestro mejor ejemplo de esto, pues reconocía siempre que la mejor manera de utilizar su tiempo era encontrando un lugar solitario para estar en comunión con el Padre.
• Descubriendo el plan de Dios para su vida, y andando cada día en su voluntad. El creyente que deliberadamente desobedece al Señor, tendrá una vida infeliz y sin provecho. No hay manera posible de maximizar su efectividad si está luchando contra Dios o se ha endurecido tanto que ya no escucha su voz.
• Escribiendo la misión que Dios tiene para su vida. Como Creador, Dios sabe los planes que tiene para usted. Por tanto, pregúntele lo que desea para su vida, y luego dedique tiempo para resumir cómo piensa utilizar el resto de sus días en este mundo. Si usted se ciñe al plan que Dios le ha ayudado a determinar, descubrirá que su tiempo será invertido en vez de simplemente “gastado”.
lunes, 5 de diciembre de 2016
 Para transformar nuestra manera de pensar
Para transformar nuestra manera de pensar
Leer | Colosenses 3.1, 2
El sábado vimos que Romanos 12 nos exhorta a no pensar como el mundo, sino a ser transformados mediante la renovación de nuestra mente. Eso puede parecer difícil, pero es posible por medio de Cristo (Fil 4.13). He aquí algunos consejos prácticos:
• Reconozca su capacidad de tener pensamientos buenos (1 Co 2.16). Si usted puso su fe en Cristo como su Salvador, el Espíritu Santo vive dentro de usted. Por tanto, Él que es santo y puro, le ayuda a tener pensamientos santos y puros.
• Busque las cosas espirituales (Col 3.1, 2). Cuando se ejercita un músculo, éste se vuelve más fuerte. Asimismo, leer la Biblia proporciona sustento a su mente, de manera que si después ejercita lo leído, mediante el estudio y la meditación, su manera de pensar se volverá más cristocéntrica.
• Examine cuidadosamente sus pensamientos por medio de la Palabra y la voluntad de Dios (2 Co 10.5). Muchas veces actuamos de manera impulsiva sin tomar en cuenta las enseñanzas del Señor o sus propósitos. La lectura y obediencia a la Palabra de Dios, y la confianza en la guía del Espíritu Santo, nos ayuda a evitar muchas aflicciones.
• Decida rechazar ciertos pensamientos (Sal 101.2, 3). Los pensamientos nocivos están entre los “dardos de fuego del maligno” (Ef 6.16). Puede que no seamos responsables de que esos pensamientos aparezcan de repente en nuestra cabeza, pero sí de nuestra respuesta a ellos. Si en algún momento usted se detiene a recrearse con ideas malsanas, pídale a Dios que redirija sus pensamientos. Luego, dele gracias porque Jesucristo compró su perdón en el Calvario.
sábado, 3 de diciembre de 2016
Nuestros pensamientos
Nuestros pensamientos
Leer | Romanos 12.1, 2
Nuestros pensamientos influyen en gran medida, no solo en nuestros éxitos, fracasos y decisiones, sino también en nuestra relación con el Señor y con los demás. La santidad proviene de pensar de la manera que lo hace Dios.
Sin embargo, hay varios problemas que pueden afectar negativamente lo que uno piensa. Uno de los más persistentes es la influencia de nuestro pasado. Cuando usted acepto a Cristo, Dios le dio un nuevo espíritu y una nueva vida. Pero, al permitirle empezar de nuevo, no borró el pasado de su mente. El Padre celestial quiere que usted sea capaz de utilizar sus buenas y sus malas experiencias cuando ayude a los demás. También quiere que valore la gracia y sepa que es importante que recuerde de qué le rescató.
Otro problema son las malas influencias. Aunque podamos pensar que somos inmunes a ellas, lo que permitimos que entre en nuestra mente afecta en gran medida nuestra manera de pensar. Las cosas malas crean la tolerancia y el deseo de las cosas del mundo, y pueden hacer que nuestros buenos pensamientos entren en conflicto con nuestros malos deseos, lo cual genera sentimientos de tensión y culpabilidad. Cuando comenzamos a sacar a Dios de nuestras vidas, permitimos que Satanás tome ventaja.
Es por eso que Dios nos dice: “Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Fil 4.8). El Señor sabe que prepararnos mentalmente puede protegernos de las trampas del diablo.
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El Espíritu Santo, nuestro maestro
El Espíritu Santo, nuestro Maestro
Leer | Juan 16.12-15
Dios envía al Espíritu Santo para instruirnos personalmente en sus caminos. Este es un regalo maravilloso del Padre celestial para toda persona que decida seguirlo. El Espíritu Santo está indudablemente calificado para ser nuestro Maestro divino: como miembro de la Trinidad, Él es omnisciente, al igual que las otras dos personas de la Deidad. Y porque conoce toda la verdad, puede dirigirnos (Jn 16.13).
Entonces, ¿cómo podemos sacar provecho de la enseñanza del Espíritu Santo? Primero, debemos creer en Jesucristo y recibirle como Señor y Salvador. Todo creyente recibe el Espíritu sin reservas, pero Él no está presente en las vidas de quienes no se han rendido a Cristo. Por esta razón, la fe en Jesús es el primer paso esencial.
Segundo, debemos creer que la Biblia es la Palabra de Dios. En ella, el Señor nos muestra su verdad, con el propósito de acercarnos más a Él. La Sagrada Escritura es la revelación de Dios al hombre, y aunque todos sus 66 libros fueron escritos por autores humanos, cada versículo de ella es totalmente divino.
Tercero, en vez de apoyarnos en nuestra capacidad intelectual, debemos depender del Espíritu Santo para que nos enseñe. Los más admirados pensadores humanos no pueden ni remotamente llegar a comprender la mente del Señor. Para el mundo, el evangelio es locura, pero en realidad es poder de Dios (1 Co 1.18-25).
Las maravillas del Señor son gratuitas y están al alcance de todos lo que invoquen su nombre. Pídale al Señor, en el poder del Espíritu Santo, que bendiga su estudio de su santa Palabra.
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Dirección Divina
Dirección divina
Leer | Juan 14.26
Dios sabía que nunca podríamos entender toda su grandeza con nuestras mentes finitas. Es por esto que nos dio al Maestro divino —el Espíritu Santo.
El propósito del estudio de la Biblia no es que adquiramos información sino que seamos transformados. Si lo que leemos no cambia nuestras vidas, entonces no estamos experimentando el poder del evangelio. El Espíritu Santo tiene un propósito importante al enseñarnos la Palabra de Dios: transformarnos según la imagen de Cristo (Ro 8.29). Y lo hace en tres áreas:
1. En la evangelización. Antes de llegar a tener fe en Jesucristo, fue el Espíritu de Dios quien obró para hacernos conscientes de nuestra necesidad de un Salvador. Este fue el primer paso hacia nuestra semejanza a Cristo.
2. El discipulado. Después que ponemos nuestra fe en Cristo, el Espíritu Santo comienza el proceso del discipulado, que se refiere al crecimiento espiritual continuo y a un conocimiento cada vez mayor de las Sagradas Escrituras.
3. Las misiones. Dios quiere que sus seguidores vayan al mundo para anunciar las buenas nuevas de Jesucristo. Los creyentes tienen el privilegio de expresar su gracia a todas las personas.
La transformación es la clave para llegar a parecernos al Señor Jesucristo. Aunque nunca alcanzaremos la perfección en esta vida, la peregrinación hacia la semejanza a Cristo es importante; pues es la manera como nos convertimos en cristianos maduros y activos.
El Espíritu Santo es nuestro guía. Dé gracias hoy a Dios por su bondad al darle el Maestro perfecto para que le dirija en esta apasionante peregrinación de fe.