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viernes, 30 de agosto de 2024

Las promesas de Dios fortalecen nuestra fe


Las promesas de Dios fortalecen nuestra fe


2 Pedro 1.3-4

Las promesas de Dios son preciosas. No solamente nos recuerdan su interés en nosotros, sino también nos dan esperanza y aliento en los momentos difíciles. Pero antes de apropiarnos de una promesa, debemos examinarnos en tres categorías: fe, obediencia y paciencia.

Primero, debemos poner la fe en Cristo como nuestro Salvador personal y vivir de acuerdo a nuestra fe en Él.

Obedecer a Dios también es necesario. Si seguimos desobedeciendo al Señor voluntariamente, Él no estará obligado a cumplir su promesa (1 P 3.12).

Por último, la paciencia es otro requisito. Dios actúa según su calendario para lograr sus propósitos, conforme a su plan perfecto. Esperar en Él es necesario.

A veces, parecerá como si alguna promesa divina no se está cumpliendo. En ese caso, eche una segunda mirada al pasaje bíblico para asegurarse de que se aplica a usted.

Después, compruebe que ha llenado todos los requisitos, y considere si hay una necesidad verdadera. Si tiene todavía el convencimiento de que la promesa se aplica a usted, entonces puede profundizar un poco más en la petición. ¿Será honrado el Señor cuando se cumpla esta promesa? ¿Puede Él responder esta oración sin que resulten afectadas otras personas, o estorbar la voluntad de Él para sus vidas? ¿Me ayudará esto a crecer espiritualmente? Estas preguntas le ayudarán a orar adecuadamente.

El Espíritu Santo es nuestro maestro que nos enseñará las promesas del Señor Jesucristo. Él quiere edificar nuestra fe por medio de la Biblia, darnos el aliento necesario para obedecer, y desarrollar en nosotros el fruto de la paciencia.

jueves, 29 de agosto de 2024

Las promesas de Dios



Las promesas de Dios

Hebreos 10.22-23

Nuestro Padre celestial ha hecho muchas promesas en la Biblia. Pero hay cierta confusión entre los cristianos en torno a cuáles versículos las mencionan. Hay tres preguntas prácticas para juzgar cuáles de esas promesas se aplican a nuestra situación.

1. ¿Está limitada la promesa a una persona o circunstancia específica, o se aplica a todos los creyentes? Por ejemplo, la promesa hecha a Abraham y a Sara acerca de tener un hijo (Gn 18.10) fue específicamente para ellos, mientras que Hebreos 13.5 contiene la garantía para todos los cristianos de que Jesús estará con ellos para siempre.

2. ¿Estamos pidiéndole al Señor que satisfaga una necesidad o un deseo? Una necesidad es aquello que nos hace falta para que Dios realice su obra en nuestra vida. Un deseo es algo que queremos para nuestro disfrute o satisfacción. Si perdemos el trabajo, entonces está faltando algo esencial: un ingreso. Pero si queremos tener un nuevo cargo por razones personales, eso es un deseo.

3. Antes de cumplir una promesa, ¿requiere el Señor alguna acción de nuestra parte? Proverbios 3.5-6  es una promesa condicional que garantiza la dirección de Dios al confiar en Él. En cambio, la promesa de la presencia de Jesús (He 13.5) es incondicional; no depende de nada que hagamos (Mt 28.20).

Al analizar la Biblia con base en estas preguntas, sabremos cuáles promesas se aplican a nuestra situación, y qué confianza tendremos para pedir a nuestro Señor que las haga realidad. Porque, como dice 2 Corintios 1.20 (TLA): “Todas las promesas que Dios ha hecho se cumplen por medio de Jesucristo”.