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domingo, 13 de febrero de 2011

LA LECCIÓN DEL HIJO PRÓDIGO


La Biblia dice, “Y cuando aún estaba lejos [el hijo pródigo], lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.” (Lucas 15:20)

Yo creo que el hijo pródigo volvió a casa por lo que había vivido con su padre. Este joven conocía el carácter de su progenitor - aparentemente había recibido gran amor de su parte. Él debió haber sabido que si regresaba, no sería condenado por sus pecados ni les serían echados en cara.

Observe cómo el padre del hijo pródigo lo recibió en su lamentable estado. El joven tenía la intención de ofrecerle una explicación. Pero cuando él vio a su padre, no tuvo la oportunidad de hacerlo por completo pues su progenitor lo interrumpió corriendo hacia él y lo abrazó.

El joven sólo pudo pronunciar el comienzo de su disculpa diciendo, “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo” (v. 21). Pero su padre no esperó a que terminara. Para él, el pecado del joven ya había sido saldado. La única respuesta del padre fue dar una orden a sus siervos: “Pónganle el mejor vestido a mi hijo y anillos en sus dedos. Preparen un festín, porque vamos a celebrar. Regocíjense todos – mi hijo está en casa.” Él conocía el corazón de su hijo. Él sabía que se había arrepentido completamente.

El pecado no representaba un problema para el padre. Lo único que había en su mente eran pensamientos de amor hacia su hijo. El padre quería que su hijo supiera que era aceptado aún antes de que él pudiese dar una explicación. Y este es el punto que Dios quiere mostrarnos a todos: Su amor es más grande que todos nuestros pecados. “Su benignidad te guía al arrepentimiento.” (Romanos 2:4)

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