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sábado, 30 de abril de 2011

TESOROS DE DAVID "SALMO 18" Charles Spurgeon


Lo llamamos «Una mirada retrospectiva agradecida». C. H. S.
Es una oda eucarística magnífica. John Brown
Kitto, en la Biblia pictórica, tiene la siguiente nota sobre 2º Samuel 22: «Esto es igual que el Salmo 18.»
La prueba de la grandeza de este Salmo está en el hecho de que ha pasado la prueba de toda clase de traducciones e incluso versos, que han resultado divinos. Quizá el gran encanto del mismo, aparte de la poesía del descenso, es la exquisita y sutil alteración del Yo y el Tú. George
Gilfillan, en Los bardos de la Biblia El que quiera ser sabio, que lea los Proverbios; el que quiera ser santo, que lea los Salmos. El santo David, estando cerca de la orilla, mira aquí los antiguos peligros y liberaciones, experimentados con un corazón agradecido, y escribe este Salmo para bendecir al Señor; como si
cada uno de nosotros, una vez entrado en años, repasara la vida y observara las bondades maravillosas y la providencia de Dios hacia él, y entonces se sentara y escribiera un humilde recordatorio de las misericordias más notables, para consuelo propio y para la posteridad; una excelente idea.
Después que David ha acumulado sobre Dios todos los nombres dulces que puede imaginar
(vers. 2), como verdadero santo cree que nunca puede hablar bastante bien de Dios, o demasiado mal de sí mismo, y entonces empieza su narración.
1. De sus peligros (vers. 4).
2. De su retiro, y esto era la oración sincera a Dios (vers. 6). La madre sigue atareada en tanto que el niño gimotea, pero cuando chilla más alto -el grito exacerba cada nervio y cada vena, entonces suelta lo que está haciendo y atiende su deseo. En tanto que nuestras oraciones son sólo suspiros, nuestro Dios puede seguir esperando; pero cuando caemos, entonces: «Ahora me levantaré, dice el Señor.»
3.De su rescate (vers. 7-20).
4. De la razón de estos tratos misericordiosos de Dios con él (vers. 20,
etc.). Richard Steele, Discurso sencillo sobre la justicia
Vers. 1. Te amo, oh Jehová. Te amaré de todo corazón, con mis entrañas. Nuestro Dios trino merece el amor más férvido de nuestros corazones. C. H. S.
Vers. 1, 2. Dios se ha entregado, por así decirlo, a sus creyentes. Es Dios mismo que es la salvación y la porción de su pueblo. La fe se basa principalmente en Dios mismo; El será mi salvación, si le tengo, y esto ya es salvación bastante; Él es mi vida, mi consuelo, mis riquezas, mi honor, mi todo.
David se complacía más en que Dios fuera su fortaleza que en que le diera a él fortaleza; en que Dios fuera su liberador que en ser liberado; en que Dios fuera su escudo, su cuerno, su torre alta, que en recibir el efecto de todos ellos. Lo que le complacía de veras a David y complace a todos los santos es que Dios sea su salvación, sea temporal o eterna, más que el hecho de que los salve:
los santos miran más a Dios que lo que es de Dios. Joseph Caryl
Vers. 2. Jehová, roca mía y castillo mío. Habitando en los peñascos y fortalezas montañosas naturales de Judea, David había escapado de la malicia de Saúl, y aquí compara a su Dios con estos escondederos y refugios.
Mi fortaleza. Esta palabra es realmente «mi roca», en el sentido de fuerza y fijeza; mi confianza y apoyo seguro, inmutable, eterno. Así la palabra «roca» ocurre dos veces, pero no es tautología, porque la primera vez es una roca para resguardarse, y aquí una roca para firmeza e inmutabilidad.
Mi escudo, que desvía los golpes del enemigo, me protege de las flechas o la espada.
Aquí hay muchas palabras, pero ninguna de más; podríamos examinarlas una a una si
dispusiéramos de tiempo, pero resumiéndolas en un conjunto, podemos llegar a la conclusión de Calvino de que David aquí arma al fiel de la cabeza a los pies.
Vers. 4. Torrentes de perversidad me atemorizaron. En la noche del lamentable accidente que tuvo lugar en el «Surrey Music Hall», las olas de Belial quedaron sueltas y los comentarios subsiguientes de gran parte de la Prensa fueron en extremo maliciosos y malintencionados; nuestra alma temía al ver que estábamos rodeados de olas de muerte y blasfemias crueles. Pero ¡qué misericordia hubo en todo ello, y qué dulce miel de bondad fue extraída por nuestro Señor de este león de aflicción! C.H.S.
No hay metáfora que usen con más frecuencia los sagrados poetas que la que representa las espantosas e inesperadas calamidades que resultan de las aguas avasalladoras. La imagen parece haber sido especialmente familiar entre los hebreos, puesto que se derivaba del hábito peculiar de la naturaleza de su propio país. Tenían continuamente delante de los ojos el río Jordán, que cada año rebasa sus riberas. Robert Lowth
Vers. 5. Ligaduras del Seol me rodearon. Un cordón de demonios acosaba al hombre de Dios acorralado; parecía que toda vía de escape estaba cerrada. Satán sabe cómo bloquear nuestras costas con los barcos de guerra de la aflicción, pero, bendito sea el Señor, el puerto de la oración está todavía abierto, y la gracia puede atravesar el bloqueo, llevando mensajes de la tierra al cielo y bendiciones en su retorno del cielo a la tierra.
Según las cuatro metáforas que emplea, estaba amarrado como un malhechor para ser ejecutado; abrumado como un marinero náufrago; rodeado y batido como un ciervo cazado; y capturado en una red como un pájaro tembloroso. ¡Cuánto terror y aflicción pueden caer sobre una cabeza pobre e indefensa! C. H. S.
Me tendieron lazos de muerte. Estos lazos, o trampas, estaban tendidos delante de mí.
Vers. 6. En mi angustia. Si escuchas el arpa de David, vas a oír muchos cánticos tristes, endechas, así como villancicos y cantares; y la pluma del Espíritu Santo ha trabajado más en describir las aflicciones de Job que las alegrías de Salomón. Vemos en bordados y tapices, que es más agradable tener un patrón alegre sobre un fondo triste y solemne que cuando la cosa es al revés; juzga, pues, de los placeres del corazón por los placeres del ojo. Ciertamente, la virtud es como los olores preciosos, son más fragantes cuando son exprimidos; porque la prosperidad
manifiesta el vicio, pero la adversidad manifiesta mejor la virtud. Francis Bacon
Vers. 6, 7. La oración de un solo santo va seguida a veces de efectos maravillosos; ¿qué va a resultar, pues, de la legión atronadora de plegarias de gran número de almas suplicantes? La reina de Escocia decía que temía más a las oraciones de Knox que a un ejército de diez mil hombres. John Flavel
Vers. 7. La tierra fue sacudida y tembló. Observa cómo la cosa más sólida e inconmovible nota la fuerza de la súplica. La oración ha sacudido casas, abierto puertas de cárceles y hecho temblar a los corazones más aguerridos. La oración hace sonar la campana de llamada, y el amo de la casa se levanta para prestar ayuda, sacudiendo todas las cosas bajo sus pisadas.
Vers. 8. Humo subió de su nariz. Un método violento oriental de expresar gran furor. Como el aliento de las narices es calentado por la emoción fuerte, la figura retrata al Liberador todopoderoso proyectando humo en el calor de su furor y en el ímpetu de su celo.
Y de su boca fuego consumidor. Este fuego no era temporal, sino que era permanente. C. H. S.

Vers. 8-19. Como el hombre hace más caso del cielo cuando siente sus iras que cuando siente sus bendiciones, y considera más a Dios cuando desciende a la tierra en la tormenta que cuando lo hace en el arco iris, David describe la bienaventurada condescendencia de Dios con la figura de una tempestad. Augustus F. Tholuck
Vers. 10. Cuando Dios viene a castigar a sus enemigos y a rescatar a su pueblo, no hay nada que más haya sorprendido a sus amigos o enemigos que la admirable rapidez con que se mueve y actúa: Vuela sobre las alas del viento. William S. Plumer
Vers. 11. Espesos nubarrones. Bienaventuradas las tinieblas que velan a Dios; aunque no podemos verle, es muy dulce saber que está obrando en secreto para mi bien eterno. Incluso los necios pueden creer que Dios se halla allí cuando hace el sol y la calma, pero la fe es sabia, y le discierne en las tinieblas y en la tormenta amenazadora.
Vers. 13. Tronó en los cielos Jehová, y el Altísimo dio su voz. ¿Cómo podrán los hombres resistir su voz el último día, cuando tenga lugar la proclamación de su condenación, si hoy están atemorizados y temblando al oírla de lejos cuando murmura? En todo este terror David halló tema para un cántico, y de esta manera cada creyente halla incluso en los terrores de Dios un tema para un cántico santo.
Granizo y centellas de fuego. Horne hace notar que «cada tempestad debería recordarnos la exhibición de poder y venganza que al final del mundo va a acompañar a la resurrección general».
Vers. 18. Me asaltaron en el día de mi quebranto, mas Jehová fue mi apoyo. ¡Qué bendición este «mas», que corta el nudo gordiano y mata a la hidra de cien cabezas! No hay temor de no ser liberados cuando dependemos de Jehová. C. H. S.
Cuando Enrique VIII hubo hablado y escrito acerbamente contra Lutero, dijo éste: «Decid a los Enriques, a los obispos, a los turcos y al mismísimo diablo, que hagan lo que quieran, que nosotros somos los hijos del reino, adoradores del Dios verdadero, a quien ellos, y otros como ellos, escupieron y crucificaron.» Charles Bradbury
Vers. 19. Me sacó a lugar espacioso. El Señor no deja su obra a medias, porque habiendo derrotado al enemigo saca al cautivo y le da libertad.
Me libró, porque me amaba. Por qué ha de deleitarse el Señor en nosotros, es una pregunta a la que no podemos contestar. Creyente, siéntate y absorbe interiormente esta cláusula instructiva que tienes delante, y aprende a ver el amor sin causa de Dios como la causa de todas las bondades de que participamos. C. H. S.
Vers. 20. Jehová me retribuye conforme a mi justicia. Viendo este Salmo como profético del Mesías, estas pretensiones tan notables a la justicia se pueden entender fácilmente, porque sus vestidos eran blancos como la nieve; pero considerándolas como el lenguaje de David, han dejado perplejos a muchos. Las tribulaciones iniciales de David tuvieron lugar a causa de la malicia del envidioso Saúl, el cual, sin duda, le perseguía, pero daba pretextos y acusaciones, que
echaba sobre el carácter del «hombre según el propio corazón de Dios». David declara que estas acusaciones son falsas por completo, y afirma que posee una justicia dada por la gracia, que el Señor le ha concedido en su gracia, y con ello desafía a todos sus calumniadores. Ante Dios, el hombre, según el propio corazón de Dios, era un humilde pecador, pero ante sus calumniadores podía hablar de la limpieza de sus manos y la justicia de su vida sin ruborizarse. No está en oposición a la doctrina de la salvación por la gracia, ni es una evidencia de espíritu farisaico, el
que un hombre bajo la gracia, habiendo sido calumniado, sostenga resueltamente su integridad y defienda con vigor su carácter.
Vers. 21. Hay aquí un «he», y un «no he» y los dos vienen a unirse en una vida verdaderamente santificada; la gracia que constriñe y restringe debe tener su parte en ello. C. H. S.
No me aparté impíamente de mi Dios. El hombre de corazón falso en el mundo no mira sólo a Dios, sino a algo más junto con Dios; aunque Herodes tenía en consideración a Juan, consideraba más a Herodías; y el joven del evangelio viene a Cristo, pero está pensando en sus posesiones; y Judas siguió a Cristo, pero tiene la mirada en la bolsa; esto es apartarse impíamente de Jehová. William Strong

Vers. 23. Fui fiel para con él, y me he guardado de mi maldad. El genio impulsivo de David podría haberle llevado a matar a Saúl cuando le tuvo en su poder, pero la gracia le capacitó para mantener las manos limpias de la sangre de su enemigo.C.H.S.
Tal como en la colmena tiene que haber una reina, así también en el corazón ha de haber un pecado dominante; hay un pecado que no sólo está más cerca del hombre que el vestido que lleva, pero que le es agradable a los ojos. El diablo puede dominar a un hombre de modo tan firme por medio de este eslabón como por medio de toda una cadena de vicios. El cazador de pájaros tiene al pájaro bien sujeto con sólo que agarre una de sus alas. Un cristiano recto echa mano del cuchillo sacrificador de la mortificación y atraviesa con él su pecado predilecto.
Thomas Watson
Vers. 24. Por lo cual me ha recompensado Jehová conforme a mi justicia; conforme a la pureza de mis manos delante de su vista. Dios primero nos da la santidad y luego nos recompensa por ella. Al premiado se le concede la flor del concurso, pero el hortelano la ha cultivado; el niño gana el premio en la escuela, pero el honor real de su enseñanza se halla en el maestro, aunque en vez de recibirlo es el que da el premio. C. H. S.
Vers. 24-27. Así como el sol es muy agradable y sano para los ojos sanos y sin enfermedades, aunque para los mismos ojos, cuando son débiles, enfermos, doloridos, es muy pernicioso y penoso, por más que el sol sea siempre el mismo en uno y otro caso, lo mismo Dios, que se ha mostrado benigno y generoso con los que son tiernos y buenos con los santos, es misericordioso para con los que muestran misericordia. Pero, con respecto a estos mismos hombres, cuando caen en la maldad y su comportamiento es cruel, el Señor se muestra lleno de ira y furor, y, con todo, es un mismo Dios inmutable desde el siglo y para el siglo. Robert Cawdray
Vers. 25. Con el misericordioso te mostrarás misericordioso. «Noé era un varón justo y perfecto en su generación,, y Noé anduvo con Dios. Y Noé halló gracia a los ojos de Jehová. Estas son las generaciones de Noé; Noé engendró tres hijos.» Noé, Noé, Noé, me gusta el sonido de este tu nombre; y todos vuestros nombres son preciosos para Dios, por más que sean aborrecidos por los hombres, si el nombre de Dios os es querido y dulce.
Para un hipócrita hay «muchos dioses y muchos señores», y ha de tener un corazón para cada uno de ellos; pero para el justo sólo hay uno, Dios el Padre, y un Señor Jesucristo, y un corazón sirve a los dos. El que pone su corazón sobre las criaturas, ha de disponer su corazón sobre cada una de ellas, y al hacerlo lo divide y lo destruye (Oseas 10:2). Los beneficios mundanos llaman a la puerta, ha de tener un corazón para ellos; los placeres carnales se presentan, ha de tener un corazón para ellos; los atractivos pecaminosos se presentan, ha de tener un corazón para ellos. El justo ha hecho su elección, que es Dios, y con ello le basta. Richard Steele
Vers. 28. Tú encenderás mi lámpara. Las lámparas encendidas por Dios el diablo no las puede apagar.
Vers. 29. Contigo desbarataré ejércitos, y con mi Dios saltaré muros. Estas hazañas han sido ya realizadas, pues hemos pasado de un tirón huestes de dificultades, y hemos escalado cosas imposibles de un salto. Los guerreros de Dios pueden esperar que tendrán que pasar por toda forma de lucha, y mediante el poder de la fe han de decidir comportarse como hombres de veras.
Vers. 31. ¿Quién es Dios sino sólo Jehová? El Dios de David crea, sostiene, prevé y rige. ¿Hay otros que puedan hacerlo? ¿Quién sino El es perfecto en cada atributo y glorioso en cada acto? C.H.S.
Aquí ocurre por primera vez en los Salmos el nombre Eloah, traducido como Dios. Ocurre más de cincuenta veces en las Escrituras, si pero sólo cuatro veces en los Salmos. Es el singular de Elohim. Muchos han supuesto que este nombre se refiere especialmente a Dios como objeto de adoración religiosa. Esta idea puede muy bien ser prominente en este lugar. William S. Plumer
Vers. 33. Quien hace mis pies como de ciervas, y en las alturas me sostiene en pie. Persiguiendo a sus enemigos el guerrero había sido rápido en sus pies como una cierva joven, pero, en vez de gozarse en la ligereza de los pies de un hombre, adscribe la virtud a la rapidez del mismo Señor.
Vers. 34. Quien adiestra mis manos para la batalla, para entesar con mis brazos el arco de bronce. Estos arcos eran muy difíciles de doblar con la fuerza de los brazos; el arquero requería la ayuda del pie; era una gran hazaña, pues, el tener fuerza para doblar un arco.
Jesús no sólo destruye las sugerencias de Satanás, sino que desmenuza los argumentos del mismo por medio del uso de las Santas Escrituras contra él; por los mismos medios podemos conseguir el triunfo, rompiendo el arco y partiendo la lanza con el golpe de la verdad revelada.
Probablemente David tenía una naturaleza muy vigorosa y forzuda; pero aún es más probable que, como Sansón, estuviera revestido a veces de una fuerza descomunal; en todo caso, adscribe el honor de sus hazañas enteramente a su Dios. No intentemos robar al Señor lo que se merece, sino démosle fielmente la gloria debida a su nombre.

Vers. 35. Me diste asimismo el escudo de tu salvación; tu diestra me sustentó. Por encima de todo hemos de tomar el escudo de la fe, porque nada más puede apagar los dardos encendidos de Satanás.
Tu benignidad me ha engrandecido. Otros traducen «Tu condescendencia». En un sentido Dios se empequeñece al acercarse a nosotros, como si ejerciera humildad. Es Dios, haciéndose pequeño, que es la causa de que nosotros seamos engrandecidos. Somos tan poco, que si Dios se manifestara en su grandeza sin condescendencia, seríamos aplastados sin remisión; pero Dios, que se inclina para mirar los cielos y los ángeles, mira a los humildes y contritos y los engrandece.
Vers. 36. Ensanchaste el camino debajo de mis pasos. Es una gran misericordia el ser llevados a la libertad y ensanchamiento cristianos, pero es un mayor favor todavía el ser capacitados a andar dignamente en esta libertad, sin que nuestros pies resbalen. C. H. S.
Vers. 37, 38.
Oh, he visto el día
En que con una sola palabra
Dios me ayudó a decir:
«Mi confianza está en el Mi alma ha hecho callar a miles de enemigos,
Sin temer a cuantos puedan oponérseme. —William Cower
Vers. 39, 40. Es imposible excederse en el cumplimiento del deber de adscribir todas nuestras victorias al Dios de nuestra salvación.
Vers. 41. Clamaron, y no hubo quien salvase; aun a Jehová, pero no los oyó. La oración es un arma tan notable que incluso los malvados pueden atreverse a usarla en momentos de desesperación. Los malos han apelado a Dios en contra de sus propios siervos, pero es en vano.
Hay oraciones a Dios que no son mejores que blasfemias, que no producen respuesta agradable, sino que provocan al Señor a una mayor ira. C. H. S.
Se cuenta de Antioco que juró en su última enfermedad que «se haría él mismo un judío, y que iría por todo el mundo habitado y declararía el poder de Dios.» Pero, sigue el historiador: «A pesar de todo esto, sus dolores no cesaron, porque el justo juicio de Dios había caído sobre él.» John Lorinus Y Remigius, citado por J. M. Neale
Vers. 42. Y los molí como polvo delante del viento; los desmenucé como lodo de las calles.
El infierno y los pecados resisten mi curso, Pero uno y otros son enemigos vencidos.
Jesús los clavó en la cruz, y luego Resucitó y entona el himno triunfal. —C. H. S.

El echar a uno, pues, como si fuera lodo de la calle, es una imagen muy fuerte de desprecio. John Kitto
Vers. 43. Me has librado de las contiendas del pueblo; me has hecho cabeza de naciones; pueblo que yo no conocía me sirve. Sin duda hay mucho más de Jesús que de David aquí.
Vers. 44. En cuanto me oyen, me obedecen; los hijos de los extranjeros se sometieron a mí. «El amor a primera vista» no es raro cuando Jesús es el que corteja. Jesús puede escribir el mensaje de César sin que sea jactancia; su evangelio, en algunos casos, tan pronto es oído es creído. ¡Qué estímulo para esparcir la doctrina de la cruz!
Vers. 45. Los extranjeros palidecieron y salieron temblando de sus encierros. Los que son extraños para Jesús son extraños a toda felicidad duradera; los que se apartan temblando son los que rehúsan beber del río de la vida. C. H. S.
Ellos temerán por causa de sus lugares de encierro. Un erudito judío lo interpreta de la siguiente manera: «Ellos temerán las prisiones en las cuales yo los encerraré y los tendré confinados.» John Brown
Vers. 46. El Señor vive. Nosotros no servimos a ningún Dios inanimado, imaginario o
moribundo, sino al único que tiene inmortalidad. Como leales Súbditos de este rey exclamamos:
«Jehová vive. Vive el Rey de reyes». C. H. S.
¿No ves a los herederos jóvenes de grandes haciendas que gastan el dinero en abundancia, pues no tienen ninguna escasez? ¿Por qué tú, pues, siendo hijo del Dios del cielo, tienes que ir vestido de harapos como si no valieras un ochavo?
Una mujer verdaderamente piadosa, habiendo enterrado a su hijo, y sentada sola en medio de la tristeza, consiguió aliviar su corazón con la expresión «Dios vive»; y después de haberse despedido de otro hijo, todavía insistió: «Los consuelos mueren, pero Dios vive». Al fin murió su querido esposo, y se sentó abatida y abrumada por el dolor. Tenía un niño pequeño todavía, el cual, habiendo observado lo que ella había dicho antes, para consolarla se le acercó y le dijo:
«¿Ha muerto Dios, madre? ¿Ha muerto Dios?» Esto le llegó al corazón, y con la bendición de Dios recobró la antigua confianza en su Dios, que es un Dios vivo. Así, oh cristianos, es necesario que salgáis de vuestro desánimo y animéis vuestros espíritus como hizo David. Oliver Heywood en Misericordias firmes a David
Enaltecido sea el Dios de mi salvación. Deberíamos proclamar la historia del pacto y de la cruz, de la elección del Padre, de la redención del Hijo y de la regeneración del Espíritu.
Vers. 47. El Dios que venga mis agravios, y somete pueblos debajo de mí El que perezcan los pecadores es en sí una consideración penosa, pero el que la ley del Señor sea vengada sobre los que la quebrantan es para la mente piadosa un tema de agradecimiento. C. H. S.
Es Dios. «Sire, esto no es nada más que la mano de Dios; y a Él sólo pertenece la gloria, que nadie ha de compartir con Él. El general te ha servido con toda fidelidad y honor; y el mejor elogio que puedo hacer de él es que me atrevo a decir que lo atribuye todo a Dios, y antes perecería que atribuírselo a él mismo.» Escrito al Speaker del Parlamento, después de la batalla de Naseby, por Oliver Cromwell
Ver. 49. Por tanto yo te confesaré entre Zas naciones, oh Jehová, y cantaré a tu nombre. Al luchar con los demás, David los venció; pero al cantar y deleitarse, se venció a sí mismo. Thomas Playfbre

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