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miércoles, 23 de noviembre de 2011
Génesis 13; Comentario Bíblico de Matthew Henry
Versículos 1—4. Abram vuelve desde Egipto con grandes riquezas.
5—9. Pelea de los pastores de Abram y los de Lot
—Abram da la elección de país a Lot.
10—13. Lot elige vivir en Sodoma.
14—18. Dios renueva su promesa a Abram, que se va a Hebrón.
Vv. 1—4. Abram era muy rico: él estaba muy pesado, así es la palabra hebrea; pues las riquezas son una carga; y los que serán ricos sólo se cargan con barro espeso, Habacuc 2.6.
Hay una carga de cuidado al obtener riquezas, miedo de perderlas, tentación de usarlas, culpa por abusar de ellas, pena por perderlas, y un peso de la rendición de cuentas que, por último, debe ser dada por ellas. Sin embargo, Dios en su providencia a veces hace ricos a los hombres buenos, y de este modo la bendición de Dios hizo rico a Abram sin penas, Proverbios 10.22. Aunque es difícil que un rico entre al cielo, en algunos casos puede ser, Marcos 10.23-24.
Vaya, la prosperidad externa, si es bien administrada, es un ornamento de la piedad y una oportunidad para hacer más bien.
—Abram se fue a Betel. Su altar no estaba así que no puede ofrendar sacrificio; pero invocó el nombre del Señor. Es más fácil encontrarse un hombre vivo sin respirar que uno del pueblo de Dios sin orar.
Vv. 5—9. Las riquezas no sólo dan lugar a la discordia siendo las cosas por las que más corrientemente se pelea; sino que también pueden incitar un espíritu contencioso, haciendo que la gente se enorgullezca y se ponga codiciosa. Mío y tuyo son los grandes productores de rabia del mundo. La pobreza y el trabajo, las carencias y los vagabundeos no pudieron separar a Abram y Lot pero sí las riquezas.
—Los malos siervos a menudo han hecho mucho mal en las familias y entre los vecinos, por su orgullo y pasión, mintiendo, calumniando y llevando chismes. Aquellos que así hacen son los agentes del diablo y los peores enemigos de sus amos. Lo que empeoró la pelea fue que los cananeos y ferezeos habitaban la tierra. Las peleas de los profesantes son el reproche de la religión y dan ocasión de blasfemar a los enemigos del Señor.
—Mejor es conservar la paz, que no sea rota pero la otra cosa mejor es, si se presentan diferencias, sofocar con toda velocidad el fuego que está empezando. El intento de apaciguar esta discordia fue hecho por Abram aunque él era el hombre anciano y más grande. Abram se demuestra como hombre de espíritu sereno que mandaba su pasión y que sabía como calmar la ira con una respuesta blanda. Aquellos que mantengan la paz nunca deben devolver mal por mal. De espíritu condescendiente (Abram) estuvo dispuesto a implorar aún a su inferior para estar en paz. El pueblo de Dios debe estar por la paz sea lo que sea que los demás apoyen. El ruego de Abram por la paz fue muy poderoso. Que la gente de la tierra contienda por fruslerías; pero no caigamos nosotros que sabemos cosas mejores y que esperamos un país mejor. Los profesantes de la fe deben tener sumo cuidado para evitar contiendas. Muchos profesan estar por la paz sin hacer nada por ella: no así Abram. Cuando Dios condesciende a rogarnos que nos reconciliemos, bien podemos rogarnos unos a otros. Aunque Dios había prometido a Abram darle esta tierra a su simiente, sin embargo, ofreció una parte igual o mejor a Lot que no tenía un derecho igual; y él, bajo la protección de la promesa de Dios, no actuaría con dureza con su pariente. Noble es estar dispuesto a renunciar en aras de la paz.
Vv. 10—13. Habiendo Abram ofrecido la opción a Lot, éste la aceptó de inmediato. La pasión y el egoísmo hacen maleducados a los hombres. Lot miró la bondad de la tierra; por tanto, no dudó que florecería ciertamente en un suelo tan fértil. Pero ¿qué salió de ello? Aquellos que, al elegir relaciones, llamamientos, habitaciones o establecimientos, son guiados y gobernados por la lujuria de la carne, la lujuria del ojo o el orgullo de la vida, no pueden esperar la presencia o bendición de Dios. Corrientemente se desilusionan hasta de aquellos a los que principalmente apuntan. Este principio debe dirigir todas nuestras opciones. Que lo óptimo para nosotros es lo que es óptimo para nuestras almas.
—Lot consideró poco la maldad de los habitantes. Los hombres de Sodoma eran pecadores osados e impúdicos. Esta era la iniquidad de Sodoma, el orgullo, la hartura de pan y la abundancia de ocio, Ezequiel 16.49. Dios da a menudo una gran abundancia a los grandes pecadores. Con frecuencia ha sido la suerte vejadora de los hombres buenos el vivir entre vecinos malos; y debe ser más doloroso si, como Lot aquí, se lo han acarreado a sí mismos por mala elección.
Vv. 14—18. Los mejor preparados para las visitas de la gracia divina, son aquellos cuyos espíritus están calmos y no alterados por la pasión. Dios compensará abundantemente con paz espiritual lo que perdemos por conservar la paz con el prójimo. Cuando nuestras relaciones se nos alejan, Dios no.
—Observe también las promesas con que Dios consoló y enriqueció ahora a Abram. Él le aseguró dos cosas: una buena tierra y una progenie numerosa para disfrutarla. Las perspectivas vistas por fe son más ricas y bellas que aquellas que vemos a nuestro alrededor. Dios le hizo caminar por la tierra, no para pensar de establecerse en ella sino para estar siempre sin instalarse y caminar por ella en pos de un Canaán mejor. Él edificó un altar como prenda de su agradecimiento a Dios. Cuando Dios nos satisface con promesas bondadosas, espera que le obedezcamos con alabanzas humildes. En las dificultades externas muy provechoso es para el creyente verdadero que medite en la herencia gloriosa que el Señor tiene para él al final.
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