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miércoles, 27 de abril de 2016

El costo de nuestra salvación

Leer | Filipenses 2.5, 8

En nuestro mundo de la banca electrónica y de las tarjetas de crédito es fácil ignorar lo que cuestan las cosas. Igual sucede con el pecado. Nuestra cultura disfruta de los placeres temporales, sin tener en cuenta el costo del pecado (Ro 6.23).

La Biblia nos dice lo que tuvo que pagar el Señor por nuestro pecado. Por amor a nosotros, sufrió . . .

Dolor físico. En las horas previas a su crucifixión, Jesús fue ridiculizado, golpeado y humillado. En su debilitado estado, fue obligado a llevar el instrumento de su muerte —la cruz. Después fue clavado en ella y levantado para sufrir una muerte atroz.

Pecado del hombre. Jesús vivió una vida libre de pecado, nunca conoció su vergüenza o la amargura del remordimiento. Pero en la cruz, el Padre puso todos los pecados de la humanidad en el Salvador (2 Co 5.21). Allí, Cristo experimentó la plenitud de nuestras transgresiones, y de nuestra culpa y vergüenza.

Abandono. En sus horas finales, Jesús fue separado de su Padre (Mr 15.34); la comunión que habían tenido desde la eternidad fue rota por primera y única vez. Nuestro pecado se convirtió en la barrera que nos había mantenido separados de Dios, hasta que Cristo consumó su obra expiatoria (Jn 19.30).

Castigo divino. La ira de Dios se derramó sobre nuestro Señor a causa del pecado del hombre. Cristo experimentó la condena que nosotros merecíamos (Is 53.5, 6; Ro 5.9).

Nuestro Salvador sufrió en extremo por nosotros. Dio su vida para que pudiéramos ser parte de la familia de Dios (Jn 1.12). Él nos llama a una vida de servicio abnegado —haciendo la obra del Padre.

martes, 26 de abril de 2016

Los pasos de la fe

Leer | Deuteronomio 10.12, 13

La Biblia describe a la vida cristiana como un andar. Habla de andar en el Espíritu, en los caminos del Señor, en amor, y en verdad. Nuestra vida, entonces, debe ser cada vez más como la del Señor Jesús. La Biblia llama a esto “santificación”.

Pero, ¿y si usted siente que está retrocediendo en vez de avanzar? ¿Sabe cómo dar un giro? Solamente por fe en Cristo podemos movernos en la dirección correcta. He aquí la manera de cambiar de rumbo:

Primero, tenga la seguridad de que Dios cumple cada promesa. La Biblia contiene un increíble número de ellas, incluyendo la de darnos sabiduría, compañía constante de Dios y paz, cuando nos enfocamos en Él.
Segundo, espere con ilusión la respuesta del Padre. En otras palabras, tenga la gozosa seguridad en sus promesas, que resultarán en bendiciones para su vida.
Tercero, esté consciente cada día de la actividad de Dios en su vida. Al dedicar tiempo a la Palabra, a la oración y a la meditación, usted se volverá más sensible a lo que Él está haciendo.
Cuarto, ore con audacia, porque usted es hijo de Dios (He 4.16; Gá 3.26). Acercarse así al Padre no es arrogancia, sino una expresión de su fe en Él.
Por último, obedezca la guía del Espíritu. Esta es la verdadera prueba de su fe; de hecho, la Biblia dice que sin acción, la fe está muerta (Stg 2.17).
¿Siente que su vida está creciendo y madurando a imagen de Cristo? ¿O que las circunstancias y su carácter parecen haberla detenido? Dios promete seguir embelleciendo la vida de sus hijos. Usted puede resistirse, o cooperar con su obra de gracia en usted.

lunes, 25 de abril de 2016

Andar por fe

Leer | 2 Corintios 5.6-8

En la comunidad cristiana, a menudo escuchamos hablar de la palabra fe. Sin embargo, cuando esa palabra se utiliza con frecuencia y de manera trivial, puede volverse familiar y perder así su profundo significado para nuestra vida. Hoy hablaremos de lo que implica en realidad la fe.

La fe es común a todas las personas. Por ejemplo, hace falta una medida de confianza para sentarse en una silla de lona sin probar primero su resistencia. Pero la confianza en el hecho de que esa silla soportará nuestro peso es muy diferente a confiarle a Dios nuestra vida. Un juicio equivocado en cuanto a lo primero puede resultar en una lesión física, mientras que lo segundo no solo determinará nuestro éxito en esta vida, sino también nuestro destino eterno.

¿Cuál es entonces la definición bíblica de fe? Hebreos 11.1 nos dice que es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Y sabemos que sin fe es imposible agradar a Dios (11.6). En realidad, no hay nada que podamos hacer para ganar la salvación; el único camino al cielo es tener confianza plena en la muerte expiatoria del Señor Jesús en la cruz, que pagó la deuda que debíamos por nuestro pecado. Además, la fe no es nada que podamos crear dentro de nosotros, la Biblia es clara en Efesios 2.8 cuando dice que la fe es un regalo de Dios.

¿Ha aceptado usted el regalo de fe del Padre celestial y emprendido el maravilloso viaje que le invita a tener con Él? Dios responde a los corazones que le buscan. Si usted no tiene claro si ha puesto su fe en Cristo, pídale que le guíe y le revele la verdad.

domingo, 24 de abril de 2016

Sabiduría verdadera



Piense en la multitud de decisiones que tiene que tomar a lo largo de su vida. En su conjunto, ellas determinan el curso de su existencia. Por eso es muy importante que busque la dirección del Señor en las decisiones que tome. Después de todo, Él es la única fuente de sabiduría verdadera. El asunto que usted puede estar enfrentando en estos momentos puede ser de mucha o poca importancia, pero en cualquier caso Dios lo conoce mejor que nadie. Al buscar su sabiduría uno puede disfrutar de la mejor vida posible, sin tener que sufrir malas consecuencias por tomar decisiones equivocadas.
Ahora bien, si ignoramos la dirección de Dios, es seguro que tomaremos decisiones que lamentaremos después. Lo que mucha gente olvida es que las decisiones tienen consecuencias. La presión social nos anima a que disfrutemos del momento, sin pensar en los posibles resultados. Es por eso que las personas compran casas que no pueden costear, y acumulan deudas en tarjetas de crédito que no pueden pagar. Pero, desde el principio en el huerto del Edén, Dios ha enseñado claramente que las decisiones desatinadas traen consecuencias que llegaremos a lamentar.
Primera a los Corintios 3.18-20 hace una diferenciación entre dos clases de sabiduría: la de Dios y la del mundo. Los habitantes de Corinto valoraban la sabiduría a la que el Señor describe como sabiduría del mundo. Él sabe lo que es el razonamiento humano y lo inútil que es.
La sabiduría del mundo se basa en la perspectiva del hombre. Pero aun las personas más brillantes tienen un conocimiento limitado. De hecho, su inteligencia es muchas veces la barrera que hay entre ellos y el Señor. Santiago utiliza tres adjetivos para describir la sabiduría del mundo: “terrenal, animal, diabólica” (Stg 3.15). En primer lugar, la sabiduría del mundo es terrenal, lo que significa que está limitada a los sentidos y al razonamiento humano. En segundo lugar, Santiago dice que es animal. En la Biblia, esta palabra se utiliza a menudo para referirse a la parte sensual del hombre controlada por su naturaleza pecaminosa. Y en tercer lugar, la raíz de toda la sabiduría del mundo es diabólica. Satanás está tratando todo el tiempo de engañar a la humanidad, para hacerle creer que no necesita al Señor.
La verdadera sabiduría es ver la vida desde la perspectiva de Dios, y responder de acuerdo a sus mandamientos (Sal 111.10). Dado que el único lugar seguro para encontrar la perspectiva y dirección de Dios es su Palabra, debemos hacer de las Sagradas Escrituras una prioridad en nuestra vida. Ignorar la Palabra de Dios es elegir un estilo de vida insensato. Nunca debemos basar nuestras decisiones en lo que las demás personas hagan o piensen. Por el contrario, necesitamos descubrir lo que Dios dice sobre el asunto.
La sabiduría del Señor es suficientemente grande para encargarse de cualquier preocupación humana. Él nos conoce a cada uno a la perfección, y a nuestras necesidades (Sal 139.1-6). Puesto que su conocimiento es infinito, nada le toma por sorpresa. Aunque nuestro mundo está en cambio constante, Dios nunca ha tenido que corregir o modificar su Palabra, porque Él es el mismo ayer, hoy y por los siglos (He 13.8).
No importa qué tan difíciles sean nuestros problemas, Él tiene poder ilimitado para manejarlos.
Con tal caudal de sabiduría disponible para nosotros, ¿por qué confiar en nuestro razonamiento y en nuestros sentimientos y deseos?
Aun cuando las instrucciones del Señor parezcan no tener sentido, nunca nos equivocaremos si le creemos y le obedecemos. Solo recuerde que todo el conocimiento y la inteligencia del hombre son como un pequeño grano de arena comparado con la playa llena de la sabiduría de Dios. No debemos temer a lo que pudiera suceder mañana. Podemos dormir profundamente cada noche sabiendo que el Señor tiene al futuro en sus manos, y que es soberano sobre todos los acontecimientos de la vida.

Tesoros de David: Salmos 53, de Charles Spurgeon



SALMO 53

Título: «Al músico principal». Si el dirigente del coro tiene el privilegio de cantar los jubileos de
la gracia divina.
Esta es la segunda vez que se le confía este Salmo (ver Salmo 14), y por tanto tiene que tener
más cuidado al cantarlo.
«Sobre Mahalat». La palabra Mahalat al parecer significa, en algunas formas de la misma,
«enfermedad», y verdaderamente este Salmo es «El canto de la enfermedad del hombre»: la
mancha mortal, hereditaria, del pecado. No es una copia del Salmo catorce enmendada y
revisada por mano extraña; es otra edición por el mismo autor, que pone énfasis en ciertas partes
y vuelve a escribirlas con otro propósito.
Tema: La naturaleza malvada del hombre se presenta aquí ante nuestra vista por segunda vez y,
casi, en las mismas palabras inspiradas. Las repeticiones no son innecesarias. Somos lentos en
aprender y hemos de ir línea tras línea. David, después de una larga vida, halló que los hombres
no eran mejores entonces de lo que eran en su juventud. C. H. S.
Probablemente los dos Salmos se refieren a períodos distintos: el catorce, a la parte anterior del
mundo, o a la historia judía; el cincuenta y tres, a un período posterior, quizá, entonces, aún en el
futuro. Jehová, por medio de Cristo, se dice frecuentemente que mira al mundo para ver cuál es
su condición, y siempre con el mismo resultado. «Toda carne se había corrompido por su
camino» en los días de Noé, y «cuando el Hijo del Hombre venga», de nuevo se insinúa que no
va a hallar casi «fe en la tierra». Los dos Salmos también se aplican a personas diferentes. R.
Ryland en Los Salmos restaurados del Mesías
El estado de la tierra deberíamos sentirlo profundamente. El mundo postrado en la maldad
debería ocupar gran parte de nuestros pensamientos. La culpa enorme, la contaminación
inconcebible, el ateísmo provocador de esta provincia caída del dominio de Dios, podría ser un
tema para nuestra meditación incesante y luctuosa. Para hacer más hincapié en ello e impresión
en nosotros, pues, el Salmo repite lo que ya ha cantado en el Salmo 14. Andrew A. Bonar
Este Salmo es una variación del Salmo 14. En cada uno de estos dos Salmos ocurre siete veces el
nombre de Dios. En el Salmo 14 es tres veces Elohim y cuatro veces Jehová; en el Salmo
presente es siete veces Elohim. Christopher Wordsworth

1. El hecho del pecado. Dios es un testigo del mismo.
2. La culpa del pecado. Es iniquidad (vers. 1, 4).
3. La fuente del pecado. ¿Por qué son tan malos los hombres?
4. La locura del pecado. Es un necio el que alberga pensamientos tan corruptos.
5. La inmundicia del pecado. A pesar de toda la decencia que pretenden los pecadores orgullosos, es cierto que la maldad es lo más nefasto del mundo.
6. El fruto del pecado. Ved hasta qué grado de barbaridad lleva finalmente a los hombres.
7. El temor y la vergüenza que siguen al pecado (vers. 5). Matthew Henry

Vers. 1. Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Y esto es lo que le hace un necio. El ser un
necio le hace hablar conforme a su naturaleza; el ser un gran necio le hace meterse en un gran
tema y llegar a una conclusión disparatada. El ateo, moral y mentalmente es un necio, un necio
en el corazón así como un necio en la cabeza; un necio en lo moral así como en la filosofía. Con
la negación de Dios como punto de partida, podemos llegar a la conclusión de que el progreso
del necio es rápido, tumultuoso, ruinoso. El que empieza en la impiedad está listo para todo. Una
vez se ha interpuesto el «No hay Dios», significa que no hay ley, ni orden, ni restricción a la
concupiscencia, ni límite a la pasión. C. H. S.
Es en su corazón que lo dice; éste es el deseo secreto de todo pecho no convertido. Si el pecho de
Dios estuviera al alcance de los hombres, lo habrían apuñalado un millón de veces, en un
momento. Cuando Dios se manifestó en la carne era hermoso; El no tenía pecado; El fue por el
mundo haciendo bienes sin cesa, y,,con todo, le prendieron, le colgaron de un madero, se
mofaron de El y le escupieron encima. Y ésta es la forma en que los hombres tratarían a Dios silo
tuvieran de nuevo a mano.
Aprendamos.
Primero: La corrupción espantosa del corazón humano, el nuestro. Me atrevo a decir que no hay un hombre no convertido presente que tenga la más remota idea de la monstruosa maldad albergada en su pecho. Espera a que llegue al infierno, y va a irrumpir sin restricciones. Pero, con todo, permíteme que te diga que tienes un corazón que mataría a Dios si pudiera. Si el pecho de Dios se hallara a tu alcance y de un golpe pudieras librar al universo de Dios, tu corazón es capaz del acto.

Segundo: El asombroso amor de Cristo. «Cuando aún éramos enemigos, Cristo murió por nosotros.» Robert Murry M’cheyne
Se han corrompido. Es inútil hacerles el cumplimiento de decir que son sinceros al dudar y pensar, pues lo que son, es corruptos. Se considera y trata el ateísmo hoy en día con guantes de cabritilla; no es un error inofensivo, sino que es un pecado ofensivo, putrefacto, y los justos tendrían que verlo bajo esta luz. Todos los hombres, en cuanto son más o menos ateos en espíritu, son también corruptos en este mismo grado; su corazón es repulsivo, y su naturaleza moral corrupta. C. H. S.
E hicieron abominable maldad. Si todos los hombres no son exteriormente viciosos, hay que explicarlo por el poder de otros principios mejores, pero dejados al espíritu del «No hay Dios», tan universal en la Humanidad, no producirían nada más que actos en extremo detestables. C. H. S.
No hay quien haga el bien. El necio típico se reproduce en toda la raza; sin una sola excepción, los hombres han olvidado el camino recto. Esta acusación se hace dos veces en el Salmo, y la repite por tercera vez el inspirado apóstol Pablo, y es una acusación solemne y extensa, pero Aquel que no puede errar, sabe lo que hay en el hombre; no pondrá más a cargo del hombre de lo que puede probar. C. H. S.

Vers. 2. Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres para ver si había alguno sensato que buscara a Dios. Lo hizo en épocas pasadas y sigue haciéndolo desde su alto observatorio. Si hubiera habido un hombre entendido, un verdadero amante de su Dios, el ojo divino lo habría escubierto.
Los paganos puros y los salvajes admirables de que hablan tanto los hombres no son visibles, al
parecer, a los ojos del Omnisciente, siendo así que viven sólo en el reino de la imaginación. El Señor no buscaba grandes gracias, sino sólo sinceridad y deseo recto, pero no pudo hallarlos. Vio todas las naciones, y los hombres de todas las naciones, y los corazones de todos los hombres, y los movimientos de cada corazón, pero no vio una cabeza clara ni un corazón limpio entre todos ellos. Donde los ojos de Dios no ven un signo favorable, podemos estar seguros que no hay ninguno.C.H.S.

Vers. 3. Se habían corrompido en masa (neelachu). Se han vuelto rancios, han fermentado como la leche que se vuelve agria, sin valor. Adam Clarke
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. La raza humana caída, dejada a su propia energía, no ha producido un solo hombre que ame a Dios o haga lo santo; ni nunca lo habrá.
La gracia ha de interponerse, o no se hallará ningún ser humano que siga lo bueno y verdadero.
Este es el veredicto de Dios después de mirar la raza. ¿Quién puede contradecirlo? C. H. S.
Los hombres malos no sólo son culpables de pecados de comisión, habiendo hecho iniquidades
abominables, sino que también son culpables de pecados de omisión. De hecho, nunca han realizado un solo acto santo. Pueden ser morales, decentes, amables, e incluso pertenecer a la iglesia; pero «no hay ninguno que haga bien, ni uno». Wm. S. Plumer

Vers. 5. Temblarán de pavor donde no hay nada que espante. David ve el fin de los impíos y el triunfo final de la simiente espiritual. La marcha rebelde y furiosa contra la gracia, pero súbitamente se apodera de ellos un pánico inmotivado. Los que se jactaban impávidos antes, ahora tiemblan como las hojas de un álamo, asustados de sus propias sombras. En esta cláusula y en este versículo este Salmo difiere mucho del catorce. C. H. S.
He aquí qué infierno tan espantoso es una conciencia herida. Nicholas Gibbins

Vers. 4. ¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad? La conciencia es un medio para frenar y restringir, controlar y reprender a la naturaleza corrupta y las formas crecientes de la misma. No está en calidad de habitante nativo, sino como una guarnición plantada en una ciudad rebelde por el gran Gobernador del mundo, para mantener la rebelión de sus habitantes dentro de límites, pues de otro modo estallaría en una indescriptible confusión. Thomas Goodwin
Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan. No tienen conciencia ni escrúpulos. El obrar mal es para ellos tan común como el comer un bocado de pan.

Vers. 5 Temblarán de pavor donde no hay nada que espante. David ve el fin de los impíos y el triunfo final de la simiente espiritual. La marcha rebelde y furiosa contra la gracia, pero súbitamente se apodera de ellos un pánico inmotivado. Los que se jactaban impávidos antes, ahora tiemblan como las hojas de un álamo, asustados de sus propias sombras. En esta cláusa y en este versículo este Salmo difiere mucho del catorce. C. H. S.
He aquí que infierno tan espantoso es una conciencia herida. Nicholas Gibbins

Comentario Biblico de Matthew Henry, Génesis 35



Versículos 1—5. Dios manda a Jacob que vaya a Betel—Quita los ídolos de su familia.
6—15. Jacob erige un altar—Muerte de Débora. Dios bendice a Jacob.
16—20. Muerte de Raquel.
21—29. El crimen de Rubén—La muerte de Isaac.

Vv. 1—5. Betel estaba olvidado. Pero a cuantos Dios ama, les recordará los deberes descuidados de
una u otra forma, por la conciencia o por providencia. Cuando hemos hecho un voto a Dios, es mejor
no demorar el pago; mejor tarde que nunca. Jacob mandó a su hogar que se preparara no sólo para el
viaje y el cambio sino para los servicios religiosos. Los jefes de familia deben usar su autoridad para
conservar la fe en sus familias, Josué 24. 15. Ellos deben quitar los dioses ajenos. En las familias
en que hay una apariencia de religión y un altar para Dios, muchas veces hay mucha perdición y más
dioses extraños de lo que uno supondría. Tienen que purificarse y cambiar sus vestiduras. Estas son
sólo ceremonias externas, que representan la purificación y el cambio del corazón. ¿Qué son las
ropas limpias y las vestiduras nuevas, sin un corazón limpio, sin un nuevo corazón? —Si Jacob
hubiera buscado antes esos ídolos, antes se hubieran separado de ellos. A veces los intentos de
reforma triunfan mejor de lo que hubiéramos pensado. Jacob enterró las imágenes. Debemos estar
totalmente apartados de nuestros pecados, como lo estamos de aquellos que están muertos y
sepultados, fuera de la vista. Se cambió de Siquem a Betel. Aunque los cananeos estaban muy
enojados con los hijos de Jacob por el trato bárbaro contra los de Siquem, fueron retenidos de tal
modo por el poder divino, que no pudieron aprovechar la oportunidad de vengarse que ahora se les
ofrecía. El camino del deber es el camino de la seguridad. Cuando estamos ocupados en la obra de
Dios, estamos bajo protección especial; Dios está con nosotros mientras nosotros estemos con Él; y
si Él es por nosotros, ¿quién contra nosotros? Dios rige al mundo por terrores secretos en la mente de
los hombres más de lo que podemos darnos cuenta.

Vv. 6—15. El consuelo que los santos tienen en las sagradas ordenanzas no es tanto de Betel, la
casa de Dios, como de El-bet-el, el Dios de la casa. Los mandamientos son cosas vacías si no nos
encontramos con Dios en ellos. Jacob enterró ahí a Débora, la niñera de Rebeca. Su muerte fue muy
lamentada. Los viejos sirvientes de la familia, que han sido fieles y útiles en su tiempo, deben ser
respetados. —Dios se apareció a Jacob. Renovó el pacto con él. Yo soy Dios Todopoderoso, Dios
omnipotente, capaz de cumplir la promesa en el debido tiempo y de sostenerte y proveer para ti en el
tiempo malo. —Promete dos cosas: que él será el padre de una gran nación y el dueño de una buena
tierra. Estas dos promesas tenían un significado espiritual del cual Jacob tenía cierta noción, aunque
no tan clara y definida como la tenemos nosotros ahora. Cristo es la Simiente prometida y el cielo es
la tierra prometida; el primero es el fundamento y el segundo, la culminación de todos los favores de
Dios.

Vv. 16—20. Raquel había dicho apasionadamente, dame hijos o me muero; y ahora que tenía
hijos, ¡se murió! La muerte del cuerpo no es sino la partida del alma al mundo de los espíritus.
Cuando aprendamos que es Dios solo el que realmente sabe lo que es lo mejor para su pueblo, y que
en todos los asuntos mundanos la vía más segura para el cristiano es decir de todo corazón: “Es el
Señor, que Él haga lo que le parezca bien”. Sólo en esto está nuestra seguridad y nuestro consuelo,
en no conocer otra voluntad sino la suya. —Sus labios moribundos llamaron Benoni a su hijo recién
nacido, “hijo de mi dolor”; y muchos hijos resultan ser una carga insoportable para la que lo tuvo.
Los hijos son un dolor bastante grande para sus madres; por tanto, cuando crezcan debieran estudiar
para ser el gozo de ellas y, de ser posible, hacer algunas enmiendas. Pero Jacob, debido a que no
quería revivir el recuerdo penoso de la muerte de la madre cada vez que llamara a su hijo, le cambió
el nombre por Benjamín, el hijo de mi diestra, esto es, muy querido para mí; el apoyo de mi vejez, el
cayado de mi mano derecha.

Vv. 21—29. Se muestra la profunda aflicción que fue el pecado de Rubén en “lo cual llegó a
saber Israel”. No se dice más, pero eso es suficiente. Rubén pensó que su padre nunca lo sabría, pero
aquellos que se prometen secreto al pecar, generalmente se desengañan. —Se registra la edad y la
muerte de Isaac aunque no murió sino después que José fue vendido a Egipto. Isaac vivió unos
cuarenta años después de haber hecho su testamento, capítulo 27. 2. No moriremos una hora antes
por poner nuestro corazón y nuestra casa en orden, sin embargo, esto será mucho mejor. —Se
destaca en particular el acuerdo de Esaú y Jacob en cuanto al funeral de su padre, para mostrar cómo
Dios había cambiado prodigiosamente la mente de Esaú. Es horrible ver a los parientes que se pelean
sobre las tumbas de sus amistades, por un poco de los bienes de este mundo, mientras están
próximos a irse ellos mismos a la tumba.