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viernes, 27 de mayo de 2016

Las decisiones que tomamos

Las decisiones que tomamos

Leer | MATEO 7.13, 14

En una autopista de seis carriles, es fácil que la vía se llene de muchísimos vehículos. Entrar en la autopista es muy fácil, ya que las rampas desembocan en el carril preciso cada cierta distancia. Por el contrario, tratar de mantener en un camino angosto a las ovejas, desde el pastizal al corral, obliga a uno a caminar prestando mucha atención.

El camino de las ovejas es una imagen del camino estrecho, el camino de Dios, mientras que la vía de seis carriles ilustra el camino ancho, es decir, el camino de Satanás que lleva a la perdición.

El camino ancho está tan atestado como una autopista en hora pico. La mayoría de la gente elige este camino porque les encanta que no haya restricciones de lo que quieran probar. Todo lo que les proporcione placer, poder o prosperidad es bien recibido y practicado. Dios, la Biblia y la iglesia pueden ser tolerados por algún tiempo, pero al final serán reemplazados en el corazón del viajero en la senda ancha. Es de esperarse, ya que en este camino todo es aceptado: todas las filosofías, todas las creencias, todas las pasiones, y todos los hábitos que promuevan la idea de la libre elección.

Pero, por más maravillosas que puedan parecer esa tolerancia y esa licencia, el camino ancho es también el camino de la insatisfacción. No importa lo que el mundo prometa, eso al final no dará satisfacción, porque el camino espacioso es una ilusión. La carne puede ser tranquilizada temporalmente, pero el corazón humano no puede encontrar la paz en ese camino. Nada de lo que el mundo idee o cree, puede llenar el lugar en nuestro corazón que Dios hizo solo para Sí mismo. La verdadera satisfacción que se tiene en el Señor solo se encuentra en el camino angosto. Mañana veremos lo que se necesita para transitar por él.

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