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miércoles, 6 de julio de 2016

El cristianismo interesado

El cristianismo interesado

Leer | JUAN 6.22-27

Piense en esta pregunta: ¿Qué le interesa más —quién es Jesús, o lo que Él puede hacer para usted? Me temo que muchos de nosotros estamos más preocupados por lo que el Señor pueda darnos, que en saber quién es Él.

Pero esto no es nada nuevo; Jesús tuvo el mismo problema cuando anduvo en la Tierra. Las multitudes lo buscaban, por lo general, por lo que Él podía hacer por ellas. A pesar de que sus necesidades eran legítimas, Cristo conocía lo que les motivaba.

Hay una diferencia muy sutil entre tratar de utilizar interesadamente al Señor para obtener lo que queremos, y venir con humildad a Él con nuestras necesidades y nuestras luchas. Algunos de los problemas que le traemos son tan opresivos y urgentes en nuestra mente, que nuestro deseo de que Él actué de la manera que queremos es mayor que nuestra disposición de someternos a su voluntad. A veces, lo que llamamos “fe” es, en realidad, un espíritu exigente.

Debemos recordar que nuestras necesidades terrenales llegarán a su fin, pero que Jesucristo permanecerá para siempre. Si nuestras oraciones son solamente para presentar nuestras peticiones al Señor, entonces desaprovecharemos la gran oportunidad de conocer a Aquel con quien pasaremos toda la eternidad. Invirtamos tiempo con el gran Dios que nos creó.

¿Cuánto de su tiempo con Dios está dedicado a sus necesidades? ¿Está buscando conocer más al Señor? Aunque Dios se deleita en nuestras oraciones y nos dice que debemos orar por todo, también quiere que nos acerquemos a Él porque disfrutamos de su compañía.

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