Cómo hacer frente a la impotencia
Leer | 2 Crónicas 20.1-4
¿Se ha sentido usted alguna vez totalmente impotente? ¿Puede recordar cuando enfrentó una situación o emergencia en la que se vio completamente impotente? Esta es una experiencia seria para cualquier persona. Aun a las personas que dicen depender de Dios en todo, les gusta sentirse como si tuvieran un poco de control sobre sus circunstancias.
Josafat enfrentó un momento así. En los versículos de hoy, el buen rey se vio confrontado con noticias peligrosas: tres ejércitos diferentes habían unido sus fuerzas para destruir a Israel. Mientras escuchaba el informe, “una gran multitud” de los atacantes ya estaba en camino (v. 2).
¿Cuál fue la respuesta del rey? El versículo 3 nos dice que “tuvo temor”. Sin embargo, supo exactamente qué hacer. La Biblia no dice: “Josafat tuvo temor y huyó”, o “Josafat tuvo temor, pero se lanzó a la batalla”. No, la Biblia nos dice que “Josafat tuvo miedo y se dispuso a buscar al Señor (LBLA) (énfasis añadido).
Esa fue la respuesta perfecta a una situación de impotencia. El rey sabía que este no era, ni el momento de rendirse, ni tampoco el de tomar acción motivado por el temor. En vez de eso, hizo lo único que podía hacer: oró. Y, además, pidió que los demás también oraran. De repente, toda la situación cambió, porque Dios había sido invitado a actuar en una situación de impotencia.
Cuando nos sintamos impotentes, lo primero que debe salir de nuestra boca debe ser: “Padre celestial”. A partir de ese momento, la impotencia ya no es un problema, porque Dios nos dará lo que necesitemos.
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