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lunes, 9 de octubre de 2017

El riesgo de obedecer a Dios


El riesgo de obedecer a Dios
Leer | Lucas 5.1-11
Nadie podría haber sido más sorprendido por la orden del Maestro que Pedro. Después de trabajar arduamente toda la noche, ni él ni los otros pescadores tenían el fruto de sus esfuerzos. Estaban cansados y desanimados; la última cosa que querían hacer era lanzar otra vez las redes en otro intento inútil por atrapar unos pocos peces. ¿Qué podía estar pensando Jesús? ¿Qué propósito podía haber tenido al pedirles que salieran a pescar otra vez?
Poco tiempo después, cuando las abultadas redes eran arrastradas a la playa, estos hombres comenzaron a entender un principio eterno del que muchas personas no se han dado cuenta todavía: Dios nunca nos pedirá que hagamos algo, a menos que tenga un propósito específico y soberano para ello (Jer 29.11). La orden de Jesús debió haberles parecido innecesaria, por no decir disparatada. Después de todo, estos hombres eran expertos en la pesca; sin embargo, todavía les faltaba aprender que sin la intervención sobrenatural de Dios todopoderoso, nuestro esfuerzo es en vano.
Pedro y sus hombres nunca podrían haber imaginado qué clase de recompensa les esperaba por su obediencia. Lo que buscaban y deseaban más que nada era precisamente lo que Dios le dio: redes repletas de peces. La diferencia era que la segunda salida a pescar fue hecha a la manera de Dios y en el tiempo de Dios.
Por tanto, confíe en los planes de Dios para usted. Nunca conocerá la recompensa hasta que esté dispuesto a correr el riesgo —cuanto mayor es el riesgo, mayor es la recompensa.
Enviado desde el Templo Cristiano Pasos de Fe

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