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martes, 11 de junio de 2019

Jesús, nuestro gran sumo sacerdote



Jesús, nuestro gran sumo sacerdote

Hebreos 4.14-16

¿Por qué algunas personas enfrentan los problemas de la vida con confianza y valentía, mientras que otras son atormentadas por la duda y el fracaso?
Una razón es que mucha gente tiene una idea equivocada de quién es Jesús. Lo conocemos como el Pan de Vida y el Agua de Vida, pero ¿cuántos de nosotros le conocemos como nuestro gran sumo sacerdote?

La Biblia nos dice que Jesús “debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote” (He 2.17).
 Y Hebreos 4.15 añade: “Porque no tenemos un sumo
sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Esto significa que Jesús entra a nuestra vida y experimenta nuestros dolores, sufrimientos y sentimientos de culpa junto con nosotros.
¿Ha sido usted alguna vez rechazado a pesar de haberse esforzado al máximo, y haberse entregado por
completo?
Piense en esto: ¿Acaso ha sido alguien más rechazado que Jesucristo?
Él está personalmente familiarizado con esa clase de dolor. ¿Alguna vez un ser querido le dijo que no, le cerró la puerta y se marchó?
Usted pudiera preguntarse si Jesús sintió alguna vez un dolor así. Sí, lo sintió.
Su propio pueblo lo rechazó. ¿Entiende Cristo, el Inmaculado, nuestros sentimientos de culpa?
Sí. La Biblia dice que el Padre puso todos los pecados del mundo sobre Él. Jesús llevó la culpabilidad de toda la humanidad.

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