El peligro de la ira
Efesios 4.26-27
La ira es una emoción poderosa que a menudo causa daƱo, aunque tambiĆ©n puede ser justa. En IsaĆas 64.9 (LBLA), el profeta ora, diciendo: “No te enojes en exceso, SeƱor”. Este versĆculo implica que Dios mide su ira de una manera que se ajusta a cada situación. El pasaje de hoy nos enseƱa que el SeƱor tambiĆ©n espera que aprendamos a controlar nuestra ira para que esta sea adecuada y no nos lleve a pecar.
Hay una lĆnea que no debemos cruzar si queremos evitar la ira pecaminosa. Es obvio que aquĆ no estĆ”n incluidos el abuso verbal y la violencia fĆsica, pero la ira puede conducir a otros pecados que son igual de letales.
Hemos cruzado la lĆnea cuando observamos lo siguiente en nuestra vida:
Peleas. Proverbios 29.22 (DHH) dice: "El que es violento e impulsivo, provoca peleas...”. Aunque las peleas pueden tomar muchas formas, siempre hacen que una persona se enfrente a otra.
Ira. Salmo 30.5 dice que la ira del SeƱor es por un momento, y Efesios 4.26 nos advierte en contra de irnos a la cama enojados hasta el dĆa siguiente. El enojo envenena, y luego conduce a la ira.
Aislamiento. El abrigar ira nos separa de las personas. Proverbios 16.28 dice que “el chismoso separa a los mejores amigos”.
Venganza. Romanos 12.19 (LBLA) se refiere a esto: “Amado, nunca os venguĆ©is vosotros mismos, sino dad lugar a la ira de Dios”.
¿QuĆ© debe hacer si reconoce alguna de estas cosas en su vida? El primer paso es confesarla como pecado, y hacer el esfuerzo firme de apartarse de Ć©l. Cada vez que surja en usted un pensamiento airado, arrepiĆ©ntase y entrĆ©gueselo al SeƱor.
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