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sábado, 16 de junio de 2012

Tesoros de David, Salmos 41; Charles Spurgeon


El gran tema de este Salmo es, evidentemente, Jesucristo, traicionado por Judas Iscariote; pero
no creemos que sea el exclusivo. El es el antitipo de David, y todos los suyos son en cierta
medida como El, por lo que las palabras atribuidas al Gran Representante son aplicables a todos
los que están en El.
Los que reciben oprobio como recompensa de su bondad hacia los demás pueden leer este Salmo
con mucho consuelo, porque verán que, por desgracia, es común para el mejor de los hombres el
ser recompensado con crueldad y desprecio por su caridad; y cuando han sido humillados por
haber caído en el pecado, se ha sacado partido de su condición abatida, se han olvidado sus
buenos hechos y se les ha mostrado el vilipendio más ruin.

Vers. 1. Bienaventurado el que se preocupa del pobre. Todos aquellos que han sido participantes
de la gracia divina reciben una naturaleza más tierna y no se endurecen contra los de su propia
sangre y carne; adoptan la causa de los humildes y dirigen su mente con tesón al fomento de su
bienestar. No les echan una moneda al pasar, sino que inquieren en sus aflicciones, disciernen
sus causas, estudian los mejores métodos de aliviarlos y prácticamente acuden a rescatarlos. C.H.S.
No hablamos ya de los pobres del mundo en común ni de los pobres santos en particular, sino de
una persona pobre específica; porque la palabra está en número singular, y designa a nuestro
Señor Jesucristo, que en el último versículo del Salmo precedente se dice que fue pobre y
necesitado. John Gill
El dar dinero no es toda la obra y labor de benevolencia. Has de ir al enfermo en su cama. Has de
darle la mano para ayudarle. Ésta es la bondad verdadera y sencilla.
De un sermón de Thomas Chalmers

Un noble piamontés a quien conocí en Turín me contó la siguiente historia: «Yo estaba cansado
de la vida, y después de un día espantoso, que ni quiero recordar, salí corriendo a la calle en
dirección al río, cuando de repente me dieron un tirón de la capa; me volví y vi a un niño
pequeño que la había agarrado y ansiosamente procuraba llamar mi atención. Su mirada y su
actitud eran irresistibles. También lo fue la lección que aprendí: "Somos seis hermanos y nos
estamos muriendo de hambre."
»"¿Por qué no he de aliviar a estos desgraciados?" -pensé-. "Tengo los medios, y no tardaré más
que unos minutos. Pero es igual si tardo más." La escena de miseria a la que me condujo era
indescriptible. Les tiré la bolsa, y su explosión de gratitud me dejó anonadado. Llenó mis ojos de
lágrimas, fue un bálsamo para mi corazón. "Volveré mañana" -les grité.- "¡Necio, y tú pensabas
dejar un mundo donde se pueden tener satisfacciones de este tipo por tan poco!"» Samuel Rogers
en Italia
¡Qué necios son los que temen perder sus riquezas al darlas y no temen perderse ellos al
conservarlas! El que encierra su oro puede ser un buen carcelero, pero el que lo desparrama es un
buen mayordomo. Haz bien mientras tengas oportunidad de hacerlo; alivia al oprimido y ayuda
al huérfano en tanto que tienes tu hacienda en la mano; cuando estés muerto, tus riquezas pasarán
a otros. Una lámpara que uno lleva mirando hacia delante es mucho más útil que veinte hacia
atrás. En tu compasión por los necesitados o para otros usos piadosos, que tus manos sean los
ejecutores y tus ojos los inspectores. Francis Raworth en un sermón
En el día malo lo librará Jehová. La promesa no es que el santo generoso no tendrá tribulaciones,
sino que será preservado en ellas y a su debido tiempo se le librará. ¡Qué verdadero fue esto en el
caso de nuestro Señor! Nunca hubo aflicción más profunda ni triunfo más brillante que el suyo,
y, gloria sea a su nombre. El garantiza la victoria final a todos aquellos a quienes ha comprado
con su sangre.
El egoísmo lleva consigo una maldición; es un cáncer en el corazón, en tanto que la generosidad
es felicidad y forma tuétano en los huesos. En los días oscuros no podemos reposar en el
supuesto mérito de la limosna, pero, con todo, la música de la memoria trae consigo no poco
solaz cuando cuenta de viudas y huérfanos a quienes hemos socorrido y presos y enfermos a
quienes hemos ministrado. C. H. S.

Vers. 1, 5. El que considera. Mis enemigos. Strigelius ha observado que hay una antítesis
perpetua en este Salmo entre los pocos que tienen la debida consideración de los pobres en
espíritu y los muchos que los afligen o abandonan. W. Wilson

Vers. 2. Jehová lo guardará, y le dará vida. El avaro no es útil hasta que ha muerto: que muera; el
justo, como el buey, es útil toda su vida: que viva.
Será bienaventurado en la tierra.
Habla un hombre, un verdadero enigma,
Porque cuanto más daba, más tenía.

Vers. 3. Jehová lo sustentará sobre el lecho del dolor. Los brazos eternos sostendrán su alma;
como manos amigas y almohadas blandas apoyarán su cuerpo enfermo. ¡Qué tierna y amorosa es
esta imagen; qué cerca trae a nuestro Dios de nuestras dolencias y enfermedades! ¿Quién ha oído
esto de los antiguos dioses paganos, los de la India o la China?
Éste es el lenguaje peculiar del Dios de Israel; El se digna atender y cuidar personalmente a los
hombres buenos. Si hiere con una mano, sostiene con la otra. ¡Oh, bendito desmayo cuando uno
cae en el pecho del Señor y es sostenido por El! C. H. S.
Tú harás su cama en su enfermedad.~ ¿Cómo va a hacer Dios mi cama si no tengo cama propia?
¡Necio! El puede hacer que el que no tengas cama pase a ser una ventaja para ti. Cuando Jacob
durmió sobre el suelo, ¿quién no habría cambiado la suya por el suelo duro, con tal de tener su
sueño celestial? Thomas Fuller
Cuando fui a visitar, un día, a un querido amigo moribundo, Benjamín Parsons, le dije: «¿Cómo
se encuentra hoy?» Me contestó: «Mi corazón descansa dulcemente sobre tres almohadas: amor
infinito, poder infinito, sabiduría infinita.» Paxton Hood

Vers. 4. Porque contra Ti he pecado. El pecado y el sufrimiento van inevitablemente juntos.
Observa que el Salmista entendía que el pecado era principalmente un mal porque iba dirigido
contra Dios. Esta es la esencia del verdadero arrepentimiento. Aplicando la petición a David y a
otros creyentes pecadores, qué evangélico resulta el argumento: sáname, no porque soy inocente,
sino porque he pecado. ¡Qué contrario es esto a toda transacción de justicia propia! ¡Cómo
concuerda con la gracia! ¡Qué incompatible con el mérito!
Incluso el hecho de que el penitente que confiesa había recordado a los pobres es mencionado
Sólo indirectamente, pero se hace una apelación directa a la misericordia en base al gran pecado.
Oh lector que tiemblas, aquí hay un precedente revelado divinamente para ti; no tardes en
seguirlo. C. H. S.
Saúl y Judas dijeron uno y otro: «He pecado»; pero David dice: «He pecado contra Ti.» William
S. Plumer

Vers. 5. ¿Cuándo se morirá, y perecerá su nombre? Si los perseguidores se salieran con la suya,
la iglesia tendría sólo un cuello, y éste estaría en el tajo. Los ladrones de buena gana apagarían
todas las velas. Las luces del mundo no son los deleites del mundo. Los pobres murciélagos, que
son ciegos, vuelan hacia la lámpara y tratan de derribarla. C. H. S
Es el nombre, el carácter y los privilegios de los verdaderos siervos de Dios lo que provoca el
odio de los impíos, y de buena gana extirparían a Dios de su vista. W. Wilson
Vers. 6. Y si vienen a verme, hablan mentira. Sus visitas de simpatía son una farsa. Cuando la
zorra visita al cordero enfermo, sus palabras son blandas, pero se lame el hocico pensando en su
cadáver.

Su corazón, repleto de iniquidad. A cada cual lo suyo. El pájaro hace su nido de plumas. De las
flores más dulces el químico puede destilar veneno, y de los actos y palabras más puras la
malicia puede hallar base para informes calumniosos. Es maravilloso comprobar cómo el odio
teje su telaraña sin material alguno. C. H. S.
Recuerdo un pequeño apólogo que cuenta Bromiard: «Un pajarero, una fría mañana, habiendo
cazado muchos pajaros que había estado esperando mucho tiempo, empezó a recoger sus redes,
cortando la cabeza a los pájaros y poniéndolos en el suelo unos junto a otros.
»Desde un arbusto, un tordo vio que por sus mejillas resbalaban unas lágrimas, debidas sin duda
al frío extremo reinante, y dijo a su madre que el hombre era compasivo, pues lloraba
amargamente por la calamidad cometida contra los pájaros. Pero la madre le dijo que juzgara
más bien por la actividad de su mano que por la del ojo; y si sus manos obraban a traición, nunca
admitiera amistad con él aunque hablara bien y llorara de compasión.» Jeremy Taylor

Vers. 7. Reunidos murmuran contra mí todos los que me aborrecen. El espía se reúne con sus
compañeros y se ponen a hablar en voz baja. ¿Por qué no hablar en voz alta? ¿Tenían miedo del
guerrero enfermo? ¿O bien sus designios eran tan aleves que debían esconderlos al
mencionarlos?
Observa la unanimidad de los inicuos: todos. ¡Qué fácilmente se unen los perros para salir a
cazar al ciervo! Ojalá que nosotros estuviéramos unidos en la santa labor sólo la mitad de lo que
están ellos, y nuestra prudencia fuera la mitad de su astucia.

Vers. 9. Hasta mi amigo íntimo. «El hombre de mi paz», según el original, con el cual no tenía
diferencias, con el cual estaba unido, que era antes su paz y su consuelo. Este era Ahitofel, que
fue para David lo que Iscariote fue para nuestro Señor.
Judas era un apóstol admitido a la intimidad del Gran Maestro, al corriente de su pensamiento
secreto, como si dijéramos, permitiéndosele leer el mismo corazón de Jesús. El beso del traidor
hirió el corazón del Señor como el clavo hirió su mano. C. H. S.
Los sufrimientos de la iglesia, como los de su Redentor, generalmente empiezan en casa; sus
enemigos francos no pueden dañarla hasta que sus amigos supuestos la han entregado en sus
manos; y, por extraño que parezca, los que han engordado de sus riquezas son los primeros en
«levantar el talón» contra ella. George Horne

Vers. 11. En esto conoceré que te he agradado. María y Marta recordaron a Cristo sólo dos cosas:
la primera era que Cristo amaba a su hermano Lázaro; la segunda, que Lázaro estaba enfermo;
«El que Tú amas está enfermo»; no había necesidad de decirle qué debía hacer, puesto que
sabían que El haría lo que había de hacer por él, porque le amaba.
Así también podemos decir al Señor cuando estamos seguros de que nos ama: «Señor, el que
amas necesita esto o aquello para su cuerpo o su alma.» No tenemos, pues, que asignarle lo que
ha de hacer, o cuándo, o cómo; porque lo que El vea como más conveniente para nosotros y para
su propia gloria, esto es sin duda lo que hará. William Burton

En que mi enemigo no cante victoria de mí. Cuando Dios nos libra de las manos de nuestros
enemigos, o de otra tribulación, podemos estar persuadidos por ello de que El está en favor
nuestro, como estaba David persuadido.
Pero entonces se puede preguntar: si Dios ama a su iglesia, ¿por qué permite que su iglesia sea
turbada y molestada por los enemigos? La razón es ésta: porque por este medio su amor puede
hacerse más manifiesto al salvarlos y librarlos. Porque, así como un amigo seguro no es probado
hasta el tiempo de la necesidad, del mismo modo la bondad y amor de Dios nunca serán tan bien
percibidos como cuando nos ayuda en momentos en que nosotros no podemos hacer nada por
nosotros mismos. William Burton

Vers. 12. En cuanto a mí, me sustentas en mi integridad. Somos igual que vasos sin pie, que sólo
pueden estar derechos si se les sostiene en la mano; nosotros caemos, lo derramamos y echamos
a perder todo, si se nos deja solos. El Señor debe ser alabado cada día si somos preservados de
grave pecado. Cuando los otros pecan, nos enseñan lo que seríamos nosotros de no ser por la
gracia. «El hoy, y yo mañana» fue la exclamación de un santo cuando veía a otro que caía en
pecado. C. H. S.
Esta misma integridad es como el arca en la que Noé fue preservado cuando todos los demás
perecieron al estar fuera de ella. Es como el cordón rojo que los espías de Josué entregaron a
Rahab, que fue la garantía por la que salvó su vida cuando el resto de la ciudad fue destruido.
Admito que esta integridad es de poca monta para los hombres de este mundo, que creen que no
hay cielo, sólo tierra; pero así como el cordón de Rahab fue mejor para ella que todos sus dioses,
y se probó cuando vino la espada, así también es mejor para los hijos de Dios que todo el mundo
cuando viene la muerte. William Burton

Vers. 13. El Salmo termina con una doxología. Bendito sea Jehová, esto es: sea El glorificado.
La bendición, al comienzo de la boca de Dios, es devuelta, al final, por boca de su siervo. No
podemos añadir a la bendición del Señor, pero podemos derramar nuestros deseos agradecidos, y
éstos El los acepta como nosotros aceptamos flores de los hijos que nos aman. C. H. S.

AQUÍ TERMINA EL PRIMER LIBRO DE LOS SALMOS

1 comentario:

  1. Gracias, gracias de corazón por aumentar mi Fe. Dios te bendiga. Un fuerte abrazo para el blog

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