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lunes, 18 de febrero de 2013

Un archivo que necesitamos: AMOR.COM


Cliente: ¿Estoy llamando al Departamento de Atención al Cliente?

Empleado: Así es. Buenos días. ¿En qué puedo ayudarlo?

Cliente: Estuve revisando mi equipo y encontré un sistema que se llama AMOR; pero no funciona. ¿Me puede ayudar con esto?

Empleado: Seguro que sí. Pero yo no puedo instalárselo; tendrá que instalarlo usted mismo, yo lo dirijo por teléfono ¿le parece?

Cliente: Sí, puedo intentarlo. No sé mucho de estas cosas, pero creo que estoy listo para instalarlo ahora. ¿Por dónde empiezo?

Empleado: El primer paso es abrir su CORAZÓN. ¿Ya lo localizó?

Cliente: Sí, ya. Pero hay varios programas ejecutándose en este momento. ¿No hay problema para instalarlo mientras siguen ejecutándose?

Empleado: ¿Cuáles son esos programas?

Cliente: Déjeme ver......... Tengo...... DOLORPASADO.EXE, BAJAESTIMA.EXE, IRA.DOC y RESENTIMIENTO.COM ejecutándose en este momento.

Empleado: No hay problema. AMOR borrará automáticamente DOLORPASADO.EXE de su sistemas operativo actual. Puede que se quede grabado en su memoria permanente, pero ya no afectará otros programas. AMOR eventualmente reemplazará BAJAESTIMA.EXE con un módulo propietario del sistema llamado ALTAESTIMA.EXE. Sin embargo, tiene que apagar completamente los programas IRA.DOC y RESENTIMIENTO.COM. Estos programas evitan que AMOR se instale adecuadamente. ¿Los puede apagar?

Cliente: No sé cómo apagarlos. ¿Me puede decir cómo?

Empleado: Con gusto. Vaya al menú INICIO e invoque PERDON.EXE. Ejecútelo tantas veces como sea necesario hasta que CORAJE.EXE y RESENTIMIENTO.COM hayan sido borrados completamente.

Cliente: Ok, listo. AMOR ha empezado a instalarse automáticamente. ¿Es esto normal?

Empleado: Sí. En breve recibirá un mensaje que dice que AMOR estará activo mientras CORAZÓN esté vigente. ¿Puede ver ese mensaje?

Cliente: Sí, sí lo veo. ¿Ya se terminó la instalación?

Empleado: Sí, pero recuerde que sólo tiene el programa base. Necesita empezar a conectarse con otros CORAZONES para poder recibir actualizaciones.

Cliente: Oh, oh... Ya me apareció un mensaje de error. ¿Qué hago?

Empleado: ¿Qué dice el mensaje de error?

Cliente: Dice: "ERROR 412 - PROGRAMA NO ACTIVO EN COMPONENTES INTERNOS". ¿Qué significa eso?

Empleado: No se preocupe, ese es un problema común. Significa que AMOR está configurado para ejecutarse en técnicas complicadas de la programación, pero en términos no técnicos significa que tiene que "AMAR" tu propio equipo antes de poder "AMAR" a otros.

Cliente: Entonces, ¿qué hago?

Empleado: ¿Puede localizar el directorio llamado "AUTOACEPTACION"?

Cliente: Sí, aquí lo tengo.

Empleado: Excelente, aprende rápido.

Cliente: Gracias.

Empleado: De nada. Haga click en los siguientes archivos para copiarlos al directorio MI CORAZON: AUTOPERDON.DOC, AUTOESTIMA.TXT, VALOR.INF y REALIZACION.HTM. El sistema reemplazará cualquier archivo que haga conflicto y entrará en un modo de reparación para cualquier programa dañado. También debe eliminar AUTOCRITICA.EXE de todos los directorios y después borrar todos los archivos temporales y la papelera de reciclaje, para asegurar que se corre completamente y nunca se active.

Cliente: Entendido. ¡Hey! Mi CORAZÓN se está llenando con unos archivos muy bonitos. SONRISA.MPG se está desplegando en mi monitor e indica que CALOR.COM, PAZ.EXE y FELICIDAD.COM se está replicando en todo mi CORAZÓN.

Empleado: Eso indica que AMOR está instalado y ejecutándose. Ya lo puede manejar de aquí. Una cosa más antes de irme...

Cliente: ¿Sí?

Empleado: AMOR es un software sin costo. Asegúrese de dárselo, junto con sus diferentes módulos, a todos los que conozca y se encuentre. Ellos, a su vez, lo compartirán con otras personas y le regresarán unos módulos agradables.

Cliente: Eso haré, gracias por su ayuda.

“Pues toda la ley se puede resumir en una sola frase: "Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Gálatas 5:14

sábado, 16 de febrero de 2013

Genesis 30, Comentario Biblico de Matthew Henry



Versículos 1—13. Otro relato más de la familia de Jacob. 
14—24. Raquel da a luz a José. 
25—43. El nuevo acuerdo de Jacob con Labán para servirle por el rebaño.

Vv. 1—13. Raquel envidiaba a su hermana: la envidia es dolerse porque el prójimo está bien; no hay pecado que sea más odioso para Dios que ese o más dañino para nuestro prójimo y nosotros mismos. Ella no consideró que Dios establece la diferencia y que en otras cosas ella tenía la ventaja. Cuidadosamente estemos vigilantes contra todos las apariciones y obras de esta pasión en nuestra mente. Que nuestro ojo no sea malo para con ninguno de nuestros consiervos porque el ojo de nuestro Amo es bueno. 
—Jacob amaba a Raquel y, por tanto, la reprendió por hablar mal. Las reprimendas fieles revelan un verdadero afecto. Dios puede ocupar el lugar de cualquier criatura en nosotros pero es pecado y necedad poner a una criatura en el lugar de Dios y depositar en la criatura la confianza que sólo a Él debe darse. 
—Jacob, convencido por Raquel, tomó a Bilha, doncella de ella, como esposa para que, conforme a las costumbres de la época, sus hijos fueran de su señora. Si su corazón no hubiera estado influido por las malas pasiones, Raquel hubiera pensado en los hijos de su hermana, más cercanos a ella y con más derecho a su cariño que los de Bilha. Pero le eran más deseables los hijos a quienes ella tenía derecho de mandar que los hijos a quienes ella tenía más razón para amar. Como ejemplo precoz de su poder sobre estos hijos, ella se complace en darles nombres que llevan en sí la marca de su rivalidad con su hermana. Véase lo que son las raíces de amargura, envidia y discordia y cuánto mal hacen entre los seres queridos. 
—Jacob, convencido por Lea, tomó a Zilpa, su doncella, como esposa también. Véase el poder de los celos y la rivalidad y admírese la sabiduría del designio divino, que une a un solo hombre con una sola mujer; porque Dios nos ha llamado a la paz y a la pureza.

Vv. 14—24. El deseo de ser la madre de la Simiente prometida, bueno en sí mismo, pero a menudo demasiado grande e irregular, junto con el honor de tener muchos hijos y el reproche de ser estéril, fueron algunas causas de esta inconveniente disputa entre las hermanas. La verdad parece ser que ellas estaban influidas por las promesas de Dios a Abraham a cuya posteridad se le dio la promesa de las más ricas bendiciones, y de quienes iba a venir el Mesías.

vv. 25—43. Pasados los catorce años, Jacob estaba deseoso de partir sin provisión, salvo la promesa de Dios. Pero en muchas formas, tenía un justo reclamo sobre la fortuna de Labán y era voluntad de Dios que él recibiera provisión de ella. Él refirió su causa a Dios en vez de acordar los salarios estipulados con Labán, cuyo egoísmo era muy grande. Pareciera que actuó honestamente cuando no se halló ningún ganado entre los suyos sino aquellos de los colores acordados. Labán pensó egoístamente que su ganado produciría pocos de color diferente de los suyos. 
—Se ha considerado que la conducta de Jacob después de este acuerdo, es un ejemplo de su política y administración. Pero ocurrió así a instancias de Dios y como señal de su poder. El Señor de una u otra manera defenderá la causa del oprimido y honrará a los que sencillamente confían en su providencia. Tampoco pudo Labán quejarse de Jacob puesto que no tenía nada más que lo que fuera libremente acordado; tampoco fue dañado, sino muy beneficiado por los servicios de Jacob. Que todas nuestras misericordias sean recibidas con acción de gracias y oración, para que viniendo de su generosidad, nos lleven a alabarle.

viernes, 15 de febrero de 2013

EL PREDICADOR Y LA ORACIÓN, E.M.Bounds "El carácter y la predicación"



 "El carácter y la predicación" 

Estamos constantemente en tensión si no en un esfuerzo, para trazar nuevos métodos, nuevos planes, nuevas organizaciones, para hacer avanzar la Iglesia para el evangelio.
Este modo de ser de la época tiene la tendencia a perder de vista al hombre o hacerle desaparecer del plan u organización.
El plan de Dios es hacer mucho del hombre, mucho más de él que cualquier otra cosa.
Los hombres son el método de Dios.
La Iglesia está buscando mejores "Fue un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan".
La dispensación que heraldizó y preparó el camino para Cristo, estuvo ligado a aquel hombre Juan. "Un niño nos es nacido, hijo nos es dado".
La salvación del mundo viene por aquel Hijo nacido.
Cuando Pablo apela al carácter personal de los hombres que enraizaron el evangelio en el mundo, explica el misterio de su éxito.
La gloria y eficien­cia del evangelio están apostadas sobre los hombres que lo proclaman. Cuando Dios declara que "los ojos de Jehová contemplan la tierra, para corroborar a los que tienen corazón perfecto para con El", declara la necesidad de hombres y su dependencia de ellos, como un canal a través del cual El despliega su poder en el mundo.
Esta verdad, urgente y vital, es la que esta edad de la maquinaria está pronta a olvidar.
El olvido de ella es tan mortífero en la obra de Dios, como lo sería el quitar el sol de su esfera. Obscuridad, confusión y muerte serían el resultado.
Lo que la Iglesia necesita hoy día, no es más o mejor mecanismo, no nuevas organizaciones o más y modernos métodos, sino hombres a quienes el Espíritu Santo pueda usar; hombres de oración, hombres poderosos en oración.
El Espíritu Santo no fluye a través de los métodos, sino a través de los hombres. El no desciende sobre los mecanismos, sino sobre los hombres.
El no unge planes sino hombres, hombres de oración.
Un eminente historiador ha dicho que los inci­dentes del carácter personal tienen más que hacer con las revoluciones de las naciones que lo que cualesquiera de los historiadores filosóficos, o políticos democráticos quieran admitir.
Esta verdad tiene su aplicación plena en el Evangelio de Cristo ¡el carácter y la conducta de los seguidores de Cristo cristianizan el mundo, transfiguran las naciones y los individuos.
Esto es eminentemente cierto con respecto a los predicadores del Evangelio.
El carácter, así como la suerte del Evangelio están confiados al predicador. El hace o deshace el mensaje de Dios al hombre. El predicador es el conducto áureo a través del cual fluye el aceite divino. El conducto debe ser, no solamente áureo, sino que debe estar bien abierto y sano para que el aceite pueda, tener una corriente plena, ininterrum­pida y sin pérdida.
El hombre hace al predicador.
Dios debe hacer al hombre.
El mensajero, es, si es posible, más que el mensaje.
El predicador es más que el sermón.
El predicador hace al sermón.
Así como la leche del seno materno que da vida, no es sino la vida de la madre, así todo lo que el predicador dice está teñido e impregnado por lo que el predicador es.
El tesoro está en vasos de barro y el gusto del barro puede impregnarlo y descolorarlo.
El hombre, el hombre entero, está detrás del sermón.
La predicación no es la obra de una hora.
Es la manifestación de una vida.
Se necesitan veinte años para hacer un sermón porque se necesitan veinte años para hacer al hombre.
El verdadero sermón es una obra de la vida.
El sermón crece, porque el hombre crece.
El sermón es poderoso, porque el hombre es poderoso.
El sermón es santo porque el hombre es santo.
El sermón es lleno de la unción divina, porque el hombre es lleno de la unción divina.
Pablo lo designó "mi Evangelio", no que lo había degradado por su excentricidad personal y desviado por su apropiación egoísta, sino el evangelio que fue puesto en el corazón y el alma del hombre Pablo, como una confianza personal que debía ser ejecutada por sus características paulinas, para ser inflamado y potencializado por la fogosa energía de su alma ardiente.
Los sermones de Pablo —¿qué fueron ? ¿dónde están ? ¡Esbozos, fragmentos dispersos, flotando en el mar de la inspiración! Empero, el hombre Pablo, más grande que sus sermones, vive para siempre, en forma completa, rasgos y estatura, con su moldeadora mano en la Iglesia. La predicación no es sino una voz.
La voz en el silencio muere, el texto se olvida, el sermón huye de la memoria ¡más el predicador vive!
El sermón no puede dar más vida que la que tiene el hombre que lo produce.
Los hombres muer­tos, dan sermones muertos, y los sermones muertos matan.
Todo depende del carácter espiritual del predicador.
Bajo la dispensación judía el Sumo Sacerdote tenía escrito con letras enjoyadas en su frontal: "Santidad a Jehová". Así, todo predicador en el ministerio de Cristo debe ser modelado en y dirigido por esta misma divisa santa.
Es vergonzoso para el ministerio cristiano caer más bajo en santidad de carácter y santidad de mira, que el sacerdocio judío.
El evangelio de Cristo no se mueve por olas populares, él no tiene poder propio para propagarse.
Se mueve, de la manera que los hombres encargados de él se mueven.
El predicador debe personificar el evangelio.
Su divinidad, el rasgo más distintivo, debe estar incorporado en él.
El poder constriñente de amor, debe ser en el predicador como una fuerza de proyección excéntrica, que todo lo domina y se olvida de sí misma.
La energía de su negación de sí mismo debe ser su ser, su corazón, y su sangre, sus huesos. Debe ir como un hombre entre los hombres, vestido de humildad, viviendo en mansedumbre prudente como una serpiente, sencillo como una paloma; las obligaciones de un siervo con el espíritu de un rey, un rey con porte noble, real e independiente, con la simplicidad y dulzura de un niño.
El predicador debe abandonarse a sí mismo, con todo el abandono de una perfecta falta de fe en sí mismo, y un perfecto celo que lo consume en su obra por la salvación de los hombres. Sinceros, heroicos, compasivos, sin temor al martirio, deben ser los hombres que se toman el trabajo de apode­rarse y modelar una generación para Dios.
Si ellos son tímidos contemporizadores, buscadores de honores; si tratan de agradar al hombre o temen al hombre ; si su fe tiene un débil apoyo en Dios o su Palabra; si su abnegación se quebranta por cualquier fase de sí mismos o del mundo, ellos no pueden apoderarse de la Iglesia ni del mundo para Dios.
La predicación más potente y severa del pre­dicador debe ser hacia sí mismo.
Su más difícil delicada, laboriosa y cabal obra, debe ser consigo mismo.
La instrucción de los doce fue la grande, difícil y paciente labor de Cristo.
Los predicadores no son hacedores de sermones, sino hacedores de hombres, y hacedores de santos, y solamente está bien ejercitado para este trabajo quien se ha hecho si mismo un hombre y un santo.
No son los grandes talentos, ni gran erudición, ni grandes predicadores los que Dios necesita, sino hombres grandes en santidad, grandes en fe, grandes en amor, grandes en fidelidad, grandes para Dios —hombres que siempre predican por sermones santos en el pulpito, y por vidas santas fuera de él.
Estos pueden modelar una generación para Dios.
He aquí el orden en que fueron formados los primitivos cristianos.
Fueron hombres de sólido molde, predicadores del tipo celestial —heroicos, fuertes, militantes y santos.
Predicando por medio de una negación de sí mismos, crucificando el yo; graves, laboriosos, mártires del trabajo.
Se aplicaron a su labor de tal manera, que impresionaron a su generación y formaron en su seno una generación que todavía no había nacido para Dios.
El hombre que predica, debe ser un hombre de oración.
La oración es el arma más poderosa del predicador.
Es una fuerza omnipotente en sí misma, que da vida y fuerza a todo.
El sermón real hecho en la cámara secreta.
En hombre —el hombre de Dios— es hecho en la cámara secreta.
Su vida y sus profundas convic­ciones fueron nacidas en su comunión secreta con Dios.
La opresión y agonía llorosa de su espíritu, sus más importantes y más dulces mensajes, fueron adquiridos cuando estuvo a solas con Dios.
La oración hace al hombre, la oración hace al predica­dor, la oración hace al pastor.
El pulpito de hoy día es débil en oración.
El orgullo de erudición está en pugna con la humilde dependencia en la oración.
La oración en el pulpito, muy a menudo, es solamente oficial (formulismo) —un cumplimiento en la rutina del culto.
La oración no es para el pulpito moderno, la fuerza poderosa que fue en la vida o el ministerio de Pablo.
Todo predicador que no hace de la oración un factor poderoso en su propia vida y ministerio, es débil como un factor en la obra de Dios y es falto de poder para proyectar la causa de Dios en este mundo.

ENCICLOPEDIA EXPLICATIVA DE DIFICULTADES BIBLICAS, ¿DONDE HALLO CAIN A SU ESPOSA?





¿DONDE HALLO CAIN A SU ESPOSA?

«Y salió Caín... y habitó en la tierra de Nod... y conoció Caín a su mujer...» (Gén. 4:16, 17.)

P. No se cansan los incrédulos de repetir esta pregunta Adán y Eva, piensan, tenían dos hijos, Caín y Abel, y luego dicen: Salió Caín y habitó en la tierra de Nod y tomó allí esposa. Y encuentran así una contradicción en la Biblia o se figuran que halló en Nod una raza distinta de la de Adán, acusando a la Biblia de mentirosa, por decir que venimos todos de una sangre.

R. 1.°. La Biblia no dice que sólo tenían dos hijos, Adán y Eva, sino que, además de Caín, Abel y Seth, Adán, en su larga vida, engendró hijos e hijas; numerosos, sin duda. (Génesis 5:1-4.) Nadie, en el mundo, puede decir cuántos hijos e hijas.

2° La Biblia no dice que Caín tomó esposa en Nod. No hay cristiano ni incrédulo en el mundo que pueda encontrar esta afirmación en la Biblia. Con toda seguridad, Caín ya tenía esposa cuando salió para Nod. Eso sí, la Biblia dice que Caín conoció a su esposa en Nod. Si el incrédulo funda su idea en esta palabra, sólo da prueba de su ignorancia respecto a su significado bíblico. Pues, léanse Gén. 4:1; Mat. 1; 25, y lo comprenderá. ¿Quién fue, pues, su esposa y dónde la halló? Sin duda se casó con una de las numerosas hijas de su padre Adán, en cuyo caso se dirá que «se casó con una de sus hermanas.» Por supuesto, así fue
necesario entonces, y esto aun según la ley divina respecto al matrimonio, en aquellos días de superior pureza sanguínea (Gén. 1:28). Nótese bien que una vez cumplido el primer objeto de la ley de la multiplicación, Dios proclama otra ley de matrimonio, escribiéndola tan profundamente en la naturaleza misma de los seres humanos, que quien se atreva a traspasarla, habrá de deplorar en su procreación hijos deformes, idiotas y desgraciados debido a su consanguinidad
prohibida.

En resumen, Caín se casó con una de las hijas de Adán y el misterio que se imaginan algunos que existe en este asunto, no es tal misterio.

viernes, 8 de febrero de 2013

¿CONFÍAS EN EL EQUILIBRISTA?




El gran equilibrista había tendido una cuerda desde un borde al otro de un acantilado. El se aprestaba a hacer su demostración y la multitud, situada abajo, esperaba ansiosa.

-¿Creen que puedo cruzar al otro lado caminando por la cuerda?

- preguntó el artista.

-¡Sí!- contestó la multitud.

Y allá fue el hombre llegando a la orilla opuesta en medio de los aplausos y el bullicio.

-¿Creen que puedo cruzar al otro lado llevando una carretilla?-

-¡Sí!- se escuchó nuevamente.

-Ahora: ¿Creen que puedo cruzar llevando una persona en la carretilla?- preguntó.

-¡Sí! nuevamente fue la respuesta.

Entonces el artista dijo: -¿Quién es voluntario para subir a la carretilla?.

Se hizo un silencio total. Todos se estremecieron. Todos temieron. Todos creían siempre y cuando no estuviera en juego su seguridad personal. En realidad no creían. No confiaban en él.

Entonces, de la multitud surgió un niño, que rápidamente corrió y subió a la carretilla.

Ambos el equilibrista y el niño llegaron sin demora al otro lado, corriendo por la cuerda. Ese niño era el hijo del artista, que confiaba con todo su corazón en su papá.

¿Cuántas veces nosotros decimos que creemos pero no es así. Pensamos que Cristo es el Salvador del Mundo pero no creo que sea mi Salvador. Creemos que Él libró a otros pero no creo que me librará a mí. Creo que sanó a otros pero no creo que me sanará a mí. No me atrevo a emprender alguna tarea difícil, porque creo que no me sostendrá.


¡Ojalá nuestra fe sea como la de ese niño!

Génesis 29; Comentario de Matthey Henry




Versículos 1—8. Jacob llega al pozo de Harán. 
9—14. Su encuentro con Raquel—Labán lo atiende. 
15—30. El contrato de Jacob por Raquel—El engaño de Labán. 
31—35. Los hijos de Lea.

Vv. 1—8. Jacob prosiguió alegre su viaje después de la dulce comunión que tuvo con Dios en Betel. La providencia lo llevó al campo donde tenían que abrevar los rebaños de su tío. Lo que se dice del cuidado de los pastores por sus ovejas puede recordarnos la tierna preocupación que nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas, tiene por su rebaño, la iglesia; pues Él es el buen Pastor que conoce a sus ovejas y a quien ellas conocen. La piedra de la boca del pozo era para cerrarlo; el agua era escasa, no estaba ahí para que cualquiera la usara: pero los intereses particulares no nos deben impedir que nos ayudemos unos a otros. Cuando se juntaban todos los pastores con sus rebaños, entonces, juntos, como buenos vecinos, abrevaban a sus rebaños. La ley de clemencia al hablar tiene un poder obligatorio, Proverbios 31. 26. Jacob fue bien educado con estos extranjeros y halló que ellos eran bien educados con él.

Vv. 9—14. Vea aquí la humildad y laboriosidad de Raquel. Nadie tiene que avergonzarse del trabajo honesto y útil, ni debe impedírselo la preferencia de alguien. Cuando Jacob comprendió que ésta era su parienta, estuvo muy dispuesto a servirla. 
—Labán, aunque no del mejor humor, le dio la bienvenida y se dio por satisfecho con el relato que Jacob le hizo de sí mismo. Aunque evitemos estar neciamente dispuestos a creer todo lo se nos diga, debemos tener cuidado de ser suspicaces en forma poco caritativa.

Vv. 15—30. En el mes que Jacob se pasó como huésped, no estuvo ocioso. Dondequiera estemos es bueno ocuparnos en algo útil. Labán estaba deseoso de que Jacob siguiera con él. No se debe sacar ventaja de las relaciones con los subordinados; es nuestro deber recompensarlos. 
—Jacob hizo saber a Labán el afecto que tenía por su hija Raquel. Careciendo de bienes mundanos con los cuales dotarla, promete siete años de servicio. El amor hace cortos y fáciles los servicios largos y difíciles; de ahí que leemos del trabajo del amor, Hebreos vi, 10. Si sabemos valorar la felicidad del cielo, los sufrimientos de este tiempo presente serán como nada para nosotros. Una era de trabajo no será sino unos pocos días para los que aman a Dios y anhelan la venida de Cristo. 
—Jacob, que se había aprovechado de su padre, ahora es utilizado por Labán, su suegro, con un engaño parecido. De aquí, que por injusto que haya sido Labán, el Señor fue justo: ver Jueces i, 7. Aun los justos, si dan un paso en falso, así les paga Dios en la tierra. Muchos que como Jacob no son desengañados por la persona, en sus matrimonios, pronto se hallan, para su gran dolor, desencantados por el carácter. La elección de esta relación debe hacerse con buen consejo y pensamiento por ambas partes. Hay razones para creer que la excusa de Labán no era cierta. Su modo de zanjar la cuestión empeoró lo malo. Jacob se vio llevado al problema de las muchas esposas. Él no podía rechazar a Raquel porque la había desposado; mucho menos podía rechazar a Lea. Todavía no había un mandamiento expreso contra casarse con más de una esposa. Era pecado de ignorancia en los patriarcas, pero no justifica la misma costumbre actual cuando la voluntad de Dios está claramente dada a conocer por la ley divina, Levítico 18. 18, y más plenamente desde que, por nuestro Salvador, pueden unirse solamente un hombre y una mujer, 1 Corintios 7. 2.

Vv. 31—35. Los nombres que Lea da a sus hijos expresaban su respeto y consideración tanto hacia Dios y hacia su esposo. Rubén, o Mira un hijo, con este pensamiento, Ahora mi marido me amará; Leví, o unido con la expectativa de que Esta vez mi marido se unirá conmigo. El afecto mutuo es a la vez el deber y el consuelo de la relación conyugal; y los compañeros de yugo deben considerar el agradarse uno a otro, 1 Corintios 7. 33-34. Ella reconoce, agradecida, la bondadosa providencia de Dios al escucharla. En todo lo que nos sostenga y consuele en las aflicciones o se ocupe de nuestra liberación de ellas, es Dios quien debe ser reconocido en eso. Llamó Judá a su cuarto hijo, o alabanza diciendo, Esta vez alabaré a Jehová. De este, según la carne, es que vino Cristo. Cualquiera sea la razón de nuestro regocijo debe ser el tema de nuestra acción de gracias. Los favores frescos deben apresurarnos a alabar a Dios por los favores anteriores. Esta vez alabaré a Jehová más y mejor de lo que lo he hecho. Todas nuestras alabanzas deben centrarse en Cristo, como objeto de ellas y como Mediador de ellas. Él descendió, según la carne, de aquel cuyo nombre era “Alabanza”, y Él es nuestra alabanza. ¿Está Cristo formado en mi corazón? Esta vez alabaré a Jehová.

lunes, 4 de febrero de 2013

Tesoros de David, Salmos 47; de Charles Spungeon



Título: «Al músico principal.» Hay muchos cánticos dedicados a este director del coro, pero no le sobraban. El servicio de Dios es un deleite tal que nunca puede cansarnos; y lo mejor del mismo, el canto de sus alabanzas, es tan placentero que podemos sacar mucho gozo del mismo.
Nuestro oído se ha acostumbrado al sonido de las composiciones de David, y estamos totalmente seguros que lo tenemos en este Salmo. Todo experto podría descubrir aquí el autógrafo del hijo de Isaí sin temor a equivocarse.
Algunos han aplicado este Salmo a la ascensión de Cristo, pero habla de su segunda venida. El Poderoso está sentado pacíficamente en su trono. Se nos indica el Salmo 45. Andrew A. Bonar

Vers. 1. Pueblos todos, batid palmas. La más natural y más entusiástica de las muestras de ensalzamiento que usamos ante las victorias del Señor y su reino universal. Nuestro gozo en Dios puede ser demostrativo, y, con todo, El no lo censura.
El gozo se extiende a todas las naciones; Israel puede llevar la batuta, pero todos los gentiles han de seguir en la marcha de triunfo, porque tiene una parte igual en este reino en que no hay ni judío ni griego, sino Cristo en todos. C. H. S.
Pueblos todos, batid palmas; aclamad a Dios con gritos de júbilo. Esto hay que hacerlo:
1) Alegremente: Batid palmas, porque esto es una señal de gozo interior (Nahum 3:19).
2) Universalmente: «Batid palmas, pueblos todos.»
3) Vocalmente: Aclamad a Dios con gritos de júbilo.
4) Frecuentemente: Cantad a Dios, cantad; cantad a nuestro RQV cantad (v. 6); y de nuevo: cantad con destreza (v. 7). No es posible excederse con la frecuencia. 5) Con discreción y entendimiento: «Cantad vuestras alabanzas con entendimiento»; sabiendo la razón por la que le alabáis. Adam Clarke
Estas expresiones son de afecto piadoso y devoto, que a algunos les pueden parecer impropias o irreverentes, pero que no deben ser censuradas ni condenadas, y mucho menos ridiculizadas; porque salen de un corazón recto, Dios las acepta por el afecto, y excusa la debilidad de su expresión. Matthew Henry

La voz de la melodía no es tanto para ser pronunciada por la lengua como por las manos; esto es:
son nuestros hechos, no nuestras palabras, los que alaban aquí a Dios. Del mismo modo que vemos el ejemplo en El, al que hemos de seguir: «Jesús empezó a hacer y a enseñar.» J. M. Neale

Vers. 2. Porque Jehová. El que existe por sí mismo, el único Dios -el Altísimo- el que es omnipotente, alto en dominio, eminente en sabiduría, elevado en gloria- es temible.
Omnipotencia para aplastar, Omnipotencia para proteger.
Rey grande sobre la tierra. Nuestro Dios no es una divinidad local; rige el universo en su infinita majestad, árbitro del destino, el único monarca de todas las tierras, Rey de reyes y Señor de señores. No se excluye de su dominio ni una aldea ni una islita. ¡Qué tiempo tan glorioso será cuando esto sea visto y conocido por todos, cuando en la persona de Jesús toda carne contemplará la gloria del Señor!

Vers. 4. Él nos elegirá nuestras heredades. Nos sometemos a su voluntad, nuestra elección, nuestro deseo, nuestro todo. Nuestra heredad aquí y después la dejamos a El, que El haga con nosotros según le parezca. C. H. S.
Se dice que a una mujer, estando enferma, le preguntaron si quería vivir o morir, y contestó: «Lo que plazca a Dios». «Pero» dijo uno» «si Dios lo pusiera en tus manos, ¿qué escogerías?»
«Verdaderamente» -replicó la mujer-, «se lo devolvería para que Él decidiera.»
Así el hombre recibe su voluntad de Dios si se le somete del todo. No hemos de alterarnos por no recibir más de Dios, pero hemos de preocuparnos por no hacer más por Dios. Cristianos, si el Señor se complace en vosotros como personas, ¿no deberíais estar complacidos con vuestras condiciones? Hay más razón para que estés contento con ellas que no para que El esté contento contigo.
Los creyentes deberían ser como ovejas, que cambian sus pastos según la voluntad del pastor; o como vasijas en casa, que están llenas o vacías según el placer de su dueño. El que navega en el mar de este mundo por su cuenta va a hundirse al fin en un océano sin fondo. William Secker
Es posible que seas piadoso y pobre. Está bien; pero puedes decir, caso de no ser pobre, ¿querrías ser piadoso? Sin duda Dios nos conoce mejor que nosotros a nosotros mismos y, por tanto, puede adecuar mejor el estado a la persona. Giles Fletcher
La gloria de Jacob, al cual amó. Nuestra hermosura, nuestra gloria, nuestro tesoro, consiste en tener un Dios así en quien confiar, un Dios que nos ama.

Vers. 5. Sube Dios entre aclamaciones. La fe oye al pueblo que ya está aclamando. La orden del primer versículo aquí pasa a ser un hecho. La lucha ha terminado, el vencedor asciende en su carro triunfal, y avanza hacia las puertas de la ciudad que está resplandeciendo por el gozo de su regreso.

Las palabras son plenamente aplicables a la ascensión del Redentor. No dudamos de que los ángeles y los espíritus glorificados le dieron la bienvenida con aclamaciones. El que no vino sin cánticos, ¿podemos imaginamos que regresará en silencio?
Acompañado del sonido de trompeta. Jesús es Jehová. El sonido vibrante y gozoso de la trompeta corresponde al esplendor de su triunfo.

Vers. 7. Porque Dios es el Rey de toda la tierra. Los judíos del tiempo de nuestro Salvador estaban resentidos por esta verdad, pero si sus corazones hubieran sido rectos se habrían regocijado en ella. Preferían guardarse a su Dios para ellos solos, y ni aun permitían a los perros gentiles que comieran las migajas bajo su mesa. ¡Ay!, que el egoísmo torna la miel en hiel.
Cantad a Dios con destreza. Es de temer se refiere a la forma en que algunos cantan, que es ruido más bien que sonido, pues consideran que con tal que se oiga ya basta. Por otra parte, cuando se presta atención extrema a la mera música, nos causa tristeza que el significado no tenga efecto sobre ellos. No es un pecado alegrar los oídos con sonidos dulces cuando adoramos al Señor.
Pero, ¿qué tiene que ver el deleite de órganos, cánticos y música especial con la devoción? ¿No confundimos aquí los efectos físicos con los impulsos espirituales? ¿No se ofrecen a Dios acordes destinados a la diversión humana más que a la aceptación divina? Y el entendimiento iluminado por el Espíritu Santo es el único que puede ofrecer alabanza digna. C. H. S.
El no entender lo que cantamos dice poco a nuestro espíritu; es descuido o dureza de corazón; es un servicio impropio. ¿Por qué cantar en lengua extraña como hacen los romanistas? Dios no desea un servicio que nosotros no entendemos. Una de las primeras cosas creadas fue la luz, y ésta ha de hallarse en cada uno de nuestros deberes. John Wells

Vers. 8. Se sentó Dios sobre su santo trono. Inconmovible, Él ocupa un trono no disputado; sus decretos, actos y órdenes son la misma santidad. ¿Qué trono hay semejante a éste? Nunca fue manchado por la injusticia o contaminado por el pecado. Y el que está sentado en él no desmaya ni vacila. Está sentado en serenidad, porque conoce su poder y ve que su propósito se realizará.
Aquí tenemos bastantes razones para el cántico santo. C. H. S.

viernes, 1 de febrero de 2013

ENCICLOPEDIA EXPLICATIVA DE DIFICULTADES BÍBLICAS de Samuel Vila: LA MUERTE DE ADÁN Y LA NUESTRA




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LA MUERTE DE ADÁN Y LA NUESTRA

P. En Génesis 2:17 leemos que Dios dijo a Adán: «El día que de él comieres morirás», pero en el cap. 5:5 dice: «Y fueron todos los días que vivió Adán 930 años y murió.»

¿No hay contradicción entre ambos textos? Pues Adán no murió el día que desobedeció a Dios, sino mucho después.

R. En lugar de haber contradicción tenemos aquí una prueba de la inspiración de la Biblia, pues el hebreo dice textualmente: «El día que de él comieres muriendo morirás.» Pero como esta traducción literal del hebreo sería un mal castellano, los últimos revisores de la Biblia de Valera han traducido:
«Ciertamente morirás.» Nacar y Colunga (traductor católico) traduce: «infaliblemente morirás». Es decir, Dios advirtió a Adán que si pecaba empezaría a morir desde el mismo día que cometiera la desobediencia hasta el final en que la sentencia quedaría plenamente cumplida. Y esto es lo que nos está sucediendo a todos; que estamos muriendo desde el mismo día en que nacemos, porque nuestra vida se encamina a la vejez y a la muerte. Adán murió legalmente el día que se separó de Dios, que es la fuente de la vida, y engendró una sucesión de seres mortales, o sea condenados a morir.

Afortunadamente esta condición, que nos asemeja a los irracionales, que no se dan cuenta de que el tiempo pasa, produciendo el rechazo a la muerte que todos sentimos, por poseer un alma hecha para la eternidad, queda remediada, cuando por la fe nos unimos de nuevo a Dios por Jesucristo, Dios-Hombre, quien dijo: «Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en Mí aunque muerto vivirá, y el que vive y cree en Mí no morirá eternamente.» Es decir, pasa de la condición de hijo natural de Adán después de su pecado, a la de hijo de Dios a través de la persona de Jesucristo, quien vino a redimirnos, no sólo del pecado del primer Adán, sino también de nuestro propio pecado, al cual tenemos tendencia por nuestra condición pecadora.

Por eso Pablo llama a Jesucristo: «el nuevo Adán». (Véase Romanos 5:12-21.)