Imagenes

lunes, 21 de octubre de 2013

Zanahoria, huevo o café

Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía cómo hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.
Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo. Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre fuego fuerte. Pronto el agua de las tres ollas estaba hirviendo. En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir sin decir
palabra.
La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre. A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente.
Mirando a su hija le dijo: “Querida, ¿qué ves?” -”Zanahorias, huevos y café” fue su respuesta. La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.
Humildemente la hija preguntó: “¿Qué significa esto, padre?” El le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. Los granos de café sin embargo eran únicos; después de estar en agua hirviendo, habían cambiado al agua.
“¿Cual eres tú?”, le preguntó a su hija. “Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero que cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza? ¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable? Poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero ¿eres amargado y áspero, con un espíritu y un corazón endurecido? ¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviente, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor. Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor tú reaccionas mejor y haces que las cosas a tu alrededor mejoren.
Y tú, ¿cuál de los tres eres?

lunes, 26 de agosto de 2013

Tesoros de David; Salmos 51, Charles Spungeon,



SALMO 51

Título: «Al músico principal.» Por tanto, no fue escrito para meditación privada solamente, sino para el servicio público de canto. Apropiado para la intimidad de la penitencia individual, este Salmo incomparable se adapta también para una asamblea de pobres en espíritu. «Un Salmo de David.» Es maravilloso, pero es un hecho que ha habido escritores que han negado la paternidad de David para este Salmo, si bien sus objeciones son frívolas; el Salmo es por completo de David. Sería más fácil imitar a Milton, Shakespeare o Tennyson que a David. Su estilo es
totalmente sui generis, y es tan distinguible como el diseño de Rafael o el  dolorido de Rubens.

No puede excusarse el gran pecado de David, pero hay que recordar que su caso presenta una serie de coincidencias especiales. Era un hombre de pasiones fuertes, y un monarca oriental con poder despótico; ningún otro rey de su tiempo habría sentido la menor compunción por un acto así, y por ello no estaba rodeado por las restricciones de la costumbre y la asociación que, cuando son infringidas, hacen la ofensa más escandalosa.

Él nunca insinúa ninguna forma de atenuante, ni mencionamos nosotros estos hechos con miras a excusar su pecado, que era detestable en el más alto grado; sino para advertencia a los demás, y que reflexionen que la licencia que se permiten ellos mismos en estos días puede tener consecuencias y culpa más grave que en el caso del Rey de Israel que cometió este yerro.

Cuando recordamos su pecado, insistamos principalmente en su penitencia y en la larga serie de castigos que siguieron y que hicieron del resto de su vida una historia tan luctuosa. C. H. S.

Este Salmo es la joya más preciosa de todo el Libro, y contiene instrucción tan importante y doctrina tan grande que la lengua de los ángeles no podría hacer justicia a su pleno desarrollo. Victorinus Strigelius

Este Salmo es titulado con frecuencia y apropiadamente «La Guía del Pecador». En algunas versiones es una ayuda para el pecador arrepentido. Atanasio recomienda a algunos cristianos, a quienes está escribiendo, que lo repitan cuando se despierten por la noche. Todas las iglesias evangélicas están familiarizadas con él. Lutero dice: «No hay otro Salmo que sea cantado u orado con mayor frecuencia en la iglesia.» Este es el primer Salmo en que tenemos la palabra Espíritu usada en su aplicación al Espíritu Santo. William S. Plumer

Éste es el más conmovedor de todos los Salmos, y estoy seguro que es uno de los que me son más aplicables. Parece haber sido la efusión de un alma dolorida por el sentimiento de una trasgresión seria y reciente. Dios mío, tanto si es reciente como si no lo es, hazme sentir la enormidad de mis múltiples ofensas y no recuerdes contra mí los pecados de mi juventud. Thomas Chalmers

Vers. 1. Ten piedad de mí, oh Dios. David apela al instante a la misericordia de Dios, antes incluso de mencionar su pecado. La vista de la misericordia es buena para los ojos que duelen del llanto penitencial. El perdón del pecado siempre ha de ser un acto de pura misericordia, y por tanto es a este atributo que ha de dirigirse el pecador despertado. C. H. S.

No me atrevo a decir mi Dios, porque esto sería presunción. Te he perdido a Ti por mi pecado, me he distanciado de Ti al seguir al enemigo, y por tanto no soy limpio. No me atrevo a acercarme a Ti, sino que me quedo a distancia y elevo mi voz con emoción y contrición de corazón, y clamo y digo: «Ten piedad de mí, oh Dios.» Del Comentario sobre los siete Salmos penitenciales, de fuentes antiguas, por el Rev. Forbes, obispo de Brechin Conforme a la multitud. Los hombres se quedan aterrorizados ante la multitud de sus pecados, pero aquí hay consuelo: nuestro Dios tiene multitud de misericordias. Si nuestros pecados fueran en número como los cabellos de nuestra cabeza, las misericordias de Dios son como las estrellas de los cielos; y como El es un Dios infinito, sus misericordias son infinitas; si, muchas más que nuestros pecados, como Él mismo está por encima de nosotros pobres pecadores. Archibald Symson

Vers. 2. Lávame afondo de mi maldad. El tinte es en sí indeleble, y yo, pecador, he permanecido sumergido en él largo tiempo, hasta que el carmesí ha quedado fijado; pero, Señor, lávame, lávame y lávame de nuevo, hasta que la última mancha haya desaparecido y no quede rastro en mí de mi contaminación. El hipócrita se contenta con que sean limpiados sus vestido; pero el verdadero penitente dama: «Lávame a mí.» Uno de los pecados es contra Betsabe, que
sirvió para mostrar al Salmista toda la montaña de su iniquidad, de la cual este hecho nefando era sólo una piedra desprendida. Su deseo es librarse de toda la masa de su inmundicia, que, aunque poco notada antes, ha pasado a ser un terror horrible y alucinante para su mente. C. H. S.

De donde aprendemos qué cosa tan vil, asquerosa y miserable es el pecado a la vista de Dios; tiñe el cuerpo del hombre, y tiñe su alma, y le hace más vil que la más vil de las criaturas; ningún sapo es más vil y repugnante a la vista del hombre que un pecador manchado y contaminado por el pecado a la vista de Dios, hasta que es limpiado y lavado en la sangre de Cristo. Samuel Smith

Y límpiame de mi pecado. Esta es una expresión más general, como si el Salmista dijera: «Señor, si no basta con lavarme, prueba otro medio; si el agua no sirve, prueba el fuego; no dejes nada sin probar, para que pueda ser purificado. Líbrame de mi pecado por el medio que sea, por todos los medios, sólo purifícame por completo, y no dejes culpa en mi alma.» No es por causa del
castigo que dama, sino por el pecado.

Muchos criminales están más alarmados ante la horca que en presencia del crimen que los lleva a ella. El ladrón se deleita en el pillaje, aunque teme la cárcel. No es así David; el pecado le trastorna por ser pecado; sus gritos más penetrantes son contra el mal de su trasgresión y no contra las penosas consecuencias de la misma. Cuando tratamos seriamente con nuestro pecado, Dios nos trata cuidadosamente a nosotros. Cuando aborrecemos lo que aborrece el Señor, Él
pronto va a poner fin al tormento y nos devolverá el gozo y la paz. C. H. S.

El pecado es repugnante: pensar en él, hablar de él, escuchar acerca de él, hacerlo; en una palabra, sólo hay en ello ruindad y vileza. Arcribald Symson

Vers. 3. Porque yo reconozco mis delitos. Parece decir: «Hago plena confesión de ellos.» No es esto lo que alego para obtener perdón, sino que es una evidencia clara de mi necesidad de misericordia, y soy por completo incapaz de buscarla en otra dirección.
Y mi pecado está siempre delante de mí. Mi pecado, en conjunto, nunca se aparta de mi mente; está oprimiendo mi espíritu sin tregua. Lo pongo ante Ti porque está siempre delante de mí; Señor, apártalo de Ti y de mí. Para una conciencia despierta, el dolor, a causa del pecado, no es pasajero y ocasional, sino intenso y permanente, y esto no es una señal de la ira divina, sino más bien un prefacio seguro del favor inminente. C. H. S

David confiesa y admite su pecado como propio. Aquí está nuestra riqueza: ¿qué es lo que podemos llamar nuestro sino el pecado? Nuestro alimento y vestido, las cosas necesarias para la vida, son algo prestado. Venimos al mundo, hambrientos y desnudos; pedimos prestadas estas cosas y no merecemos ninguna aquí. Nuestro pecado vino con nosotros, como confiesa después David. Tenemos derecho por herencia al pecado, recibiéndolo por la transmisión de nuestros
padres; tenemos derecho a poseerlo. Como Job: «Tú me haces poseer los pecados de mi juventud.» Samuel Page

Vers. 4. Contra Ti, contra Ti solo he pecado. Un pecado de debilidad puede admitir algo de excusa; un pecado de ignorancia puede encontrar excusa; pero un pecado de desafio no tiene defensa. Sir Richard Baker

Hay una pena de origen divino que lleva al hombre a la vida; y esta pena es obrada en el hombre por el Espíritu de Dios, y en el corazón del que es piadoso; que lamenta el pecado porque ha ofendido a Dios, que es tan tierno y dulce como Padre hacia él. Y aunque no hubiera cielo que perder ni infierno que obtener, con todo, está triste y apenado en el corazón, porque ha agraviado a Dios. John Welch

Y he hecho lo que es malo delante de tus ojos. El cometer una traición en el mismo tribunal del rey y delante de sus ojos es una verdadera insolencia; David sentía que su pecado había sido cometido en toda su repulsividad mientras Jehová le estaba mirando. Nadie excepto el hijo de Dios se preocupa del ojo de Dios, pero donde hay gracia en el alma está refleja la culpa espantosa ante el acto malo, cuando recordamos que Dios a quien ofendimos estaba presente cuando se cometía la trasgresión.

Vers. 5. Mira que en maldad he sido formado. David está anonadado por el descubrimiento de su pecado innato, e inmediatamente lo pone delante. Esto no es con la intención de justificarse, sino más bien de completar la confesión. Es como si dijera: «No sólo he pecado esta vez, sino que soy por mi propia naturaleza un pecador. La fuente de mi vida está contaminada ya en su comienzo. Las tendencias por mi nacimiento están desequilibradas: me inclino a las cosas prohibidas. La mía es una enfermedad constitucional, que hace mi misma persona detestable para tu ira.»

Y en pecado me concibió mi madre. Vuelve a los primeros instantes de su ser, no para culpar a su madre, sino para reconocer las raíces más profundas de su pecado. Negar el pecado original y la corrupción natural que nos enseña la Escritura es ponerse frente a frente de la misma. Sin duda, a los hombres que se revuelven contra esta doctrina es necesario que les enseñe el Espíritu Santo cuáles son los primeros principios de la fe. C. H. S.

Vers. 5, 6. Es un mirar de asombro, como hallándose delante del grande y santo Dios; y, por tanto, lo hace seguir de otro (en el original), dirigido a Dios: «Mira, Tú amas la verdad en lo íntimo.» Y es como si dijera en ambos: «¡Oh, hasta qué punto estoy abrumado cuando me miro, por un lado, a mí mismo y veo lo infinitamente corrupto que soy en la misma constitución de mi naturaleza, y, por otro, contemplo y considero qué Dios tan infinitamente santo eres Tú, en tu naturaleza y ser, y qué santidad es la que requieres! ¡Estoy del todo abrumado al darme cuenta de las dos cosas, y no puedo mirar más, ni aun a Ti, oh Santo Dios!» Thomas Goodwin

Vers. 6. Tú amas la verdad en lo íntimo. Dios exige realidad, sinceridad, verdadera santidad, fidelidad del corazón. No tiene interés en la pureza pretendida; mira la mente, el corazón, el alma. El Santo de Israel siempre ha estimado a los hombres en su naturaleza interior, y no en lo que profesan exteriormente; para El, lo interior es tan visible como lo exterior, y juzga
rectamente que el carácter esencial de una acción se halla en el motivo del que la ejecuta.

Vers. 7. Purifícame con hisopo. Dame la realidad simbolizada por las ceremonias legales. Este pasaje debe ser leído como la voz de la fe, así como una oración, y dice: «Límpiame con hisopo, y seré limpio.» Sucio como estoy, hay tal poder en la propiciación divina que mi pecado desaparecerá.
Y quedaré más blanco que la nieve. Nadie sino Tú puede emblanquecerme, pero Tú puedes en tu gracia rehacer la naturaleza y ponerla en su estado más puro. La nieve pronto recoge humo y polvo; se derrite y desaparece; Tú puedes darme una pureza permanente. La nieve es blanca por debajo, así como en la superficie; Tú puedes obrar con una pureza semejante en mí y hacerme tan limpio que sólo con una hipérbole -más blanco- se pueda expresar mi condición inmaculada.

Señor, ¡hazlo!; mi fe cree que lo harás, y sabe bien que puedes hacerlo.

Las Escrituras contienen pocos versículos en que se exprese una le tan plena como ésta.

Considerando la naturaleza del pecado y el profundo sentido que tiene el Salmista del mismo, es una fe gloriosa la que puede ver en la sangre un mérito más que suficiente para purificarla enteramente. C. H. S.

Pero, ¿cómo es posible esto? Todos los tintes de la tierra no pueden teñir el rojo y volverlo blanco; ¿cómo es posible, pues, que mis pecados, que son rojos como el carmesí, puedan ser hechos más blancos que la nieve? Realmente esta retrogradación no es obra del arte humano; tiene que ser obra de Aquel que hizo retroceder diez grados el sol en el reloj de Acaz; porque Dios tiene un salitre de gracia capaz no sólo de desvirtuar el rojo de los pecados carmesí, sino la
negrura de los pecados mortales y dejar el alma blanca y pura.
Pero la blancura como la que se manifiesta en la nieve no va a ser útil, porque, como en el caso de Guejazí, que «salió de delante de Elías leproso y blanco como la nieve», lo que necesitamos, según dice Da-vid, es ser hechos «más blancos que la nieve». Y esta blancura es la que se obra en nosotros por dentro al ser lavados por Dios, porque no hay nieve que sea tan blanca a los ojos de los hombres como la del alma limpiada de pecado a los ojos de Dios. Sir Richard Baker

Vers. 8. Hazme oír gozo y alegría. Así como el cristiano puede ser el hombre más apenado del mundo, así también no hay otro más gozoso que él, porque la causa de su gozo es la mayor. Y al ser su mi seria grande, su liberación es grande, y por ello su gozo es máximo. Archibald Symson
Y se recrearán los huesos que has abatido. David gemía no por meras heridas de la carne; sus potencias más firmes y tiernas estaban «quebrantadas, desmenuzadas»; su humanidad había sido dislocada, magullada. Con todo, si el que había triturado quería curar, cada herida pasaría a ser una boca para el canto; cada hueso, temblando antes en la agonía, una fuente de intenso deleite.

La figura es atrevida, y lo mismo el suplicante. Está pidiendo una gran cosa: busca gozo para un corazón pecaminoso, música para los huesos abatidos. ¡Una adoración asombrosa de ser enviada a cualquier parte excepto al trono de Dios! Más asombrosa allí aún, de no ser por la cruz en que Jehová Jesús llevó nuestros pecados en su cuerpo en el madero. C. H. S.

Vers. 9. Oculta tu rostro de mis pecados. Dice en el tercer versículo que su pecado está siempre dlelante de su vista, y ahora ruega que Dios lo quite de la vista de El. Este es un orden correcto.
Si tenemos nuestros pecados frente a nuestros ojos para considerarlos, Dios los echará tras su espalda para perdonarlos; pero silos recordamos y nos arrepentimos, El los olvidará y los perdonará. William Cowper
Borra todas mis maldades. Si Dios no esconde su rostro de nuestro pecado, tiene que esconderlo para siempre de nosotros; y si El no borra nuestros pecados, tiene que borrar nuestros nombres del libro de la vida.

Vers. 10. ¡Crea! ¿Qué? ¿De tal forma nos ha destruido el pecado que el Creador tiene que ser invocado de nuevo? ¡Qué ruina ha obrado el mal entre la Humanidad! Crea en mí. Yo, en mi fábrica externa, existo todavía; pero estoy vacío, desierto por dentro. Ven, pues, y que tu poder sea visto en una nueva creación dentro de mi yo caído. Tú hiciste a un hombre en el mundo al principio; Señor, haz un nuevo hombre en mi.
Un corazón limpio. En el versículo siete ha pedido ser limpiado; ahora busca un corazón apropiado a este estado de limpieza; pero no dice: «Limpia mi viejo corazón»; tiene demasiada experiencia en la inutilidad de la vieja naturaleza. Quiere el viejo hombre enterrado como algo muerto, y que una nueva creación ocupe su lugar. Nadie sino Dios puede crear, sea un nuevo corazón o una nueva tierra.

Vers. 11. No me eches de delante de Ti. No me eches como inútil; no me expulses, como a Caín, de tu presencia, de tu rostro y de tu favor. Permíteme estar sentado entre los que participan de tu amor, aunque sea atendiendo la puerta. Merezco que se me niegue para siempre la entrada en tus atrios; pero, oh buen Señor, permíteme este privilegio todavía, que es tan caro para mí como la vida.

Vers. 12. Devuélveme el gozo de tu salvación. Nadie sino Dios; puede volver este gozo; El puede hacerlo; nosotros podemos pedirle lo hará para su propia gloria y nuestro beneficio. Este gozo no viene al principio, pero sigue al perdón y la purificación; en este orden es seguro, en otro es vana presunción y delirio insano. C. H. S.
Es un gran consuelo para el hombre que ha perdido su recibo por una deuda pagada el recordar que la persona con quien trata es buena y justa, aunque él no pueda hallar de momento la prueba del pago. El Dios con quien tratas es un Dios de gracia; lo que has perdido, El puede restaurarlo (la evidencia de tu gracia, quiero decir). William Gurnall

¿Cómo puede restaurar Dios lo que no quitó? Porque, ¿puedo yo acusar a Dios de haberme quitado el gozo de su salvación? Oh Dios de gracia, no te acuso de habérmelo quitado, sino que yo lo he perdido. Sir Richard Baker

Renueva un espíritu recto dentro de mí. Me siento tentado a pensar que ahora soy un cristiano firme y que he vencido este deseo y el otro, siempre y cuando estoy en el hábito de la gracia opuesta, de modo que no hay temor; puedo aventurarme muy cerca de la tentación, más cerca que los demás.
Esto es una mentira de Satán. Podría lo mismo pensar que la pólvora, con el hábito, adquiere el poder de resistir el fuego, de modo que no la afectará la chispa. Cuando la pólvora está mojada resiste la chispa, pero cuando está seca, está a punto de explotar al primer contacto. En tanto que el Espíritu reside en mi corazón, me amortigua para el pecado; de modo que si legalmente tengo que pasar por la tentación, puedo contar que Dios me llevará al otro lado incólume. Pero cuando el Espíritu me deja, soy como la pólvora seca. ¡Oh, dame un sentimiento bien claro de esto! Robert Murray Mcheyne

Una madre amante escoge el lugar apropiado y el momento oportuno para permitir que su hijo se caiga; el niño está aprendiendo a andar y se excede en su confianza, por lo que si se pone en un lugar peligroso, poseído de toda su confianza, puede causarse grave daño al caer. Así que le permite que caiga en un lugar y una forma en que no pueda causarse mucho daño, un daño saludable, pero no peligroso. Ahora ha perdido su confianza y se agarra con más asiduidad al brazo fuerte de su madre, que le sostiene en todos sus pasos.

Así David, este niño del gran Dios, ha caído; es una caída grave, y sus huesos están fracturados, pero ha sido, con todo, una lección provechosa para él; ya no tiene confianza en sí mismo; su confianza no está ahora en el brazo de carne. «Renueva un espíritu recto dentro de mí» Thomas Alexander

Vers. 13. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos. Los cazadores furtivos redimidos son los mejores guardabosques. El haber sido perdonado le será útil, porque ha sido enseñado en la escuela de la experiencia, y su manera va a ser convincente, porque hablará con simpatía, como uno que siente lo que declara. La audiencia que el Salmista escogería es digna de ser notada: instruirá a los transgresores como él mismo; los demás pueden despreciarlos, pero «un compañero de fatigas crea un lazo de simpatía». Si es indigno de edificar a los santos, se arrastrará con los pecadores y les hablará humildemente del amor divino.

Vers. 14. Líbrame de la sangre derramada. Él había sido causa de la muerte de Urías el heteo, un súbdito suyo fiel y leal, y ahora confiesa el hecho. Además, su pecado de adulterio era una ofensa capital, y él admite que es digno de muerte. Los penitentes sinceros no procuran hacer frases elegantes para confesar sus pecados, sino que van al grano y llaman al pan, pan y al vino, vino, y se lo sacan del pecho. ¿Qué otro curso puede ser racional al tratar con el Omnisciente?

Oh Dios, Dios de mi salvación. No se había atrevido a llegar tan cerca antes. Hasta ahora había dicho sólo ¡oh Dios!, pero ahora exclama: «Oh Dios de mi salvación.» La fe aumenta con el ejercicio de la oración. Confiesa su pecado de modo más claro en este versículo que antes, y, con todo, trata con Dios con más confianza; el ir hacia arriba y al mismo tiempo hacia abajo es algo perfectamente compatible. Nadie sino el rey puede remitir la pena de muerte; por tanto, es un
gozo para la fe que Dios sea el Rey, y que El sea el autor y consumador de nuestra salvación.

Y mi lengua cantará tu justicia. Uno podría más bien haber esperado que dijera: «Y mi lengua cantará tu misericordia»; pero David puede ver el camino divino de la justificación, esta justicia de Dios de la que Pablo habló más tarde, por la cual los impíos son justificados, y promete cantar, sí, y cantar con gozo sobre los caminos de la misericordia justa.
Después de todo, es la justicia de la divina misericordia que es su maravilla suprema. Observa que David, en el último versículo, se ofrece para predicar, y ahora para cantar. No podemos nunca hacer demasiado para el Señor, a quien debemos más que nuestro todo. Si pudiéramos ser predicadores, porteros, cantores, cuidadores, todo en uno, todo ello no sería bastante para mostrar nuestra gratitud. Un gran pecador perdonado se vuelve un buen cantor. El pecado tiene una voz resonante, y así debe ser nuestro agradecimiento. No cantaremos nuestras propias alabanzas si somos salvados, sino que nuestro tema será el Señor nuestra justicia, en cuyos méritos somos justamente aceptados en justicia.

Vers. 15. Y publicará mi boca tu alabanza. Si Dios le abre la boca, es seguro que es para obtener su fruto. Según sea el guardián de la puerta es el carácter de lo que sale de los labios del hombre; cuando las que abren la puerta son la vanidad, la ira, la falsedad y las pasiones, salen de ella las peores maldades. C. H. S.

Si deseamos guardar la puerta de la casa de Dios, roguemos a Dios primero que seamos, buenos guardadores de la puerta de nuestra propia casa, para que El cierre nuestra boca contra palabras impropias y abra la puerta de nuestros labios «para que nuestra boca publique su alabanza». Esta era la oración de David, y debería ser tu práctica, para lo cual observa tres puntos especialmente:
¿Quién?: El Señor; ¿qué?: abre mis labios; ¿por qué?: para que mi boca publique tu alabanza. John Boys

David pide que sus labios sean abiertos; en otras palabras, que Dios le dé motivo de alabanza. El significado que solemos dar a la expresión es que Dios dirija su lengua por medio del Espíritu de modo que le haga apto para cantar sus alabanzas. Pero, aunque sea verdad que Dios ha de proveernos las palabras, y que si no lo hace no podemos por menos que quedar en silencio, David parece dar a entender que debe callar hasta que Dios le llame al ejercicio de la acción de
gracias al concedernos el perdón. Juan Calvino

Vers. 16, 17. ¿Es algo roto útil aún para algo? ¿Podemos beber en un vaso roto? ¿Podemos apoyarnos en un cayado roto? Aunque otras cosas puedan quedar peores por haber sido rotas, con todo, el corazón nunca está en mejores condiciones que cuando está quebrantado o partido, porque si no está partido no podemos ver lo que hay dentro; aunque Dios ama un corazón entero en su afecto, pese a ello, ama el corazón quebrantado en el sacrificio. Sir Richard Baker

Vers. 17. Sacrificio es para Dios un espíritu quebrantado. Cuando el corazón lamenta su pecado, Tú te complaces más que cuando los becerros sangran bajo el cuchillo. C. H. S.

Enciclopedia explicativa de dificultades biblicas, Samuel Vila


¿DEFENDIÓ DIOS A CAIN?

Pregunta: En Génesis 9:6 leemos que Dios dijo a Noé: «El que derrame sangre de hombre por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.»
En cambio, Caín derramó la sangre de su hermano, y cuando espantado de que alguien vengaría al inocente y pacífico Abel dijo: «Cualquiera que me encuentre me matará», Dios le respondió que el que le matare a él, sería castigado siete veces, y puso señal en Caín para que no le matase cualquiera que le hallare. ¿No hay aquí una contradicción y una injusticia?

Respuesta: Ya hemos indicado en el artículo anterior que los padres de la Iglesia se imaginaban la misma señal como un castigo para Caín, y bien puede ser así, pues ninguna otra marca podía ahuyentar de él los posibles agresores o vengadores de su hermano, si no fuera algo que causara terror de por sí.
Los judíos tienen una tradición de que Caín murió asesinado por Lamec, basando esta idea en los versículos 23 y 24 del propio capítulo 4 del Génesis. Pero esta hipótesis no es aceptable porque en este pasaje se dice claramente que Lamec mató a un joven y en el tiempo aquel, Caín debía ser ya un anciano. Pero, ¿por qué Lamec cita este pasaje de Caín y la promesa que Dios le hizo para afirmar que quien se atreviera a atacarle a él, sería vengado, no siete, sino setenta veces?
El doctor J. E. Sinynque, citado en el libro The Christian Armoury, del doctor V. R. Bradlaugh, dice: «Yo creo que el primer miembro de esta frase es elíptica y el segundo se refiere a Caín mismo, con lo cual se leería así: "Por tanto cualquiera que matare a Caín será castigado; él siete veces", por lo que el castigado con un castigo diferido siete veces, sería el propio Caín. Esta fue la interpretación de
los padres al atribuir la señal a una figura horripilante y una enfermedad penosa. Pero ¿por qué siete veces? ¿Qué significado tiene en tal caso esta expresión?
Juntando la interpretación de los padres con la de los judíos, podría deducirse que Caín fue castigado con una vida errante y difícil; pero además que se vería atacado y herido siete veces hasta que un joven atacante terminó con su vida. El mismo joven intentaría matar a Lamec, pero este último lo mató a él. Este hecho provocaría en Lamec el recuerdo de la historia de Caín.
Lamec habla con vanagloria, más bien que con esperanza, de que Dios le vengaría a él, un homicida y polígamo, setenta veces, o sea diez veces más que a Caín. El no esperaba en la venganza de parte de Dios, sino en su propia valentía, admirando la de su antecesor, Caín, a quien él habría vengado, de paso, al matar al mancebo que le mató; recalcando así, no la venganza de Dios, sino su propia bravura.

El tesoros de David de Charles Spurgeon: Salmos 50



SALMO 50

Título: «Salmo de Asaf». Este es el primer Salmo de Asaf, pero no sabemos si fue la producción de este eminente músico o meramente era dedicado a él. Los títulos de doce Salmos llevan su nombre, pese a lo cual no sabemos si hemos de adscribirle la paternidad a él, porque varios de estos Salmos son de fecha demasiado tardía para haber sido compuestos por el mismo autor que los otros. C. H. S.

Vers. 3. ¡Vendrá nuestro Dios! ¡Que venga nuestro Dios! Una oración para apresurar su advenimiento, como en Apocalipsis 22:20. Pool's SINOPSIS
Un fuego consumidor hay delante de él. Como Él dio su ley en fuego, así también en fuego será requerida. John Trapp

Vers. 5. Juntadme mis santos. Id, mensajeros veloces, y separad lo precioso de lo vil. Recoged el trigo del granero celestial. Que los elegidos, por más que estén desde tiempo esparcidos, marcados por mi gracia selectiva como mis santificados, sean ahora congregados en un lugar.

No todos los que parecen santos lo son; es necesario hacer una separación; por tanto, que todos los que profesan ser santos se reúnan delante de mi trono de juicio y que oigan la Palabra que va a escudriñar y poner a prueba a todos, para que puedan ser hallados los falsos y los verdaderos revelados. C. H. S.

Recuerda esta verdad importante: que los cristianos son llamados a ser santos por el Evangelio; que vosotros sois cristianos, no ya por vuestra ortodoxia, sino por vuestra santidad; que sois santos ni un punto más allá de lo que sois santos en vuestra conducta.

El pueblo de Dios da evidencia de ser santo por su conducta piadosa. «Por sus frutos», no por sus sentimientos; no por sus labios ni por lo que hayan profesado, sino «Por sus frutos los conoceréis». El carácter de los santos es evidenciado por la consagración divina. El pueblo de Dios es llamado santo en cuanto es dedicado a Dios. El deber y privilegio de los santos es consagrarse al servicio de Dios. Incluso un filósofo pagano pudo decir: «Yo me presto al mundo, pero me entrego a los dioses.» Pero nosotros poseemos más luz y conocimiento, y por tanto
ponemos más énfasis en las obligaciones que Séneca. Condensado de J. Sibree, sermón 
Las que hicieron conmigo pacto con sacrificio: ésta es la gran prueba, y algunos se han atrevido a imitarla. El pacto fue ratificado por el sacrificio de víctimas, el cortarlas y dividir las ofrendas; esto lo han hecho los justos al aceptar con fe verdadera el gran sacrificio propiciatorio, y esto, los que sólo aparentan, lo han hecho meramente en la forma externa. Que se reúnan ante el trono para hacer la prueba, y todos aquellos que han ratificado realmente el pacto por la fe en el Señor Jesús recibirán testimonio ante los mundos de ser objeto de gracia distintiva, en tanto que los formalistas se darán cuenta de que los sacrificios externos son todos en vano. ¡Oh solemne congregación, cómo se inclina en santa reverencia mi alma ante esta perspectiva!

Lo que sigue, empezando en el versículo siete, va dirigido directamente a los que profesan pertenecer al pueblo de Dios. Se dirige claramente a Israel, en primer lugar, pero es aplicable igualmente a la iglesia visible de Dios en todas las épocas. Declara la futilidad del culto externo cuando la fe espiritual está ausente y reposa meramente en las ceremonias externas.

Vers. 9. Pero no tomaré de tu casa becerros. Neciamente han soñado que los becerros con cuernos y pezuñas podían agradar al Señor, cuando en realidad El busca corazones y almas. Se han imaginado impíamente que Jehová necesita estas provisiones, y que si ellos proveen su altar de animales engordados, El estará contento. Lo que tenía por objeto su instrucción pasó a ser su confianza. No recuerdan que «obedecer es mejor que los sacrificios, y el atender, mejor que la
grosura de los carneros». C. H. S.

Vers. 11, 12. Con nuestros pensamientos secretos de merecer algo de El por nuestros actos religiosos lo que hacemos es mostrar nuestro desprecio a la suficiencia de Dios, como si Dios estuviera en deuda con nosotros, se viera obligado a algo. Como si nuestras devociones pudieran traer una bienaventuranza a Dios mayor que la que ya posee esencialmente, cuando, realmente, «nuestra bondad no pasa a El». Stephen Charnock

Vers. 12. Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti. Concepto extraño éste el de un Dios hambriento. Con todo, si una idea absurda fuera verdad, si el Señor deseara la carne, no se la pediría a los hombres. Él podría proveérsela de sus propias posesiones; no necesitaría aprovisionamiento procedente de sus criaturas. Incluso bajo la idea más burda posible de Dios, la fe en las ceremonias externas es altamente ridícula.
¿Piensan los hombres que el Señor necesita banderas y música, incienso y lino fino? Si fuera así, las estrellas levantarían su estandarte, los vientos y las olas serían su orquesta, diez mil veces diez mil flores exhalarían perfume, la nieve sería su alba, el arco iris su cinto, las nubes de luz su manto. ¡Oh necios y tardos de corazón, adoráis lo que no sabéis!

Vers. 13. ¿He de comer yo carne de toros, o he de beber sangre de machos cabríos? ¿Tan infatuados y ciegos sois pensando esto? ¿Puede el gran YO SOY tener necesidades corporales que se satisfagan tan burdamente? Los paganos tenían esta idea de sus ídolos, pero ¿os atrevéis a pensar así del que hizo los cielos y la tierra? ¿Podéis haber caído tan bajo que penséis esto de mí, oh Israel? ¡Qué vívido razonamiento es éste! ¡Cómo fulgura el resplandor del fuego en los
rostros fatuos de los que confían en las formas externas!

Oh ciegos seguidores de Roma, ¿podéis leer esto y no sentiros sacudidos? La increpación está llena de indignación; las preguntas desconciertan; la conclusión es inevitable; el corazón adora sólo lo que es aceptable al verdadero Dios. Es inconcebible creer que las cosas externas pueden satisfacerle más allá de que mediante ellas se expresan nuestra fe y nuestro amor.

Vers. 14. Ofrece a Dios sacrificio de alabanza. No mires a tus sacrificios en sí mismos como agradables a Dios, sino preséntalos como tributos de tu gratitud; es entonces que serán aceptados, pero no hasta tanto tu alma no sienta amor y agradecimiento que ofrecerle.

Vers. 15. E invócame en el día de la angustia. ¡Oh versículo bienaventurado! ¿Es éste, pues, el verdadero sacrificio? ¿Es una ofrenda, pues, el pedir limosna al cielo? Lo es. El mismo Rey lo considera así. Porque en ella se manifiesta la fe, en ella se prueba el amor; porque en la hora de peligro corremos hacia aquellos que amamos. ¿Quién dirá que los santos del Antiguo Testamento no conocían el evangelio? Su mismo espíritu y esencia se exhalan como incienso en todo este
santo Salmo.

Y tú me honrarás. Aquí vemos lo que es el verdadero ritual. Aquí leemos rúbricas inspiradas. La adoración espiritual es lo importante, lo esencial; todo lo demás fuera de ella es más bien una provocación para Dios. Como ayudas al alma, las ofrendas externas eran preciosas, pero cuando los hombres no van más allá de ellas, incluso estas cosas santificadas quedaban profanadas a la vista del cielo. C. H. S.

La oración es como el anillo que la reina Elizabeth dio al conde de Essex, ordenándole que si se hallaba en alguna situación desesperada se lo enviara y ella le socorrería. Dios manda a su pueblo que si se hallan perplejos le envíen este anillo: «Invócame en el día de la angustia; y yo te libraré y tú me honrarás.» George Swinnock

¿Quién va a pedir un pedazo de carne de venado a un guarda, si tiene acceso libre a los rebaños del amo con sólo indicar que lo desea? No suspires por otros ayudadores; confía sólo en El; confía plenamente en el uso de tales medios como los que El prescribe y facilita. Dios es celoso, no admite rivales ni permite que tú (en este caso) pongas dos cuerdas en tu arco. El que lo hace todo en todos, tiene que ser para ti el todo; del cual, y por el cual y para el cual, son todas las cosas; a El sea la alabanza para siempre (Romanos 11:36). George Gipps en un sermón
predicado en el Parlamento.

Dios retiene las cosas a los que no se las piden, no sea que reciba quien no desea (Agustín).

David tenía confianza en que por el poder de Dios podía saltar por encima de una pared; pero, no sin poner su propia fuerza y agilidad en acción. Las cosas que pedimos, hemos de esforzarnos por conseguirlas (Agustín). Thomas Adams

Aquí, empezando en el versículo dieciséis, el Señor se dirige de modo manifiesto a los malos entre su pueblo; y los tales existían incluso en los lugares más elevados de su santuario.

Si los formalistas morales han sido reprendidos, ¿cuánto más aquellos que pretenden, a pesar de su inmoralidad, participar en la comunión con el cielo? Si la falta de corazón echa a perder la adoración de los que son decentes y virtuosos, ¿cuánto más las violaciones de la ley, cometidas a las claras, corromperán los sacrificios de los malos?

Vers. 16. Pero al malo le dice Dios: ¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes? ¡Tú quebrantas abiertamente mi ley moral y, a pesar de ello, pones gran énfasis en las órdenes ceremoniales!

¿Qué tienes que ver con ellas? ¿Qué interés tienes en ellas? ¿Te atreves a enseñar  mi ley a otros, y la profanas tú mismo? ¡Qué impudencia, qué desvergüenza y blasfemia es ésta! ¡Tú guardas los días santos, observas los rituales, defiendes lo externo, y desprecias, en cambio, lo importante de la ley! Guías ciegos, coláis el mosquito y tragáis el camello; vuestra hipocresía se ve escrita en vuestra frente y es manifiesta a todos. C. H. S.

«Como la nieve en verano y la lluvia al tiempo de la cosecha, así el honor no es apropiado para el necio.» ¿No lo es? No es extraño, pues, que la sabiduría divina nos requiera que nos despojemos del viejo hombre (como las serpientes mudan su piel) antes de entrar en el oficio honroso de reprender el pecado. Daniel Burges

Los malos. Por los cuales se entiende, no los pecadores francos y abiertos, sino los hombres que hacen profesión de religión, y realmente son maestros de los demás, según se ve en las siguientes reconvenciones a los mismos: los escribas, los fariseos y los doctores entre los judíos, y así Kimchi lo interpreta en el sentido de eruditos o entendidos que aprenden y enseñan la ley pero no la ponen en práctica. John Gill

¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes, y tomar mi pacto en tu boca? Os refugiáis en mi pacto y holláis mi santidad como los cerdos pisotean las perlas; ¿pensáis que puedo consentirlo?

Vuestras bocas están llenas de mentira y calumnia, y, con todo, ponéis mis palabras en ella ¡como si fueran bocados delicados para vosotros! ¡Qué terrible mal es el que se hace en este día cuando los hombres que explican las doctrinas desprecian los preceptos! Hacen de la gracia una cobertura para el pecado, e incluso se consideran sanos en la fe, cuando su vida es podredumbre.

Necesitamos la gracia de las doctrinas tanto como las doctrinas de la gracia, y sin ella un apóstol no es más que un Judas, y un profesor elocuente es un enemigo redomado de la cruz de Cristo. C. H. S.

Observa lo que sigue, y lo que significa queda expuesto: Pero tú aborreces la corrección. Como si Dios dijera: «Tú, malvado, que no quieres ser reformado, que proteges tu pecado y lo aprietas junto a tu pecho, rehusando cambiar y odiando reformarte, ¿qué tienes que ver con mi pacto?

Suelta las manos, que lo ensucias. El que está decidido a retener su pecado echa mano del pacto inútilmente, o bien finge sostenerlo pero no tiene contacto con él. ¡Ay de vosotros que pedís misericordia pero descuidáis el deber! Joseph Caryl

Cuando un ministro no hace lo que enseña, esto lo convierte en una persona ruin y despreciable; es más, lo pone en ridículo como el farmacéutico de Luciano, que tenía medicinas en su tienda para curar la tos, y las ofrecía a otros, pero él tosía sin parar. William Fenner

Vers. 17. Pero tú aborreces la corrección. Los que profesan y enseñan pero viven como profanos, muchas veces son demasiado sabios para aprender, demasiado ciegos en su orgullo para ser enseñados por Dios.

Y echas a tu espalda mis palabras. Despreciándolas, echándolas como inútiles fuera de la vista, como perniciosas. Muchos que se glorían en la ley, hacen esto de modo práctico; y en estos días en que hay quienes escogen esto y aquello en la Palabra de Dios, no pueden tolerar la parte práctica de las Escrituras; sienten aversión al deber, aborrecen la responsabilidad, arrancan los textos de su significado obvio, desgajan las Escrituras, para su propia destrucción. Es un mal
signo cuando un hombre no se atreve a mirar a las Escrituras a la cara y, dando evidencia de impudicia, trata de darles significados menos condenatorios para sus pecados, y se esfuerza en probar que sus demandas no son tan abarcativas, después de todo. C. H. S.

Vers. 18. Si ves a un ladrón, tú te vas enseguida con él. Esto era literalmente verdad de los escribas y fariseos; devoraban las casas de las viudas y robaban sus haciendas con el pretexto de hacer largas oraciones; consintieron en los hechos de Barrabás, un ladrón, a quien prefirieron a Jesucristo; y se juntaron con los ladrones de la cruz para vilipendiarle; y, en el sentido espiritual, robaron la Palabra del Señor, cada uno, de su prójimo; quitaron la ley del conocimiento del
pueblo y pusieron falsas glosas sobre los escritos sagrados. John Gill

Y con los adúlteros alternas ¡De qué modo tan simple declara esto que sin la santidad ningún hombre verá al Señor! No hay cantidad de ceremonial ni precisión teológica que pueda cubrir la falta de honradez y la fornicación; estas inmundicias han de ser purificadas de nosotros por la sangre de Jesús, pues de lo contrario encenderán un fuego en la ira de Dios que va a arder hasta el infierno.

Vers. 19. Das suelta a tu boca para el mal. Los pecados contra el noveno mandamiento son mencionados aquí. El hombre que se entrega al hábito de calumniar es un hipócrita vil si se asocia con el pueblo de Dios. La salud del hombre es fácilmente juzgada por su lengua. Una lengua sucia, un corazón sucio. Algunos calumnian casi con tanta frecuencia como respiran, y, no obstante, son sostenedores de la iglesia y muy escrupulosos con la santidad. ¿Hasta qué
profundidades del mal no irán los que se deleitan en esparcirlo con su lengua?
Tu lengua trama engaños. Esta es una forma más decidida de calumnia, en que el hombre elabora métodos de difamación. Hay ingenio para la calumnia en algunos, y, ¡ay!, incluso hay algunos que se creen seguidores del Señor Jesús. Fabrican falsedades, las tejen en su propio telar, les dan forma en su yunque y ponen a la venta su mercancía.

¿Son éstos aceptos para Dios? Aunque pongan su riqueza sobre el altar y hablen elocuentemente de la verdad y la salvación, ¿puede serles Dios favorable? Si así lo creyéramos estaríamos blasfemando contra el santo Dios. Ante su vista son corrupción, hedor a sus narices. El echará a todos los mentirosos en el infierno. Que prediquen, oren y sacrifiquen cuanto quieran; hasta que se vuelvan veraces, el Dios de la verdad los detesta hasta lo sumo.

Vers. 20. Hablas contra tu hermano. El calumniador no hace caso de los lazos de parentesco.
Apuñala a su hermano a escondidas y se envuelve en el vestido de la hipocresía, soñando que es un favorito del cielo.
¿No hay monstruos así hoy en día? ¡Ay!, Contaminan nuestras iglesias todavía, y son raíces de amargura, manchas en nuestras solemnidades, estrellas errantes, para quienes está reservada la negrura de la noche para siempre.

Quizás algunos que lean estas líneas lo son, por más que las lean en vano; sus ojos están demasiado oscurecidos para ver su propia condición, su corazón engrosado, sus oídos romos para oír; han sido entregados a un engaño, para que crean la mentira, y sean así condenados.

Vers. 21. ¿Pensabas que de cierto sería yo como tú? La inferencia que sacamos de la paciencia del Señor es infamante; el culpable, en espera, pensaba que su Juez pertenecía a su mismo orden.

El ofrecía sacrificios y los creía aceptados; seguía en el pecado y no había castigo y por ello se decía: «¿Por qué creer en estos profetas demenciales?

A Dios no le importa cómo vivimos con tal de que paguemos los diezmos. Él no considera la rapiña si se le ofrecen becerros en el altar.» ¿Qué es lo que no se imaginarán los hombres respecto al Señor? Hubo un tiempo en que hicieron de un becerro la gloria de Israel, y de nuevo se han embrutecido. C. H. S.

Tales son la ceguera y corrupción de nuestra naturaleza, que nuestros pensamientos de El se hallan deformados hasta que por el ojo de la fe vemos su rostro en el cristal de la Palabra; y, por ello, algunos afirman que todos los hombres hijos de Adán (con la excepción de Cristo) son por naturaleza ateos; porque al mismo tiempo que reconocen a Dios, niegan su poder, presencia y
justicia, y sólo le dejan ser lo que a ellos les agrada.

En realidad, es natural que cada hombre desee acomodar sus deseos carnales a un concepto tal de Dios que le sea favorable y cómodo. Dios nos dice: «¿Pensabas que de cierto sería yo como tú?»

Los pecadores hacen con Dios como los etíopes coptos con los ángeles, a quienes en sus cuadros los pintan caras negras para que se parezcan a ellos. William Gurnall

Esto hacen los hombres cuando ruegan sobre pecados pequeños, veniales, tales que Dios no va a considerar dignos de nota; y como ellos piensan que es así, por tanto Dios ha de pensar lo mismo. El hombre, con un orgullo descomunal, quisiera encaramarse al trono del Todopoderoso y establecer una contradicción con la voluntad de Dios, al poner su propia voluntad y no la de Dios como la regla y escuadra de sus acciones. Este principio comenzó en el Paraíso cuando Adán no quiso atenerse a la voluntad revelada de Dios para él, sino que obró por su propia
cuenta y con ello quiso ser como Dios. Stephen Charnock

Y las pondré delante de tus ojos; como si dijera: «Tú pensaste que todos tus pecados estaban desparramados y dispersos; que no podía hallarse ningún pecado; que no podían ser juntados; pero yo te aseguro que los ordenaré como soldados de un ejército, los pondré en hileras delante de tus ojos, y verás cómo no puedes contemplar -no ya contender con- una hueste semejante.»

Si un ejército de terrores divinos es tan espantoso, ¿qué será un ejército de pecados negros, infernales, cuando Dios traerá regimientos de ellos contra ti -aquí un regimiento de palabras profanas, otro de mentiras, otro de tratos falsos; aquí una tropa de acciones impuras; allá una legión de pensamientos impíos-, luchando todos a la vez contra tu vida y tu paz perdurable? Joseph Caryl

Los ateos se mofan de las Escrituras que nos dicen que tendremos que dar cuenta de todos nuestros actos, pero Dios hará que hallen la verdad en el día en que se pasarán cuentas. Es tan fácil para El hacer que sus mentes olvidadizas recuerden, como crear la mente en ellos. Cuando El aplique su registro a sus espíritus olvidadizos, se acordarán de todos sus pecados olvidados.

Cuando el impresor prensa los moldes contra el papel limpio, el papel registra cada una de las letras; del mismo modo, cuando Dios estampe nuestras mentes con su registro, verán todos sus pecados anteriores ante sus ojos. La mano ya escribía en la pared contra Belsasar, mientras estaba pecando, aunque él no la vio hasta que la copa quedó llena; así también los malvados; sus pecados son contados y sopesados, y no los ven hasta que llega el momento del terrible despertar. William Struther

Vers. 22. Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios, etc. ¿Qué hay menor que un grano de arena? Pero cuando lo multiplicas, ¿qué hay más pesado que las arenas del mar? Una suma pequeña, multiplicada, se incrementa; lo mismo un pecado pequeño del que no nos hemos arrepentido nos condena, como una vía de agua en el barco, aunque sea pequeña, si no se obtura, será bastante para que perezcamos ahogados. Thomas Watson

Vers. 23. El que ofrece sacrificios de alabanza me glorifica. La acción de gracias es una obra que ensalza a Dios. Aunque no hay nada que pueda añadir un codo a la gloria esencial de Dios, con todo, la alabanza le ensalza a la vista de los demás. Thomas Watson

Manual de Billy Graham para Obreros Cristianos: El abuso de las drogas



EL ABUSO DE LAS DROGAS

Antecedentes

Droga es cualquier substancia que produzca cambios físicos, mentales o psicológicos en el usuario. Desde los tiempos más antiguos, el hombre ha experimentado con las drogas, tratando de escapar a la realidad. Hoy en día, cientos de millones de personas toman drogas que van de la cafeína que crea un hábito ligero, a las drogas ilegales y muy adictivas, tales como la heroína y la cocaína.

Cualquiera puede adquirir el hábito físico y psicológico de tomar cual­quier droga, si ingiere dosis elevadas durante un periodo suficientemente grande.

Los drogadictos proceden de todos los estratos de la vida. Muchas de las raíces de la dependencia se deben buscar en la inseguridad, los sentimientos de culpa, las decepciones, la inmoralidad y las conductas sexuales desviadas, las frustraciones, las tensiones, las presiones ejercidas por los coetáneos, y la competencia intensa, como en los deportes profesionales, etc. A esto se debe añadir el gran vacío espiritual que ha dado como consecuencia el desplome de las normas morales, la desintegración del hogar, cuatro guerras importantes en 50 años, y la tremenda facilidad con la que se pueden conseguir drogas a todas las edades, incluyendo a los niños de las escuelas, primarias.

La dependencia de las drogas es un problema de la persona total: espiritual, físico, emocional y social. Una vez con el hábito, la persona dependiente vive en un mundo ilusorio que se caracteriza por sentimientos, paralizantes y respuestas emocionales, negativas mentales y alucinaciones, aislamiento social y una especie de limbo espiritual. Para muchos, es un estado de impotencia, una vida sin retorno.

El abandono de las drogas para quienes desean liberarse de ellas puede ser muy doloroso, tanto física como psicológicamente. ¡El retiro sin vigilan­cia médica puede resultar peligroso! El liberarse de la dependencia y la rehabilitación subsiguiente suelen ser procesos prolongados. Se requiere un firme sistema de respaldo que aborde el nivel espiritual, el emocional, el mental y el físico.

Para recibir ayuda espiritual, el drogadicto debe desear ayuda y dar los primeros pasos para obtenerla. Es aquí donde interviene el consejero cris­tiano. Debemos fomentar su entrega a Cristo como Señor y Salvador. Este primer paso de fe debe conducir a una nueva perspectiva y a una nueva motivación para el drogadicto, con el fin de llevarlo hacia la rehabilitación y una vida plena.

Sin embargo, incluso después de su entrega a Cristo, suele haber necesidad de seguir trabajando en los temas personales que condujeron a al vicio, tales como una mala autoimagen, inseguridad, incesto, homosexuali­dad, inmoralidad, temor, sentimientos de culpa, etc.

Estrategia de asesoramiento

Podemos ayudar en tres formas distintas:

• Espiritualmente, fomentando la entrega de esa persona a Cristo.

• Poniéndole en contacto con un grupo o un centro para drogadictos de su zona, donde pueda recibir ayuda para abandonar el hábito y rehabilitarse.

• Permanecer a su lado para ofrecerle respaldo y ánimo, ha comprenda con mayor seguridad lo que significa su entrega a Cristo; y sus implicaciones.

1. No sermoneen a su interlocutor respecto a lo malo que son las drogas y el vicio de ellas. Utilicen las citas bíblicas sobre el pecado solo donde surjan en forma natural durante la presentación del evangelio.

2. Sean cordiales y compasivos. Animen a su interlocutor, diciéndole que simpatizan con él y están dispuestos a escucharle y ofrecerle consejos.

3. Escuchen todo lo que tenga que decirles, dándole muchas oportunidades para que exprese sus sentimientos y opiniones. Asegúrenle que Dios le ama. La gracia de Dios es suficiente para satisfacer cualquier necesidad de su vida (una buena definición de la gracia es la Dios nos ama sin condiciones).

4. Deberá enfrentarse a la responsabilidad de su hábito. En algún momento, decidió tomar drogas y tiene la responsabilidad moral de la conducta que le llevó a las drogas. Si trata de culpar de su problema circunstancias, otras personas, la sociedad, etc., háganlo regresar continuamente, en forma amable, hacia su propia responsabilidad personal y moral. "Sino que cada uno es tentado, cuando de su concupiscencia es atraído y seducido" (Santiago 1:14).

5. En el momento oportuno, explíquenle las "Etapas para obtener la paz con Dios".

6. Continúen siguiendo las etapas, si son apropiadas: comenzar estudiar la Palabra de Dios, aprender a orar e ingresar a una iglesia que se enseñen las doctrinas de la Biblia.

7. El drogadicto deberá abandonar a las personas y el ambiente que hicieron que se habituara a las drogas. Deberá dejar de tomar toda clase de drogas. Esto requerirá probablemente que reciba tratamiento en un centro para drogadictos, donde podrán supervisar adecuadamente su retiro del hábito y las primeras etapas de su rehabilitación. Con frecuencia se requiere vigilancia las veinticuatro horas del día.
NOTA: A menudo, el consejero debe tomar la iniciativa de a drogadicto a encontrar un centro de tratamiento y ayudar a ingresar a él o, quizá, ayudar a su familia a que lo haga por sí misma. No se podrá confiar en que el drogadicto hará lo necesario por sí solo. Es posible que prometa, sin llevarlo a cabo en absoluto. Tanto durante el tratamiento como después de él, el consejero deberá dar tanto apoyo como le sea posible, visitarlo con fre­cuencia, iniciarle en la lectura y el estudio de la Biblia y la oración, ayudarle a encontrar un grupo de cristianos exdrogadictos que le brinden su respaldo, si es posible hallarlo. Hacer que participe en la vida de una iglesia acogedora y basada en la Biblia, y ponerle en contacto con un consejero profesional cristiano o un grupo experimentado en el tratamiento de drogadictos. También requerirá ayuda constante para resolver los problemas personales que lo condujeron a las drogas desde el principio.

8. El consejero puede declarar que tratará de ayudar al asesorado para llegar a un centro de tratamiento de drogadictos y personas que le puedan brindar apoyo en la zona en que vive. 
CUIDADO: No prometan ayuda, sólo que harán todo lo que puedan. La Billy Graham Evangelistic Ássociation tiene contactos con personas que pueden ayudar a los drogadictos en algunas ciudades.

9. Oren con el drogadicto pidiendo valor, entrega de su parte, y para que el poder del Espíritu Santo se ejerza en su vida. Todo esto es necesario en el proceso de recuperación. "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio" (2 Timoteo 1:7).

Citas bíblicas

“Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres" (Juan 8:36).

"Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro. No reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupis­cencias, ni tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia" (Romanos 6:11-13).

"El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos... Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros...Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen? (Lucas 4:18,21,36).

"Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías" (1 Pedro 4:3).

"Sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da aa luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1:14,15).

domingo, 19 de mayo de 2013

Como un billete de cien


Un reconocido conferencista dio inicio a su seminario sosteniendo un billete de $100 dólares. Entonces preguntó a las 200 personas que lo escuchaban, "¿A quién le gustaría este billete de $100 dólares?" Las manos comenzaron a levantarse. 

El dijo: "Voy a dar este billete a uno de ustedes, pero primero, déjenme hacer esto..." y arrugó el billete. Entonces preguntó: "¿Quién aún lo quiere?" Todavía las manos estaban en el aire. "Bien, replicó, ¿qué tal si hago esto?" Y lo arrojó al suelo y comenzó a resfregarlo contra el piso con su zapato. Después lo levantó, ya arrugado y sucio. "Ahora, ¿Quién todavía lo quiere?" Las manos permanecían levantadas.

"Amigos míos, todos ustedes han aprendido una lección muy valiosa. No importa lo que hice con el dinero, ustedes todavía lo querían porque su valor no disminuyó. El billete todavía valía $100 dólares.

Cuántas veces a lo largo de la vida somos tirados por los problemas, arrugados por los insultos, pisoteados por otros; en esos momentos sentimos que hemos perdido el valor, sin embargo, valemos exactamente lo mismo pues Dios mira nuestro verdadero valor, no las cosas por las que hayamos pasado a lo largo de nuestas vidas.

Tú vales por lo que eres, no por las cosas que hayas pasado.

RECUERDALO!!!! SIEMPRE VALES LO MISMO PARA DIOS.

“…vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra”. Éxodo 19:5

Como ser prospero y no morir en el intento



Como ser prospero y no morir en el intento

Si Ud. como cristiano quiere ser próspero, le diré algunas sugerencias.

En primer lugar consígase un buen trabajo, si es un emprendimiento independiente mucho mejor.

Llegue siempre diez minutos antes y váyase cinco minutos después. Haga que su trabajo le guste, se vive más si se disfruta de lo que se hace. Si es buen empleado pida aumento, para ser esclavo se necesitan dos, un patrón que pague poco y exige mucho y un empleado que se preste al juego.

Si su trabajo es de seis horas consígase algo extra o haga algo de trabajo en su casa. Nunca critique su trabajo, recuerde que Ud. lo buscó, si está disconforme váyase y no haga juicio, a lo menos que no haya estafa.

La prosperidad tiene que ver con la eficiencia, si no lo soy no hay forma de llegar a ella. Dé siempre el diezmo y ofrende. Si el Pastor le pide su alianza para algún proyecto, dígale que su matrimonio vale más. No se acostumbre a dar dinero con la mentalidad de prosperar, siempre habrá alguien que lo explotará. Dé porque ama.

No tenga tarjeta de crédito, si le falta vaya a las rodillas. No apoyo promesas de fe, se da lo que uno desea dar cuando tiene. Si en su Iglesia hablan mucho de dinero, “váyase”; con ofrenda y diezmo tiene que alcanzar. No tenga deudas. Un crédito es un compromiso financiero, cuando no se paga se convierte en deuda. Siempre ahorre, para tener o para tiempos difíciles.

No compre lo que no necesita, solo por darse el gusto. Analice si se va mucho dinero en gaseosas y postres, si es así suprímalas, no solo el médico se lo pide sino su economía.

Si es casado no maneje solo el dinero, recuerde las palabras de la ceremonia, “en riqueza y en pobreza”, y “te hago partícipe de todos mis bienes”. La prosperidad no es dar todo porque alguien se lo predique, es administrar con sabiduría los bienes de la familia. Ser fiel con Dios, no con proyectos faraónicos que una Iglesia quiere tener egoístamente.

Dé para misiones, es de mucho valor espiritual, porque usted está predicando al sostener a un misionero.

Si quiere donar un televisor, quizás le hará bien a su espíritu, “quizás ya debería haberlo hecho”. Cuando dé, no lo haga emocional, dé en forma espiritual y con sabiduría. No pague nada supuestamente espiritual. Si hay profetas el dinero es soborno, el profeta se entenderá con el pastor en cuestión de gastos. Busque algún pobre en la congregación y ayúdelo, sin hacer mucho ruido. El dinero, dijo Salomón sirve para todo, haga que el dinero sea el esclavo y usted el amo, nunca al revés. Sea generoso con humildad para Dios.

Si leyó este artículo y lo pone por obra ya estará prosperando. La prosperidad viene trabajando, ahorrando y dando.

Ah! Me olvidaba, si a su esposa e hijos le falta, olvídese de dar, primero están ellos, luego los demás.

Tesoros de David, Salmos 49 de Charles Spungeon



SALMO 49

Vers. 2. Así los plebeyos como los nobles, el rico y el pobre juntamente. Nuestra predicación debería tener una voz que hablara a todas las clases, y todos deberían tener oído para ella.

Acomodar nuestra palabra a los ricos sólo sería una adulación vergonzosa, y dirigirnos sólo a los pobres para agradarles es hacer la obra de un demagogo. La verdad puede ser dicha de tal forma que tenga poder para todos, y el sabio procura conseguir este estilo aceptable. Ricos y pobres pronto han de hallarse en la tumba; pueden estar contentos encontrándose ya ahora. En la congregación de los muertos serán abolidas todas las diferencias de rango; no debería haber ahora impedimentos para recibir instrucción conjunta.

Vers. 3. Y la meditación de mi corazón [hablará], inteligencia. El mismo Espíritu que hacia a los antiguos videntes elocuentes los hacía también reflexivos. La ayuda del Espíritu Santo nunca fue para reemplazar el uso de nuestras propias potencias mentales. El Espíritu Santo no nos hace hablar como el asno de Balaam, que meramente emitía sonidos pero no meditaba; sino que primero nos lleva a considerar y reflexionar, y luego nos da la lengua de fuego para hablar con poder.

Vers. 5. ¿Por qué he de temer en los días de adversidad, cuando la iniquidad de mis opresores me rodee? El hombre de Dios mira hacia adelante con calma a los tiempos duros en que los males que le han pisado los talones conseguirán una ventaja temporal sobre él. Hombres inicuos, aquí llamados en forma abstracta iniquidad, están al acecho de los justos como serpientes que buscan el talón del caminante. C. H. S.

Vers. 6. Los que confían en sus bienes, y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan. ¿Quién llama con aldabonazos más fuertes a la puerta del cielo para que se le deje entrar que aquellos a quienes Cristo rechazará como obreros de iniquidad? ¡Oh, qué desengaño será! Calígula nunca se puso más en ridículo que cuando se hizo honrar como un Dios, pese a que vivía como un demonio. Antes que otros os tomen por cristianos, por amor de Dios, probad que sois hombres y no bestias, no como ahora que vivís vidas de brutos. No habléis de vuestras esperanzas de salvación en tanto que las marcas de la condenación se vean en vuestras vidas depravadas.

Un fraile estaba predicando en Roma una cuaresma, y mostró que poseía un juicio muy sano en este punto, porque estando algunos cardenales y muchos otros grandes presentes, empezó su sermón diciendo abruptamente y con ironía: «San Pedro era un necio, san Pablo era un necio, y todos los cristianos primitivos eran necios; porque pensaban que el camino del cielo era el de las oraciones, lágrimas, ayunos y vigilias, mortificaciones severas, y negarse la pompa y gloria de este mundo; en tanto que vosotros, aquí en Roma, pasáis el tiempo en bailes y máscaras, vivís en pompa y orgullo, concupiscencia y lascivia, y, con todo, os tenéis por buenos cristianos y esperáis ser salvos; pero al final vais a demostrar que los necios sois vosotros, y ellos hallarán que eran sabios.» William Gurnall en un sermón funerario para Lady Mary Vere

Vers. 7. Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano. Con todas sus riquezas, todos ellos puestos juntos no podrán rescatar a un camarada de las garras de la muerte. Se jactan
de lo que harán con nosotros; que procuren por ellos. Que pesen su oro en las balanzas de la muerte, y vean cuántos gusanos y podredumbre pueden comprar con él para su tumba. C. H. S.

Vers. 8. Porque el rescate de su vida es demasiado caro, y nunca le bastará. En este juicio las lágrimas no prevalecerán, las oraciones no serán escuchadas, las promesas no serán admitidas, los arrepentimientos vendrán demasiado tarde, y en cuanto a las  riquezas, títulos honoríficos, cetros y diademas no les servirán de mucho. Thomas Tymme

Vers. 9. No hay precio que pueda asegurar a nadie que viva en adelante para siempre, y nunca vea corrupción. Los hombres se desviven en busca de oro; ¿qué harían si fuera el elixir de la inmortalidad? El oro es pagado en abundancia para engañar al gusano del pobre cuerpo al embalsamarlo o al incluirlo en un ataúd de plomo, pero es un negocio miserable, una farsa y una burla. En cuanto al alma, es algo demasiado sutil para ser detenida aquí cuando oye la orden divina de ascender por rutas desconocidas. Nunca, pues, temeremos a aquellos que nos muerden los talones y se jactan de tesoros que son impotentes para salvar.

Vers. 10. Que perecen del mismo modo que el insensato y el necio. La locura no inmuniza contra la muerte. Mueren el juglar que piruetea y el bufón que divierte, como también el erudito y el
estudioso. La alegría no puede burlarse de la hora de la muerte; la muerte que visita la universidad no exime a la taberna.

Vers. 11. Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas, y sus habitaciones para generación y generación. Es muy necio el que en su pensamiento es más necio de lo que se permite al hablar. Este fruto podrido, podrido en su centro, son los mundanos. En lo profundo de su corazón, aunque no se atreven a decirlo, se imaginan que los bienes terrenales son reales y duraderos. ¡Soñadores insensatos! La ruina de sus castillos y palacios debería enseñarles una
lección, pero todavía acarician el engaño. No pueden distinguir el espejismo, de las verdaderas corrientes de agua; se imaginan que hay arco iris en el establo, y que las nubes son las colinas eternas. C.H.S.

¡Cristianos!, muchos, como oradores, declaman contra la vanidad de la criatura, y hablan de modo despectivo del dinero, como hacen Otros, y dicen: «Sabemos que es un poco de tierra refinada»; pero en sus corazones están apegados al mismo, se resisten a separarse de él por amor a Dios o ante la voluntad declarada de Dios. Así como el que dice buenas palabras de Dios no significa que confía en Dios, el hablar malas palabras de las riquezas del mundo no los exime de
confiar en ellas. Hay una diferencia entre declamar como un orador y actuar como un cristiano. Thomas Manton

Dan sus nombres a sus tierras. Es bastante común esta práctica. Sus terrenos son indicados por sus nombres; es como silos escribieran sobre el agua. Los hombres incluso han llamado países según sus propios nombres, pero, ¿de qué les sirve este cumplimiento, aun en el caso de que los demás persistan llamándolos así?

Vers. 12. Mas el hombre no permanecerá en su opulencia. No es sino un huésped o inquilino durante una hora, ni siquiera toda una noche; aunque viva en salas de mármol, se le da noticia de salir. La eminencia es siempre una inminencia de peligro. El héroe del momento dura esto: un momento. Los cetros caen de las manos paralizadas que un tiempo los retenían con vigor, y las coronas resbalan de los cráneos cuando la vida se despide. C. H. S.

Los rabinos lo leen así: «Adán, siendo honrado, se alojó menos de una noche.» La palabra hebrea «permanecer» significa «alojarse toda la noche». Adán, pues, al parecer, no estuvo ni una sola
noche alojado en el Paraíso. Thomas Watson

Es semejante a las bestias que perecen. No es como las ovejas que son preservadas por el Gran Pastor, sino como el animal cazado condenado a morir. Vive la vida del bruto y muere la muerte del bruto. Nadando en las riquezas, saciado de placer, ha engordado para la matanza, muere como el buey en el matadero. ¡Ay!, que una criatura tan noble use su vida de modo indigno y termine de modo tan desventurado y vergonzoso. Por lo que se refiere a este mundo, ¿en qué forma difiere la muerte de muchos hombres de la de un perro? Se hunden En el polvo vil de donde procedieron, Sin que nadie los llore, honre o cante.

¿Qué razón hay, pues, para que los piadosos teman cuando estas bestias brutas naturales los asaltan? ¿No deberían seguir poseyendo sus almas en paciencia? C. H. S.

Vers. 13. Éste su camino es locura. La locura del hombre raramente se ve más que en el afanarse por nada, en hacer un gran ruido cuando hay muy pocas nueces, como el bobalicón que se presentó a Alejandro jactándose de que podía hacer pasar un guisante por un agujero muy pequeño desde cierta distancia destreza que le había costado muchas horas de prácticas, y pensaba que recibiría una gran recompensa; pero el rey le regaló una canasta de guisantes,
recompensa apropiada a su diligente negligencia u ociosa actividad. George Swinnock

Vers. 14. La muerte los pastorea. La muerte, como un pastor torvo y ceñudo los guía, y los lleva al lugar de sus pastos eternos, donde todo es soledad y miseria.

Las rectos dominarán sobre ellos. Por la mañana... Los rectos se hallaban antes a la cola, pero por la mañana se hallarán a la cabeza. Los pecadores rigen al caer la noche; sus honores se marchitan y por la mañana la posición de ellos está invertida. La reflexión más dulce del justo es que «por la mañana» aquí significa el comienzo de un día interminable, inmutable. C. H. S.
Su hermosura se consume, y el Seol será su morada. ¿Dónde se halla su pompa, su delicadeza, su belleza? Todas estas cosas se han desvanecido como el humo, y ahora no queda nada sino polvo, horror y peste. El alma, habiéndose soltado, yace sobre el suelo, no un ser humano, sino un cadáver sin vida, sin sentido, sin fuerza y horrible a la vista, si es que se puede mirar. Thomas Tymme

¡Ah!, la tristeza, el montón de ruinas confuso de la humanidad, ¡qué terrible carnicería se hace de la raza humana! Y ¡qué solemne y terrible escena, cubierta de los restos desordenados de sus compañeros, se presenta en sus mentes! ¡Allí yacen los huesos del monarca orgulloso, que se tenía casi por un dios, mezclados con las cenizas de sus súbditos más pobres! La muerte se apoderó de él en la cumbre de su vanidad; estaba regresando de una conquista, su mente altanera hinchada por el poder y la grandeza, cuando una de las flechas fatales le tocó el corazón y en un instante dio al traste con sus pensamientos e intrigas; el sueño de gloria se desvaneció, y todo su
imperio quedó confinado a la tumba.

Allí hay un cuerpo al que se prodigaban cuidados, y cuya hermosura y forma eran admiradas neciamente, ahora podrido; nada sino gusanos le acompañan; éste es el cambio que ha traído la muerte. Mira, después, las cenizas oscuras y anónimas de un rico, un codicioso, un avaro cuya alma estaba pegada a este mundo y abrazada a sus tesoros; ¡con qué convulsiones y agonías la muerte le arrancó de esta tierra! ¡Cómo se agarraban sus dedos al oro! ¡Con qué vehemencia hundía sus manos en la plata, indiferente a su desespero! William Dunlop

Vers. 15. Pero Dios redimirá mi vida del poder del Seol. De nuestro lugar temporal de descanso saldremos a su debido tiempo avivados por la energía divina. Como nuestra Cabeza resurrecta, no podemos ser retenidos por los lazos de la tumba; la redención nos ha emancipado de la esclavitud de la muerte. El hombre no puede hallar redención en las riquezas, pero Dios la ha hallado en la sangre de su querido Hijo. C. H. S.

Porque El me tomará consigo. Este medio versículo, bien corto, como hace notar Boncher, pesa más por su misma brevedad. La misma expresión ocurre de nuevo (73:24): «Tú me tomarás»,
siendo el original de los dos, Génesis 5:24, en que se dice del traslado de Enoc: «Y no se halló porque Dios se lo había llevado.» J. J. Stewart Perowne

Vers. 16. No temas cuando se enriquece alguno. No te preocupes cuando ves al impío que prospera. No hagas preguntas sobre la justicia divina; que ningún presentimiento nuble tu mente.
La prosperidad temporal es de tan poco valor que no vale la pena preocuparse por ella; que los perros roan sus huesos, y los cerdos hurguen.

Cuando aumenta la gloria de su casa. Aunque el pecador y su familia son objeto de gran estima, y su posición es muy elevada, no importa; todas las cosas serán puestas en su lugar a su debido tiempo. Sólo aquellos cuyo juicio es sin valor van a estimar a los hombres más a causa de la extensión de sus tierras; los que son estimados por razones tan faltas de razón, van a hallar su nivel antes de poco, cuando la verdad y la justicia pasen a primera fila.

Vers. 17. Porque cuando muera no se llevará nada. Sólo tiene sus tierras en arriendo, y la muerte termina el plazo del mismo. El hombre tiene que atravesar el río de la muerte desnudo. Ni un
harapo como vestido, ni una moneda de todo su tesoro, ni una pizca de su honor puede el mundano llevarse consigo al morir. ¿Por qué, pues, angustiarse por una prosperidad tan pasajera? C. H. S.

Los ricos son como las piedras del granizo; hacen mucho ruido en el mundo, como el tableteo del granizo al caer sobre las tejas de la casa; caen, se quedan sobre el suelo y se derriten. La vida del hombre es como las riberas de un río, su estado temporal es la corriente; el tiempo erosiona las riberas, pero la corriente no cesa, sigue abajo, sin cesar. Thomas Adams

Su gloria no desciende tras él. Al descender, abajo, más abajo siempre, ninguno de sus honores o posesiones le sigue. Las patentes de nobleza son papel mojado en el sepulcro. Su señorío, su honor, su gracia, todo ello son títulos ridículos en la tumba. El infierno no sabe nada de la aristocracia. Los pecadores delicados y melindrosos hallarán que las llamas eternas no respetan sus afectaciones y refinamientos. C. H. S.

La muerte agarra al pecador por el cuello y «le arrastra escaleras abajo a la tumba». La indulgencia de alguna tendencia pecaminosa tiene esta propensión al descenso, que es mortal.

Toda concupiscencia, sea por las riquezas, los honores, los juegos, el vino o las mujeres, guía al engañado y desgraciado adicto, paso a paso, a las cámaras de la muerte. No hay esperanza en la perspectiva temida: la tribulación y la angustia se apoderan del espíritu. ¿Has escapado, alma mía, de la red del infernal cazador? No olvides que es un carbón encendido arrancado del fuego.
¡Oh, qué deudores somos a la gracia! George Offor

Vers. 18. Aunque mientras viva, llame dichosa a su alma. Se considera feliz. Tiene las buenas cosas de esta vida. Su objetivo principal es bendecirse a sí mismo. Estaba cargado de la adulación de los halagadores.

Los hombres te alabarán cuando las cosas te van bien. La generalidad de los hombres da culto al éxito, no importa cómo se consiga. No importa el color del caballo que gana; basta con que gane.

«Cuida el número uno» es la filosofía del mundo proverbial, y el que presta atención a él es «listo», «un hombre de negocios capaz», «un individuo astuto y con sentido común», eté. El banquero se pudre como el limpiabotas, y el noble como el pobre. ¡Ay!, pobres riquezas, que son los colores del arco iris en una burbuja, el arrebol de la niebla matutina, sin sustancia alguna.

Así termina el canto del poeta. El tema es consolador para el justo; lleno de advertencia al mundano. Escucha, oh rico. Escucha, oh pobre. Prestad vuestro oído al mismo, vosotras naciones de la tierra. C. H. S.

Comentario Biblico de Matthew Henry, Genésis 32


Salmos 32
Versículos 1—8. La visión de Jacob en Mahanaim—Su miedo de Esaú. 
9—23. La ferviente oración de Jacob por liberación—Prepara un regalo para Esaú. 
24—32. Lucha con el Ángel.

Vv. 1—8. Los ángeles de Dios se aparecieron a Jacob para darle ánimo con la seguridad de la protección divina. Cuando Dios somete a su pueblo a grandes pruebas, los prepara por medio de grandes consolaciones. 
—Mientras Jacob, a quien pertenecía la promesa, estuvo trabajando con ardor, Esaú había llegado a ser un príncipe. Jacob mandó un mensaje demostrando que no insistía en la primogenitura. 
La mansedumbre hará cesar las grandes ofensas, Eclesiastés 10. 4. No debemos negarnos a hablar con respeto aun a quienes están enojados injustamente con nosotros. Jacob recibió un informe de los preparativos bélicos de Esaú contra él, y tuvo mucho miedo. 
El sentido vívido de peligro y el miedo vivificador que de él surge, pueden hallarse unidos con la humilde confianza en el poder y la promesa de Dios.

Vv. 9—23. Los tiempos de terror deben ser tiempo de oración: sea lo que sea que cause el temor, debe ponernos de rodillas ante nuestro Dios. Jacob había visto recientemente a sus ángeles guardianes pero, en su malestar, recurrió a Dios, no a ellos; él sabía que ellos eran sus consiervos, Apocalipsis 22. 9. No puede haber una pauta mejor que esta para la verdadera oración. Aquí hay un
reconocimiento agradecido de favores anteriores inmerecidos; una humilde confesión de indignidad; una sencilla declaración de sus temores e inquietudes; una referencia plena de todo el asunto al
Señor y el descanso de todas sus esperanzas en Él. Lo mejor que podemos decir a Dios en oración es lo que Él nos ha dicho. 
Así, él hizo del nombre del Señor su torre fuerte y no pudo sino estar a salvo.

El temor de Jacob no le hizo hundirse en la desesperación, ni su oración le hizo presuponer la misericordia de Dios, sin el uso de medios. Dios responde oraciones enseñándonos a ordenar correctamente nuestros asuntos. 
—Jacob envió un regalo para apaciguar a Esaú. No debemos desesperar de reconciliarnos con otros por muy enojados que estén con nosotros.

Vv. 24—32. Un buen rato antes del alba, estando solo, Jacob desplegó más plenamente sus temores orando a Dios. 
Mientras estaba así ocupado, Uno semejante a un hombre luchó con él.
Cuando el Espíritu nos ayuda en nuestras debilidades y casi no hallamos palabras para expresar nuestros deseos más vastos y fervientes, y queremos decir más de lo que podemos expresar,
entonces, la oración lucha, sin duda, con Dios. Por atribulados o descorazonados que estemos, prevaleceremos y, al prevalecer con Él en oración, prevaleceremos contra todos los enemigos que luchan contra nosotros. Nada requiere más vigor y esfuerzo incesante que luchar. Es un emblema del verdadero espíritu de fe y oración. Jacob mantuvo su terreno; aunque la lucha continuó largo rato, esto no remeció su fe, ni silenció su oración. Él tendrá una bendición y prefería que todos sus huesos fueran dislocados antes que irse sin una. Los que quieren tener la bendición de Cristo deben decidirse a no aceptar una negativa. La oración ferviente es la oración eficaz. 
—El Ángel le puso una marca de honor perdurable cambiándole el nombre. Jacob significa usurpador. Desde ahora en adelante será celebrado, no por su astucia y hábil manipulación, sino por el valor verdadero. “Serás llamado Israel”, príncipe de Dios, un nombre más grande que el de los grandes hombres de la tierra.

Indudablemente él es un príncipe, esto es, un príncipe de Dios; son verdaderamente honorables aquellos que son poderosos en oración. Al tener poder con Dios también tendrán poder con los hombres; él prevalecerá y ganará el favor de Esaú. 
—Jacob da un nombre nuevo al lugar. Lo llama Peniel, el rostro de Dios, porque ahí había visto aparecer a Dios y obtuvo el favor de Dios. A quienes Dios honra les corresponde admirar su gracia para con ellos. El Ángel que luchó con Jacob era la segunda Persona de la sagrada Trinidad que, después, fue Dios manifestado en la carne y que, en su naturaleza humana, es llamado Emanuel, Oseas 12. 4-5. —Jacob fue herido en su muslo. Ello podría servirle para evitar que se sintiera superior con la abundancia de las revelaciones. El sol le salió a Jacob; amanece para aquella alma que ha tenido comunión con Dios.