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miércoles, 20 de diciembre de 2017

Cómo encontrar el favor de Dios


Cómo encontrar el favor de Dios

La gente se esfuerza por ganarse la aprobación y el apoyo de los jefes, los padres o los amigos. Como creyentes, anhelamos el favor de Dios, y qué bendición tan grande es que Él nos lo concede libremente: “Cuán grande es tu bondad, que atesoras para los que te temen, y que a la vista de la gente derramas sobre los que en ti se refugian” (Sal 31.19 NVI).
Lamentablemente, muchos no prestan atención a las evidencias de la bondad de Dios. Él provee para las necesidades, pone un límite a los sufrimientos, escucha y responde las oraciones y concede los deseos del corazón. La ayuda, el aliento y la provisión son bendiciones del Todopoderoso. Todo lo bueno que se nos cruza en el camino procede de su mano (Stg 1.17).
Pero el favor de Dios no es caprichoso, como algunos creen; Él no muestra bondad a algunos, y la niega a otros por capricho. Las acciones de un creyente como resultado de la fe son las que marcan la diferencia. Pensemos en Noé, quien “caminó con Dios” (Gn 6.9). El deseo de Noé de mantener una relación correcta con el Señor cada día, y su adoración a Él, tuvieron como resultado que toda su familia fue salvada del diluvio que limpió a la Tierra. Ese es un ejemplo verdaderamente impresionante del favor divino.
Otra manera que tenemos para encontrar el favor de Dios es acatando sus mandamientos (Pr 3.1-4). Los creyentes deben deleitarse en la Palabra de Dios para conocer la voluntad del Señor y poner en práctica sus preceptos. Cuando nuestro corazón está inclinado hacia nuestro Padre celestial, nos volvemos más como Él. Por tanto, su favor se vierte en cada rincón de la vida del creyente.

Un buen testimonio


Un buen testimonio

Algunos cristianos han adoptado una definición limitada de la palabra testimonio. Hablar de Jesús es mucho más que contar nuestra historia de conversión, o lo que ha hecho Dios en nuestra vida, aunque estas cosas son importantes. Tenemos que estar preparados para dar respuesta a los no creyentes en cuanto a su necesidad espiritual, aunque nuestra historia sea muy diferente.
El encuentro de Felipe con el eunuco etíope puede enseñarnos mucho. Mientras que los jóvenes israelitas tenían quienes les instruían en la fe, un converso extranjero normalmente tenía que arreglárselas por sí solo para discernir el significado de las Escrituras. De allí la pregunta: “¿Entiendes lo que lees?” Felipe demostró que entendía el inconveniente del etíope. Esa pregunta le permitió descubrir que el hombre tenía sed genuina de la verdad de Dios, pero que no sabía del Mesías.
Felipe utilizó esa información para ajustar el testimonio del evangelio a la medida de aquel oyente. Pensemos en lo confundido que pudo haber quedado el etíope si Felipe le hubiera contado solamente la historia de su conversión. El evangelista evitó sabiamente toda información irrelevante; en vez de eso, utilizó el poder de la Palabra de Dios para conducir al hombre a Jesucristo.
El testimonio de Felipe comenzó con el pasaje que estaba leyendo el etíope. Habló de manera efectiva al interés espiritual del hombre, al mismo tiempo que le respondió específicamente su pregunta en cuanto a Isaías 53. Nosotros, también, debemos ser sensibles a las preocupaciones de no creyentes, para que podamos explicarles cómo se ocupará Dios de sus necesidades.

lunes, 18 de diciembre de 2017

Nuestro testimonio


Nuestro testimonio

Leer | Hechos 6.1-6
En términos espirituales, testimonio es una profesión de fe en Jesucristo. Pero nuestra declaración de fe abarca mucho más que la historia que contamos. El ejemplo de Felipe pone de relieve que un buen testimonio del Señor está formado por el carácter, la conducta y las palabras.
Como cristianos, hacemos —con razón—mucho énfasis en contar lo que Dios ha hecho en nuestra vida. También hablamos de las maneras en que podemos ser como Cristo para nuestros amigos, familiares y compañeros de trabajo, por medio de lo que hacemos. Pero el carácter es la parte del testimonio de cada creyente que subyace tanto en la conducta cristiana como en una buena historia de nuestra vida.
En general, lo que hacemos y decimos representa la clase de persona que somos interiormente. Podemos decir mucho sobre el carácter de Felipe al observar sus acciones y sus palabras. De entre numerosos creyentes, Felipe fue elegido por ser una persona sabia y llena del Espíritu. Pero no fue escogido para ocupar un gran ministerio —sino para servir comida. Estuvo dispuesto a hacer este humilde trabajo de buena gana, lo que demuestra su espíritu obediente (Hch 6.5; 8.5, 26, 27). Podemos estar seguros de que era un hombre sincero y digno de confianza, porque cuando hablaba, la gente lo escuchaba (8.6).
Nadie puede engañar a Dios ni hacerle creer que su carácter es recto, si no lo es. Tampoco se puede aparentar ser alguien que no se es durante mucho tiempo. Tarde o temprano, un espíritu orgulloso, duro o poco amable produce una conducta y una manera de hablar contrarias al mensaje cristiano.

sábado, 16 de diciembre de 2017

La búsqueda de Dios y la oración


La búsqueda de Dios y la oración

Durante el reinado de Josafat, un inmenso ejército se reunió para atacar a la nación de Judá. La respuesta del rey a la situación puede guiarnos en cuanto al manejo de nuestras propias crisis.
La Biblia registra que el rey “decidió consultar al Señor” en oración (v. 3 NVI). Asimismo, cuando nosotros enfrentemos dificultades, nuestra mejor respuesta es clamar a nuestro Padre celestial. Como hijos de Dios, podemos tener la seguridad de que Él nos ama y se preocupa por los detalles de nuestras vidas.
Mediante la cruz, Dios estableció un nuevo pacto con quienes ponen su fe en el Señor Jesús (Lc 22.20). Él estuvo de acuerdo en perdonar nuestros pecados, adoptarnos en su familia, y velar por nosotros. Esta salvación no depende de nuestras buenas acciones, sino de la obra perfecta de Jesús, quien murió en nuestro lugar (Ef 2.8). Dios también envió su Espíritu para vivir en nosotros como prueba de nuestra salvación, y para estar siempre presente en nosotros. Él está interesado en cada aspecto de nuestras vidas, y promete escuchar nuestras oraciones.
Josafat estaba preparado para esta crisis porque había cultivado el hábito de buscar al Señor en diversas situaciones. Si nosotros queremos estar preparados para lo inesperado, entonces debemos disciplinarnos para buscar con empeño a Dios cada día, reconociendo su señorío y nuestra dependencia de Él.
Si comenzamos el día pensando en Él en vez de nuestros propios planes, y leemos y aplicamos con regularidad las Escrituras, demostramos tener un corazón que verdaderamente le busca.

viernes, 15 de diciembre de 2017

Los problemas y la oración


Los problemas y la oración

Cuando el rey de Judá proclamó un ayuno nacional para buscar la ayuda de Dios, personas de todas las poblaciones se reunieron para orar. Las acciones y las palabras de Josafat nos enseñan verdades importantes en cuanto a la solución de problemas mediante la oración.
• Dios es más grande que nuestros problemas. El rey dijo que Dios era el gobernante todopoderoso de las naciones, contra quien nadie podía resistir (v. 6). Muchos problemas están más allá de nuestra capacidad de solución, pero nada es imposible para Él (Jer 32.17; Mt 19.26). Si oramos mientras nos concentramos en su grandeza, nuestros problemas se reducirán a la proporción adecuada.
• Dios quiere que otros se unan a nosotros en las oraciones que hacemos. Familias enteras de Judá respondieron al llamado del rey, y se reunieron delante de Dios (2 Cr 20.13). La oración tuvo también un papel central en la vida de la iglesia primitiva (Hch 2.42).
• Por medio de la oración, el Señor nos dará la solución al problema. Su respuesta puede ser precisamente lo que le pedimos, o algo totalmente inesperado; Él puede decirnos que esperemos en vez de actuar, o puede dirigirnos a involucrarnos en algo nuevo. En cualquier caso, la dirección de Dios será de acuerdo con su voluntad perfecta. Además de esto, Él puede pedirnos que demos un paso de fe.
No sabemos cuánto tiempo esperó el pueblo una respuesta, pero no actuaron hasta tenerla de parte de Dios. Él les dijo que no temieran ni se desanimaran, sino que confiaran en Él. De igual modo, la oración nos lleva a la presencia de Dios para que podamos recibir fuerzas y dirección.

La Biblia: El libro perfecto de Dios


La Biblia: El libro perfecto de Dios

Incluso en esta era de maravillas tecnológicas, todavía hay muchas personas que sufren un desconocimiento que se hace evidente por un “12:00” brillando intermitentemente en el reloj de la estufa. ¿No es extraño que una persona pueda manejar un automóvil, calentar comida en el microondas y navegar por la Internet, pero que no sepa cómo ajustar la hora en un sencillo reloj?
¿Es tan complicada la solución? ¡No, por supuesto que no! Hay solo una razón por la cual este desconocimiento es tan común: La gente no lee el libro de instrucciones.
Cuando compramos un artefacto eléctrico nuevo, encontramos dentro de la caja un libro de instrucciones. ¿Y qué contiene este libro? Tiene todas las respuestas que necesitamos para sacarle el máximo provecho a nuestra nueva adquisición.
¿Se da cuenta de que el andar espiritual es muy similar? Las Sagradas Escrituras afirman que cuando una persona pone su fe en Jesucristo, se convierte en una “nueva criatura” (2 Co 5.17). Para sacarle el máximo provecho a nuestra nueva vida, se nos ha dado un libro de instrucciones. Este es mucho más que una simple guía que enseña cómo actuar o qué decir; la Biblia nos dice exactamente cómo tener una vida agradable a Dios.
¿Está usted detenido en su andar cristiano? ¿Tiene el “12:00” parpadeando en su vida, lo que indica que usted ha puesto de lado su Manual de Instrucciones? Retómelo hoy mismo para darle una nueva mirada, y disfrute del perfecto Manual práctico de Dios. No quedará desilusionado.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Cuando nos apartamos de la Palabra de Dios


Cuando nos apartamos de la Palabra de Dios

Armar un juguete o un instrumento mecánico rara vez es tan fácil como aparentan las instrucciones. Primero, hay una infinidad de piezas que deben ensamblarse. Luego, la cantidad de tiempo que hay que dedicar para hacerlo bien. Y finalmente, los manuales que, por lo general, dejan fuera información útil para terminar el trabajo.
Tal vez usted ha estado viendo el libro de instrucción de Dios —la Biblia— de una manera parecida. Están esos 66 libros que hay que leer y aplicar. Luego está el obstáculo de la falta de tiempo o de las interrupciones que le distraen. O, pudiera parecerle que necesita estar más capacitado para entender la verdad divina. Cualquiera de estas cosas pudiera apartarnos de la lectura de las Sagradas Escrituras. Hasta los cristianos maduros pueden volverse desatentos a la Biblia. Sin embargo, cuando nos apartamos de la Palabra de Dios, no pasa mucho tiempo antes de que nos apartemos de Él y de sus caminos.
¿Qué es lo que usted desea para su vida? ¿Agradar al Señor? ¿Glorificarlo? ¿Superar ansiedades y temores, y experimentar la vida abundante (Jn 10.10)? Para todos los que respondamos afirmativamente, nuestra prioridad tiene que ser acercarnos más a Dios. Lo cual hacemos por medio del estudio y la aplicación de su Palabra.
¿Está usted dispuesto a darle a Dios su plena atención para nutrir su relación con Él? ¿Se pondrá bajo el control del Espíritu Santo para ser cada vez más obediente? Las recompensas son grandes: Conocer a nuestro Salvador cada vez más para llenarnos de Él, y para vivir de manera que le agrade.

martes, 12 de diciembre de 2017

Cómo entender la salvación


Cómo entender la salvación

Muchas personas tienen una idea poco bíblica de lo que significa la salvación, a pesar de que es de vital importancia para entender el cristianismo. Podemos definirla como el regalo de gracia, bondad, amor y misericordia que recibimos cuando Dios perdona nuestros pecados.
La Biblia dice que “la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Ro 6.23). Todos somos pecadores que merecemos la muerte (Is 53.6), pero por su amor y su misericordia, Dios hizo provisión para nuestro perdón: Permitió que se hiciera expiación por medio del derramamiento de sangre (Lv 17.11).
Todos los sacrificios del Antiguo Testamento prefiguraban lo que vendría, apuntando a la muerte vicaria, hecha una sola vez y para siempre, del inmaculado Hijo de Dios en la cruz. El Señor Jesús tomó nuestro lugar, recibiendo el castigo que nos correspondía a nosotros. En efecto, la redención de la humanidad fue el propósito por el cual Cristo vino al mundo (Lc 19.10). Por tanto, la salvación está relacionada estrictamente con la persona de Jesucristo. Esa fue la razón por la cual Juan el Bautista proclamó: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Jn 1.29).
Nada es aceptable delante de Dios todopoderoso —no hay ninguna manera de venir a Él para ser salvos— que no sea mediante Jesucristo (Jn 14.6). A lo largo de la Biblia, vemos que la salvación es un regalo que tiene su origen en una relación personal con Jesucristo, y no el resultado de buenas obras. ¿Ha decidido usted aceptar el regalo de Dios?

lunes, 11 de diciembre de 2017

Condiciones de una influencia piadosa


Condiciones de una influencia piadosa

Leer | Daniel 1.1-17
Todo creyente tiene la responsabilidad de ser de influencia positiva para el mundo. Por medio de nuestro ejemplo y testimonio tenemos que ayudar a las personas a entender mejor a Jesucristo, y la manera de seguirle. Por lo que nos dice la Biblia sobre el profeta Daniel, él fue un hombre que utilizaba su influencia sabiamente. Su testimonio influenció no solamente a sus amigos, sino también a cuatro reyes y sus reinos.
Daniel tenía la fuerte convicción de que todas las palabras de las Sagradas Escrituras eran verdaderas. En consecuencia, se negó a comer la comida de la mesa del rey, porque Éxodo 34.15prohibía consumir cualquier alimento ofrecido a ídolos (práctica común en Babilonia). La fidelidad de Daniel a Dios pesaba más que cualquier temor a represalias por haber rechazado la comida del rey.
El Señor honró la convicción de Daniel, asegurándose de que gozara de la simpatía de hombres poderosos. Dios también le dio la sabiduría y el conocimiento que le permitiría ser de influencia piadosa en todo el reino.
Probablemente, ninguno de nosotros tendrá la oportunidad de influenciar a reyes; sin embargo, nuestro ejemplo puede ser de bendición en nuestro trabajo o en nuestra comunidad. Como fue el caso de Daniel, una influencia piadosa tiene sus raíces en la creencia de que la Biblia es la palabra infalible de Dios. Si nuestras convicciones no están basadas en los preceptos bíblicos, nuestro estilo de vida no puede ser el correcto. Por tanto, el compromiso de descansar en el fundamento de la Palabra de Dios no es negociable.

viernes, 8 de diciembre de 2017

Guía para una vida fructífera


Guía para una vida fructífera

Como creyentes, anhelamos vivir agradando al Señor. Pero para ello, necesitamos un guía que nos ayude. Imagine que tiene la siguiente conversación con Dios, y luego trate de obedecerle. 
—Padre celestial, ¿quisieras ser mi guía? 
Sí, quiero serlo. Mientras viajemos, quiero que recuerdes que sé a dónde estoy yendo. Cada parada a lo largo del camino está planeada para convertirte en la rama fructífera que anhelas ser. El camino puede ser a través de montañas cubiertas de nieve, por caminos pedregosos, o por valles que te tentarán a dejar la travesía. ¿Mantendrás tus ojos en mí, y me obedecerás, sin importar lo difícil que te resulte? 
—Sí, Padre. 
Entonces, comencemos tu primera lección: Tienes que pisar donde yo piso. 
—Pero, Padre, tus huellas están muy lejos de mí. 
—Las acomodaré para ti. 
—Sé que vas a caminar demasiado rápido. 
—Nunca caminaré más rápido de lo que sé que puedes caminar. 
—Me canso fácilmente. 
—Podrás apoyarte en mi brazo. 
—¿Y si tropiezo? 
Te levantaré y sanaré tus heridas. Pero, te tengo una segunda lección: Tendrás que seguirme aunque no puedas verme. 
—Padre, ¿cómo voy a saber por dónde caminar? 
Usa mi Palabra, la Biblia. Consúltala para tener dirección y seguridad de que estoy contigo, y de que sigo guiándote. 
—Padre, ¿y si me confundo? 
Recuerda mis enseñanzas. Recuerda quién soy, y confía en mí. Clama a mí, y yo te responderé

viernes, 1 de diciembre de 2017

Las fuerzas para mantenerse firme


Las fuerzas para mantenerse firme

Sabemos quién es nuestro enemigo, y podemos incluso estar vestidos para la batalla (Ef 6.11). Pero no siempre nos sentimos preparados, debido a que nuestras debilidades parecen grandes y nuestras fuerzas pequeñas.
Para mantenernos firmes en esta vida, necesitamos el poder de nuestro Señor actuando en nosotros, lo cual requiere oración seria y continua (v. 18). Si nos comunicamos con el Padre celestial, el Espíritu Santo nos dará discernimiento para que podamos reconocer las verdades en cuanto a la guerra espiritual y las tácticas del adversario (1 Co 2.14). Comenzar cada mañana con el Señor nos dará las fuerzas para permanecer firmes para Cristo, sin importar lo que nos tenga reservado el día.
La oración es un elemento esencial para nuestra protección contra el diablo. Si no somos personas de oración —es decir, si no buscamos la dirección de Dios y olvidamos ponernos su armadura cada día— seremos derrotados. Nuestro discernimiento y nuestra visión sin el Señor son demasiado limitados, y el enemigo es demasiado poderoso para que lo enfrentemos solos. No obstante, Romanos 8.37 nos dice que, con Dios, seremos más que vencedores. Él nos preparará si nos acercamos a Él por medio de la oración, escuchamos sus instrucciones, y seguimos adelante con obediencia.
El enemigo le teme a las oraciones que se hacen por medio de la fe en Jesucristo, porque no tiene ninguna defensa contra ellas. La oración perseverante nos fortalece y aplasta el poder de Satanás (Stg 4.7). Caiga de rodillas en oración ante el Señor, y vea lo que pasa.