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viernes, 1 de diciembre de 2017

Las fuerzas para mantenerse firme


Las fuerzas para mantenerse firme

Sabemos quién es nuestro enemigo, y podemos incluso estar vestidos para la batalla (Ef 6.11). Pero no siempre nos sentimos preparados, debido a que nuestras debilidades parecen grandes y nuestras fuerzas pequeñas.
Para mantenernos firmes en esta vida, necesitamos el poder de nuestro Señor actuando en nosotros, lo cual requiere oración seria y continua (v. 18). Si nos comunicamos con el Padre celestial, el Espíritu Santo nos dará discernimiento para que podamos reconocer las verdades en cuanto a la guerra espiritual y las tácticas del adversario (1 Co 2.14). Comenzar cada mañana con el Señor nos dará las fuerzas para permanecer firmes para Cristo, sin importar lo que nos tenga reservado el día.
La oración es un elemento esencial para nuestra protección contra el diablo. Si no somos personas de oración —es decir, si no buscamos la dirección de Dios y olvidamos ponernos su armadura cada día— seremos derrotados. Nuestro discernimiento y nuestra visión sin el Señor son demasiado limitados, y el enemigo es demasiado poderoso para que lo enfrentemos solos. No obstante, Romanos 8.37 nos dice que, con Dios, seremos más que vencedores. Él nos preparará si nos acercamos a Él por medio de la oración, escuchamos sus instrucciones, y seguimos adelante con obediencia.
El enemigo le teme a las oraciones que se hacen por medio de la fe en Jesucristo, porque no tiene ninguna defensa contra ellas. La oración perseverante nos fortalece y aplasta el poder de Satanás (Stg 4.7). Caiga de rodillas en oración ante el Señor, y vea lo que pasa.

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