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viernes, 9 de septiembre de 2011

Ejemplo de un niño

Un pequeño de unos cuatro años de edad fue afectado repentinamente por la poliomielitis (parálisis infantil). Hasta entonces su vida había estado llena de felicidad… Solía lanzar gritos de gozo, saltar, jugar, y su pequeño corazón desbordaba de alegría. De repente, la enfermedad cayó y afectó a toda la familia. Ahora el pequeño yace paralizado en su cama, a veces con dolores muy fuertes. Cierta mañana, cuando su madre entró en la habitación, él exclamó, radiante: –¡Oh, qué bien que hayas venido, mamá! Justamente estaba calculando cuántas veces debemos dar las gracias al amado Salvador, pero mis dedos no alcanzan para contar todo lo que le debemos, también necesito los tuyos. La madre miró amorosamente a su hijo. ¡Verdaderamente este niño era un don de Dios! Con su fuerte y alegre fe infantil, podía regocijarse por la bondad de Dios en la situación difícil en la que se encontraba. Ella se acercó a la cama y el pequeño empezó a contar: 1. Piensa, mamá, que dormí bien. 2. No tuve dolores. 3. Hoy es un lindo día. 4. El sol llega hasta mi cama. 5. Puedo mover mi brazo un poco más. 6. Puedo volver a agarrar a mi osito. Así siguió hasta terminar de contar con sus deditos. Con ojos brillantes juntó sus manos y dio las gracias a Dios en una sencilla oración. ¡Cuánto más feliz y tranquilo sería nuestro corazón si nos ocupáramos en agradecer a Dios por las innumerables bondades con las que nos colma! Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre. Hebreos 13:5-6

lunes, 13 de diciembre de 2010

MAS QUE UN SIMPLE ANILLO


Un muchacho entró con paso firme a la joyería y pidió que le mostraran el mejor anillo de compromiso que tuvieran. El joyero le presentó uno. La hermosa piedra solitaria brillaba como un diminuto sol resplandeciente.

El muchacho contempló el anillo y con una sonrisa lo aprobó, luego pidió el precio y se disponía a pagarlo cuando... Se va usted a casar pronto? - Le preguntó el joyero. No! - respondió el muchacho - Ni siquiera tengo novia. La muda sorpresa del joyero divirtió al comprador.

Es para mi mamá - dijo el muchacho - Cuando yo iba a nacer estuvo sola; alguien le consejo que me matara antes de que naciera, así se evitaría problemas.

Pero ella se negó y me dio el don de la vida. Y tuvo muchos problemas... muchos!. Fue padre y madre para mí, fue amiga y hermana, y fue mi maestra.
Me hizo ser lo que soy. Ahora que puedo le compro este anillo de
compromiso.

Ella nunca tuvo uno. Yo se lo doy como promesa de que si ella hizo todo por mí, ahora yo haré todo por ella. Quizás después entregue otro anillo de
compromiso.

Pero será el segundo. El joyero no dijo nada, solamente ordenó a su cajera que hiciera al muchacho el descuento que se hacía nada más a los clientes importantes.

Tenemos casas más grandes, pero familias más chicas. Tenemos más compromisos, pero menos tiempo. Tenemos más medicinas, pero menos salud.
Hemos multiplicado nuestras fortunas, pero hemos reducido nuestros valores.

Hablamos mucho, amamos poco y odiamos demasiado. Hemos llegado a la luna y regresamos, pero tenemos problemas para cruzar la calle y conocer a nuestro vecino.

Hemos conquistado el espacio exterior pero no el interior. Tenemos mayores ingresos, pero menos moral. Estos son tiempos con más libertad, pero menos alegría. Con más comida, pero menos nutrición. Son días en los que llegan dos sueldos a casa, pero aumentan los divorcios. Son tiempos de casas más lindas, pero más hogares rotos. POR ESO...

Siéntate en la terraza y admira la vista sin fijarte en las malas hierbas; pasa más tiempo con tu familia y con tus amigos, en el campo, en la playa; come tu comida preferida; visita los sitios que ames. La vida es una sucesión de momentos para disfrutar, no es solo para sobrevivir. Escribamos aquella carta que pensábamos escribir "Uno de estos días". Digamos hoy a nuestros familiares y amigos, cuanto los queremos.

Por eso no retardes nada que agregue risa y alegría en tu vida. Confía Plenamente en Dios. Ama a tu projimo como a ti mismo. Cada DIA, HORA, MINUTO
es especial.