Dios trabaja dentro de nosotros
Efesios 3.20-21
Que estas palabras se sumerjan lentamente en su entendimiento: “poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos” (v. 20). ¡Qué maravillosa descripción de la capacidad de Dios para trabajar dentro de nosotros! Pero, muy a menudo, nuestra atención se centra principalmente en lo que queremos que Él haga a nuestro favor. Si Dios cambiara esta situación o arreglara ese problema, entonces mi vida sería mejor. Pero Él nos invita a pensar y a pedir algo más grande: ¡Quiere transformarnos!
El Espíritu Santo tiene poder para cambiarnos por dentro, pero hacer ese cambio interior es, por lo general, un proceso lento.
El fruto espiritual necesita tiempo para crecer y madurar. Es por eso que necesitamos paciencia y fe para creer que Él está trabajando, incluso cuando no veamos los resultados de inmediato.
Dios nunca tiene prisa, y jamás nos dejará.
El Señor tiene un propósito para nuestra vida, y Él trabaja constantemente para lograrlo. Aunque tiene un plan específico para cada uno de sus hijos, también tiene un objetivo superior: conformar a todos los creyentes a la imagen de su Hijo Jesucristo. Para lograr esto, nos hará experimentar luchas y angustias. Es posible que esto no tenga sentido para nosotros, pero Dios sabe perfectamente lo que está haciendo.
¿Qué le gustaría ver al Señor hacer dentro de usted? Al leer la Biblia, busque las cualidades que Dios considera preciosas, y pídale que las desarrolle en su vida. Confíe después en su promesa maravillosa de que Él hará más de lo que usted ha pedido o imaginado.
Mostrando entradas con la etiqueta favor de Dios. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta favor de Dios. Mostrar todas las entradas
viernes, 6 de septiembre de 2024
miércoles, 20 de diciembre de 2017
Cómo encontrar el favor de Dios
Cómo encontrar el favor de Dios
Leer | Génesis 6.7-9
La gente se esfuerza por ganarse la aprobación y el apoyo de los jefes, los padres o los amigos. Como creyentes, anhelamos el favor de Dios, y qué bendición tan grande es que Él nos lo concede libremente: “Cuán grande es tu bondad, que atesoras para los que te temen, y que a la vista de la gente derramas sobre los que en ti se refugian” (Sal 31.19 NVI).
Lamentablemente, muchos no prestan atención a las evidencias de la bondad de Dios. Él provee para las necesidades, pone un límite a los sufrimientos, escucha y responde las oraciones y concede los deseos del corazón. La ayuda, el aliento y la provisión son bendiciones del Todopoderoso. Todo lo bueno que se nos cruza en el camino procede de su mano (Stg 1.17).
Pero el favor de Dios no es caprichoso, como algunos creen; Él no muestra bondad a algunos, y la niega a otros por capricho. Las acciones de un creyente como resultado de la fe son las que marcan la diferencia. Pensemos en Noé, quien “caminó con Dios” (Gn 6.9). El deseo de Noé de mantener una relación correcta con el Señor cada día, y su adoración a Él, tuvieron como resultado que toda su familia fue salvada del diluvio que limpió a la Tierra. Ese es un ejemplo verdaderamente impresionante del favor divino.
Otra manera que tenemos para encontrar el favor de Dios es acatando sus mandamientos (Pr 3.1-4). Los creyentes deben deleitarse en la Palabra de Dios para conocer la voluntad del Señor y poner en práctica sus preceptos. Cuando nuestro corazón está inclinado hacia nuestro Padre celestial, nos volvemos más como Él. Por tanto, su favor se vierte en cada rincón de la vida del creyente.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)