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miércoles, 23 de diciembre de 2015

¿Quién es este Jesús?


Leer | Mateo 16.13-16

En toda la historia, nadie ha tenido una influencia más grande que Jesucristo, pero muchas personas simplemente no entienden quién es en realidad. Algunos creen que su vida comenzó en un pesebre en el antiguo pueblo de Belén, pero, lo cierto es que Él había existido desde hacía mucho tiempo antes (Jn 8.58). Como miembro de la Trinidad, Jesús es el Hijo eterno de Dios, lo que significa que no tiene principio ni fin (Jn 1.1). Su nacimiento en Belén no fue más que su entrada física al mundo que Él creó.

El Señor Jesús era el Mesías largamente esperado, que vino al mundo para llevar a cabo la misión que le había dado su Padre. En cierto momento, Él preguntó a sus discípulos: “Vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (Mt 16.15). Esta es la pregunta que cada uno de nosotros debe responder. No hay término medio cuando se trata de resolver quién es Jesús, porque el Señor dijo que Él es el único camino al Padre (Jn 14.6).

En Mateo 16.16, cuando Pedro respondió: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”, Jesús le dijo que el Padre le había revelado esta verdad (v. 17). Nosotros, también, necesitamos la ayuda de Dios para comprender quién es Jesús. La mejor manera de entenderlo es analizando su nacimiento, vida y ministerio, tal como están recogidos en las Sagradas Escrituras.

Saber simplemente lo que dice la Biblia acerca de Jesús, no es suficiente. Después que usted llega a saber quién es Él, y qué vino a hacer, debe responder: ¿Qué hará con Jesús? Escuchar la verdad y rechazarla es suicidio espiritual, pero quienes creen y aceptan a Jesucristo, reciben vida eterna.

sábado, 23 de abril de 2011

La vida central de todos los tiempos


Nació en una oscura aldea, hijo de una mujer campesina. Creció en otra aldea, donde trabajó como carpintero, hasta la edad de treinta años. Entonces enseñó, predicó el evangelio, y sanó toda enfermedad y toda dolencia.
Nunca escribió un libro.
Nunca tuvo una oficina.
No estableció una familia ni poseyó un hogar.
No fue a la universidad.
Nunca visitó una ciudad grande.
Nunca viajó a más de 320 kilómetros del lugar de su nacimiento.
Nunca hizo ninguna de las cosas que se asocian usualmente con la grandeza.
Jamás presentó credenciales, porque no las tenía; el era su propia credencial.
Había llegado apenas a los 30 años cuando la corriente de la opinión pública se volvió en su contra.
Sus amigos huyeron.
Fue entregado a sus enemigos y se le sujetó a la farsa de un juicio.
Fue clavado en una cruz, entre dos ladrones.
Mientras agonizaba, sus verdugos echaban suertes sobre sus ropas, única propiedad que tuvo en este mundo.
Cuando murió, fue depositado en una tumba prestada, gracias a la piedad de un amigo.
Casi 20 siglos han pasado, y ahora es la figura central de la raza humana, y guía del progreso del hombre.
Ni todos los ejércitos que han marchado, ni todos las escuadras que hayan navegado, ni todos los parlamentos que hayan sesionado, ni todos los reyes que hayan reinado, puestos juntos, habrán afectado la existencia del hombre sobre esta tierra, como lo ha hecho esa única vida central de todos los siglos.
No fue médico - y curó todas las enfermedades.
No fue abogado - y explicó todos los principios básicos de la ley.
No fue escritor - e inspiró las obras cumbres de la literatura.
No fue poeta ni músico - y es alma de todos los poemas inmortales.
No fue artista - y llenó de luz a los genios de todos los tiempos.
No fue estadista - y fundó las más sólidas instituciones de la sociedad.
No fue general - y conquistó a millones de corazones en el mundo.
No fue descubridor - y demostró a los mortales los mundos de la inmortalidad.