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viernes, 5 de enero de 2018

Lecciones que aprendemos en medio de pruebas


Lecciones que aprendemos en medio de pruebas

Leer | Juan 6.1-14
La Palabra de Dios es un tesoro muy práctico. Los relatos y los principios que se encuentran en los Evangelios son tan aplicables hoy como lo fueron en los días de Jesús. Todos, tarde o temprano, tendremos problemas que parecerán no tener solución. Por tanto, necesitamos recordar que los problemas son oportunidades para que el Señor nos enseñe lecciones valiosas que no aprenderíamos de otra manera.
La preeminencia de Dios supera los recursos humanos. Cuando Jesús preguntó: “¿De dónde compraremos pan para que coman éstos?” (v. 5), Felipe reconoció rápidamente su propia limitación. Aunque Cristo sabía desde un principio lo que iba a hacer, estaba enseñando a sus discípulos que el plan perfecto y el poder para implementarlo provienen de Dios, no de soluciones ni recursos humanos.
Aunque Cristo pudo haber hecho el pan con su sola palabra, eligió utilizar a personas para lograr su propósito. Andrés miró a su alrededor buscando algo para comer, un muchacho renunció a su pequeño almuerzo, y los discípulos organizaron a la multitud y distribuyeron la comida que Jesús había multiplicado. Cada paso requirió confianza y obediencia, especialmente porque el método de Cristo parecía ilógico.
Dios sabe cómo resolver su problema, pero Él puede decidir solicitarle su cooperación, incluso hasta pedirle que haga algo que no parece razonable. Pero recuerde que cada vez que rendimos a Él nuestras soluciones deficientes y nuestros escasos recursos, y damos un paso al frente en obediencia, el Señor hace grandes cosas en nosotros y por medio de nosotros.

viernes, 15 de diciembre de 2017

Los problemas y la oración


Los problemas y la oración

Cuando el rey de Judá proclamó un ayuno nacional para buscar la ayuda de Dios, personas de todas las poblaciones se reunieron para orar. Las acciones y las palabras de Josafat nos enseñan verdades importantes en cuanto a la solución de problemas mediante la oración.
• Dios es más grande que nuestros problemas. El rey dijo que Dios era el gobernante todopoderoso de las naciones, contra quien nadie podía resistir (v. 6). Muchos problemas están más allá de nuestra capacidad de solución, pero nada es imposible para Él (Jer 32.17; Mt 19.26). Si oramos mientras nos concentramos en su grandeza, nuestros problemas se reducirán a la proporción adecuada.
• Dios quiere que otros se unan a nosotros en las oraciones que hacemos. Familias enteras de Judá respondieron al llamado del rey, y se reunieron delante de Dios (2 Cr 20.13). La oración tuvo también un papel central en la vida de la iglesia primitiva (Hch 2.42).
• Por medio de la oración, el Señor nos dará la solución al problema. Su respuesta puede ser precisamente lo que le pedimos, o algo totalmente inesperado; Él puede decirnos que esperemos en vez de actuar, o puede dirigirnos a involucrarnos en algo nuevo. En cualquier caso, la dirección de Dios será de acuerdo con su voluntad perfecta. Además de esto, Él puede pedirnos que demos un paso de fe.
No sabemos cuánto tiempo esperó el pueblo una respuesta, pero no actuaron hasta tenerla de parte de Dios. Él les dijo que no temieran ni se desanimaran, sino que confiaran en Él. De igual modo, la oración nos lleva a la presencia de Dios para que podamos recibir fuerzas y dirección.