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viernes, 6 de diciembre de 2024

Enfocados en Dios, no en los obstáculos

Enfocados en Dios, no en los obstáculos
Números 13.25-14.10

El Señor dio a los israelitas el encargo de ir y conquistar la tierra de Canaán. Ellos necesitaban un lugar en el cual pudieran crecer como pueblo de Dios. Es por eso que esta región del mundo fue escogida con este propósito.

Dirigido por Dios, Moisés envió doce hombres a espiar la tierra. ¡Qué decepción debe haber sufrido al escuchar los comentarios negativos que la mayoría de estos espías compartieron al volver! Solamente estaban poniendo sus ojos en los obstáculos que habían visto. Sin embargo, Caleb estaba seguro de que iban a vencerlos fácilmente (Nm 13.30), pues tenía puesto sus ojos en las promesas de Dios, no en las dificultades. Basaba su confianza en las palabras que el Señor había dicho a Abraham: “A tu descendencia daré esta tierra” (Gn 12.7).

El resto del pueblo no pensaba igual. Todos esos relatos acerca de gigantes y fortalezas los atemorizaron.

Normalmente, obstáculos como esos podían haber asustado a cualquiera, pero no al pueblo de Israel, pues ellos servían a un Dios que les había probado lo que podía hacer. Dios había divido al mar Rojo para que escaparan de Faraón, y los había alimentado en el desierto.

Cuando nos enfocamos en los obstáculos, nuestra visión se distorsiona. Los problemas se hacen tan grandes que nos impiden dar el próximo paso de fe.

Cuando Dios nos pide hacer algo, podemos estar seguros de que también nos brindará su ayuda para vencer cualquier dificultad que esté frente a nosotros. Si imitamos a los israelitas y nos negamos a seguir adelante por el temor que sentimos, perderemos las bendiciones que el Señor ha preparado para quienes hacen su voluntad.

martes, 24 de septiembre de 2024

Cuando Dios nos hace esperar

Cuando Dios nos hace esperar
Salmo 25.4-5

En el camino de la vida, las decisiones cruciales son como intersecciones que nos llaman a elegir qué camino tomar. Si nos apresuramos a actuar sin buscar saber qué piensa el Señor, el camino que tomemos puede dar lugar a remordimientos y sufrimientos. Aunque el Señor está listo y dispuesto a ofrecer dirección clara, Él no siempre la da con rapidez.

Saber que Él tiene una buena razón para no dar su instrucción de inmediato, puede ayudarnos a esperar su dirección con paciencia.

A veces, Dios permite que estemos confundidos para llamar nuestra atención. Cuando todo está funcionando sin problemas, tendemos a olvidarnos del Señor. Pero la incertidumbre nos lleva de regreso a Él como si fuera un imán. Al alinear nuestros pasos con los suyos, y andar en sumisión al Espíritu Santo, abrimos nuestros oídos para escuchar su voz.

Nuestro período de espera es el tiempo de preparación de Dios. Para lograr sus propósitos soberanos, Él puede hacernos esperar mientras coordina los hechos para que coincidan con su voluntad. A veces, el Señor tiene que trabajar en nosotros antes de que estemos listos para encargarnos de lo que ha dispuesto para nuestro futuro.

Además, la espera nos ayuda a crecer espiritualmente —si recibiéramos la dirección de Dios al instante, rara vez tendríamos la oportunidad de ejercitar nuestra fe. La madurez se hace evidente en la capacidad de esperar con confianza.

Si la impaciencia le hace adelantarse al tiempo del Señor, se arriesga a salir de su voluntad y a perder sus bendiciones. Pero si espera hasta que Él le dé dirección clara, usted andará en la paz de Dios con seguridad, en vez de estar dando vueltas con ansiedad y confusión.

viernes, 30 de agosto de 2024

Las promesas de Dios fortalecen nuestra fe


Las promesas de Dios fortalecen nuestra fe


2 Pedro 1.3-4

Las promesas de Dios son preciosas. No solamente nos recuerdan su interés en nosotros, sino también nos dan esperanza y aliento en los momentos difíciles. Pero antes de apropiarnos de una promesa, debemos examinarnos en tres categorías: fe, obediencia y paciencia.

Primero, debemos poner la fe en Cristo como nuestro Salvador personal y vivir de acuerdo a nuestra fe en Él.

Obedecer a Dios también es necesario. Si seguimos desobedeciendo al Señor voluntariamente, Él no estará obligado a cumplir su promesa (1 P 3.12).

Por último, la paciencia es otro requisito. Dios actúa según su calendario para lograr sus propósitos, conforme a su plan perfecto. Esperar en Él es necesario.

A veces, parecerá como si alguna promesa divina no se está cumpliendo. En ese caso, eche una segunda mirada al pasaje bíblico para asegurarse de que se aplica a usted.

Después, compruebe que ha llenado todos los requisitos, y considere si hay una necesidad verdadera. Si tiene todavía el convencimiento de que la promesa se aplica a usted, entonces puede profundizar un poco más en la petición. ¿Será honrado el Señor cuando se cumpla esta promesa? ¿Puede Él responder esta oración sin que resulten afectadas otras personas, o estorbar la voluntad de Él para sus vidas? ¿Me ayudará esto a crecer espiritualmente? Estas preguntas le ayudarán a orar adecuadamente.

El Espíritu Santo es nuestro maestro que nos enseñará las promesas del Señor Jesucristo. Él quiere edificar nuestra fe por medio de la Biblia, darnos el aliento necesario para obedecer, y desarrollar en nosotros el fruto de la paciencia.

martes, 30 de enero de 2024

La respuesta de Dios a nuestras oraciones


 La respuesta de Dios a nuestras oraciones

1 Juan 5.13-15

En respuesta a nuestras oraciones, el Señor usa su poder para penetrar las mentes cerradas y los corazones endurecidos. De esta manera, Él conduce a la persona a la salvación de pecados y transforma su vida pecaminosa.

Todos queremos que nuestras peticiones sean concedidas, por lo que es importante entender las condiciones de Dios para responder las oraciones. Además de relacionarnos con Él (Jn 3.3) y de confesar todo pecado del que tengamos conciencia, debemos confiar en que su Palabra es verdadera y sus promesas son ciertas. La Biblia, que fue escrita por inspiración divina mediante hombres, es infalible. En este Libro maravilloso, el Señor revela su naturaleza —santa, soberana y perfecta— y presenta su plan de salvación (Ro 10.9). Debido a que las promesas de Dios están basadas en su carácter perfecto, podemos tener la seguridad de que Él hará lo que dice; de lo contrario, no sería Dios. Y las promesas del Señor son confiables, pues Él siempre habló las palabras del Padre (Jn 12.49).

Otra condición es que pidamos de acuerdo con los propósitos del Señor. Debemos orar por las cosas que armonicen con su naturaleza y plan. Dios quiere que discernamos su voluntad, que oremos para que ella se lleve a cabo y que hagamos nuestra parte en su cumplimiento (Mt 6.9-10). El Espíritu Santo nos ayudará a saber cómo orar.

Se necesita invertir tiempo para orar de la manera que Dios nos lo pide. Y, en respuesta, Él hará muchísimo más de lo que podamos pedir o entender (Ef 3.20).

miércoles, 3 de junio de 2020

La sangre preciosa de Jesús

PROMESAS Y ROSARIO DE LA PRECIOSA SANGRE DE CRISTO

La sangre preciosa de Jesús

1 Pedro 1.17-19

¿Qué valora usted? Tal vez sea una reliquia familiar que no solamente es costosa sino que también tiene un valor sentimental. O tal vez los seres que más ama. O pueden ser su salvación, la Biblia, o su familia de la iglesia; pero si usted es realmente sincero, la sangre de Jesús probablemente no estuvo en la lista.

La cultura cristiana de hoy necesita una versión objetiva de la salvación. Hablamos de la gracia y el perdón de Dios, y cantamos de su amor por nosotros, pero rara vez mencionamos la sangre de Jesús. Sin embargo, esa es la única base para nuestra salvación. Porque el Señor es recto y justo, Él no puede amar a los pecadores de modo que alcancen el cielo, o perdonarlos, simplemente porque se lo pidan. Cada pecado cometido tiene que recibir su justo castigo, y la paga del pecado es la muerte (Ro 6.23).

El Señor tuvo solo dos disyuntivas para ocuparse de la humanidad caída. Podía dejar que la justicia llevara a la condenación a toda la humanidad, o podía proveer un sustituto para que pagara el castigo por cada persona. Pero este sustituto tenía que ser sin defecto (Dt 17.1). La única manera de salvarnos de la separación eterna en el infierno, fue enviar a su Hijo amado a la Tierra como el Dios-hombre, quien viviría sin cometer pecado y moriría en nuestro lugar.

La sangre que manó de las heridas de Cristo compró nuestra salvación. Si quiere valorar realmente lo que Él hizo, piense en Él colgando en esa cruz solo por usted. 

Con ese pensamiento en mente, considere cómo debería vivir. 

Él se entregó sin reservas por usted, ¿qué le está dando usted a Él?


viernes, 9 de febrero de 2018

No tema


No tema

Podemos esperar en algún momento de la vida ser sacudidos por las turbulencias. Tal vez ya hemos experimentado algunas, y podemos estar seguros de que vendrán más. Nuestra situación puede ser tan grave que nos preguntamos: ¿Cómo voy a salir de esto?
Piense en la vez que los discípulos se encontraban en las turbulentas aguas del Mar de Galilea. La Biblia nos dice que las olas golpeaban su embarcación, y que el viento les era contrario. En medio de la tormenta, los discípulos pensaron que veían a un fantasma que se les acercaba. Estos hombres adultos, algunos de los cuales eran experimentados pescadores, gritaron atemorizados. Su temor no disminuyó hasta que se dieron cuenta de que era Jesús caminando hacia ellos.
¿Qué sucedió cuando reconocieron que era el Señor? Recibieron . . .
• Consuelo en medio de la crisis. Se tranquilizaron cuando se dieron cuenta de que Jesús estaba con ellos y de que Él los cuidaría.
• Valentía para enfrentar la prueba. Pedro encontró la valentía para obedecer a Jesús y salir de la barca.
• Confianza para su futuro. Entendieron que la presencia de Jesús no podía alejarse por los severos vientos.
¿Qué olas o vientos le están azotando? ¿Tiene temor? Pídale al Señor que le muestre su presencia en su situación y que llene sus sentidos con esa conciencia. Cierre sus ojos, e imagínelo a su lado sosteniéndole fuertemente. Deje que sus oídos escuchen su susurro de confianza y amor. Llene su mente con el conocimiento de sus promesas y sea fortalecido por la fuerza, el consuelo y el valor que Él ofrece.
Enviado desde el Templo Cristiano Pasos de Fe
Av. Fermín Errea 1386 Mar del Plata – Argentina

viernes, 15 de diciembre de 2017

Los problemas y la oración


Los problemas y la oración

Cuando el rey de Judá proclamó un ayuno nacional para buscar la ayuda de Dios, personas de todas las poblaciones se reunieron para orar. Las acciones y las palabras de Josafat nos enseñan verdades importantes en cuanto a la solución de problemas mediante la oración.
• Dios es más grande que nuestros problemas. El rey dijo que Dios era el gobernante todopoderoso de las naciones, contra quien nadie podía resistir (v. 6). Muchos problemas están más allá de nuestra capacidad de solución, pero nada es imposible para Él (Jer 32.17; Mt 19.26). Si oramos mientras nos concentramos en su grandeza, nuestros problemas se reducirán a la proporción adecuada.
• Dios quiere que otros se unan a nosotros en las oraciones que hacemos. Familias enteras de Judá respondieron al llamado del rey, y se reunieron delante de Dios (2 Cr 20.13). La oración tuvo también un papel central en la vida de la iglesia primitiva (Hch 2.42).
• Por medio de la oración, el Señor nos dará la solución al problema. Su respuesta puede ser precisamente lo que le pedimos, o algo totalmente inesperado; Él puede decirnos que esperemos en vez de actuar, o puede dirigirnos a involucrarnos en algo nuevo. En cualquier caso, la dirección de Dios será de acuerdo con su voluntad perfecta. Además de esto, Él puede pedirnos que demos un paso de fe.
No sabemos cuánto tiempo esperó el pueblo una respuesta, pero no actuaron hasta tenerla de parte de Dios. Él les dijo que no temieran ni se desanimaran, sino que confiaran en Él. De igual modo, la oración nos lleva a la presencia de Dios para que podamos recibir fuerzas y dirección.

miércoles, 4 de marzo de 2015

Devocional

Lectura 4 de Marzo -  "Yo honraré a los que me honran."
1 Samuel 2: 30.  

¿Hago de la honra de Dios el gran objetivo de mi vida y la regla de mi conducta?
Si es así, Él me honrará. Puede ser que por un tiempo no reciba ninguna honra del hombre, pero Dios mismo pondrá honor en mí de la manera más eficaz. Estar dispuesto a ser avergonzado por motivos de conciencia se encontrará al final que es el camino más seguro para la honra.  Elí no había honrado al Señor al no gobernar bien su casa, y sus hijos no habían honrado al Señor con un comportamiento digno de su sagrado oficio, y, por tanto, el Señor no los honró a ellos , sino que retiró el sacerdocio de su familia, e hizo que el joven Samuel fuera el gobernante de la tierra en lugar de cualquier persona del linaje de ellos. Si quiero ver a mi familia ennoblecida, he de honrar al Señor en todas las cosas.  Dios podría permitir que el malvado alcance honras mundanas; pero la dignidad que Él mismo otorga, incluso la gloria, el honor, y la inmortalidad, es reservada para aquellos que mediante santa obediencia procuran honrarlo a Él .  Qué puedo hacer en este día para honrar al Señor? Voy a promover Su gloria a través de un testimonio verbal, y por medio de mi obediencia práctica. También voy a honrarlo con mis bienes, y ofreciéndole un servicio especial. He de sentarme y pensar cómo puedo honrarlo, puesto que Él me honrará. 

domingo, 15 de febrero de 2015

Devocional

Lectura 15 de Febrero  - 
"El Señor se acordó de nosotros; nos bendecirá."
Salmo 115: 12. 

Yo puedo poner mi sello en la primera frase. ¿No puedes hacerlo tú? Sí, Jehová se ha acordado de nosotros, nos ha provisto, nos ha consolado, nos ha liberado y nos ha guiado. En todos los movimientos de Su providencia se ha acordado de nosotros, sin pasar nunca por alto nuestros asuntos por mínimos que sean. Su mente ha estado llena de nosotros: esa es otra forma de decir que "se acordó" . Este ha sido el caso todo el tiempo, sin ninguna interrupción. Sin embargo, en momentos especiales, hemos visto más claramente Su interés, y queremos recordar esos momentos con desbordante gratitud. Sí, sí, "el Señor se acordó de nosotros."  La siguiente frase es una inferencia lógica de la anterior. Como Dios es inmutable, Él continuará acordándose de nosotros en el futuro, tal como lo ha hecho en el pasado; y que nos recuerde es equivalente a que nos bendiga.
Pero tenemos aquí no sólo una conclusión de la razón sino una declaración de la inspiración: recibimos esto sobre la base de la autoridad del Espíritu Santo: "NOS BENDECIRÁ" . Esto quiere decir cosas grandes e inescrutables. La propia amplitud de la promesa indica su infinito alcance. Él nos bendecirá de conformidad a Su propia divina manera, y lo hará por siempre y para siempre. Por tanto, cada uno de nosotros ha de decir: "¡Bendice, alma mía, a Jehová!" 

jueves, 12 de febrero de 2015

Devocional

Lectura 12 de Feb -   "Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre." Génesis 13:14,15.   Una bendición especial para una ocasión memorable. Abram había resuelto una disputa familiar. Había dicho:"No haya ahora altercado entre nosotros dos, porque somos hermanos" ; y por esto él recibió la bendición que pertenece a los pacificadores. El Señor y dador de paz se deleita en manifestar Su gracia a quienes buscan la paz y la siguen. Si deseamos una comunión más íntima con Dios, hemos de mantenernos muy cerca de las vías de paz.  Abram se había portado muy generosamente con su pariente, dándole lo que eligiera de la tierra. Si nos negamos a nosotros mismos por causa de la paz, el Señor nos compensará con creces. El patriarca puede reclamar todo aquello que pueda ver, y nosotros podemos hacer lo mismo por la fe. Abram tuvo que esperar la posesión real, pero el Señor le legó la tierra a él y a su posteridad. Bendiciones ilimitadas nos pertenecen por el don del pacto. Todas las cosas son nuestras. Cuando complacemos al Señor, nos pide que miremos a todos lados, y que veamos todo como nuestro, sea lo presente, sea lo porvenir, todo es nuestro, y nosotros de Cristo, y Cristo de Dios. 

miércoles, 11 de febrero de 2015

Devocional

Lectura 11 de Febrero  - 
"Mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos."
Isaías 44: 3. 

Nuestros amados hijos no tienen el Espíritu de Dios por naturaleza, como podemos verlo claramente. Vemos mucho en ellos que nos hace temer en cuanto a su futuro, y esto nos conduce a una oración agonizante. Cuando un hijo se torna especialmente perverso, clamamos con Abraham:"Ojalá Ismael viva delante de ti." Preferimos que nuestras hijas sean como Ana antes que sean emperatrices. Este versículo debería alentarnos grandemente. Sigue a las palabras:"No temas, siervo mío Jacob" , y ha de desterrar nuestros temores.  El Señor dará Su Espíritu; lo dará abundantemente, derramándolo; lo dará eficazmente, de tal forma que será una bendición real y eterna. Bajo este derramamiento divino, nuestros hijos pasarán al frente, y"Este dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob."  Esta es una de esas promesas relativas a las cuales el Señor quiere nuestra oración. ¿No deberíamos, en determinados momentos, de una manera clara, orar por nuestros descendientes? Nosotros no podemos darles corazones nuevos, pero el Espíritu Santo sí puede; y es fácil suplicarle a Él. El grandioso Padre se complace en las oraciones de los padres y de las madres. ¿Tenemos a algunos seres queridos fuera del arca? No descansemos hasta que sean introducidos con nosotros por la propia mano del Señor. 

domingo, 8 de febrero de 2015

Devocional

Lectura 8 de Febrero -   "Siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia."
Isaías 41: 10.  

El temor de caer es saludable. Ser osado no es un signo de sabiduría. Nos llegan tiempos cuando sentimos que debemos desplomarnos a menos que tengamos un muy especial sustento. Aquí lo tenemos. La diestra de Dios es un grandioso apoyo. Observen que no sólo dice Su mano, aunque mantenga el cielo y la tierra en sus lugares, sino Su diestra : Su poder unido a la habilidad, Su poder donde es más diestro. Pero esto no es todo; está escrito:"Siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia ." Esa mano que Él utiliza para mantener Su santidad, y para ejecutar Sus reales sentencias, es la que será extendida para sostener a los que confían en Él. Estar temerosos es nuestro peligro, pero estar gozosos es nuestra seguridad. Los diablos no pueden derribar al hombre a quien Dios sostiene.  Nuestros pies pueden ser débiles, pero todopoderosa es la diestra de Dios. El camino puede ser áspero, pero la Omnipotencia es nuestro sustento. Podemos seguir adelante valerosamente. No caeremos. Apoyémonos continuamos en el apoyo de todas las cosas.  Dios no retirará Su fortaleza, pues Su justicia está también allí: Él será fiel a Su promesa, y fiel a Su Hijo, y, por tanto, fiel a nosotros. ¡Cuán felices deberíamos estar! ¿No lo estamos?