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viernes, 4 de octubre de 2024

La victoria sobre la falta de perdón

La victoria sobre la falta de perdón
Mateo 18.21-35

Inmediatamente después de enseñar a sus discípulos cómo orar, el Señor Jesús hizo una advertencia en cuanto a no dejar que la falta de perdón se anide en el corazón. Dijo que quienes se niegan a perdonar a otros no serán perdonados por el Padre.

Los creyentes no pierden su salvación cuando rehúsan perdonar pero interrumpen su relación con Dios. La actitud rencorosa estorba la confesión y el arrepentimiento. El Señor no puede pasar por alto el pecado, y su Espíritu le hará saber al creyente cuando exhibe una conducta pecaminosa, hasta que se ocupe de ella.

El perdón es un acto de la voluntad más que del corazón.

Muchas veces, las personas no sienten que deben tener misericordia con quienes las han agraviado. Pero un espíritu rencoroso se convierte en una carga terrible. El Señor sabe que el perdón es lo mejor, aun cuando sea difícil.

Usted no se encargará de un pecado hasta que lo vea como Dios lo ve. Por tanto, acepte toda la responsabilidad por su actitud, y reconozca que eso es una violación de su Palabra. Acuda a la misericordia divina, y pídale a Dios que le dé fuerzas para despojarse de la ira y el resentimiento.

Como parte de su decisión de avanzar en la gracia, cultive el hábito de orar por quienes le hirieron. Y si el Señor lo impulsa a hacerlo, busque el perdón de esas personas por su actitud pecaminosa.

Un espíritu de amargura y resentimiento no corresponde con lo que somos en Cristo.

Ni tampoco es saludable andar con una actitud de enfado.

Por eso es tan importante perdonar.

Decida verse libre de su carga; el Señor prometió hacernos libres si le entregamos nuestros pecados (Jn 8.36).

jueves, 8 de febrero de 2018

Cambió de enfoque


Cambio de enfoque

Leer | Juan 15.18-21
No hay nada que pueda tocar la vida de un creyente, a menos que le suceda porque Dios así lo haya permitido. Eso significa que Él tiene el control total, aun cuando parezca que se le ha permitido a Satanás desbocarse en nuestra contra.
Atrapado en una prisión romana, Pablo sabía que Dios podía rescatarlo; después de todo, Él había quitado las cadenas de Pedro (Hch 12.7). Pero Pablo no estaba esperando con impaciencia la liberación. Porque creía que Dios permitía todo por alguna razón, Pablo seguía haciendo el trabajo del reino —incluso encadenado.
En efecto, el Señor tiene un propósito para todo lo que trae a la vida de una persona. Aunque podemos desear desesperadamente que nuestras circunstancias cambien, Dios permitirá que pasemos por una situación determinada para que esto traiga, al final, el resultado más favorable.
El tiempo que pasó Pablo en la prisión resultó ser un beneficio para el evangelio, aunque, lógicamente, la difusión de la Palabra debió haber sido severamente obstaculizada por el confinamiento de un predicador tan grande. Durante dos años había estado custodiado por muchos de los selectos soldados pretorianos (Fil 1.13), y sabemos de lo que Pablo debió haberles hablado —¡de Cristo!
En la Biblia no hay ningún versículo que diga que a los creyentes se les ha prometido una vida fácil. En realidad, la Palabra de Dios advierte lo contrario; dice que tendremos problemas (Jn 16.33). Pero, al igual que Pablo, podemos elegir vivir por encima de nuestras circunstancias al comprender que Dios tiene un plan, con el fin de utilizar nuestras experiencias para nuestro bien y para el de los demás.

viernes, 13 de mayo de 2016

Cómo vencer la preocupación enfermiza

Cómo vencer la preocupación enfermiza

Leer | SALMO 37

Una vez que comprendemos cómo debilita la preocupación enfermiza la confianza en nuestro Padre celestial, y lo deseoso que está el Señor de librarnos de ella, es preciso que veamos algunas fuentes comunes de preocupación que podemos evitar.

La primera de ellas, es aprender a no prestar atención a las personas negativas. Hay muchos generadores de pesimismo a nuestro alrededor. Estoy seguro de que todos podemos pensar en diversas fuentes de pensamiento negativo, y en los pasos que podemos dar para evitarlos; esas fuentes pueden ser un vecino o un noticiero que nos sume en el desaliento. No tenemos que escuchar algo malo solo porque esté causando alboroto.

Almacenar tesoros en este mundo, es otra cosa que debemos evitar. Cuantos más bienes terrenales acumulemos, mayor será la tentación de angustiarnos por lo que podría pasarles a las cosas que tenemos.

Seremos dominados, bien sea por lo material, o por lo espiritual. El Señor lo dijo de esta manera: “No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Mt 6.24). Para evitar servir al amo incorrecto, debemos elegir deliberadamente buscar primero el reino de Dios y su justicia (v. 33). Esto significa que debemos esforzarnos por ser obedientes, y someternos al plan de Dios, mientras Él nos conforma a la imagen de Cristo.

La ansiedad puede ser vencida, pues Dios entiende nuestra propensión a preocuparnos. Por eso ha prometido que al poner sus asuntos en primer lugar, nuestras necesidades serán satisfechas. Cuanta más prioridad demos a Dios, menos terreno ganará la preocupación en nuestra vida.

sábado, 18 de febrero de 2012

Los fundamentos de la vida cristiana: "Arrepentimiento; Cómo hacer frente al pecado"


a) Escrituras clave
Hechos 2:38-39 Lucas 15:7-10 Ezequiel 18:30-32

b) Introducción
Para convertirse en cristiano, o hijo de Dios, el primer paso necesario es arrepentirse. Mirar el griego y hebreo originales nos da más comprensión del significado de esta palabra. La palabra griega traducida por "arrepenti¬miento" es "metanoia" la cual significa tener otra opinión, o cambiar de curso después de una mayor comprensión (Mateo 4:17; Marcos 1:15). Una de las palabras hebreas traducida como "arrepentimiento" es "shub" que significa "volver atrás"; es decir, cambiar de sentido en nuestro experimentar (1 Reyes 8:47; Ezequiel 14:6). Hoy día, la palabra "arrepentimiento" ha llegado a significar sencillamente sentir pena por lo que hemos hecho, o lamentar algo, pero como se puede ver, en términos bíblicos tiene un significado más profundo que este. Arrepentirse es el primer movimiento del discipulado.

c) ¿Cuál es el arrepentimiento verdadero?
Es un cambio de sentido completo en pensamiento y acción.

(I) Nosotros cambiamos nuestro pensamiento
Existe una nueva perspectiva de la naturaleza, horror y consecuencia del pecado. Existe un reconocimiento de que lo que somos en nosotros mismos es profundamente aborrecible a un Dios santo,

(II) Nosotros cambiamos nuestras acciones
Nos volvemos hacia Dios desde nuestra desobediencia, egoísmo y rebelión. Nos apartamos del pecado y sometemos nuestra vida a Dios y hacemos a Jesús nuestro Señor.
Es nuestra responsabilidad el arrepentimos. Todos hemos pecado y, por tanto, todos tenemos la necesidad de aceptar a Jesús como nuestro Señor y Salvador. En la cruz Jesús pagó el precio de nuestro pecado y nos llevó de nuevo a una relación con Dios, pero nosotros tenemos que arrepentimos de nuestros pecados y luego vivir con Jesús como nuestro Señor. Dios no puede hacer nada más, el resto es asunto nuestro.

d) Tres elementos importantes en el arrepentimiento

(I) E1 arrepentimiento es cognoscitivo
Esto significa muy sencillamente que hay algo que tiene que ser comprendido. El arrepentimiento envuelve el reconocimiento de nuestro pecado y su horror a los ojos de un Dios santo. Dios quiere que veamos nuestro pecado y que lo comparemos con su santidad. Dios quiere que veamos dónde estamos ante El. Quiere que le entreguemos nuestra vida en sus manos y que dejemos al Espíritu Santo mostrarnos estas cosas, en especial mientras leemos la Palabra de Dios.

(II) El arrepentimiento es emocional
Si verdaderamente reconocemos nuestro estado ante Dios tendremos una poderosa reacción emocional (Isaías 6:5). Envolverá un sentido profundo de ofensa y lamentación (Salmos 51:9). Sentiremos el peso de todo lo malo en nuestra vida. Este sentimiento puede ser verdaderamente quitado sólo cuando lleguemos al punto de recibir perdón de Dios (2 Corintios 7:9-10). La tristeza que es, según Dios, parte de la manera en que el Espíritu Santo nos lleva al punto donde recibiremos la Palabra de Dios para nuestra vida.

(III) El arrepentimiento es por voluntad propia
Esto es, envuelve la voluntad. El arrepentimiento es un cambio de opinión, de corazón y de propósito; definitivamente, toda la dirección de la vida de uno. Es conversión. Es un "cambio de sentido" y el principio de una nueva vida bajo el poder de Dios. La iniciativa de este acto de arrepentimiento se encuentra en Dios, en que El nos muestra nuestra necesidad y nuestro estado ante El, pero nosotros debemos actuar sobre esta relación (Romanos 2:4). ¡La elección es nuestra!

e) El poder del perdón
El arrepentimiento no se encuentra solo, el perdón es su gemelo espiritual. Después de haber experimentado nuestro pobre estado en la presencia santa de Dios, necesitamos experimentar la grandeza del amor y misericordia de Dios. Dios nos dio a su Hijo unigénito para que tuviéramos perdón. Le costó mucho, pero esto es cuanto nos ama (1 Juan 1:7-9). Existe sólo una manera para deshacernos de nuestro pecado y eso es por la boca, es decir, confesarlo. Dios nos perdonará si nosotros, a la vez, tomamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador. Cuando lo hacemos Dios se olvida de que hemos pecado. El borra aquel pecado de su memoria. Ya no necesitamos sentirnos condenados o culpables, porque Dios nos ha aceptado.
¿ O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?
. (Romanos 2:4)

f) Preguntas y puntos de discusión
1. ¿Podemos arrepentimos de verdad si no sabemos realmente cómo Dios nos ve a nosotros, nuestra vida y acciones?
2. ¿Por qué no es suficiente sólo sentir pena por nuestros pecados?
3. ¿Será la vida aburrida y sosa al arrepentimos, si aparentemente tenemos que renunciar a tanto?
4. En términos prácticos, ¿qué involucrará el arrepentimiento verdadero en nuestra vida diaria?
5. Cuando seguimos el camino de Dios en vez del nuestro, ¿qué regirá nuestro corazón? (Coloseases 3:15-17).

g)Resumen y aplicación
1. A lo que nos entregamos y lo que damos de alimento a nuestra mente, acabará siendo lo más importante para nosotros.
2. Necesitamos arrepentimos y darle la espalda a nuestras costumbres pecaminosas y egoístas, y volvernos a Dios y seguir su camino. El nos ama, nos conoce y sólo quiere lo mejor para nosotros.
3. Necesitamos destronar el yo en nuestra vida y ofrecemos a Dios para ser de su propiedad. Dejar que Jesús sea nuestro Señor.