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domingo, 17 de agosto de 2025

Dar gracias en todo

Dar gracias en todo
Efesios 5.15-21

¿Por qué nos ordena Dios que le demos gracias, a pesar de las circunstancias? Esta idea desafía a la lógica humana. Pero por otro lado, el Señor raras veces confirma las reglas hechas por los hombres. Los principios de la Biblia son para propósitos específicos en la vida del cristiano. La gratitud nos mantiene conscientes de la presencia de Dios, lo cual cimenta nuestra confianza, y al final fortalece nuestro testimonio.

Debemos entender que la gratitud no se basa en las emociones ni es el resultado de alguna situación. Podemos estar agradecidos aun en medio de las pruebas, porque Dios ha prometido hacer que todas las cosas obren para nuestro bien (Ro 8.28). Eso significa que tiene un propósito en mente para cada prueba.

Nuestra responsabilidad es confiar en que Dios sacará algún bien de ella, y que nos hará saber su plan, lo que da mayor razón para darle gracias. Comprender lo que Él se propone renueva nuestras fuerzas para enfrentar las circunstancias difíciles. Expresar gratitud cambia nuestra actitud en cuanto a Dios, a nosotros mismos y a nuestras situaciones. La mayoría de las personas permiten que las heridas y las tensiones les creen un estado de ánimo pesimista, lo cual afecta negativamente cada aspecto de sus vidas. Pero los creyentes tienen el Espíritu Santo trabajando en su interior para darles valor y un caudal de agradecimiento.

Cuando demostramos agradecimiento en las circunstancias difíciles, los compañeros de trabajo, la familia y los amigos desearán tener la paz y energía que obtenemos al demostrar agradecimiento hacia Dios. Por eso, no importa por lo que esté usted pasando, siga adelante y desafíe la lógica alabando al Señor.

jueves, 14 de agosto de 2025

Un mandato difícil

Un mandato difícil
1 Tesalonisenses 5.16-18

Algunos versículos, como el de hoy, son más fáciles de memorizar que de practicar. Dar gracias es fácil, pero dar gracias en todo es una tarea casi imposible. La gratitud, a veces, parece fuera de lugar al considerar la intensidad del dolor o del malestar que estamos experimentando. Pero tenemos un Consolador que nos ayuda a practicar la gratitud en todas las situaciones.

El Espíritu Santo nos capacita para que hagamos lo que Dios pide, y nos enseña que el hábito de la gratitud es parte de su obra. El Salmo 92 (NTV) dice: "Es bueno dar gracias al SEÑOR, cantar alabanzas al Altísimo. Es bueno proclamar por la mañana tu amor inagotable y por la noche tu fidelidad," (vv. 1- 2). En otras palabras, debemos esperar y recordar constantemente su ayuda. Pero cuando los creyentes toman conciencia de situaciones dolorosas que no tienen una razón lógica para estar agradecidos, nuestro Consolador da la motivación y las palabras.

Dar gracias en medio del dolor no se produce ni espontáneamente ni aparte de la oración. El pasaje de hoy entrelaza las disciplinas del gozo, la oración y la acción de gracias ya que tanto el regocijo como la gratitud dependen de la comunicación regular con Dios. Una persona que no ora, se mantendrá demasiado abrumada por sus problemas. Hablar con el Señor obliga a los problemas a alejarse, para que puedan ser reemplazados por la paz.

¿Por qué nos dice el Señor que practiquemos la gratitud? Porque sabe que cuando nos enfocamos en su actividad en nuestra vida, nuestro espíritu es fortalecido, entonces nos regocijamos más, oramos con mayor fervor y aprendemos a dar gracias en todo.

martes, 29 de octubre de 2024

Cambio de enfoque

Cambio de enfoque
Juan 15.18-21

No hay nada que pueda tocar la vida de un creyente, a menos que le suceda porque Dios así lo haya permitido. Eso significa que Él tiene el control total, aun cuando parezca que se le ha permitido a Satanás desbocarse en nuestra contra.

Atrapado en una prisión romana, Pablo sabía que Dios podía rescatarlo; después de todo, Él había quitado las cadenas de Pedro (Hch 12.7). Pero Pablo no estaba esperando con impaciencia la liberación.

Porque creía que Dios permitía todo por alguna razón, Pablo seguía haciendo el trabajo del reino —incluso encadenado.

En efecto, el Señor tiene un propósito para todo lo que trae a la vida de una persona. Aunque podemos desear desesperadamente que nuestras circunstancias cambien, Dios permitirá que pasemos por una situación determinada para que esto traiga, al final, el resultado más favorable.

El tiempo que pasó Pablo en la prisión resultó ser un beneficio para el evangelio, aunque, lógicamente, la difusión de la Palabra debió haber sido severamente obstaculizada por el confinamiento de un predicador tan grande.

Durante dos años había estado custodiado por muchos de los selectos soldados pretorianos (Fil 1.13), y sabemos de lo que Pablo debió haberles hablado —¡de Cristo!

En la Biblia no hay ningún versículo que diga que a los creyentes se les ha prometido una vida fácil.

En realidad, la Palabra de Dios advierte lo contrario; dice que tendremos problemas (Jn 16.33).

Pero, al igual que Pablo, podemos elegir vivir por encima de nuestras circunstancias al comprender que Dios tiene un plan, con el fin de utilizar nuestras experiencias para nuestro bien y para el de los demás.

viernes, 25 de octubre de 2024

El alcance de nuestra gratitud

El alcance de nuestra gratitud
1 Tesalonicenses 5.12-24

¿Se ha dado cuenta de que la Biblia contiene mandatos, pero no la explicación de cómo cumplir con ellos?

Sabemos que la Biblia contiene todo lo que necesitamos saber para obedecer a Dios. Sin embargo, a veces desearíamos recibir instrucciones detalladas.

Por ejemplo, el versículo 18 del pasaje de hoy dice simplemente: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.

Ahora bien, ¡esas sí que son palabras mayores! Nos apresuramos a dar gracias al Señor por las bendiciones, tales como un nuevo bebé, una nueva casa, o un nuevo trabajo, pero ¿qué de la enfermedad, del dolor, de las dificultades o de las pérdidas? ¿Cómo podemos estar agradecidos por tales cosas? La respuesta es que no podemos —a menos que reconozcamos que Dios trae o permite el dolor y las dificultades en la vida por sus buenos propósitos para con nosotros, y para su gloria.

José es un ejemplo de esta verdad. Sus hermanos lo vendieron como esclavo, pero Dios usó su difícil situación para salvar la vida de muchas personas, entre ellas a sus mismos hermanos (Gn 50.20).

Cuando elegimos la gratitud en vez de la amargura, reconocemos que el Señor es bueno, incluso cuando las circunstancias no lo sean.

Hay muchas cosas que nunca seremos capaces de entender en este mundo, pero hay algo de lo que podemos estar muy seguros: Nuestro Dios es bueno. Además, sus propósitos son buenos, y Él ha prometido estar con nosotros en cada circunstancia. Si creemos esto, podemos dar gracias en todo. 

martes, 6 de febrero de 2018

El alcance de nuestra gratitud


El alcance de nuestra gratitud

¿Se ha dado cuenta de que la Biblia contiene mandatos, pero no la explicación de cómo cumplir con ellos? Sabemos que la Biblia contiene todo lo que necesitamos saber para obedecer a Dios. Sin embargo, a veces desearíamos recibir instrucciones detalladas. Por ejemplo, el versículo 18 del pasaje de hoy dice simplemente: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.
Ahora bien, ¡esas sí que son palabras mayores! Nos apresuramos a dar gracias al Señor por las bendiciones, tales como un nuevo bebé, una nueva casa, o un nuevo trabajo, pero ¿qué de la enfermedad, del dolor, de las dificultades o de las pérdidas? ¿Cómo podemos estar agradecidos por tales cosas? La respuesta es que no podemos —a menos que reconozcamos que Dios trae o permite el dolor y las dificultades en la vida por sus buenos propósitos para con nosotros, y para su gloria.
José es un ejemplo de esta verdad. Sus hermanos lo vendieron como esclavo, pero Dios usó su difícil situación para salvar la vida de muchas personas, entre ellas a sus mismos hermanos (Gn 50.20). Cuando elegimos la gratitud en vez de la amargura, reconocemos que el Señor es bueno, incluso cuando las circunstancias no lo sean.
Hay muchas cosas que nunca seremos capaces de entender en este mundo, pero hay algo de lo que podemos estar muy seguros: Nuestro Dios es bueno. Además, sus propósitos son buenos, y Él ha prometido estar con nosotros en cada circunstancia. Si creemos esto, podemos dar gracias en todo.

lunes, 27 de diciembre de 2010

"DAD GRACIAS EN TODO"


“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18).

Una familia se sentó a la mesa, en determinada mañana, para tomar el café. Como era costumbre, el padre hizo la oración de agradecimiento por el alimento, pidiendo a Dios que bendijese lo que estaban comiendo. Luego a seguir, como era su mala costumbre, empezó a murmurar sobre los tiempos difíciles y las luchas por las cuales estaban pasando.

Reclamó de la pésima comida que eran forzados a comer, de la forma como ella era preparada y mucho más. Su hija pequeña, interrumpiéndolo, habló: “Padre, cree que Dios oyó lo que dijo algunos minutos atrás”? “Ciertamente”, contestó el padre con aire confiante de un buen instructor.

“Y Él oyó lo que usted dijo sobre el café y lo que comemos con él”? “Desde luego” el padre contestó, pero no con tanta confianza como antes. Entonces, su pequeña hija preguntó nuevamente: ” Entonces, padre, en cual de sus dos palabras Dios creyó”?

¿Será que tenemos el mismo hábito malo del hombre de nuestra ilustración? O confiamos en Dios o no confiamos. No podemos agradecer por Su atenciones y por sus bendiciones y continuar reclamando de todo y de todos. O nuestra fe está firmada en el Señor, creyendo que todas las cosas cooperan para nuestro bien o necesitamos mudar nuestra confesión y lo que es, de hecho, real en nuestra vida espiritual.

Cuando el Señor Jesus está en nuestros corazones, toda nuestra vida es llena de placer. Nos Alegramos tanto cuando pasamos por momentos de grandes victorias y abundancia como cuando enfrentamos fracasos y escasez. Nuestra dicha no depende del mucho o del poco, de bonanza o de batallas, de glorias o anonimato, pero simplemente de tener a Jesus como Señor y Salvador de nuestras almas.

El Señor es nuestra alegría. ¡Gloria a Él por todo!