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sábado, 16 de marzo de 2024

Salvación y señorío


Salvación y señorío

Colosenses 2.6-10

¿Cómo pueden las personas que han puesto su fe en Cristo como su Salvador vivir en rebeldía contra Dios, con actitudes y conductas impropias? En realidad, cuando una persona es salva recibe una vida nueva; la conducta y los pensamientos pecaminosos son característicos de la vieja vida. Sin embargo, los viejos patrones persisten. La verdad es que todos los creyentes viven con este dilema en mayor o menor grado.

La salvación es un acto que Dios lleva a cabo una sola vez en la vida de cualquier persona que reconoce que Cristo pagó sus pecados. Esa persona tiene, entonces, la seguridad de un lugar en el cielo. Pero, ¿sabía usted que el Señor quiere más que esto para nosotros? La Biblia enseña que Él nos predestinó para ser “hechos conformes a la imagen de su Hijo” (Ro 8.29-30). Este es su objetivo fundamental. La salvación es la puerta que abre el camino a este proceso, que se logra por el Espíritu Santo que vive en nosotros.

Esta transformación requiere el sometimiento al señorío de Cristo. Él pagó por nosotros con su sangre, y como ahora le pertenecemos, el Señor tiene el derecho a gobernar nuestra vida. En otras palabras, le recibimos como Señor en el momento de la salvación, y ahora debemos andar en Él (Col 2.6), dejando que tenga el control de cada decisión, acción, palabra, motivo, actitud y pensamiento.

Si ve poco progreso en su vida espiritual, es posible que el problema se deba a que no le ha entregado cada aspecto de su vida al Señor. Solo al rendirse a Él y al permitirle que gobierne su vida será bendecido ricamente, y su carácter, perspectiva, actitudes y conducta cambiarán.

sábado, 10 de febrero de 2024

Otros fundamentos de la meditación efectiva

 



Otros fundamentos de la meditación efectiva

Salmo 19.14

Ya hemos analizado tres fundamentos de la meditación efectiva. Hoy completaremos la lista añadiendo los siguientes:

4. Silencio. ¡Esta puede ser una lucha muy grande! ¿Con qué frecuencia se sienta usted a orar, y termina siendo el único que habla? El profeta Isaías nos recuerda que “en quietud y confianza será [nuestra] fortaleza” (Is 30.15). Sin embargo, por lo general no estamos quietos en la oración. A veces, pasamos de una a otra petición, sin dar nunca al Padre la oportunidad de responder. ¿Cómo podemos saber realmente lo que desea para nosotros, si no hacemos una pausa y le escuchamos en silencio?

5. Dominio propio. Esto significa simplemente reconocer que necesitamos ocuparnos de algunas cosas en nuestra vida. Dios está purificándonos continuamente, y convirtiéndonos en las personas que Él quiere que seamos. A medida que nos entreguemos más y más a su voluntad, necesitaremos reconocer que tales áreas ya no están bajo nuestro control.

6. Sometimiento. Finalmente, los creyentes debemos someternos a Dios. Toda la oración y toda la meditación que hagamos, no cambiará nada en nuestra vida si tenemos un espíritu rebelde. Dios desea conocerle, usarle y moldearle conforme al buen plan que tiene para usted específicamente. Pero esto no puede suceder si no se somete intencionalmente a la actividad de Dios en su vida.

La meditación puede resultar difícil, pero como sucede con el ejercicio, las recompensas bien valen el esfuerzo. Pida la ayuda del Espíritu Santo y tome la decisión de comenzar a meditar hoy.