sábado, 26 de noviembre de 2011
Salmo 32; Tesoros de David; Charles Spungeor
Título: «Salmo de David. Masquil». Que David escribió este Salmo gloriosamente evangélico queda probado no sólo por este título sino por las palabras del apóstol Pablo en Romanos 4:6-8:«Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras... » Probablemente su profundo arrepentimiento del gran pecado fue seguido por una paz bienaventurada, y se vio llevado por ella a derramar su espíritu en la música suave de este cántico escogido. En el orden cronológico parece seguir el cincuenta y uno. C. H. S.
La marca del verdadero penitente cuando ha sido una piedra de tropiezo para los otros es el ser tan cuidadoso en levantarlos con su arrepentimiento como les fue perjudicial con su pecado; y creo que nunca un hombre que es verdaderamente penitente se avergüenza de enseñar a los pecadores el arrepentimiento mediante su propia prueba particular.
La mujer samaritana, cuando se convirtió, dejó el cubo en el pozo, fue a la ciudad y dijo: «Venid aquí; ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho» (Juan 4:29). Y nuestro Salvador dijo a Pedro: «Cuando te hayas vuelto, fortalece a tus hermanos» (Lucas 22:32). Tampoco Pablo, después de su conversión, se avergonzó de llamarse el principal de los pecadores, y de enseñar a los otros a arrepentirse de sus pecados arrepintiéndose de los propios. Feliz, tres veces feliz, el hombre que puede edificar tanto como ha derribado. Archibald Symso
Se dice de Lutero que un día le preguntaron cuál de los Salmos era el mejor, y contestó: «Psalmi paulini»; y cuando sus amigos insistieron en saber cuáles eran, añadió: «El 32, el 51, el 130 y el Porque todos ellos enseñan que el perdón de nuestros pecados viene sin la ley y sin las obras del hombre que cree, y por tanto los llamo Salmos Paulinos.» Lutero, Conversaciones de sobremesa Los Salmos penitenciales: Cuando Galileo fue encarcelado por la Inquisición en Roma por afirmar la exactitud del sistema copernicano, se le mandó como penitencia que repitiera los siete salmos penitenciales cada semana durante tres años.
Esto tiene que haber sido con el objeto de extraer de él una especie de confesión de su culpa y admisión de la justicia de su sentencia; y en ello había cierta sagacidad, y en realidad humor, añadida a la iniquidad (o necedad) del procedimiento. De otra manera, no es fácil entender qué idea de castigo podían adscribir los padres a un ejercicio devocional así, que en cualquier caso sólo podía ser agradable y consolador para el preso. M. Montague en Los siete Salmos penitenciales en vers.
Vers. 1. Bienaventurado. Como el Sermón del Monte, este Salmo empieza con bienaventuranzas.
Este es el segundo Salmo de bienaventuranzas. El primer Salmo describe el resultado de la santa bendición; el treinta y dos detalla la causa de la misma. El primero describe el árbol en pleno crecimiento; éste muestra cuándo se le planta y riega. C. H. S.
Bienaventurado. ¡Oh dichoso!; o bien: ¡Oh felicidad de este hombre! Robert Leighton
Nota que éste es el primer Salmo, -sin contar el primero de todos-que empieza con una «bienaventuranza». En el primer Salmo tenemos la bienaventuranza de la inocencia, o mejor, de aquel que únicamente es inocente; aquí tenemos la bienaventuranza del arrepentimiento como el estado más feliz que sigue al de la falta de pecado. Lorinus en Comentario de Neale
Bienaventurado aquel a quien es perdonada su trasgresión. Un perdón de la trasgresión pleno, instantáneo, irreversible, vuelve el infierno del pobre pecador en un cielo y le convierte, de heredero de ira, en participante de bendición. La palabra traducida por «perdón» en el original es «quitar», como una carga que es quitada o una barrera eliminada. ¡Qué descanso y alivio! Le costó a nuestro Salvador sudar sangre el llevar nuestra carga. Sí, le costó la vida el quitarla.
Sansón se llevó las puertas de Gaza a cuestas, pero ¿qué era esto comparado con el peso que Jesús llevó en favor nuestro? C. H. S.
El santo David, al comienzo de este Salmo nos muestra en qué consiste la verdadera felicidad: no en la hermosura, el honor, las riquezas (la trinidad del mundo), sino en el perdón del pecado.
Pablo exclama: «He obtenido misericordia» (1ª Timoteo 1:13). Cuando el Señor perdona a un pecador, Él no paga una deuda, sino que concede un legado.
Dios, al perdonar el pecado, remite la culpa y el castigo. La culpa dama a la justicia: tan pronto como Adán hubo comido la fruta, vio la espada flameante y oyó la maldición; pero en la
remisión Dios parece decir al pecador: «Aunque has caído en las manos de mi justicia y mereces la muerte, a pesar de ello te absuelvo, y todo lo que está cargado a tu cuenta queda remitido.» Thomas Watson
Cubierto su pecado. Cubierto por Dios, como el arca estaba cubierta por el propiciatorio, como Noé fue cubierto por el diluvio, como los egipcios fueron cubiertos por las profundidades del mar. ¡ Qué cubierta ha de ser que esconda para siempre de la vista del Dios Omnisciente toda la inmundicia de la carne y del espíritu! El que ha visto una vez el pecado en toda su horrible deformidad, puede apreciar la felicidad de no tener que verlo más. C. H. S.
Hay una forma de cubrir el pecado que es una maldición (Proverbios 28:13). «El que encubre sus pecados, no prosperará.» Hay un modo de encubrirlo, que es no confesarlo, o lo que es peor, negarlo -Gehazi lo usó-, un cubrir el pecado con una mentira; y hay también un cubrir el pecado al justificamos: «No he hecho esto», o «No era nada malo».
Todas éstas son formas falsas de cubrirlo; el que cubre así su pecado no prosperará. Pero hay una forma bendita de cubrir el pecado: el perdón del pecado es esconderlo de la vista, y esto es la bienaventuranza. Richard Alleine
Vers. 1, 2. En estos versículos se mencionan cuatro males: 1) Trasgresión, pesha; 2) pecado, chataah; 3) iniquidad, avon; 4) doblez, remiyah.
El primero significa pasarse de la raya, hacer lo prohibido.
El segundo significa errar el blanco, no hacer lo mandado; pero es con frecuencia tomado como expresión pecaminosa, o pecado en la naturaleza, que produce trasgresión en la vida.
El tercero significa lo que se ha desviado de su curso o situación apropiados; algo moralmente deformado o tergiversado; iniquidad, que es contrario a equidad o justicia.
El cuarto significa fraude, dolo, doblez, etc.
Para quitar estos males son mencionados tres actos: perdonar, cubrir, no imputar. Adam Clarke
Vers. 1-2, 6-7. ¿Quién es bienaventurado? No el que cubre, esconde o no confiesa su pecado. En tanto que David estaba en este estado, era muy desgraciado. Había doblez en su espíritu (2), miseria en su corazón, sus mismos huesos habían envejecido, su jugo se había secado como en una sequía de verano (3, 4).
¿Quién es bienaventurado? El que no tiene pecado, que no ha pecado, el que no contrista más con su pecado el pecho de aquel sobre el cual se reclina. Esta es una bienaventuranza superlativa,su elemento más alto de felicidad del cielo. El ser como Dios, el rendir obediencia implícita, plena, perfecta, la obediencia del corazón, de nuestro ser entero; ésta ha de ser la más bendita de todas las bienaventuranzas. James Harrington Evans, M. A.
Vers. 2. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no imputa iniquidad. Nota las tres palabras usadas con tanta frecuencia para denotar desobediencia: trasgresión, pecado e iniquidad, son las tres cabezas del cancerbero del infierno, pero nuestro glorioso Señor ha hecho callar sus ladridos contra los suyos que creen para siempre. La trinidad del pecado es vencida por la Trinidad del cielo.}
Y en cuyo espíritu no hay doblez. Libre de culpa, libre de doblez. Los que son justificados de culpa son santificados de falsedad. Un mentiroso no es un alma perdonada. La traición, la
doblez, la disimulación, la tacañería, son rasgos de los hijos del diablo, pero el que ha sido limpiado de pecado es veraz, sincero y simple como un niño. C. H. S.
Cuando ha sido perdonado, el creyente tiene el valor de ser veraz ante Dios; puede permitirse el abandonar la doblez en el espíritu. ¿Quién no declara todos sus débitos cuando otro está
dispuesto a pagarlos? ¿Quién no declararía su enfermedad si estuviera seguro de ser curado con ello?
La fe verdadera no sólo sabe que la doblez es imposible delante de Dios, sino también que ya no es necesaria. El creyente no tiene nada que esconder; se ve como delante de Dios, abierto y
desnudo; y si ha aprendido a verse a sí mismo tal cual es, también ha aprendido a ver a Dios cuando se revela. J. W. Reeve, M. A.
«Aquí hay agua» dijo el eunuco, «¿qué impide que sea bautizado?» (Hechos 8:36). Ahora bien, observa la respuesta de Felipe, vers. 37: «Si crees de todo corazón, bien puedes»; como si dijera:«No hay nada, excepto un corazón hipócrita, que pueda impedirlo. Es el corazón falso solamente el que halla cerradas las puertas de la misericordia.» William Gurnall
Vers. 3. Se consumieron mis huesos. ¡Qué clase de muerte es el pecado! Es una enfermedad pestilencial! ¡Un fuego en los huesos! En tanto que intentamos cubrir nuestro pecado ruge por
dentro y, como una herida infectada, se hincha horriblemente y es causa de gran dolor.
En mi gemir todo el día. Nadie conoce los dolores de la convicción de pecado como el que ha pasado por ella. El potro, la rueda, el haz llameante son fáciles de soportar comparados con el Tófet que es una conciencia culpable inflamada dentro del pecho: es mejor sufrir todas las enfermedades que aquejan la carne que yacer bajo el sentimiento aplastante de la ira del Dios Todopoderoso. La Inquisición española, con todas sus torturas, no era nada comparado con la pesquisa de la conciencia dentro del corazón.
Vers. 4. Porque de día y de noche pesaba sobre mí tu mano. El dedo de Dios puede aplastarnos - ¿qué no puede hacer su mano?- y está presionando de modo pesado y continuo. Bajo los terrores
de la conciencia los hombres tienen poco descanso, día y noche; porque los tristes pensamientos de todo el día les acosan en sus dormitorios y les persiguen en sus sueños, o bien les dejan
despiertos en un sudor frío de temor; es mejor llevar un mundo en el hombro, como Atlas, que la mano de Dios en el corazón, como David. C. H. S.
La sequía del verano. Durante los doce años de 1846 a 1859 sólo llovió, escasamente, un par de veces en Jerusalén entre los meses de mayo y octubre. Una vez fue enjulio de 1858; la otra en junio de 1859. Dr. Whitfy
Si Dios aflige y castiga con dolor a aquellos que le son propicios, ¡cuán más duramente no afligirá a aquellos que no le son propicios! Gregory
Vers. 4, 5. Si vuestras ofensas han sido, no como mosquitos, sino como camellos, nuestra pena ha de ser, no una gota, sino un océano. Los pecados carmesí requieren lágrimas de sangre; y si Pedro pecó vergonzosamente, tuvo que llorar amargamente. Por lo tanto, si tu vida antigua ha sido una retahíla de iniquidades, una cuerda bien trenzada, un escrito repleto de borrones, un curso manchado con pecados diversos y serios, multiplica tus confesiones y amplía tu humillación; dobla tus ayunos y triplica tus oraciones; derrama tus lágrimas y acarrea profundos suspiros.
En una palabra, repite e incrementa tu reconocimiento, aunque, como dice el apóstol en otro caso: «No te aflijas como los que no tienen esperanza», que ante tu arrepentimiento sincero y
apropiado la bondad divina va a perdonarte los pecados. Nathanael Hardy
Vers. 5. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Entre los hombres, una confesión franca abre el paso a la sentencia; pero con Dios, cuanto más lamenta un pecador su ofensa más
se atenúa la ira de su Juez. El pecado llama la justicia, puesto que es una ofensa contra Dios; con todo, una vez es una herida para el alma, le mueve a la misericordia y la clemencia. Isaac Craven
Este pecado parece muy probable que fuera su adulterio con Betsabé y el asesinato de Urías.
Ahora David, para dar más evidencia de la misericordia perdonadora de Dios, dice que no sólo perdonó su pecado, sino la iniquidad de su pecado; y ¿qué era esto?
Sin duda, lo peor que se puede decir sobre esto, su complicado pecado, es que hubiera tanta hipocresía en él: David jugó arriesgada-mente con Dios y el hombre al cometerlo; esto, sin duda, era la iniquidad de su pecado, y agravó la cosa mucho más que la sangre que había vertido.
¿No había dado David ningún otro paso falso además de éste? ¿Declara el Espíritu de Dios, exceptuando esto, su aprobación de todo lo demás que había hecho? No; sin duda el Espíritu de
Dios registra otros pecados que escaparon a este eminente siervo de Dios; pero todos éstos quedan incluidos aquí, y éste mencionado es la gran mancha de su vida.
Pero, ¿por qué? Sin duda porque aquí aparecía menos sinceridad, sí, más hipocresía en éste que en todos los demás juntos; aunque David en estos otros había obrado mal en cuanto al acto
cometido, pese a todo, su corazón era menos torcido en la forma de cometerlo. William Gurnall
Vers. 6. Por esto orará a Ti todo santo, dice David. ¡Por esto! ¿Qué? Sus pecados. Y ¿quién? No es el inicuo, sino el santo, en este sentido, que tiene motivos para orar. ¿Y por qué ha de orar?
Sin duda, para que le sea renovado el perdón, incrementada la gracia y perfeccionada la gloria.
No podemos decir que no tenemos pecado. ¡ Oh!, oremos, pues, con David: «No entres en juicio con tu siervo, ¡oh Jehová!» Nathanael ARDÍ
En el tiempo en que puedas ser hallado. Hay, sin embargo, un tiempo señalado para la oración, más allá del cual no sirve de nada; entre el tiempo del pecado y el día del castigo la misericordia tiene la palabra, y Dios puede ser hallado; pero una vez la sentencia ha sido pronunciada, las apelaciones son inútiles, porque el Señor no será hallado por el alma condenada. C. H. S.
Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él. Los efectos de la oración hasta entonces habían sido maravillosos. La oración había cerrado las ventanas de los cielos para que no lloviera, y de nuevo habían sido abiertas para que la tierra pudiera dar su crecimiento.
La oración había detenido el rápido curso del sol y hecho que regresara quince grados. La oración detuvo la mano de Dios para que no hiriera a su pueblo cuando El estaba dispuesto a
hacerlo. La oración, sin ninguna otra ayuda o medio, había derribado los sólidos muros de Jericó.
La oración ha dividido el mar para que las aguas no alcancen a los israelitas. En este lugar, ahora, había librado al hombre fiel de todos los peligros de este mundo. Thomas Playfere
El fuego y el agua no tienen misericordia, decimos. Pero, de los dos, el agua es la peor. Porque el fuego puede ser apagado con agua; pero la fuerza del agua, si entra en violencia, no hay poder humano que, la detenga.
El. La filosofía define a este «él», o sea, el hombre, por la razón y las virtudes morales de la mente; pero la Divinidad define al cristianismo por su fe y su conjunción por medio de ella con Cristo. Thomas Playfere
Vers. 7. Tú eres mi refugio. Observa que el mismo hombre que en el versículo cuatro estaba oprimido por la presencia de Dios aquí halla refugio en El. Ve lo que pueden hacer la sincera
confesión y el pleno perdón. El evangelio en la doctrina de la sustitución hace de El nuestro refugio, cuando de otro modo sería nuestro Juez. C. H. S.
Supongamos que un viajero en un páramo expuesto y solitario se alarma cuando ve avecinarse una tempestad. Busca cobijo. Pero si su ojo discierne un lugar donde esconderse de la tormenta,
¿se queda quieto y dice: «Veo este refugio, y por tanto voy a permanecer donde estoy»? ¿No se dirigirá a él? ¿No va a correr para escapar de la furia del viento y la tempestad? Era «un» refugio ya antes, pero pasa a ser «su» refugio cuando el viajero se esconde en él y está seguro. Si no hubiera entrado en él, aunque podría haber sido protección para otros viajeros que hubieran acudido al mismo, para él habría sido como si no existiera.
¿Quién no se da cuenta al instante, por esta simple ilustración, de que las bendiciones del evangelio son sólo para el que se las apropia al alma? El médico sólo puede curar al que le llama; la medicina sólo puede curar al que la toma; el dinero sólo enriquece al que lo posee; y el mercader de la parábola no habría sido más rico al descubrir que había una «perla de gran precio» si no la hubiera adquirido.
Lo mismo sucede con referencia a la salvación del evangelio: Si Cristo es el «bálsamo de Galaad», aplícate el remedio; si es el «médico», ve a Él; si es «la perla de gran precio»,, vende
todo lo que tienes y cómprala; y si es el «refugio», corre a El y ponte, a salvo; no habrán gozo y paz sólidos en tu alma hasta que El sea tu «escondedero». Fountain Elwin
Me guardarás de la angustia. La angustia no me causa daño cuando el Señor está conmigo; más bien será causa de mucho beneficio para mí, como la lima que quita la herrumbre pero no
destruye el metal. Observa los tres tiempos; hemos notado el pasado deplorable, la última cláusula era un gozoso presente, ésta es un futuro gozoso. C. H. S.
Dios usa ambos medios en favor de sus siervos: a veces suspende la operación de lo que ha de obrar como tormento, como cuando suspendió el furor de los leones de Daniel y el calor del
fuego del horno encendido de los jóvenes; otras veces concede insensibilidad al que sufre; así san Lorenzo no sólo fue paciente, sino que se burló e hizo bromas cuando le asaban; y así leemos de muchos otros mártires que han sido menos afectados por los tormentos que sufrieron que los verdugos que los infligían. John Donne
Vers. 8. Esta triple repetición: haré entender, enseñaré, guiaré, muestra tres características de un buen maestro. Primero, hacer que las personas entiendan el medio de salvación; segundo, ir delante de ellos; tercero, velar sobre ellos y sus caminos. Archibald Symson
Sobre ti fijaré mis ojos. «Te aconsejaré, mis ojos estarán sobre ti.» Éste es el sentido del hebreo.
El significado literal es: «Te aconsejaré; mis ojos estarán sobre ti.» De Wette: «Mi ojo está dirigido hacia ti.»
La idea es la de uno que muestra a otro el camino que ha de tomar a fin de llegar a cierto punto; y le dice que le observa, o fija el ojo sobre él, para asegurarse que no se desvía. Albert Barnes
Vers. 9. No seáis como el caballo, o como el mulo. Según la naturaleza de estas dos bestias, los padres y otros expositores han dado varias interpretaciones, o por lo menos alusiones.
Consideran que el caballo y el mulo admiten a un jinete, una carga, sin discreción o diferencia, sin debate o consideración; no preguntan si el jinete es noble o villano, ni si la carga es de oro para el tesoro u hortalizas para el mercado. Y estos expositores hallan la misma indiferencia en el pecador habitual a toda clase de pecado; tanto si es por placer, o para beneficio, o para compañía, todos son pecados. John Donne
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, porque Si no, no se pueden dominar. El freno de la aflicción muestra lo duros que somos de dominar; las bridas de la enfermedad y dolencias manifiestan lo obstinado de nuestra voluntad. No deberíamos ser tratados como mulas si no hubiera mucho del asno en nosotros.
Vers. 10. Muchos dolores habrá para el impío. El que siembra pecados cosechará aflicción en gavillas copiosas. Las penas de la conciencia, el desengaño, el terror, son la herencia segura del pecador en el tiempo, y luego las penas de remordimiento y desesperación para siempre.
Mas al que espera en Jehová, le rodeará la misericordia. El malvado tiene un enjambre de avispas que le rodean, muchas penas; pero nosotros tenemos un enjambre de abejas que producen miel. C. H. S.
Se verá rodeado de misericordia, como nos rodea el aire o la luz del sol. Hallará misericordia y favor por todas partes: en casa, fuera; de día, de noche; en sociedad, en soledad; en enfermedad, en salud; en vida, en muerte; en el tiempo, en la eternidad. Andará entre misericordia, morirá entre misericordias; vivirá en un mundo mejor en medio de las misericordias eternas. Albert Barnes
«Nota bien este texto» dijo Richard Adkins a su nieto Abel, que estaba leyéndole el Salmo treinta y dos-. «Nota este texto: "Al que espera en Jehová, le rodea la misericordia." Lo leí en mi
juventud y lo creí; y ahora lo leo en mi ancianidad, y, gracias a Dios, sé que es verdad. Oh, es una gran bendición en medio de los goces y sufrimientos del mundo, Abel, el confiar en el
Señor». El Tesoro cristiano
Vers. 11. Alegraos. La felicidad no es sólo un privilegio, sino que es nuestro deber.
Verdaderamente servimos a un Dios generoso, puesto que hace que una parte de nuestra obediencia sea el estar gozosos. ¡Qué pecaminosas son nuestras murmuraciones rebeldes!
Leemos de uno que murió al pie del patíbulo, de la inmensa alegría que tuvo al recibir el perdón de su monarca; y ¿vamos a recibir el perdón gratuito del Rey de reyes y, con todo, nos
entregamos a una pena inexcusable? Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón. Es de temer que la iglesia de nuestros días, aunque sea a causa de su afán de comportarse debidamente, se ha vuelto demasiado artificial; así, los gritos de los penitentes y de los creyentes, si alguien intentara pronunciarlos en nuestras reuniones, serían acallados. Esto puede ser mejor que el fanatismo vociferante, pero hay
tanto peligro en una dirección como en la otra.
Por nuestra parte, nos conmueve el corazón un poco de exceso sagrado, y cuando los hombres piadosos, en su gozo, saltan los límites estrechos del decoro, no los miramos con espíritu crítico, como la hija de Saúl, Mical, a David. C. H. S.
Cuando el poeta Carpani inquirió de su amigo Haydr por qué su música religiosa era tan alegre, el compositor le dio una hermosa respuesta: «No puedo hacerla de otra forma. Escribo según los pensamientos que siento; cuando pienso en Dios, mi corazón está tan lleno de gozo que las notas bailan y saltan de mi pluma; y como Dios me ha dado un corazón alegre, me perdonará si le sirvo con un espíritu alegre. Anécdotas de John Whitecross
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Muchas gracias que bendición tan grande es leer el Tesoro de David y mirar a profundidad la grande y asombrosa misericordia de Dios sobre nosotros. Bendiciones y gracias!
ResponderEliminarMuchas gracias que bendición tan grande es leer el Tesoro de David y mirar a profundidad la grande y asombrosa misericordia de Dios sobre nosotros. Bendiciones y gracias!
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