SALMO 62
Título: «Al músico principal, a
Jedutún». Éste es el segundo Salmo dedicado a Jedutún, o Etán; el primero es el
treinta y nueve, un Salmo casi gemelo de éste en muchos aspectos, que contiene
en el original la palabra traducida como «sólo» cuatro veces, comparada con seis
aquí. C. H. S.
No hay en él una sola palabra (y esto es una ocurrencia rara) en
que el profeta exprese temor o abatimiento. Moses Amyraut Atanasio dice de este
Salmo: «Contra todos los intentos sobre tu cuerpo, estado, alma, fama,
tentaciones, tribulaciones, maquinaciones, difamaciones, repite este Salmo.»
John Donne
Vers. 1. Solamente en Dios descansa mi alma; de Él viene mi
salvación. El esperar en Dios, y a Dios, es la posición habitual de la fe; el
esperar en El verdaderamente es sinceridad; el esperar a El sólo es castidad
espiritual. El original es: «Sólo a Dios en mi alma en silencio.» El proverbio
dice que el hablar es plata, pero el silencio es oro, y es más que verdadero en
ese caso. No hay elocuencia en el mundo que tenga ni la mitad del significado
del silencio paciente del Hijo de Dios. Si el esperar en Dios es adorar, el
esperar en la criatura es idolatría; si el esperar en Dios solamente es
verdadera fe, el asociar el brazo de la carne con El es una incredulidad audaz.
C. H. S.
Hubo un tiempo en que acostumbraba maravillarme de estas palabras de
Lutero:
Aguanta paciente y en silencio,
No digas a nadie tus miserias;
No cedas
en la prueba ni desmayes,
Que Dios te librará en cualquier momento.
Me
sorprendía porque sentimos que el derramar la pena en el corazón de un amigo es
muy dulce. Y, al mismo tiempo, el que habla mucho de sus tribulaciones al hombre
es apto de caer en el error de hablar poco de ellas a Dios; en tanto que, por
otra parte, el que ha experimentado con frecuencia el alivio bendito que fluye
de la conversación silenciosa con el Eterno, pierde mucho de su deseo de la
simpatía de sus prójimos. «El hablar de la tribulación la dobla.» Augustus F.
Tholuck en Horas de Devoción cristiana
Vers. 2. Solamente Él es mi roca y mi
salvación. David ha tenido que esconderse en cavernas de roca, y aquí compara a
su Dios con este refugio seguro.
Es mi refugio, no resbalaré mucho. Podré
moverme como el barco anclado, oscilando algo de acá para allá con la marea,
pero no seré arrastrado por la tempestad. Cuando el hombre sabe con seguridad
que el Señor es su salvación, no puede estar muy abatido; sería necesario más
que todos los demonios del infierno para alarmar un corazón que sabe que Dios es
su salvación. C. H. S.
El hombre
«mortificado» canta y no está alegre, llora y no está triste, siente celo por la
causa de Dios, pero su espíritu está en sosiego; no siente tanto anhelo de cosa
alguna que no pueda dejarla por Dios. ¡Ah!, hay pocos que obren sin excederse al
obrar. Alexander Carmichael en La mortificación del pecado por el creyente
Vers.
3 ¿Hasta cuándo maquinaréis contra un hombre? Se maravilla de la perseverancia
en la malicia después de tantos fracasos y derrotas de algunos de ellos. Es una
maravilla que los hombres sigan de buena gana sus cursos vanos y pecaminosos, y
con todo, el perseverar en la gracia es una dificultad tan grande como una
imposibilidad, si no fuera por la ayuda divina. Si Satanás tuviera algo de
vergüenza, o la tuvieran sus hijos, no tratarían de esta manera a la simiente de
la mujer. Diez mil contra uno no les parece aún suficiente ventaja; no hay una
gota de sangre decente en sus venas.
Como pared que se desploma y como cerca que
se derrumba. Esperan que los hombres se inclinen a ellos y tiemblen ante su
presencia, pero los hombres que se sienten fuertes por la fe no ven en ellos
honor alguno y sí mucho que despreciar. Nunca es bueno por nuestra parte pensar
mucho de los inicuos; cualquiera que sea su posición, están cerca de su
destrucción, se tambalean y se caen; seremos sabios si nos mantenemos a
distancia, porque no hay ventaja en estar cerca de una pared que se desploma; si
no nos aplasta con su peso, puede sofocarnos con el polvo. C. H. S.
Vers. 4.
Aman la mentira. El mentir es bastante malo, pero el deleitarse en la mentira es
una negra marca de infamia.
Con su boca bendicen, pero maldicen en su corazón.
Los halagos han sido siempre el arma favorita de los enemigos de los hombres
buenos; pueden maldecir ásperamente cuando les es útil; entretanto, como les
conviene, disimulan su ira, y con palabras suaves hacen ver que bendicen a
aquellos a quienes harían pedazos. C. H. S.
Vers. 5. Alma mía, reposa solamente
en Dios. ¡Está quieta, alma mía! Sométete completamente, permanece inmóvil,
confía con paciencia. Sé como tu Señor, vence con resistencia pasiva de
paciencia victoriosa; sólo puedes conseguirlo cuando estás persuadido
interior-mente de la presencia de Dios y cuando esperas solamente en El. La fe
sin mezcla no desmaya. C. H. S.
No confían en ningún Dios aquellos que no
confían sólo en Dios. El que está con un pie sobre la roca y otro sobre la arena
movediza va a perecer como si tuviera los dos pies en ésta. John Trapp
Porque de
El procede mi esperanza. Esperamos en Dios porque creemos en El. La expectativa
es hija de la oración y la fe, y la tenemos del Señor como una gracia aceptable.
C. H. S.
Vers. 7. En Dios está mi salvación y mi gloria. ¿En qué me gloriaré
sino en Aquel que nos salva? Nuestro honor corresponde a Aquel que asegura
nuestras almas. El hallarlo todo en Dios y el gloriarse de ello es una de las
marcas seguras de un alma iluminada. C. H. S.
Los griegos pintaban en sus escudos
la imagen de Neptuno y los troyanos la de Minerva porque en ellos habían puesto
su confianza y consideraban su protección segura. Para nosotros, Cristo es la
insignia de nuestros escudos. Thomas Le Blanc
En Dios está mi roca fuerte, y mi
refugio. Observa que el Salmista marca con sus propias iniciales cada uno de los
nombres que se goza en dar a su Dios: mi expectativa, mi roca, mi salvación, mi
gloria, mi fortaleza, mi refugio; es la palabra «mi» la que pone la miel en el
panal. C. H. S.
Vers. 8. Esperad en Él en todo tiempo, oh pueblos. La fe es un
deber permanente, un privilegio perpetuo. Deberíamos confiar tanto cuando
podemos ver como cuando estamos totalmente a oscuras.
C. H. S.
En una palabra,
el confiar en Dios es el acto elevado o el ejercicio de la fe por el cual el
alma, al mirar a Dios y echarse sobre su bondad, poder, promesas, fidelidad y
providencia, es elevada sobre los temores y desalientos carnales, encima de las
dudas y perplejidades inquietantes, o bien para obtener y continuar en lo que es
bueno, o para prevenir o quitar aquello que es malo. Thomas Lye en Los
ejercicios matutinos en Cripplegate
Esperad en El en todo tiempo, oh pueblos;
derramad delante de El vuestro corazón. Según nuestro amor, así será nuestra fe
y con-fianza en Dios; y según nuestra confianza, así será nuestra libertad en el
trono de la gracia. Confía en El y derrama tu corazón delante de El; derrámalo
como el agua, en lágrimas de gozo. Porque cuando la piedra de tu corazón sea
derretida por la misericordia, los ojos van a fluir como una fuente de lágrimas.
Samuel Lee.
Haz de El tu consejero y amigo; no puedes complacerle más que cuando
tu corazón confía totalmente en El. Puedes decirle, si quieres, que has sido tan
necio de ir a este amigo o aquél en busca de alivio y no has hallado ninguno, y
que, ahora acudes a El, que te manda: «derrama tu corazón delante de El». John
Berridge
Derrámalo como agua; no como leche, cuyo color permanece; ni como el
vino, cuyo sabor es retenido. No como miel, que sigue sabiendo a dulce, sino
como agua, la cual, cuando es derramada, no queda nada de ella. Así que el
pecado sea derramado de tu corazón, y que ningún rastro de él quede en marcas
externas, ni sabor en las palabras ni en los afectos. Thomas Le Blanc
Vers. 9.
Por cierto, como un soplo son los hijos de los hombres. Aquí tenemos la palabra
«sólo»; hombres de baja calidad (en el original) son «sólo» vanidad, nada más.
Exclaman «Hosanna» hoy, y «Crucifícale» mañana. La inestabilidad del aplauso
popular es un proverbio; lo mismo puedes edificar una casa con humo que ser
corroborado por la adulación de la multitud. Como el primer hijo de Adán fue
llamado «Abel», o «vanidad», así también vemos que todos los hijos de Adán son
abeles.
Mentira los hijos de los notables. Por esta razón son una mentira:
porque prometen mucho y, al fin, cuando se confía en ellos, sólo producen
desengaños.
Pesándolos a todos juntos en la
balanza, serán más leves que un soplo. Una pluma tiene algún peso en las
balanzas, la vanidad ninguno, y la confianza en las criaturas tiene menos que
ésta; sin embargo, la infatuación universal de la Humanidad hace preferir un
brazo de carne al poder del Creador invisible más todopoderoso; y aun los mismos
hijos de Dios son propensos a tragarse esta locura. C. H. S.
La vanidad no es
nada, pero hay una condición peor que nada. La confianza en las cosas o las
personas de este mundo, pero más todavía la confianza en nosotros mismos, nos
llevará al final al estado en que de buena gana querremos no ser nada, y no
podremos. John Donne
Si hubiera alguno entre los hombres que fuera inmortal, no
sometido al pecado, al cambio, a quien nadie pudiera vencer, sino que fuera
fuerte como un ángel, el tal podría ser algo; pero en tanto que cada uno es un
hombre pecador, mortal, débil, sometido a la enfermedad y la muerte, expuesto al
dolor y al terror, como Faraón, incluso de los animales más insignificantes, y
sometido a muchas miserias que no podemos detallar, la conclusión ha de ser
ésta: «El hombre no es nada.» Arndt
Vers. 10. No confíes en la violencia, ni en
la rapiña. La riqueza mal conseguida es la confianza de los necios, porque hay
una peste mortal en ella; está llena de podredumbre, huele a la maldición de
Dios. C. H. S.
El que pone su confianza para la salvación en otro excepto en
Dios, no sólo pierde la salvación, sino que también roba a Dios la gloria y hace
un agravio a Dios, como los malvados entre los judíos, que dijeron que en tanto
que honraban y confiaban en la reina de los cielos, todas las cosas les eran
prósperas, pero que cuando escucharon a los verdaderos predicadores de la
palabra de Dios, todas las cosas empeoraron y fueron abrumados por la escasez y
la tribulación (Oseas 2; Jeremías 44).
Asimismo, el que pone su confianza en la
ciencia o la doctrina, fuera de la Palabra de Dios, no sólo cae en el error y
pierde la verdad, sino que, en cuanto a él, roba al Libro de Dios su verdad
suficiente y la adscribe al libro de los decretos de los hombres; lo cual es muy
equivocado y ofende a Dios y a su Libro. John Hooper
Si se aumentan las
riquezas, no pongáis el corazón en ellas. El inclinar el espíritu inmortal a la
contemplación constante de las posesiones vanas es una locura extrema. Los que
llaman al Señor su gloria, ¿cómo pueden dar gloria a la tierra amarilla? La
inscripción del César, ¿cómo puede privarles de la comunión con Aquel que es la
imagen del Dios invisible? Tal como no hemos de reposar en el hombre, tampoco
hemos de reposar en el dinero. La ganancia y la fama son sólo espuma del mar. C.
H. S.
«El afán de las riquezas» dice Valerio «estimula los corazones de los
hombres como los bueyes perpetuamente aran el suelo». Hugo dice sobre Isaías:
«Cuanto más profundamente son sembradas las riquezas en el corazón por el amor a
ellas, más profundamente se verá éste atravesado por la pena.» Thomes Le Blanc
¡Oh, a cuántos las riquezas les han
servido como la muía de Absalón a su amo, a quien dejó colgando, en extrema
necesidad, entre el cielo y la tierra, rechazado por los dos! Una chispa de
fuego puede hacerlas arder, un ladrón puede llevárselas, un siervo inicuo
hacerlas desaparecer, un pirata o un naufragio en el mar, un malhechor o un mal
deudor en la tierra; sí, hay mil maneras en que pueden desaparecer. Son como las
manzanas de Sodoma, que parecen hermosas pero se desvanecen al tacto, ilusiones
áureas, un mero esquema matemático, una fantasía del cerebro del hombre (lª
Corintios 7:31). Christopher Love en Un espejo de cristal
Vers. 10-13. Nuestra
evaluación del hombre depende de nuestra estimación de Dios. Augustus F. Tholuck
Vers. 11. Dos veces la he oído yo. Ha oído dos veces en el mejor sentido: el que
oye con el corazón y con los oídos. C. H. S.
El poder es de Dios. ¿Qué necesidad
hay de hacer presión sobre la gente para que lo crea? Hay una gran necesidad,
porque ésta es la gran cosa que es probable que pongamos en duda en casos de
dificultad. La fe nunca es abandonada hasta que el alma pone en duda el poder de
Dios. Así la vida y el vigor de la fe son afectados muchísimo por la creencia en
el poder de Dios.
A Dios le desagrada, incluso en sus propios hijos, cuando su
poder es puesto en duda por ellos. Por esto reprende Dios a Moisés: «¿Se ha
acortado el brazo de Jehová?» (Números 11:23). Por esto también Cristo reprendió
a Marta: «¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?» (Juan 11:40).
Sí, Dios es tan celoso de la gloria de su poder, que ha disciplinado severamente
a sus queridos hijos cuando su fe ha vacilado en este punto; vemos esto en
Zacarías, quien, por dudar del poder de Dios se quedó mudo en aquel mismo
momento. William Wisheart
Vers. 11-12. Confieso que me asombra el hallar de modo
tan constante en la Escritura que los escritores inspirados ponen
«misericordioso» y «poderoso», «terrible» y «grande», todos juntos; lo hallaréis
así en Nehemías 1:5: «Oh Señor del cielo, te ruego, oh Jehová, Dios de los
cielos, fuerte, grande y temible, el que guarda el pacto y la misericordia»,
etc. Lo tenemos también en Daniel 9:4: «Ah, Señor, Dios grande, digno de ser
temido, que guardas el pacto y la misericordia», etc. Así, misericordioso,
grande y terrible están unidos constantemente. Thomas Goodwin
Vers. 12. Y tuya,
oh Jehová, es la, misericordia. Dios está así lleno de misericordia que le
pertenece a El, como si toda la misericordia del universo procediera de Dios y
todavía fuera reclamada por El como su posesión. C. H. S.