Pruébese a sí mismo
Hebreos 3.12–4.2
A muchas personas les encanta la Biblia porque está llena de palabras de seguridad, promesas y aliento. Pero también contiene advertencias a las que hay que prestarles atención. Al igual que la nación de Israel en el desierto, la iglesia a lo largo de la historia ha tenido a personas que se caracterizaron por la incredulidad.
Jesús dijo que, aunque muchos le llaman Señor, la prueba de la salvación se demuestra por una vida de obediencia (Mt 7.13-23). Usted puede haber notado el fruto de la salvación —o la falta de este— en su iglesia. Considere las siguientes señales que pueden indicar que alguien necesita ser salvo:
· A menudo se involucra en conflictos y disensiones en la iglesia porque no tiene el fruto del Espíritu.
· Por resistir la convicción de pecado del Espíritu, se siente incómodo cuando el pastor hace la invitación de arrepentimiento para salvación.
· A veces, prefiere el papel de espectador, y es reacio a involucrarse o a asumir un compromiso con alguna congregación.
· Si está sirviendo en la iglesia, puede sentirse frustrado porque trata de hacer la obra sobrenatural de Dios sin el poder del Espíritu Santo.
· Le cuesta entender la Biblia, pero tampoco tiene muchos deseos de leerla.
El propósito de la advertencia de Dios no es para que juzguemos la salvación de los demás; más bien, Él quiere que nos hagamos un análisis y guiemos a otros a la verdad. Las consecuencias son eternas, por lo que es importante hacer lo que dice la Biblia: “Examínense para ver si están en la fe” (2 Co 13.5 NVI). Pida a Dios que le permita dirigir a otros a Jesús, y que le ayude a parecerse cada vez más a Cristo.
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