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domingo, 11 de abril de 2010

Sabio en la batalla


Cada vez que se levanta la oposición, la gracia de Dios abunda en nosotros. Piense en lo que le sucede a un árbol cuando lo golpea una gran tormenta. El viento amenaza con arrancarlo de raíz y llevárselo. Le arranca ramas y se lleva sus hojas. Suelta sus raíces y desgaja sus brotes. Y cuando termina la tormenta, todo parece estar perdido.

Pero, mire de cerca; la misma tormenta que abrió grietas en la tierra alrededor del tronco ha ayudado a que las raíces se profundicen más. Ahora el árbol puede alcanzar fuentes de nutrición y de aguas nuevas y más profundas. Y todas sus ramas muertas han sido podadas. Puede que los brotes ya no estén, pero otros volverán a crecer con mayor plenitud. Le digo que dicho árbol es ahora más fuerte y crece en formas no vistas. Y sólo espere la siega, ¡porque dará mucho fruto!

Puede que usted se encuentre en una tormenta ahora mismo. El viento sopla con furia, lo sacude con violencia y usted piensa que caerá. Amado, ¡no entre en pánico! Debe saber que en medio de la tempestad, usted está echando profundas raíces espirituales. Dios está desarrollando en usted una profunda humildad, un mayor dolor y gemido por el pecado, una gran hambre de su justicia.

Dios está haciendo de usted, un experimentado soldado de la cruz, marcado por la batalla, pero sabio y valiente en ella. A veces, puede sentirse decepcionado de usted, pero el Señor nunca. El hecho es que Él pudo haber actuado soberanamente en cualquier momento para arrebatarlo de su batalla. Pero no lo hizo, ¡porque vio que ésta estaba produciendo en usted una mayor sed de Él!

Romanos 5:3 dice: “La tribulación produce paciencia”. El verbo “producir” significa: “lograr”.

En 2 Corintios 4:17, leemos: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria”. El verbo “produce” en este verso es el mismo que el de Romanos 5:3.

lunes, 1 de febrero de 2010

El poder de mantenerse verde


EL PODER DE MANTENERSE VERDE

Mientras leía el Capitulo 9 y verso 4 de Apocalipsis, sobre la orden que Dios les da a las langostas de no destruir nada verde, un pensamiento saltó dentro de mí.

Me di cuenta que aquí estaba la llave para mantenerse seguro en cualquier tiempo de terror: “mantenerse verde”. David escribió, “Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios…eternamente y para siempre” (Salmo 52:8).

El “verde” al que David se refiere aquí, significa salud espiritual. Significa estar lleno de vida, crecer, ser fructífero. David nos está diciendo, “Mi salud viene de confiar en el Señor. Yo me lleno de vida cuando me vuelvo a él. Mi confianza en él produce vida espiritual en mí.”

Aquí hay una gloriosa verdad sobre el poder de mantenerse verde. “Así ha dicho Jehová; ¡Maldito aquél que confía en el hombre, que pone su confianza en la fuerza humana, mientras su corazón se aparta de Jehová! Será como la retama en el desierto, y no verá cuando llegue el bien, sino que morará en los sequedales en el desierto, en tierra despoblada y deshabitada” (Jeremías 17:5-6).

El Señor nos advierte, “No confíes en el hombre. Si pones tu fe en el poder humano en lugar del mío, serás maldito.”

Pero, si ponemos nuestra confianza en el Señor, aquí está lo que nuestra fe producirá: “¡Bendito el hombre que confía en Jehová, cuya confianza está puesta en Jehová! Por que será como un árbol plantado junto a las aguas, que junto a las corrientes echará sus raíces. No temerá cuando llegue el calor, sino que su hoja estará verde. En el año de sequía no se inquietará ni dejará de dar fruto” (17:5-6).

Cuando confiamos totalmente en el Padre, ponemos nuestras raíces en el río de la salud. Y su divina fortaleza – salud espiritual frondosa, verde- fluye dentro y a través de todo nuestro ser. Mientras todo alrededor nuestro se esté pudriendo, nosotros estaremos frondosos como un árbol verde, saludable y fuerte. Y cuando venga la hora de los problemas, no nos marchitaremos ni decaeremos. En lugar de eso, nuestra fe continuará creciendo.