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miércoles, 30 de enero de 2013

Bosquejo Biblico Samuel Vila: Almas sacudidas por la tormenta



ALMAS SACUDIDAS POR LA TORMENTA
(Salmo 46)
1. El poder de Dios (vv. 1–3):
a) Refugio (v. 1): nuestra verdadera seguridad reside no en las armas humanas, sino en el Dios todopoderoso. Todas las otras promesas de seguridad ofrecen falsas esperanzas y son, al final, inútiles.
b) Reposo (vv. 2, 3): Él ordena el caos cósmico, y la confusión da paso al reposo. Él no es sólo un refugio, sino que es de fácil acceso, de manera que Su poder y ayuda están siempre a nuestra disposición. El contenido de los vv. 2 y 3 tienen estrecha relación con los vv. 7 y 11.

2. La presencia de Dios (vv. 4–7):
a) Consolación (vv. 4, 5): la escena cambia, y ahora es la omnipresencia de Dios más que Su omnipotencia lo que nos trae consolación. El tumulto cesa, y la presencia de Dios llena de gracia es el retiro seguro de un alma sacudida por la tormenta, como un cielo de descanso después de una tempestad.
b) Bienestar (vv. 6, 7): Dios es eterno, inmutable, el Dios de los ángeles, y el Dios de un hombre, aun de alguien tan débil como Jacob. Si a pesar de todos los fracasos de Jacob, el Señor quiere ser su Dios, entonces también querrá ser el Dios nuestro y el Dios de cada débil pecador.

3. La paz de Dios (vv. 8–11):
a) La Providencia (vv. 8–10): los caminos de Dios a veces no son fáciles de entender, pero en cada acontecimiento está la Providencia, que hace que todas las cosas obren para bien. Esto trae la paz a un alma azotada por la tempestad.
b) Protección (vv. 11): nuevamente el gozoso refrán que suena como música al oído de los afligidos. Dios es nuestra segura defensa y protección. Su presencia es la promesa de victoria y lo único que puede traernos una auténtica paz.

martes, 13 de septiembre de 2011

Paz en la tormenta

Una mujer atrapada en una espantosa tormenta, en medio del Océano Atlántico, tuvo a todos los niños pequeños entretenidos con historias de la Biblia, evitando así que tuviesen miedo. Al llegar a la seguridad del puerto, el capitán de la nave se aproximó a la mujer, a la cual había estado observando en medio del temporal. Le preguntó: "¿Cómo fue capaz de mantener la calma cuando todos a su alrededor temían que el barco se hundiera en la tormenta?" Cuando ella alzó los ojos, él vio en ellos la misma paz que había mantenido durante toda la travesía. "Yo tengo dos hijas", explicó la mujer cristiana. "Una vive en Nueva York. La otra vive en el cielo. Yo sabía que iba a ver a una de ellas al cabo de algunas horas."

domingo, 11 de abril de 2010

Sabio en la batalla


Cada vez que se levanta la oposición, la gracia de Dios abunda en nosotros. Piense en lo que le sucede a un árbol cuando lo golpea una gran tormenta. El viento amenaza con arrancarlo de raíz y llevárselo. Le arranca ramas y se lleva sus hojas. Suelta sus raíces y desgaja sus brotes. Y cuando termina la tormenta, todo parece estar perdido.

Pero, mire de cerca; la misma tormenta que abrió grietas en la tierra alrededor del tronco ha ayudado a que las raíces se profundicen más. Ahora el árbol puede alcanzar fuentes de nutrición y de aguas nuevas y más profundas. Y todas sus ramas muertas han sido podadas. Puede que los brotes ya no estén, pero otros volverán a crecer con mayor plenitud. Le digo que dicho árbol es ahora más fuerte y crece en formas no vistas. Y sólo espere la siega, ¡porque dará mucho fruto!

Puede que usted se encuentre en una tormenta ahora mismo. El viento sopla con furia, lo sacude con violencia y usted piensa que caerá. Amado, ¡no entre en pánico! Debe saber que en medio de la tempestad, usted está echando profundas raíces espirituales. Dios está desarrollando en usted una profunda humildad, un mayor dolor y gemido por el pecado, una gran hambre de su justicia.

Dios está haciendo de usted, un experimentado soldado de la cruz, marcado por la batalla, pero sabio y valiente en ella. A veces, puede sentirse decepcionado de usted, pero el Señor nunca. El hecho es que Él pudo haber actuado soberanamente en cualquier momento para arrebatarlo de su batalla. Pero no lo hizo, ¡porque vio que ésta estaba produciendo en usted una mayor sed de Él!

Romanos 5:3 dice: “La tribulación produce paciencia”. El verbo “producir” significa: “lograr”.

En 2 Corintios 4:17, leemos: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria”. El verbo “produce” en este verso es el mismo que el de Romanos 5:3.