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martes, 24 de enero de 2023

Cómo demostrar amor ágape

 


Cómo demostrar amor ágape 

 

1 Corintios 13 

 

El amor divino nos capacita para reaccionar con calma ante las dificultades, demostrar paciencia y sacrificarnos sin quejarnos. Demostramos el amor de Dios cuando podemos: 


Perdonar a los demás. En Lucas 15.13-14, el hijo pródigo desperdició su dinero viviendo de manera desenfrenada, lo que hizo que descubriera la naturaleza destructiva del pecado. Cuando regresó, su padre lo perdonó por completo. El amor hizo posible borrar el pasado (Sal 103.12). 


Actuar con generosidad. El hijo, que había estado alimentando cerdos, llegó a la casa del padre con pocas esperanzas. El padre lo recibió con calidez y lo vistió con las mejores ropas. El amor divino, que no guarda registro de errores, le permitió al padre demostrar gracia al hijo. 


Servir con alegría. ¡Qué celebración hizo el padre por el regreso del hijo pródigo! Su alegría por el regreso a casa de su hijo perdido se desbordó a otros. El amor se expresa con el servicio jubiloso a los demás. 


Restaurar a quienes caen. El que había abandonado a su padre y despilfarrado su herencia, recibió de nuevo todos sus derechos como hijo. 

Cuando nos complicamos la vida, nuestro Padre celestial espera con paciencia que volvamos a Él. Dios acepta nuestro arrepentimiento, se regocija por nuestro regreso y restablece nuestra relación con Él. El hermano mayor de esta parábola no entendió la situación por su actitud legalista (1 Jn 1.8).

No reconoció sus errores, ni las muchas veces que su padre le había mostrado amor y perdón. 

Dios nos llama a tener un estilo de vida de amor ágape. ¿A quién pudiera ofrecer el amor que perdona, restaura y sirve con generosidad y alegría? 

 

lunes, 10 de junio de 2019

El perdón en la familia de Dios




El perdón en la familia de Dios

Efesios 4:31-32.

Quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

INTRODUCCIÓN.

Hoy veremos un tema de vital importancia para la Iglesia de Dios, es necesario ser obedientes al Señor en esta área de la vida de un creyente puesto que nos puede llevar al fracaso y a la pérdida de la comunión y del éxito con Dios.

Es importante recalcar que el perdón del cual trataremos el día de hoy se refiere al perdón entre los creyentes, dentro de la familia de Dios, muchos conceptos no son aplicables entre los no creyentes, y el cristiano es el único que puede llevar a cabo el perdón bíblico.

Una Iglesia que no se ejercita en esta práctica es una congregación fría, indiferente a las necesidades del mundo y a la voluntad de Dios, es una Iglesia que se pudre por dentro puesto que está contaminada por la amargura almacenada en el corazón de los creyentes.

DESARROLLO.

¿QUE ES EL PERDÓN?

Viene de la palabra aphiemi y significa despedir o apartar. Este es el significado fundamental del perdón a través de las escrituras; es decir, separar el pecado del pecador.

La base fundamental del perdón se encuentra en el sacrificio de Cristo en la cruz. Todo el perdón, tanto divino como humano tiene como base este sacrificio.

Is 43:25. Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mi mismo, y no me acordaré de tus pecados.

Mt 26:28. porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.

Lo que Dios hizo con nuestros pecados fue quitarlos de sobre nuestra persona y depositarlos en la persona de Cristo, donde fueron redimidos; el castigo y la justicia se cumplieron en la persona de Jesús y el pecador queda libre del pecado y de la culpa, por tanto, también del castigo. Debemos notar que Dios cumple su justicia una sola vez, por eso es que él olvida el pecado y no inculpa más al pecador.

Es de notar que el perdón y el pecado están íntimamente relacionados, si no hay pecado no hay motivo para el perdón y viceversa. No es ligero el pecado, esto implica también que el acto del perdón no es algo sin importancia, como muchos a veces lo tratamos, el perdón es un acto inspirado por Dios y cada creyente debe tomar el acto del perdón tan serio como Dios lo toma hasta la fecha, tanto si está del lado ofensor o del lado del ofendido.

TIPOS DE PERDÓN.

Existen dos tipos de perdón, el Divino y el humano. El segundo tiene como modelo el perdón divino, mas está pervertido por causa de la caída del hombre y de su mismo pecado.

¿En que se distinguen el uno del otro? En que el perdón humano pasa por alto la ofensa y por eso es tan difícil a veces otorgarlo, en la práctica esto ocurre cuando la ofensa pasa desapercibida o cuando existen circunstancias adicionales de unión entre el ofensor y el ofendido.

Dios no comete un acto de injusticia al perdonarnos puesto que el separar el pecado de nosotros es para tener total libertad para castigar el pecado, puesto que el ama al pecador pero odia al pecado. Si tratase el pecado sin esta separación él tendría que tratar con el pecador también, cosa que ocurrirá en el infierno para aquellos que no acepten el perdón de Dios a través de Cristo Jesús. Jesús es la propiciación por el pecado porque él es el depositario de la culpa y esto nos libra de la misma.

Al haber justicia por el pecado no hay más delito ni culpa, la ofensa ha sido satisfecha, el perdón se otorga puesto que no hay culpa a perseguir.

Para que ocurra el perdón se necesitan tres partes: El ofendido, el ofensor y el depositario del pecado. Muchas veces pensamos que solo dos son necesarios. Esto es lo que distingue el perdón humano del perdón divino. El hombre pasa por alto el pecado. Dios lo castiga, redime y olvida en su hijo Jesús.

¿QUE ES NECESARIO PARA PERDONAR?

Veamos un texto que nos enseña lo que se necesita para perdonar:

Mateo 18:21-35.

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.

Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A este, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.

Un espíritu perdonador. Que está compuesto por dos elementos:

1. Conciencia del propio pecado personal. Cada uno de nosotros es también un pecador que comete ofensas y pecados principalmente contra Dios

2. Un deseo personal de perdonar. Al tener presente lo anterior y haber experimentado el perdón divino, es necesaria un decisión personal, así como Dios tomó la decisión de perdonar a los pecadores que le había ofendido grandemente.

¿POR QUE ES NECESARIO PERDONAR?

Porque toda falta de perdón produce siempre un alejamiento.

Y porque al quedar una ofensa o pecado pendiente siempre produce amargura de quien la sufre. El que guarda una raíz de amargura en su corazón está pecando directamente contra Dios y no puede tener una vida de éxito y provecho en el Señor.

¿QUE PASA CUANDO NO SE PERDONA?

Veamos algunos textos antes de contestar esta pregunta.

Mateo 6:12-15. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amen. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.

Marcos 11:25-26. Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.

Lucas 6:37-38. No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

Efesios 4:31-32. Quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Principalmente se tiene un pecado pendiente contra Dios. Cuando nosotros vamos a Dios para pedir perdón de nuestras ofensas y no hemos perdonado, él desea que confesemos primero la violación al segundo pecado más grande que cometemos contra él: No amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Se está solicitando el perdón para si mismos, pero no estamos dispuestos a concederlo a otros.

Dios desea que practiquemos el carácter que está formando en nosotros, cuando no perdonamos, lo que está sucediendo en nuestro interior es que decimos que somos superiores a Dios y que la ofensa cometida es mayor a las que ofenden a Dios y que esto no puede ser perdonado, ¡Cuando nosotros estamos ofendiendo a Dios con esta actitud! Y poniéndonos en una posición más difícil que la de aquel que nos ofendió.

¿Cómo Dios nos puede perdonar un pecado cuando no hemos confesado otro? Creo que la respuesta es fácil.

Y como se vio anteriormente el fracaso personal está a la puerta, hay una división entre Dios y nosotros. Esto no se puede dejar para después.

Se pierde la visión espiritual y las divisiones en la Iglesia no se dejan esperar. La obra de Dios se realiza en la carne y no por el poder del Espíritu Santo. La Iglesia se ve gravemente afectada cuando sus miembros no practican el perdón entre ellos. Los perdidos son los principalmente afectados cuando un creyente no perdona porque no predicara el evangelio de Dios cuando él mismo no lo vive.

¿POR QUE NO PERDONAMOS?

Por causa directa de pecado. Veremos algunas razones a continuación:

1. Por orgullo. ¿por qué me he de humillar perdonándolo?

2. Para castigar al ofensor.

3. Porque esperamos un mal en el ofensor para restituir la ofensa.

4. Porque queremos un castigo de acuerdo a nuestra justicia.

5. Es su problema, no el mío.

En todas las razones anteriores hay un pecado personal de por medio. Debemos preguntar a Dios: ¿Que pecado mío me impide perdonar a esta persona?

Hechos 3:19. Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.

¿QUE DEBEMOS TENER EN CUENTA PARA PERDONAR?

1. Que nosotros también hemos sido perdonados.

Efesios 4:31-32. Quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

2. Que Cristo ya perdonó ese pecado.

Colosenses 2:13. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados.

3. Que el pecado es contra Dios y de rebote contra nosotros.

Salmo 51:4 Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra.

¿CÓMO DEBEMOS PERDONAR?

Efesios 4:31-32. Quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Al tener la convicción de que perdonar es separar el pecado del pecador nos lleva a perdonar como Cristo nos perdonó. No viendo la ofensa cometida a nuestra persona, sino el problema del pecador con Dios, porque a eso se reduce el pecado, a un problema con Dios.

Cuando esto ocurre en mi corazón, mi interés no está centrado en mi, en lo que me ofendieron, sino en el otro, en que si actúa de esta manera, es porque algo pasa en su relación con el Salvador, es grave que un hijo de Dios no ande en comunión con su Señor, entonces me interesa tu persona, tu relación divina, te voy a ayudar para que la recuperes.

No te voy a reclamar tu mala acción, sino que tu conducta muestra que tienes un problema de comunión o de visión en la vida espiritual, ya no te reclamo, ni te juzgo, sino que juntos buscamos la solución a tu problema, lo mío es después, porque cuando regreses a la comunión con Dios comprenderás entonces cómo me has afectado.

Sin embargo se presentan ciertas preguntas acerca de la práctica del perdón, veámoslas: ¿Quién da el primer paso? ¿Debo a esperar al arrepentimiento del otro?

En esto Cristo nos da el ejemplo: Lc 23:34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Veamos la actitud de Esteban en Hch 7:60 Y puesto de rodillas clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y la de Pablo en 2Ti 4:16 En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta.

Cada uno de ellos dio el primer paso para el otorgamiento del perdón, y esto nos lleva a ver lo que yo llamo: el acto del perdón y el acto práctico del perdón.

El acto del perdón. Jn 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna, el perdón de Dios ya está dado, él ofreció perdonar a los hombres, los hombres no pueden decir que Dios no les quiere perdonar, eso está claramente expresado a todo lo largo de la Biblia. Dios dispuso en su corazón perdonar a los pecadores y lo anunció claramente para que lo supieran. Tenemos un ejemplo de la universalidad del perdón en 2P 2:1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.

El acto práctico del perdón. Hechos 3:19. Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. El perdón es nuestro y gozamos de él cuando ocurre el arrepentimiento y la confesión, pero esto es una respuesta del pecador y no del ofendido, esto es importante notarlo, el pecador no gozará de los beneficios del perdón hasta el arrepentimiento, pero ese es problema del pecador.

Nosotros otorgamos el perdón a nuestros deudores y debemos darles a conocer este hecho, si ellos no responden al perdón, tienen un problema más con Dios, pero nosotros hemos actuado de acuerdo al carácter de Dios.

Cuando les decimos que hay disposición al perdón y buscamos la restauración de la comunión y no les acusamos y dejamos claro que no estamos reclamando, es más fácil enfrentar el conflicto por las dos partes. Dios producirá en él el deseo de restaurar al ofendido, pero esto solo ocurre cuando el ofensor ya está en comunión con Dios nuevamente, y todo será para la gloria de Dios y no para satisfacer a otro pecador ofendido.

CONCLUSIÓN.

El otorgar y el pedir perdón es un acto que debe ser motivado directamente por Dios en nuestro corazón, lo que no es así es del diablo y motivo de pecado.

Aquel que pide perdón sin la conciencia de la ofensa a Dios y al hermano peca por no amar a Dios primeramente y no amar a su prójimo como a sí mismo, y no puede estar bien en su vida cristiana.

Aquel que no perdona de acuerdo al carácter de Dios y no se compromete con la vida del ofensor, no está siguiendo el ejemplo de Cristo y no está teniendo el sentir que tuvo Cristo Jesús. Fil 2:4-7 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de otros. Haya pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres. Yo no soy importante, tú eres importante para mí. Me interesa tu vida.

Cuando practiquemos esto en la Iglesia experimentaremos que el amor en realidad cubre multitud de pecados. Meditemos y practiquemos el siguiente texto de la palabra de Dios:

Colosenses 3:12-13.

Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro.

martes, 27 de enero de 2015

Devocional

Lectura 27 de Enero -  
"Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y os aborreceréis a vosotros mismos a causa de todos vuestros pecados que cometisteis." Ezequiel 20: 43.  

Cuando somos aceptados por el Señor, y estamos colocados en el lugar de favor, y paz, y seguridad, entonces somos conducidos a arrepentirnos de todas nuestras fallas y extravíos para con nuestro Dios lleno de gracia. El arrepentimiento es tan precioso, que lo podemos llamar un diamante de hermosas aguas, y esto está dulcemente prometido al pueblo de Dios como uno de los resultados más santificantes de la salvación. Aquel que acepta el arrepentimiento, también da el arrepentimiento; y no lo da proveniente de"la caja amarga" sino que lo toma de entre"las hojuelas con miel" con las que alimenta a Su pueblo. Un sentido del perdón comprado con sangre y de la misericordia inmerecida, es el mejor medio para derretir a un corazón de piedra.  ¿Tenemos duros sentimientos? Pensemos en el amor del pacto, y entonces dejaremos el pecado, lamentaremos el pecado y odiaremos el pecado; sí, nos aborrecemos a nosotros mismos por pecar contra un amor tan infinito. Acerquémonos a Dios con esta promesa de penitencia, y pidámosle que nos ayude a recordar, y a arrepentirnos, y a lamentarnos, y a regresar. ¡Oh, que pudiéramos gozar del derretimiento provocado por aflicción santa! ¡Qué alivio sería una inundación de lágrimas! ¡Señor, golpea la roca, o háblale a la roca, y haz que las aguas fluyan!

miércoles, 9 de enero de 2013

Los fundamentos de la Vida Cristiana, Perdon y Conciencia Limpia



Perdón y conciencia limpia

A. PERDON

a) Escrituras clave

1 Juan 1:5-9 Hebreos 9:22

Efesios 4:32 Mate o 6:14-15

Lucas 6:37-38 Marcos 11:25

b) ¿Qué es el perdón?

Dios es luz y no hay tinieblas en El. Si decimos que tenemos comunión con El y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como El está en luz, tenemos comunión unos con otros y la sangre de  Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

Si decimos que no tenemos pecado nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad. (1 Juan 1:5-9)

Dios es luz y cuando andamos en su luz andamos en comunión con El y con otros creyentes. Cuando salimos de la luz de Dios entramos en la oscuridad.

Es peligroso vivir en la oscuridad, porque no sabremos adónde vamos y nuestra comunión con nuestro Padre celestial y con los otros creyentes estará rota.

La ilustración de abajo nos muestra cómo vivimos con otros cristianos en la luz de Jesús a la cual el Espíritu Santo nos ha llevado. Fuera del círculo de aquella luz están las tinieblas del reino de Satanás. El deseo de Satanás es tirarnos fuera del círculo de luz, en la oscuridad. Usa muchas maneras tales como: cansancio, temor, frialdad de corazón, rebelión de voluntad, decepción, rencor, dolor y daño para intentar conseguir que andemos en la oscuridad.

El lugar más oscuro de todos es justamente fuera de la luz de Dios. Es por eso que los cristianos que han vuelto atrás de estar en la luz, parecen estar aún en mayor oscuridad, a veces, que el incrédulo que hasta ahora no ha conocido la luz de Cristo.

La comunión rota con el Padre, sin embargo, puede ser restaurada por Jesucristo que es nuestro abogad Padre (1 Juan 2:1-2). Nuestro abogado, o defensor, llevará nuestro caso en el momento en que pidamos Entrará en la presencia del Padre y pleiteará nuestro caso y restaurará nuestra comunión con Dios e Podemos ser librados de nuestros pecados sólo por confesarlos con la boca y volvernos de ellos, Si lo 1 Dios ha prometido un perdón tan completo que olvidará que hemos pecado.

A aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaras sin mancha delante de su gloria con ale único y sabio Dios, nuestro Salvador

sea la gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los Amén.

(Judas:24-25)

Cristo murió por nuestros pecados (1 Corintios 15:3) y los llevó todos en El mismo, pero nosotros necesitamos, valernos de esta obra desatándolos

verbalmente a Dios, es decir: confesándolos.

c) La sangre de Jesús

No podría haber perdón sin derramamiento de sangre (Hebreos 9:22). Como la ley de Dios insiste en que el c; por tu pecado es la muerte (Ezequiel 18:4; Romanos 6:23), Jesús, el único hombre sin pecado, tuvo que sufrir' salvarte de tu pecado y traerte de nuevo a Dios (1 Pedro 3:18). Es sólo por medio de la sangre de Jesús que limpiado de tu pecado. Somos justificados por la sangre de Cristo. Esta es la parte de Dios en la obra de rede Fuimos declarados en bancarrota en cuanto a justicia, pero Jesús vino y pagó nuestras deudas en la cruz. Tu justicia fue ingresada en nuestra cuenta. La cruz es el acto supremo del amor de Dios (Romanos 5:8).

"El hombre en el banquillo fue hallado culpable. El juez, aunque se trataba de un viejo amigo, no trató la o ligeramente. Le multó tan fuerte como podía y después le dio un cheque por todo el valor. Porque Dios es s tuvo que castigar el pecado con la sentencia de muerte. En la cruz, Dios el juez bajó del estrado y pagó tu d en la Sangre de Jesús". (Living God's Way: Arthur Wallís)

d) ¿Por qué perdonar?

El amor siempre perdona, Jesús lo mostró hasta en la cruz (Lucas 23:34) ¿Dónde estaríamos sin un Dios perdonador? (Hebreos 9:27-28). Un espíritu perdonador es lo que debes tener en el corazón, incluso antes que otra persona diga que lo siente. Jesús enseñó que si no perdonas a tu hermano no serás perdonado por tu Padre que está en el cielo (Mateo 6:5-15).

Sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdona vosotros en Cristo. (Efesios 4:32)

Sé siempre el que perdona, incluso cuando la otra persona tenga la mayor parte o toda la culpa. Eres responsable ante Dios de restaurar relaciones rotas, no importa quién tenga la culpa ni las veces que otros hayan sido injustos contigo (Lucas 17:3-4).

Perdona, y serás perdonado. (Lucas 6:37)

Si decidimos no perdonar, entonces Dios no puede perdonarnos. Sólo el perdón abrirá el canal para que la fe operara en nuestro corazón. El perdón es un prerrequisito esencial antes que podamos acercamos a Dios en oración (Marcos 11:25). Sí permitimos que afirmaciones negativas o acciones dolorosas de los demás nos corroan, dan a Satanás una entrada en nuestra vida. Podemos ser librados de esto perdonando a la gente involucrada, no imponer la razón que tengamos o lo equivocado que estén ellos. Esto entonces permite que Dios nos restaure y sane. La amargura es un arma de Satanás, por tanto no la dejes arraigar. Amargura es cualquier pensamiento, palabra hecho, que no sea perdón, que proviene de una herida.

B. CONCIENCIA LIMPIA

a) Escrituras clave

Romanos 2:15 Hebreos 9:14

Hebreos 10:22 1 Timoteo 1:19

1 Timoteo 1:5 Hechos 24:16

b) ¿Qué es la conciencia y cómo funciona?

Nuestra conciencia es una incitación interior a hacer lo que "creemos" correcto y evitar lo que "creemos" equivocado. Es una voz interior que te da testimonio, acusándote si cree que estás equivocado, o defendiéndote si cree que tienes razón (Romanos 2:15). Si haces caso de estas incitaciones tendrás una conciencia buena o limpia (1 Timoteo 1:5). Si no haces caso de ellas tienes una conciencia culpable (Hebreos 10:22). En otras palabras, tu conciencia es como un timbre de alarma que Dios usa para despertarte al hecho de que pasa algo malo. Todo el mundo tiene una conciencia, pero cuando hay que registrar lo que es correcto y lo que es erróneo, diferentes conciencias pueden llegar a diferentes opiniones. 
A veces el timbre de la conciencia no suena cuando debería y a veces hay una falsa alarma.
Nuestra conciencia no es razonable, sólo nos incita a hacer lo que "sabe" que es correcto. Podemos intentar apaciguarla, "comprarla", o negarla, pero si lo hacemos traeremos tensión en nuestra vida. Tal vez podremos enterrar esa tensión por un poco de tiempo, pero al final saldrá a la superficie, a menudo como enfermedad, o amargura. Dios nos ha dado nuestra conciencia para ayudamos a obedecerle. En la situación ideal, esta conciencia estaría programada para mostrarnos siempre cuándo estamos haciendo lo que Dios quiere y cuándo no. En nuestro estado caído el hombre tiene una conciencia que no siempre refleja la perfecta voluntad de Dios. La gente es criada en su niñez de diferentes maneras y mientras crecemos la conciencia es entrenada. Esta programación de la conciencia puede, o no, estar en línea con lo que Dios realmente quiere. Lo que se da a nuestra mente concerniente a lo que es correcto o erróneo determinará el funcionamiento de nuestra conciencia. Nuestra conciencia es como un ordenador.

Solamente llegará a las respuestas correctas si le damos la información correcta. Dios quiere reprogramar nuestra conciencia para que actúe como guía o brújula que enseñe el camino de Dios cada vez que tomemos una decisión. Esto limitará nuestra desobediencia y nos ayudará a hacer lo que Dios quiere. Necesitamos dejar a Dios que cambie nuestra conciencia: por su Palabra y por permitirle renovar nuestra mente. Esto lleva tiempo.

e) Los límites impuestos por Dios 
La gente con fe y conciencia más débiles necesita reglas para vivir, que les detengan de hacer lo equivocado. Esto significa que a menudo construyen límites que no son particularmente de Dios, sino que son restricciones que les ayudan. Sus conciencias son entrenadas para ayudarles a permanecer dentro de esos límites. Pablo nos dice que no crucemos estos límites, en especial debido a presiones por otros, porque el hacerlo sería pecar (Romanos 14:23).

La gente con una conciencia fuerte basada en la Palabra de Dios no necesita tantas restricciones en su vida, porque tienen una conciencia que establece los límites de Dios. Esta es una ayuda tremenda para caminar con Dios en obediencia, ya que, nos habilita para vivir por fe (Romanos 14:23).

Recuerda, tu conciencia es el timbre de alarma de Dios. Si está sonando necesitas comprobar si Dios te está señalando algo que no es correcto. Entonces
llega a ser la protección de Dios construida en tu vida.

d) ¿Qué ocurre en la conversión?

En el camino que te condujo a la conversión, el Espíritu Santo usó tu conciencia para hacerte sentir culpable. Es su trabajo convencer (o convencer plenamente) al mundo de culpabilidad en cuanto a pecado, justicia y juicio (Juan 16:8). Fue su convicción que te dirigió a Cristo. Fue la verdad del evangelio metida en tu vida que iluminó, tu conciencia y trajo una nueva conciencia del pecado que no habías conocido antes.

Nuestra conciencia llega a estar más conciente del camino de Dios cuanto más dejamos que la verdad de Dios entre en nuestra vida. Esto no significa que nos sintamos más culpables. Al aprender a andar el camino de Dios, hallaremos que en muchas maneras tendremos más libertad (1 Corintios 8:7-8). Necesitamos ser llenos con el conocimiento de la voluntad de Dios (Colosenses 1:9.)

e) ¿Es importante una conciencia limpia?

Nuestra salvación es para librarnos de condenación (Romanos 8:11), pero si tu conciencia no está limpia entonces estarás siempre bajo condenación y culpabilidad. Esto afectará a:

(I) Tu relación con Dios

La culpabilidad obstruye nuestra comunión con Dios al sentirnos sucios en la presencia de un Dios santo Digamos que somos incapaces de mirar a Dios a los ojos. Esto también impedirá recibir plenamente e amor de Dios en nuestra vida. Si estamos turbados por nuestra conciencia entonces nos sentiremos indigno y probablemente estaremos en una área de pecado a la cual necesitaremos hacer frente. Una vez que hayamos hecho frente al pecado y volvamos a tener una conciencia limpia, podremos volver audazmente ante Dios y saber que no hay nada que nos condena y así podremos recibir el amor de Dios en nuestra vida;

(II) Tu fe

Una fe fuerte y una conciencia culpable no van juntas (Romanos 14:23).

(III) Tu vida de oración

Si tu conciencia te está señalando cualquier área de pecado, entonces Dios estará intentando conseguir que lo pongas bien para que tu conciencia esté otra vez limpia.

(IV) Tu deseo para la Palabra de Dios

Una conciencia culpable te roba de cualquier apetito, en especial para las cosas de Dios, incluida su Palabra.

(V) Tu testimonio

Satanás estará intentando convencerte de que eres un hipócrita y tú no tendrás respuesta si tienes una conciencia culpable.

f) Cómo guardar una conciencia limpia, libre de culpabilidad

Nuestra conciencia puede estar limpia y libre de culpabilidad. La sangre de Cristo es suficiente como para limpiar todo nuestro pecado y apaciguar nuestra conciencia y hacerla nueva. Para valemos de la obra limpiadora de Cristo, hay cuatro pasos:

(I) Confesión inmediata de pecado

Haz esto en el momento que te enteres del pecado (1 Juan 1:9). El pecado nubla nuestra conciencia así que no podemos venir a nuestro Padre celestial con el corazón limpio y el espíritu lleno de confianza. Al orar como Jesús enseñó: "perdónanos nuestras deudas", podemos saldar nuestra cuenta con Dios en breve plaza (Mateo 6:12).

(II) Confía en la promesa de limpieza

Dios es fiel y justo para perdonamos y limpiarnos (1 Juan 1:9). Nuestra conciencia misma es limpiada por la sangre de Jesús (Hebreos 9:14). Esto nos librará totalmente de culpabilidad. Cualquier "culpabilidad" que quede es el maligno intentando acusarnos y la podemos resistir y rechazar porque no proviene de Dios.

(III) Obedece a tu conciencia

Necesitas hacer más que confesar tu fracaso: debes parar de fracasar (Santiago 1:22). Necesitas hacer lo que tu conciencia te dicta cuando sabes que es el camino de Dios.

(VI) Continúa andando en la luz (1 Juan 1:7)

Esto significa seguir abierto a Dios, sensible al Espíritu Santo, y estar preparado para obedecer inmediatamente cuando Dios te haga conocer su voluntad. Pablo dijo: "Procura tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres". (Hechos 24:16). ¡Nosotros necesitamos hacer lo mismo!

g) Una conciencia endurecida

Si una persona voluntariosamente sigue ignorando su conciencia, esta se endurecerá y cesará de hablar. Esto es lo que Pablo quería decir con una conciencia "cauterizada" (1 Timoteo 4:2). Este es un sitio peligroso donde estar, porque nos sentiremos libres para hacer cualquier cosa, y si permanecemos en este estado nos perderemos para la eternidad. Es como ser incapaz de sentir dolor. El dolor nos avisa de algún daño inminente: sin este aviso nos podemos dañar gravemente.

Tu conciencia es una de las herramientas más eficaces que Dios te ha dado para ayudarte a vivir en una relación correcta con El.

h) Preguntas y puntos de discusión

1. ¿Es importante saber que estás perdonado y que tienes una conciencia limpia?

2. ¿Hay algo por lo cual Dios no nos perdonará?

3. ¿Olvida realmente Dios que hayamos cometido un pecado si lo confesamos y le pedimos que nos perdone por ello?

4. ¿Qué deberíamos hacer cuando un hermano peca contra nosotros? (Lucas 17:3-4).

5. ¿Quién ha de restaurar al hombre sorprendido en alguna falta (pecado) y con qué actitudes (o espíritu) deberíamos restaurar a un hermano pecador?
(Gálatas 6:1).

6. ¿Por qué insiste Dios en que perdonemos a los otros, incluso cuando están totalmente equivocados?

7. Haz una lista de aquellas personas a las que no has perdonado. Pide a Dios que te las traiga a tu memoria. Decídete ahora a perdonar a cada una de ellas. Clama a Dios para que te dé un, espíritu perdonador, para expulsar toda ira y amargura de tu corazón, y llenarlo en cambio con su amor.

8. ¿Por qué el desobedecer a nuestra conciencia incorpora tensión a nuestra vida?

9. ¿Por qué tanta gente en el mundo "parece" hacer lo que quiere y no sentirse culpable por ello?

10. Asegúrate de que tienes una conciencia limpia. Si no hay nada que te turbe, no te pongas introspectivo buscando algo que no existe. Si no tienes un testimonio claro de que todo está bien, haz la oración de David en el Salmo 139:23-24, y así como Dios conteste realiza los cuatro pasos mencionados en esta unidad.

i) Resumen y aplicación
1. Dios ha hecho que su perdón sea libremente asequible para nosotros cuando le confesamos nuestros pecados.

2. La sangre de Jesús facilita perdón y puede hacernos limpios y justos a los ojos de Dios.

3. El arrepentimiento es un cambio de opinión y dirección. Las Escrituras nos instruyen a demostrar nuestro arrepentimiento con nuestros hechos (Mateo 3:8; Hechos 26:20). Perdonar a los demás, no importa lo equivocados que estén, es parte de nuestro arrepentimiento como discípulos de Jesús.

4. Dios nos ha perdonado mucho, y espera que perdonemos a los demás de la misma manera (Mateo 13:21-35; Lucas 6:37-38).

5. Nuestra conciencia es el timbre de alarma de Dios y necesitamos dejar que Dios la programe correctamente para que nos guíe en su camino.

6. Nuestra conciencia establece límites que pueden actuar como protección para andar el camino de Dios.

7. Ignorar nuestra conciencia es tan peligroso como ignorar el dolor. Normalmente llevará a grave daño.

8. Nuestra certeza del perdón de Dios limpia nuestra conciencia y nos libra de la culpabilidad.