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lunes, 10 de junio de 2019

El perdón en la familia de Dios




El perdón en la familia de Dios

Efesios 4:31-32.

Quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

INTRODUCCIÓN.

Hoy veremos un tema de vital importancia para la Iglesia de Dios, es necesario ser obedientes al Señor en esta área de la vida de un creyente puesto que nos puede llevar al fracaso y a la pérdida de la comunión y del éxito con Dios.

Es importante recalcar que el perdón del cual trataremos el día de hoy se refiere al perdón entre los creyentes, dentro de la familia de Dios, muchos conceptos no son aplicables entre los no creyentes, y el cristiano es el único que puede llevar a cabo el perdón bíblico.

Una Iglesia que no se ejercita en esta práctica es una congregación fría, indiferente a las necesidades del mundo y a la voluntad de Dios, es una Iglesia que se pudre por dentro puesto que está contaminada por la amargura almacenada en el corazón de los creyentes.

DESARROLLO.

¿QUE ES EL PERDÓN?

Viene de la palabra aphiemi y significa despedir o apartar. Este es el significado fundamental del perdón a través de las escrituras; es decir, separar el pecado del pecador.

La base fundamental del perdón se encuentra en el sacrificio de Cristo en la cruz. Todo el perdón, tanto divino como humano tiene como base este sacrificio.

Is 43:25. Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mi mismo, y no me acordaré de tus pecados.

Mt 26:28. porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.

Lo que Dios hizo con nuestros pecados fue quitarlos de sobre nuestra persona y depositarlos en la persona de Cristo, donde fueron redimidos; el castigo y la justicia se cumplieron en la persona de Jesús y el pecador queda libre del pecado y de la culpa, por tanto, también del castigo. Debemos notar que Dios cumple su justicia una sola vez, por eso es que él olvida el pecado y no inculpa más al pecador.

Es de notar que el perdón y el pecado están íntimamente relacionados, si no hay pecado no hay motivo para el perdón y viceversa. No es ligero el pecado, esto implica también que el acto del perdón no es algo sin importancia, como muchos a veces lo tratamos, el perdón es un acto inspirado por Dios y cada creyente debe tomar el acto del perdón tan serio como Dios lo toma hasta la fecha, tanto si está del lado ofensor o del lado del ofendido.

TIPOS DE PERDÓN.

Existen dos tipos de perdón, el Divino y el humano. El segundo tiene como modelo el perdón divino, mas está pervertido por causa de la caída del hombre y de su mismo pecado.

¿En que se distinguen el uno del otro? En que el perdón humano pasa por alto la ofensa y por eso es tan difícil a veces otorgarlo, en la práctica esto ocurre cuando la ofensa pasa desapercibida o cuando existen circunstancias adicionales de unión entre el ofensor y el ofendido.

Dios no comete un acto de injusticia al perdonarnos puesto que el separar el pecado de nosotros es para tener total libertad para castigar el pecado, puesto que el ama al pecador pero odia al pecado. Si tratase el pecado sin esta separación él tendría que tratar con el pecador también, cosa que ocurrirá en el infierno para aquellos que no acepten el perdón de Dios a través de Cristo Jesús. Jesús es la propiciación por el pecado porque él es el depositario de la culpa y esto nos libra de la misma.

Al haber justicia por el pecado no hay más delito ni culpa, la ofensa ha sido satisfecha, el perdón se otorga puesto que no hay culpa a perseguir.

Para que ocurra el perdón se necesitan tres partes: El ofendido, el ofensor y el depositario del pecado. Muchas veces pensamos que solo dos son necesarios. Esto es lo que distingue el perdón humano del perdón divino. El hombre pasa por alto el pecado. Dios lo castiga, redime y olvida en su hijo Jesús.

¿QUE ES NECESARIO PARA PERDONAR?

Veamos un texto que nos enseña lo que se necesita para perdonar:

Mateo 18:21-35.

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.

Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A este, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.

Un espíritu perdonador. Que está compuesto por dos elementos:

1. Conciencia del propio pecado personal. Cada uno de nosotros es también un pecador que comete ofensas y pecados principalmente contra Dios

2. Un deseo personal de perdonar. Al tener presente lo anterior y haber experimentado el perdón divino, es necesaria un decisión personal, así como Dios tomó la decisión de perdonar a los pecadores que le había ofendido grandemente.

¿POR QUE ES NECESARIO PERDONAR?

Porque toda falta de perdón produce siempre un alejamiento.

Y porque al quedar una ofensa o pecado pendiente siempre produce amargura de quien la sufre. El que guarda una raíz de amargura en su corazón está pecando directamente contra Dios y no puede tener una vida de éxito y provecho en el Señor.

¿QUE PASA CUANDO NO SE PERDONA?

Veamos algunos textos antes de contestar esta pregunta.

Mateo 6:12-15. Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amen. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.

Marcos 11:25-26. Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas.

Lucas 6:37-38. No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

Efesios 4:31-32. Quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Principalmente se tiene un pecado pendiente contra Dios. Cuando nosotros vamos a Dios para pedir perdón de nuestras ofensas y no hemos perdonado, él desea que confesemos primero la violación al segundo pecado más grande que cometemos contra él: No amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Se está solicitando el perdón para si mismos, pero no estamos dispuestos a concederlo a otros.

Dios desea que practiquemos el carácter que está formando en nosotros, cuando no perdonamos, lo que está sucediendo en nuestro interior es que decimos que somos superiores a Dios y que la ofensa cometida es mayor a las que ofenden a Dios y que esto no puede ser perdonado, ¡Cuando nosotros estamos ofendiendo a Dios con esta actitud! Y poniéndonos en una posición más difícil que la de aquel que nos ofendió.

¿Cómo Dios nos puede perdonar un pecado cuando no hemos confesado otro? Creo que la respuesta es fácil.

Y como se vio anteriormente el fracaso personal está a la puerta, hay una división entre Dios y nosotros. Esto no se puede dejar para después.

Se pierde la visión espiritual y las divisiones en la Iglesia no se dejan esperar. La obra de Dios se realiza en la carne y no por el poder del Espíritu Santo. La Iglesia se ve gravemente afectada cuando sus miembros no practican el perdón entre ellos. Los perdidos son los principalmente afectados cuando un creyente no perdona porque no predicara el evangelio de Dios cuando él mismo no lo vive.

¿POR QUE NO PERDONAMOS?

Por causa directa de pecado. Veremos algunas razones a continuación:

1. Por orgullo. ¿por qué me he de humillar perdonándolo?

2. Para castigar al ofensor.

3. Porque esperamos un mal en el ofensor para restituir la ofensa.

4. Porque queremos un castigo de acuerdo a nuestra justicia.

5. Es su problema, no el mío.

En todas las razones anteriores hay un pecado personal de por medio. Debemos preguntar a Dios: ¿Que pecado mío me impide perdonar a esta persona?

Hechos 3:19. Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio.

¿QUE DEBEMOS TENER EN CUENTA PARA PERDONAR?

1. Que nosotros también hemos sido perdonados.

Efesios 4:31-32. Quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

2. Que Cristo ya perdonó ese pecado.

Colosenses 2:13. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados.

3. Que el pecado es contra Dios y de rebote contra nosotros.

Salmo 51:4 Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo en tu palabra.

¿CÓMO DEBEMOS PERDONAR?

Efesios 4:31-32. Quítese de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Al tener la convicción de que perdonar es separar el pecado del pecador nos lleva a perdonar como Cristo nos perdonó. No viendo la ofensa cometida a nuestra persona, sino el problema del pecador con Dios, porque a eso se reduce el pecado, a un problema con Dios.

Cuando esto ocurre en mi corazón, mi interés no está centrado en mi, en lo que me ofendieron, sino en el otro, en que si actúa de esta manera, es porque algo pasa en su relación con el Salvador, es grave que un hijo de Dios no ande en comunión con su Señor, entonces me interesa tu persona, tu relación divina, te voy a ayudar para que la recuperes.

No te voy a reclamar tu mala acción, sino que tu conducta muestra que tienes un problema de comunión o de visión en la vida espiritual, ya no te reclamo, ni te juzgo, sino que juntos buscamos la solución a tu problema, lo mío es después, porque cuando regreses a la comunión con Dios comprenderás entonces cómo me has afectado.

Sin embargo se presentan ciertas preguntas acerca de la práctica del perdón, veámoslas: ¿Quién da el primer paso? ¿Debo a esperar al arrepentimiento del otro?

En esto Cristo nos da el ejemplo: Lc 23:34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Veamos la actitud de Esteban en Hch 7:60 Y puesto de rodillas clamó a gran voz: Señor, no les tomes en cuenta este pecado. Y la de Pablo en 2Ti 4:16 En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta.

Cada uno de ellos dio el primer paso para el otorgamiento del perdón, y esto nos lleva a ver lo que yo llamo: el acto del perdón y el acto práctico del perdón.

El acto del perdón. Jn 3:16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna, el perdón de Dios ya está dado, él ofreció perdonar a los hombres, los hombres no pueden decir que Dios no les quiere perdonar, eso está claramente expresado a todo lo largo de la Biblia. Dios dispuso en su corazón perdonar a los pecadores y lo anunció claramente para que lo supieran. Tenemos un ejemplo de la universalidad del perdón en 2P 2:1 Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.

El acto práctico del perdón. Hechos 3:19. Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. El perdón es nuestro y gozamos de él cuando ocurre el arrepentimiento y la confesión, pero esto es una respuesta del pecador y no del ofendido, esto es importante notarlo, el pecador no gozará de los beneficios del perdón hasta el arrepentimiento, pero ese es problema del pecador.

Nosotros otorgamos el perdón a nuestros deudores y debemos darles a conocer este hecho, si ellos no responden al perdón, tienen un problema más con Dios, pero nosotros hemos actuado de acuerdo al carácter de Dios.

Cuando les decimos que hay disposición al perdón y buscamos la restauración de la comunión y no les acusamos y dejamos claro que no estamos reclamando, es más fácil enfrentar el conflicto por las dos partes. Dios producirá en él el deseo de restaurar al ofendido, pero esto solo ocurre cuando el ofensor ya está en comunión con Dios nuevamente, y todo será para la gloria de Dios y no para satisfacer a otro pecador ofendido.

CONCLUSIÓN.

El otorgar y el pedir perdón es un acto que debe ser motivado directamente por Dios en nuestro corazón, lo que no es así es del diablo y motivo de pecado.

Aquel que pide perdón sin la conciencia de la ofensa a Dios y al hermano peca por no amar a Dios primeramente y no amar a su prójimo como a sí mismo, y no puede estar bien en su vida cristiana.

Aquel que no perdona de acuerdo al carácter de Dios y no se compromete con la vida del ofensor, no está siguiendo el ejemplo de Cristo y no está teniendo el sentir que tuvo Cristo Jesús. Fil 2:4-7 no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de otros. Haya pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres. Yo no soy importante, tú eres importante para mí. Me interesa tu vida.

Cuando practiquemos esto en la Iglesia experimentaremos que el amor en realidad cubre multitud de pecados. Meditemos y practiquemos el siguiente texto de la palabra de Dios:

Colosenses 3:12-13.

Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro.

jueves, 11 de abril de 2013

Bosquejo Biblico de Samuel Vila: "Un Salmo de penitencia"



UN SALMO DE PENITENCIA
(Salmo 25)
1. Protección (vv. 1–5):
a) Confianza (vv. 1–3): ¿A quién más podríamos ir?
b) Enseñanza (vv. 4, 5).
No busca ni pide por su propio camino, sino que viene como un niño.

2. Paciencia (vv. 6–10):
a) Gracia (vv. 6, 7): el amor eterno de Dios es digno de toda nuestra confianza.
b) Guía (vv. 8–10): aprendemos no sólo sus verdades, sino también sus caminos.

3. Plenitud (vv. 11–13):
a) Perdón (v. 11): la verdadera penitencia ruega el perdón de Dios para glorificar su nombre.
b) Paz (vv. 12, 13): aquel que pone su confianza en Dios nunca será confundido.

4. Compañía (vv. 14–16):
a) Revelación (v. 14): Dios revela los secretos de Su amor a Sus propios hijos.
b) Rescate (vv. 15, 16): es posible que Dios no nos libre siempre de las trampas que nos tienden, pero sí nos dará la liberación final.

5. Poder (vv. 21, 22): Él nos sacará triunfantes de cada prueba.

martes, 26 de marzo de 2013

Bosquejo Biblico de Samuel Vila: La sed del alma



LA SED DEL ALMA
(Salmo 63)

1. Súplica (vv. 1, 2):
a) Comunión (v. 1): no todas las almas que están sedientas buscan a Dios. Cuando decimos, «Tú eres mi Dios», entonces sí deseamos Su presencia.
b) Consuelo (vv. 2): cuando el alma busca a Dios, nunca encuentra temor, sino siempre consuelo y confortamiento.

2. Contentamiento (vv. 3–6):
a) Dedicación (v. 3): «Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón». (Lc. 12:34). Una dedicación total moldea el juicio y controla los deseos.
b) Acción de gracias (vs. 4–6): un Dios tan inmensamente bueno que satisface los profundos deseos del alma, es digno de toda alabanza.

3. Convicción (vv. 7, 8):
a) Escudo (v. 7): ¡Tal vez el «Shekinah» estaba en la mente del autor de este salmo! Es el cántico de un alma satisfecha que halla su escudo en Dios.
b) Sostenimiento (v. 8): el alma tiene profundos anhelos de Dios y siente que está segura en los brazos eternos.

4. Confianza (vv. 9–11):
a) Castigo (vv. 9, 10): un declive extraño, al parecer, pero está dicho en un sentido que expresa confianza, y no un sentir vindicativo. Es la seguridad que ha de triunfar la justicia.
b) Propiedad (v. 11): el salmista no se regocija por lo tanto en la caída del enemigo, sino en Dios quien trae gloria al corazón honesto.

miércoles, 30 de enero de 2013

Bosquejo Biblico Samuel Vila: Almas sacudidas por la tormenta



ALMAS SACUDIDAS POR LA TORMENTA
(Salmo 46)
1. El poder de Dios (vv. 1–3):
a) Refugio (v. 1): nuestra verdadera seguridad reside no en las armas humanas, sino en el Dios todopoderoso. Todas las otras promesas de seguridad ofrecen falsas esperanzas y son, al final, inútiles.
b) Reposo (vv. 2, 3): Él ordena el caos cósmico, y la confusión da paso al reposo. Él no es sólo un refugio, sino que es de fácil acceso, de manera que Su poder y ayuda están siempre a nuestra disposición. El contenido de los vv. 2 y 3 tienen estrecha relación con los vv. 7 y 11.

2. La presencia de Dios (vv. 4–7):
a) Consolación (vv. 4, 5): la escena cambia, y ahora es la omnipresencia de Dios más que Su omnipotencia lo que nos trae consolación. El tumulto cesa, y la presencia de Dios llena de gracia es el retiro seguro de un alma sacudida por la tormenta, como un cielo de descanso después de una tempestad.
b) Bienestar (vv. 6, 7): Dios es eterno, inmutable, el Dios de los ángeles, y el Dios de un hombre, aun de alguien tan débil como Jacob. Si a pesar de todos los fracasos de Jacob, el Señor quiere ser su Dios, entonces también querrá ser el Dios nuestro y el Dios de cada débil pecador.

3. La paz de Dios (vv. 8–11):
a) La Providencia (vv. 8–10): los caminos de Dios a veces no son fáciles de entender, pero en cada acontecimiento está la Providencia, que hace que todas las cosas obren para bien. Esto trae la paz a un alma azotada por la tempestad.
b) Protección (vv. 11): nuevamente el gozoso refrán que suena como música al oído de los afligidos. Dios es nuestra segura defensa y protección. Su presencia es la promesa de victoria y lo único que puede traernos una auténtica paz.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Bosquejo Biblico Samuel Vila: Todas las cosas son hechas nuevas


TODAS LAS COSAS SON HECHAS NUEVAS

Mateo 7:15–20

1. Nueva vida: por la gracia de Dios (Jn. 3:5, 6; 1:12).

2. Nuevos corazones: por su poder (Ez. 36:26; 1 Co. 6:11).

3. Nuevos frutos: por su Espíritu (Mt. 7:16; Gá. 5:22–25).

4. Nuevo camino: por su Palabra (Is. 43:19; Jn. 14:6).

5. Nuevo pacto: por su Hijo (He. 8:8–13; 1 Co. 11:25).

6. Nueva ley: por su misericordia (Jn. 13:34; 15:12; Gá. 6:2).

7. Nueva visión: por un milagro (Jn. 9:25; Col. 3:1–13).

8. Nuevas relaciones: por la justicia de Cristo (He. 2:11; 1 Co. 1:30; Ef. 2:10–13; Ro. 8:15).

jueves, 30 de agosto de 2012

Bosquejos Biblicos Samuel Vila




GRANDES COSAS DE JUAN 3:16

1. Un gran Dios (2 Cr. 2:5; Sal. 86:10).

2. Un gran amor (1 Jn. 4:8, 16; Ro. 5:8).

3. Una gran compañía (1 Jn. 2:2; Jn. 3:17).

4. Un gran don (2 Co. 9:15).

5. Un gran Salvador (Mt. 1:21; Hch. 4:12).

6. Una gran invitación: «todo aquel» (Ap. 22:17).

7. Una gran seguridad: «que cree» (Ro. 10:9, 10).

8. Una gran liberación: «perezca» (Jn. 14:6).

9. Una gran recompensa: vida eterna (Sal. 23:6; Jn. 5:24).

Bosquejos Biblicos Samuel Vila


ALGUNOS «DEBEMOS» DE LA BIBLIA

(Juan 3:7)

1. Debemos orar siempre (Lc. 18:1; Sal. 91:1; Mt. 6:6).

2. Debemos leer las Escrituras (Col. 3:16; 1 P. 2:2).

3. Debemos asistir a los cultos de la iglesia (He. 10:25).

4. Debemos dar testimonio (Ro. 10:9, 10).

5. Debemos traer nuestras ofrendas al Señor (Mal. 3:7–12; 2 Co. 9:7).

6. Debemos ser sinceros (Jn. 4:24; Mt. 5:8).

7. Debemos comparecer ante el Tribunal de Cristo (2 Co. 5:10).