domingo, 24 de abril de 2016

Tesoros de David: Salmos 53, de Charles Spurgeon



SALMO 53

Título: «Al músico principal». Si el dirigente del coro tiene el privilegio de cantar los jubileos de
la gracia divina.
Esta es la segunda vez que se le confía este Salmo (ver Salmo 14), y por tanto tiene que tener
más cuidado al cantarlo.
«Sobre Mahalat». La palabra Mahalat al parecer significa, en algunas formas de la misma,
«enfermedad», y verdaderamente este Salmo es «El canto de la enfermedad del hombre»: la
mancha mortal, hereditaria, del pecado. No es una copia del Salmo catorce enmendada y
revisada por mano extraña; es otra edición por el mismo autor, que pone énfasis en ciertas partes
y vuelve a escribirlas con otro propósito.
Tema: La naturaleza malvada del hombre se presenta aquí ante nuestra vista por segunda vez y,
casi, en las mismas palabras inspiradas. Las repeticiones no son innecesarias. Somos lentos en
aprender y hemos de ir línea tras línea. David, después de una larga vida, halló que los hombres
no eran mejores entonces de lo que eran en su juventud. C. H. S.
Probablemente los dos Salmos se refieren a períodos distintos: el catorce, a la parte anterior del
mundo, o a la historia judía; el cincuenta y tres, a un período posterior, quizá, entonces, aún en el
futuro. Jehová, por medio de Cristo, se dice frecuentemente que mira al mundo para ver cuál es
su condición, y siempre con el mismo resultado. «Toda carne se había corrompido por su
camino» en los días de Noé, y «cuando el Hijo del Hombre venga», de nuevo se insinúa que no
va a hallar casi «fe en la tierra». Los dos Salmos también se aplican a personas diferentes. R.
Ryland en Los Salmos restaurados del Mesías
El estado de la tierra deberíamos sentirlo profundamente. El mundo postrado en la maldad
debería ocupar gran parte de nuestros pensamientos. La culpa enorme, la contaminación
inconcebible, el ateísmo provocador de esta provincia caída del dominio de Dios, podría ser un
tema para nuestra meditación incesante y luctuosa. Para hacer más hincapié en ello e impresión
en nosotros, pues, el Salmo repite lo que ya ha cantado en el Salmo 14. Andrew A. Bonar
Este Salmo es una variación del Salmo 14. En cada uno de estos dos Salmos ocurre siete veces el
nombre de Dios. En el Salmo 14 es tres veces Elohim y cuatro veces Jehová; en el Salmo
presente es siete veces Elohim. Christopher Wordsworth

1. El hecho del pecado. Dios es un testigo del mismo.
2. La culpa del pecado. Es iniquidad (vers. 1, 4).
3. La fuente del pecado. ¿Por qué son tan malos los hombres?
4. La locura del pecado. Es un necio el que alberga pensamientos tan corruptos.
5. La inmundicia del pecado. A pesar de toda la decencia que pretenden los pecadores orgullosos, es cierto que la maldad es lo más nefasto del mundo.
6. El fruto del pecado. Ved hasta qué grado de barbaridad lleva finalmente a los hombres.
7. El temor y la vergüenza que siguen al pecado (vers. 5). Matthew Henry

Vers. 1. Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Y esto es lo que le hace un necio. El ser un
necio le hace hablar conforme a su naturaleza; el ser un gran necio le hace meterse en un gran
tema y llegar a una conclusión disparatada. El ateo, moral y mentalmente es un necio, un necio
en el corazón así como un necio en la cabeza; un necio en lo moral así como en la filosofía. Con
la negación de Dios como punto de partida, podemos llegar a la conclusión de que el progreso
del necio es rápido, tumultuoso, ruinoso. El que empieza en la impiedad está listo para todo. Una
vez se ha interpuesto el «No hay Dios», significa que no hay ley, ni orden, ni restricción a la
concupiscencia, ni límite a la pasión. C. H. S.
Es en su corazón que lo dice; éste es el deseo secreto de todo pecho no convertido. Si el pecho de
Dios estuviera al alcance de los hombres, lo habrían apuñalado un millón de veces, en un
momento. Cuando Dios se manifestó en la carne era hermoso; El no tenía pecado; El fue por el
mundo haciendo bienes sin cesa, y,,con todo, le prendieron, le colgaron de un madero, se
mofaron de El y le escupieron encima. Y ésta es la forma en que los hombres tratarían a Dios silo
tuvieran de nuevo a mano.
Aprendamos.
Primero: La corrupción espantosa del corazón humano, el nuestro. Me atrevo a decir que no hay un hombre no convertido presente que tenga la más remota idea de la monstruosa maldad albergada en su pecho. Espera a que llegue al infierno, y va a irrumpir sin restricciones. Pero, con todo, permíteme que te diga que tienes un corazón que mataría a Dios si pudiera. Si el pecho de Dios se hallara a tu alcance y de un golpe pudieras librar al universo de Dios, tu corazón es capaz del acto.

Segundo: El asombroso amor de Cristo. «Cuando aún éramos enemigos, Cristo murió por nosotros.» Robert Murry M’cheyne
Se han corrompido. Es inútil hacerles el cumplimiento de decir que son sinceros al dudar y pensar, pues lo que son, es corruptos. Se considera y trata el ateísmo hoy en día con guantes de cabritilla; no es un error inofensivo, sino que es un pecado ofensivo, putrefacto, y los justos tendrían que verlo bajo esta luz. Todos los hombres, en cuanto son más o menos ateos en espíritu, son también corruptos en este mismo grado; su corazón es repulsivo, y su naturaleza moral corrupta. C. H. S.
E hicieron abominable maldad. Si todos los hombres no son exteriormente viciosos, hay que explicarlo por el poder de otros principios mejores, pero dejados al espíritu del «No hay Dios», tan universal en la Humanidad, no producirían nada más que actos en extremo detestables. C. H. S.
No hay quien haga el bien. El necio típico se reproduce en toda la raza; sin una sola excepción, los hombres han olvidado el camino recto. Esta acusación se hace dos veces en el Salmo, y la repite por tercera vez el inspirado apóstol Pablo, y es una acusación solemne y extensa, pero Aquel que no puede errar, sabe lo que hay en el hombre; no pondrá más a cargo del hombre de lo que puede probar. C. H. S.

Vers. 2. Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres para ver si había alguno sensato que buscara a Dios. Lo hizo en épocas pasadas y sigue haciéndolo desde su alto observatorio. Si hubiera habido un hombre entendido, un verdadero amante de su Dios, el ojo divino lo habría escubierto.
Los paganos puros y los salvajes admirables de que hablan tanto los hombres no son visibles, al
parecer, a los ojos del Omnisciente, siendo así que viven sólo en el reino de la imaginación. El Señor no buscaba grandes gracias, sino sólo sinceridad y deseo recto, pero no pudo hallarlos. Vio todas las naciones, y los hombres de todas las naciones, y los corazones de todos los hombres, y los movimientos de cada corazón, pero no vio una cabeza clara ni un corazón limpio entre todos ellos. Donde los ojos de Dios no ven un signo favorable, podemos estar seguros que no hay ninguno.C.H.S.

Vers. 3. Se habían corrompido en masa (neelachu). Se han vuelto rancios, han fermentado como la leche que se vuelve agria, sin valor. Adam Clarke
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. La raza humana caída, dejada a su propia energía, no ha producido un solo hombre que ame a Dios o haga lo santo; ni nunca lo habrá.
La gracia ha de interponerse, o no se hallará ningún ser humano que siga lo bueno y verdadero.
Este es el veredicto de Dios después de mirar la raza. ¿Quién puede contradecirlo? C. H. S.
Los hombres malos no sólo son culpables de pecados de comisión, habiendo hecho iniquidades
abominables, sino que también son culpables de pecados de omisión. De hecho, nunca han realizado un solo acto santo. Pueden ser morales, decentes, amables, e incluso pertenecer a la iglesia; pero «no hay ninguno que haga bien, ni uno». Wm. S. Plumer

Vers. 5. Temblarán de pavor donde no hay nada que espante. David ve el fin de los impíos y el triunfo final de la simiente espiritual. La marcha rebelde y furiosa contra la gracia, pero súbitamente se apodera de ellos un pánico inmotivado. Los que se jactaban impávidos antes, ahora tiemblan como las hojas de un álamo, asustados de sus propias sombras. En esta cláusula y en este versículo este Salmo difiere mucho del catorce. C. H. S.
He aquí qué infierno tan espantoso es una conciencia herida. Nicholas Gibbins

Vers. 4. ¿No tienen conocimiento todos los que hacen iniquidad? La conciencia es un medio para frenar y restringir, controlar y reprender a la naturaleza corrupta y las formas crecientes de la misma. No está en calidad de habitante nativo, sino como una guarnición plantada en una ciudad rebelde por el gran Gobernador del mundo, para mantener la rebelión de sus habitantes dentro de límites, pues de otro modo estallaría en una indescriptible confusión. Thomas Goodwin
Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan. No tienen conciencia ni escrúpulos. El obrar mal es para ellos tan común como el comer un bocado de pan.

Vers. 5 Temblarán de pavor donde no hay nada que espante. David ve el fin de los impíos y el triunfo final de la simiente espiritual. La marcha rebelde y furiosa contra la gracia, pero súbitamente se apodera de ellos un pánico inmotivado. Los que se jactaban impávidos antes, ahora tiemblan como las hojas de un álamo, asustados de sus propias sombras. En esta cláusa y en este versículo este Salmo difiere mucho del catorce. C. H. S.
He aquí que infierno tan espantoso es una conciencia herida. Nicholas Gibbins

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