jueves, 27 de julio de 2017

Lo más importante



Lo más importante

Leer | Lucas 11.1-4
Muchos de nosotros hemos rediseñado el tiempo de para “ajustarlo” al afán de nuestras vidas y para tener más comodidad, olvidando que lo más importante de la oración es nuestra relación con Dios.
La oración debe ser un tiempo de separación del mundo para estar con el Señor. Esto tiene lugar cuando entregamos planes, prioridades y nuestra propia vida al gozo de acercarnos a nuestro Padre celestial. Es una ocasión para experimentar el amor de Dios, y para expresarle el nuestro a Él; para recordar que la vida está centrada en el Señor Jesús, y que nuestra prioridad es obedecerle. Es donde nuestras almas se nutren, y recibimos fuerzas para continuar.
Para nosotros, como hijos del Rey, la oración es el medio para comunicarnos con Él. Es, también, una de las maneras fundamentales para recibir sus respuestas. Pero aun más importante, es un tiempo para deleitarnos en la presencia de Dios nuestro Padre celestial, y de Jesús nuestro Salvador; y para ser guiados por el Espíritu Santo en la conversación celestial.
El valor de la oración se ve en la vida de Jesús. Él se apartaba con frecuencia de las multitudes e incluso de sus propios discípulos con el fin de pasar tiempo considerable con su Padre. ¿Qué valor le da usted a la oración? ¿A quién o qué busca por medio de sus oraciones? ¿Con qué frecuencia entra en el trono celestial simplemente para pasar tiempo con Dios? Dedíquese a buscar con ahínco una vida de oración como la de Jesús, teniendo a Dios mismo como centro de atención y prioridad absoluta.

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