viernes, 16 de septiembre de 2011
Visión motivadora
Dos hombres, ambos muy enfermos, ocupaban la misma habitación de un hospital.
A uno se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para ayudarle a drenar el liquido de sus pulmones. Su cama daba a la única ventana de la habitación.
El otro hombre tenia que estar todo el tiempo boca arriba.
Los dos charlaban durante horas. Hablaban de sus mujeres y sus familias, sus hogares, sus trabajos, su estancia en el servicio militar Y donde habían estado de vacaciones.
Y cada tarde cuando de hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas que podía ver desde la ventana.
El hombre de la otra cama empezó a desear que llegaran esas horas, en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas las actividades y colores del mundo exterior.
La ventana daba a un parque con un precioso lago. Patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas. Los jóvenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de todos los colores del arco iris. Grandes arboles adornaban el paisaje, y se podía ver a la distancia una bella vista de la línea de la ciudad.
Según el hombre de la ventana describía todo esto con detalle exquisito, el del otro lado de la habitación cerraba los ojos e imaginaba la idílica escena.
Una tarde calurosa, el hombre de la ventana describió un desfile que estaba pasando. Aunque el otro no podía oír la banda, podía verlo, con los ojos de su mente, exactamente como lo describía el hombre de la ventana con sus mágicas palabras.
Pasaron días y semanas. Una mañana, la enfermera de día entro coa, el agua ¡para asearlos, encontrándose en cuerpo sin vida d hombre de la ventana, que había muerto plácidamente mientras dormía. Se lleno de pesar y llamo a los ayudantes del hospital para llevarse el cuerpo.
Tan pronto como lo considero apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado a la cama al lado de la ventana. La enfermera le cambio encantada y, tras asegurarse que estaba cómodo, salió de la habitación.
Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior; por fin tendría la alegría de verlo por el mismo. Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana al lado de la cama...y se encontró con una pared blanca.
El hombre pregunto a la enfermera que podía haber motivado a su compañero muerto a describir cosas tan maravillosas a través de la ventana. La enfermera le dijo que el hombre era ciego y que no podría haber visto ni la pared, y le indico: "Quizás solo quería animarle a usted".
Es una tremenda felicidad hacer felices a los demás. Sea cual sea la propia situación. El dolor compartido es la mitad de pena, pero la felicidad, cuando se comparte, es doble.
Si quiere sentirse rico, solo cuente todas las cosas que tiene y que el dinero no puede comprar.
"Hoy es un regalo que Dios nos da, por eso se le llama presente."
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