domingo, 19 de agosto de 2012

Tesoros de David; Salmos 43 de Charles Spungeon


Tema: A causa de la semejanza de la estructura de este Salmo con el Salmo 42, se ha supuesto que es un fragmento separado por equivocación del cántico precedente; pero siempre es peligroso dejar cabida para teorías sobre errores en la Escritura, y en este caso sería difícil mostrar motivos para esta admisión.

Vers. 1. Júzgame, oh Dios. Puedo reírme de las lucubraciones de la mente humana si sé que Tú estás a mi lado.
Y defiende mi causa; líbrame de gente maligna. Cuando tratarnos con infieles, no es de extrañar que sean injustos, y por ello no se puede esperar que traten con justicia a su pueblo los que no son fieles a Dios. Odian al Rey y no pueden amar a 'sus súbditos. La opinión popular pesa para muchos, pero la opinión divina tiene mucho más peso para los que poseen la gracia. Una palabra de Dios pesa para él más que cien mil discursos de los hombres. El que confía en Dios en todas las cosas, lleva un escudo de bronce en su brazo y las flechas de la calumnia, al tocarlo, caerán sin clavarse en él. C. H. S.

Ahora bien, Dios no puede en justicia castigar dos veces; por lo tanto, habiendo sido herido Cristo, los creyentes han de ser curados (Isaías 53). A los creyentes se les ha imputado la justicia de Dios (2ª Corintios 5); por ello, Dios tiene que tratarlos como trata con su propia justicia.
Condensado de Nathanael Homes

Líbrame de gente maligna, y del hombre engañoso e inicuo. El engaño y la justicia van juntos; el que halaga no teme calumniar. De estos dos demonios nadie puede librarnos sino Dios.

Vers. 2. ¿Por qué me has desechado? Hay muchas razones por las cuales Dios podría habernos desechado, pero ninguna razón prevalecerá para que lo haga. El no desecha a su pueblo, aunque por un tiempo los trata como silos hubiera desechado. Aprende de esta pregunta que es bueno inquirir en las cosas oscuras, pero hemos de inquirir de Dios, no de nuestros temores. El que es el autor de una prueba misteriosa es el que mejor puede explicárnosla.

La incredulidad ciega yerra sin fallo, Y contempla la obra de Dios en vano;
Dios es su propio intérprete Y Él la explicará de modo claro. —C. H. S.

Vers. 3. Envía tu luz. «¡El día que comas de ella, ciertamente morirás!» Adán comió, y en aquel mismo día quedó sometido al pecado y a la muerte. Esta fue la verdad ejecutando el juicio. Pero surgió la luz de las tinieblas; los rayos de la misericordia templaron la nube espesa. La promesa del Gran Libertador fue pronunciada, y la fidelidad quedó alistada del lado de la gracia y pasó a
ocuparse en concederla; «la misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron». A partir de entonces, todas las almas humildes y confiadas las han contemplado unidas y han hecho de su unión la base de su confianza y su gozo. Henry March
Estas me guiarán. Que ésta sea la estrella que me guíe al descanso.
Que éstos sean los guías alpinos que me conduzcan sobre las montañas y los precipicios de las moradas de gracia.
Me conducirán a tu santo monte, y a tus moradas. No buscamos luz para pecar ni verdad para ser ensalzados por ella, sino para que sean los guías prácticos para una comunión más íntima con Dios. C. H. S.

Vers. 4. Entraré al altar de Dios. Hacia este altar han convergido desde la eternidad todos los rayos de la luz del favor y la gracia divinos, y la verdad y la santidad divinas; y desde este punto brillan sobre el alma y el corazón del penitente pobre y alejado, atrayéndole al altar en que pueda encontrar a su Dios. John Offord

Al Dios de mi alegría y de mi gozo. No era en el altar como tal que se interesaba el Salmista; no creía en el paganismo de los rituales; su alma deseaba comunión espiritual, comunión con Dios mismo en la realidad. ¿Qué son los ritos del culto a menos que el Señor esté en ellos?; ¿qué son verdaderamente sino cáscaras vacías? C. H. S.

Vers. 5. Espera en Dios. El lema del mundo es «pájaro en mano». «Dame hoy», y «mañana veremos». Pero la palabra de los creyentes es spero meliora: mis esperanzas son mejores que las posesiones presentes. Elnathan Parr

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