ALMAS SACUDIDAS POR LA TORMENTA
(Salmo 46)
1. El poder de Dios (vv. 1–3):a) Refugio (v. 1): nuestra verdadera seguridad reside no en las armas humanas, sino en el Dios todopoderoso. Todas las otras promesas de seguridad ofrecen falsas esperanzas y son, al final, inútiles.
b) Reposo (vv. 2, 3): Él ordena el caos cósmico, y la confusión da paso al reposo. Él no es sólo un refugio, sino que es de fácil acceso, de manera que Su poder y ayuda están siempre a nuestra disposición. El contenido de los vv. 2 y 3 tienen estrecha relación con los vv. 7 y 11.
2. La presencia de Dios (vv. 4–7):
a) Consolación (vv. 4, 5): la escena cambia, y ahora es la omnipresencia de Dios más que Su omnipotencia lo que nos trae consolación. El tumulto cesa, y la presencia de Dios llena de gracia es el retiro seguro de un alma sacudida por la tormenta, como un cielo de descanso después de una tempestad.
b) Bienestar (vv. 6, 7): Dios es eterno, inmutable, el Dios de los ángeles, y el Dios de un hombre, aun de alguien tan débil como Jacob. Si a pesar de todos los fracasos de Jacob, el Señor quiere ser su Dios, entonces también querrá ser el Dios nuestro y el Dios de cada débil pecador.
3. La paz de Dios (vv. 8–11):
a) La Providencia (vv. 8–10): los caminos de Dios a veces no son fáciles de entender, pero en cada acontecimiento está la Providencia, que hace que todas las cosas obren para bien. Esto trae la paz a un alma azotada por la tempestad.
b) Protección (vv. 11): nuevamente el gozoso refrán que suena como música al oído de los afligidos. Dios es nuestra segura defensa y protección. Su presencia es la promesa de victoria y lo único que puede traernos una auténtica paz.
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