¿DIOS SATISFECHO O ARREPENTIDO?
Pregunta: En Génesis 1:31 leemos: «Y vio Dios todo lo que había hecho y he aquí que era bueno en gran manera.» En cambio, en Génesis 6:6 encontramos: «Y se arrepintió Jehová de haber hecho al hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.» ¿Cómo puede reconciliarse este texto con la declaración de Malaquías 3:6: «Porque yo Jehová no cambio» y la de Santiago 1:17 que dice: «En el cual no hay mudanza ni sombra de variación»?
Respuesta: El primer pasaje declara la satisfacción de Dios en su obra antes de que el mundo quedara contaminado y afeado por el pecado. Cierto, la creación en su prístina pureza es bella y placentera, sobre todo si, como se deduce de Génesis 2:19-20 y Romanos 8:19-20, las mismas razas animales no se atacaban unas a otras, sino que se alimentaban de cuerpos muertos, tal como será en el tiempo del Milenio. (Isaías 11:6 y 65:25.)
Los que hacen la objeción no se fijan en que Génesis 1:31 es la primera declaración que hace Dios inmediatamente después de haber creado al hombre en su estado de inocencia, y que entre la primera y la segunda habían transcurrido dos mil años, o más, y las circunstancias del mundo eran enteramente diferentes, a causa del pecado.
El mismo argumento es válido en muchos otros pasajes de la Biblia en los que el Dios inmutable parece cambiar, y en efecto, cambia de actitud, no de propósito y de mente, a causa de la actitud de los hombres. No es Dios quien cambia, él es siempre el mismo, justo y recto, pero si el hombre cambia de actitud y de mente, encuentra a Dios diferente; no por ningún cambio de parte de Dios, sino porque el cambio ha ocurrido en el hombre mismo.
El segundo pasaje de Santiago copiado de la versión de Reina-Valera, revisión 1909, es aclarado en la revisión de 1977, ya que el texto original dice: «el Padre de las lumbreras», en el cual no hay fases ni períodos de sombra», correspondiendo mejor, las dos frases de la figura que Santiago emplea.
Respuesta: El primer pasaje declara la satisfacción de Dios en su obra antes de que el mundo quedara contaminado y afeado por el pecado. Cierto, la creación en su prístina pureza es bella y placentera, sobre todo si, como se deduce de Génesis 2:19-20 y Romanos 8:19-20, las mismas razas animales no se atacaban unas a otras, sino que se alimentaban de cuerpos muertos, tal como será en el tiempo del Milenio. (Isaías 11:6 y 65:25.)
Los que hacen la objeción no se fijan en que Génesis 1:31 es la primera declaración que hace Dios inmediatamente después de haber creado al hombre en su estado de inocencia, y que entre la primera y la segunda habían transcurrido dos mil años, o más, y las circunstancias del mundo eran enteramente diferentes, a causa del pecado.
El mismo argumento es válido en muchos otros pasajes de la Biblia en los que el Dios inmutable parece cambiar, y en efecto, cambia de actitud, no de propósito y de mente, a causa de la actitud de los hombres. No es Dios quien cambia, él es siempre el mismo, justo y recto, pero si el hombre cambia de actitud y de mente, encuentra a Dios diferente; no por ningún cambio de parte de Dios, sino porque el cambio ha ocurrido en el hombre mismo.
El segundo pasaje de Santiago copiado de la versión de Reina-Valera, revisión 1909, es aclarado en la revisión de 1977, ya que el texto original dice: «el Padre de las lumbreras», en el cual no hay fases ni períodos de sombra», correspondiendo mejor, las dos frases de la figura que Santiago emplea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario