Salmos 52
Un Salmo con instrucción. Incluso la malicia de un Doeg puede proporcionar instrucción a un David. «Salmo de David». El era el objeto principal del aborrecimiento extremo de Doeg y, por tanto, la persona más apropiada para sacar del incidente la lección que lleva incluida en sí.
Vers. 1. ¿Por qué te jactas de maldad, oh tirano? Doeg no tenía mucho de qué alabarse, por haber procurado la matanza de un grupo de sacerdotes indefensos. Un hombre poderoso, sin duda, que mataba a otros hombres que nunca habían tocado una espada. Debía sentirse avergonzado de su cobardía. ¡No había motivo para su exultación! Títulos de honor que no son sino una ironía cuando el que los lleva es cruel y mezquino. C. H. S.
La misericordia de Dios dura todo el día. Contrasta la bondad de Dios con el poder y riqueza de Doeg, y el fundamento de la bondad de Dios, que permanece para siempre y se muestra efectiva. Hermann Venema
Vers. 2. Como navaja afilada su lengua trama engaños. La manera astuta y hábil de ejecutar una intriga malvada ni esconde ni atenúa su maldad. El asesinato con una navaja afilada es tan cruel como matar con un hacha. Una mentira formulada con maña y facilitada por el aceite del ingenio es una locura igual al intento burdo para engañar. William S. Plumer
Vers. 3. Selah. Hagamos una pausa y consideremos al mentiroso altanero y fanfarrón. Doeg ya no existe, pero hay otros perros que ladran al pueblo de Dios. El ganadero de Saúl está enterrado, pero el diablo tiene a otros que de buena gana llevarían a sus santos como ovejas al matadero.
Vers. 4. Has amado. Te gusta el lenguaje soez y bajo. Palabras perniciosas. Hay palabras que, como la boa constrictora, se tragan al animal entero, o como los leones, que los despedazan primero; estas palabras las mentes malvadas las tienen en gran estima. Su oratoria es siempre furiosa y sanguinolenta. Emplean lo que puede provocar más fácilmente las pasiones más bajas de los hombres, y creen que el alimentar la locura de los inicuos es hacer gala de elocuencia de primer orden.
¡Oh engañosa lengua! Los hombres pueden decir cosas perniciosas, y hacerlo bajo el pretexto de justicia. Dicen que sienten celo por el derecho, pero lo que procuran es derribar la verdad y la santidad, y lo hacen con astucia, bajo pretextos que son transparentes.
Vers. 7. He aquí. Mirad aquí, y leed el epitafio de un hombre poderoso, que se enseñoreó orgullosamente durante su corta hora y puso su talón sobre el cuello de los escogidos del Señor.
No puso a Dios por su fortaleza. ¡He aquí el hombre, grande, vanidoso! Fundó su fortaleza, no en Dios; se glorió en su poder, no en el Todopoderoso. ¿Dónde se encuentra ahora? ¿Qué tal le ha ido en la hora de su necesidad? Contemplad su ruina y recibid instrucción.
Si no que confió en la multitud de sus riquezas. Se enorgullecía de los bienes que había recogido y los atropellos que había cometido. La riqueza y la maldad eran sus compañeras; en combinación eran un monstruo. Cuando el diablo es el amo de la bolsa, es un diablo de veras.
Beelzebú y mamon calientan juntos el horno siete veces más para el hijo de Dios, pero al fin sólo
consiguen su propia destrucción. Siempre que vemos hoy a un hombre eminente en el pecado y en hacienda, haremos bien considerando su fin y poniendo este versículo en nuestra mente como su epitafio. C. H. S.
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