Las recompensas de la paciencia
Leer | HEBREOS 6.13-15
La paciencia es difícil de aprender y de practicarla. Vivimos de manera acelerada, ¡y tenemos que poner manos a la obra! Así es como la mayoría de nosotros actuamos, aunque no lo digamos con palabras.
Tal vez por eso la Biblia contiene abundantes ejemplos acerca de la paciencia y de su recompensa. Una y otra vez, vemos al Padre celestial haciendo promesas a sus hijos, para después tener ellos que esperar años, a veces décadas, para verlas cumplidas y ser bendecidos.
Pensemos en Abraham. A los 75 años, Dios le prometió que le daría un hijo. Diez años más tarde, seguía sin descendencia. Después de veinte años, todavía no tenía ese hijo. Por fin, cuando tenía 100 años, un cuarto de siglo después de que el Señor le había hecho la promesa, nació Isaac. Sin duda, Abraham debe haber tenido momentos de duda durante esa larga espera. Pero siguió confiando en Dios y esperando que Él cumpliera lo que le había prometido.
Hay muchos otros ejemplos. Cuando era joven, Jacob conoció a la chica de sus sueños, pero tuvo que trabajar durante muchos años antes de casarse con ella. A los 17 años, Dios le dijo a José en una visión que lo bendeciría, pero fue abatido por más de diez años de esclavitud y luego de prisión antes de recibir la recompensa. David fue ungido como rey de Israel siendo adolescente, pero pasó los siguientes catorce años, aproximadamente, huyendo por su vida antes de subir al trono.
Los atajos nunca llevan adonde el Señor quiere que estemos. Sin embargo, el largo camino está lleno de siervos fieles. ¿Está usted esperando hoy que Dios cumpla sus promesas? ¡Anímese, no es el único!
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