Los momentos de tentación
Leer | 1 CORINTIOS 10.6-13
La Biblia enseña que todos seremos tentados a actuar en contra de los mandamientos de Dios. Ayer vimos que debemos resistir la tentación cuando tengamos demasiada hambre, enojo, soledad o cansancio. Es decir, somos sabios cuando nos alimentamos regularmente, experimentamos la paz que Dios ofrece, nos mantenemos en contacto con otras personas y descansamos lo suficiente.
Pero ¿de dónde proviene el deseo de pecar? Las fuentes de la tentación pueden ser el mundo donde vivimos, el diablo o algo dentro de nosotros. El mundo quiere que nos unamos a él en su interés egoísta por los placeres. Satanás quiere que nos alejemos de Dios. Y nuestra naturaleza carnal quiere que tengamos el control, no Dios.
¿Nos tienta Dios? No, conforme a Santiago 1.13. Nuestro Padre celestial no quiere que hagamos lo malo; sin embargo, nos probará para revelarnos nuestras motivaciones y actitudes. También utiliza los momentos de pruebas para transformarnos a la semejanza de Cristo. Lo que Él hace es siempre para nuestro bien.
Recuerde que no peca por el hecho de ser tentado. Jesús mismo fue tentado por el diablo en un momento de mucho cansancio y necesidad física, después de pasar cuarenta días en el desierto sin comida. Por tanto, no se juzgue a sí mismo con dureza cuando se sienta tentado a hacer algo malo. Solo cuando cedemos a la tentación, cruzamos la línea, y pecamos.
El Señor sabe exactamente cómo librar a cada uno de nosotros de las tentaciones que encontramos. La pregunta es: ¿Qué tan bueno es usted respondiendo a su dirección?
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