Génesis 36
Esaú y sus descendientes.
El relato de este capítulo muestra la fidelidad de Dios a la promesa
dada a Abraham.
Aquí Esaú es llamado Edom, el nombre que mantiene
el recuerdo de la venta de su primogenitura por un plato de guisado.
Esaú siguió siendo el mismo profano que desprecia las cosas
celestiales.
En la prosperidad y honor exterior los hijos del pacto
suelen estar atrás y aquellos que están fuera del pacto son los que
toman la delantera. Podemos suponer que es una prueba de la fe del
Dios de Israel, el oír de la pompa y poderío de los reyes de Edom,
mientras ellos eran esclavos en Egipto; pero quienes buscan grandes
cosas de Dios deben contentarse con esperarlas; el tiempo de Dios es
el mejor tiempo.
El monte de Seir es llamado la tierra de su
propiedad. Canaán era en esta época solamente la tierra prometida.
Seir era posesión de los edomitas.
Los hijos de este mundo tienen
todo en la mano y nada de esperanza, Lucas 16: 25, mientras que los
hijos de Dios tienen todo en la esperanza y casi nada en la mano.
Pero, consideradas todas las cosas, es incomparablemente mejor tener
Canaán en la promesa, que el monte de Seir como posesión.
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