Cómo superar una fe vacilante
Leer | Mateo 21.18-22
Dejar que nuestra fe vacile nos cierra a las bendiciones de Dios. Él no puede violar su propio principio dando respuesta a la oración de un escéptico. Por el contrario, los creyentes que han elegido tener fe, pueden tener la confianza de que el Señor les dará lo que pidan —o algo aun mejor.
Superar una fe vacilante requiere dos acciones: Primero, decidir creer que el Señor es digno de confianza. Los sentimientos de inseguridad están atados a nuestras circunstancias, pero nuestra mente y nuestro corazón pueden ser atados al Señor. “Me niego a seguir dudando de mi Dios” debe convertirse en el grito de batalla de los cristianos. Cuando Satanás nos susurre palabras de desaliento, podemos responder diciéndole que sabemos quién es nuestro Dios, y que Él hará lo que promete.
Segundo, sumérjase en la Palabra de Dios y medite en sus promesas. Cuando meditamos en las promesas del Señor, nuestra mente y nuestro espíritu se llenan de los pensamientos del Padre celestial y comenzamos a pensar como Él. Cada vez que nos alimentemos de la Palabra de Dios, debemos escribir notas y apartar tiempo para meditar en el pasaje. Luego, cuando enfrentemos circunstancias difíciles y nuestra fe comience a vacilar, podremos recordar las promesas de Dios y mantenernos firmes en nuestra decisión de confiar en Él.
Los creyentes que fortalecen su fe oran por cosas específicas, de acuerdo con las promesas de Dios. Y desde el momento en que la oración va al cielo podemos vivir a la expectativa de la respuesta del Señor. ¡La fe es una aventura grandiosa!
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