SALMO 59
A quien Dios guarda, Satanás no puede destruirlo. El Señor puede incluso preservar las vidas de sus profetas por medio de cuervos, que suelen, por su naturaleza, arrancar los ojos de otros.
David siempre halló un amigo para ayudarle cuando su situación era en extremo peligrosa, y este amigo se hallaba en la misma casa de su enemigo; en este caso se trataba de Mical, la hija de Saúl, como en otras ocasiones había sido Jonatán, el hijo de Saúl. «Mictam de David». Este es el quinto de los «Secretos áureos» de David. El pueblo escogido de Dios tiene muchos de ellos.
Sal 59:1 Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío;
Ponme a salvo de los que se levantan contra mí.
Vers. 1. Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío. Estaba a punto de ser capturado, vivo o muerto, sano o enfermo, y llevado a la matanza. La incredulidad habría sugerido que la oración era palabras vanas, pero no pensó así el hombre bueno, porque hace de ella su único recurso.
Nótese que pone el título «Dios mío» frente a las palabras «mis enemigos». Este es el método debido de capturar y apagar los dardos ardientes del enemigo en el escudo de la fe. C. H. S.
Hay dos alegaciones de las que hace uso el Salmista; la una era que Dios era su Dios (vers. 1); la otra que era el poder y fuerza de sus enemigos. John Hill
Sal 59:2 Libramé de los que cometen iniquidad,
Y sálvame de hombres sanguinarios.
Vers. 2. Líbrame de los que cometen iniquidad, y sálvame del hombre sanguinario. Saúl tenía más motivos que David para temer, porque el arma invencible de la oración era usada contra él, y el cielo era despertado para presentarle batalla.
Sal 59:3 Porque he aquí están acechando mi vida;
Se han juntado contra mí poderosos.
No por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová;
Vers. 3. Porque he aquí, están acechando mi vida. En tanto que el enemigo esta en acecho, nosotros esperamos en oración, porque Dios espera ser misericordioso con nosotros y terrible para con nuestros enemigos.
Se han juntado contra mil poderosos. Ninguno de ellos estaba ausente cuando se trataba de dar muerte a un santo. Era para ellos una diversión. C. H. S.
Sal 59:3 Porque he aquí están acechando mi vida;
Se han juntado contra mí poderosos.
No por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová;
Sal 59:4 Sin delito mío corren y se aperciben.
Despierta para venir a mi encuentro, y mira.
Vers. 3, 4. Alega su propia inocencia no respecto a Dios, pero sí en cuanto a sus perseguidores.
Nota que:
1. La inocencia del hombre piadoso no le es una
garantía contra la malignidad de los inicuos. Los
que son inocentes como palomas, sin embargo, por
causa de Cristo, son odiados por todos los hombres
como si fueran perjudiciales como serpientes, y
tratados en consecuencia.
2. Aunque su inocencia no les asegura contra las
tribulaciones, con todo, serán grandemente
apoyados y consolados en estas tribulaciones. El
testimonio de nuestra conciencia de que nos hemos
comportado bien hacia aquellos que se comportan
mal con nosotros está a nuestro lado y esto será
causa de gozo en el día malo. Si somos conscientes
de nuestra inocencia podemos con humilde
confianza apelar a Dios y pedirle que defienda
nuestra causa, lo que hará a su debido tiempo.
Matthew Henry.
Vers. 4. Sin delito mío corren y se apostan. Para el hombre valeroso el peligro no causa desazón en la mente, comparado con la injusticia a que se ve sometido. C. H. S.
Sal 59:5 Y tú, Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel,
Despierta para castigar a todas las naciones;
No tengas misericordia de todos los que se rebelan con iniquidad. Selah
Vers. 5. Tú, Jehová, Dios de los ejércitos, Dios de Israel.
1) Dios de los ejércitos, y por tanto poderoso;
2) Dios de Israel, y por tanto dispuesto. Andrew A. Bonar
Levántate para castigar. ¡ Qué petición más potente se halla contenida en estas palabras! Castigar activamente, en la sabiduría del juez, con fuerza. No tengas misericordia de ninguno de los pérfidos traidores. Ten misericordia de ellos como hombres, pero no como transgresores; si continúan endurecidos en su pecado, no pases por alto su opresión. El pasar por alto el pecado en los transgresores sería dejar a los rectos bajo su poder; por tanto, no pases por alto sus ofensas, sino dales la retribución debida. C. H. S.
Sal 59:6 Volverán a la tarde, ladrarán como perros,
Y rodearán la ciudad.
Vers. 6. Volverán a la tarde, ladrarán como perros, y rondarán la ciudad. David compara a sus enemigos con los perros según se les considera en el Oriente: despreciados, sin dueño, asquerosos, degradados, macilentos y hambrientos, y los representa como ladrando en su decepción por no haber hallado el alimento que buscan.
Los guardas de Saúl y el mismo rey cruel tienen que haberse enfurecido al encontrar una estatua y la almohada de pelo de cabra en la cama en vez de David. Su vigilancia había sido vana, la víctima se les había escapado, librada por la hija del hombre que deseaba su sangre. Id, perros, a vuestras perreras y roed vuestros huesos, porque este hombre bueno no es carne para vuestras mandíbulas. C. H. S.
Sal 59:6 Volverán a la tarde, ladrarán como perros,
Y rodearán la ciudad.
Sal 59:7 He aquí proferirán con su boca;
Espadas hay en sus labios,
Porque dicen: ¿Quién oye?
Vers. 6, 7.
1) Muestran diligencia en ello: vuelven por la tarde.
2) Ladran como perros: amenazan atrevidos.
3) Obstinados en su propósito: rondan la ciudad.
4) Impudentes: míralos desbarrar a boca llena.
5) Y sus palabras son sanguinolentas: espadas hay en sus labios. Adán Clarke
Vers. 7. Míralos desbarrar a boca llena. Sus discursos maliciosos brotan como de una fuente. Los malvados son volubles en la calumnia; su vocabulario de insultos es abundante y tan detestable como copioso. ¡Qué torrentes de imprecaciones proceden de sus bocas contra los hombres piadosos! No necesitan quien les instigue, sus sentimientos salen espontáneamente y forman sus propias expresiones.
Espadas hay en sus labios. Hablan como manejando cuchillos. Como el león esconde sus garras en la pata, sus labios esconden palabras de sangre.
Porque dicen: ¿Quién lo oye? No tienen freno alguno, no temen ni a Dios ni a un gobierno de la tierra. Cuando los hombres no tienen que dar cuenta, no hay límites para lo que pueden hacer. David los llama perros, y sin duda eran una buena manada.
Sal 59:9 A causa del poder del enemigo esperaré en ti,
Porque Dios es mi defensa.
Vers. 9. Fortaleza mía, hacia Ti me vuelvo. Es decir, te estoy observando, aludiendo al título «Cuando envió Saúl a vigilar la casa para matarlo». David pone su vigilancia ante Dios, contra la vigilancia sobre él para matarlo. A. R. Fausset
Por débil que el creyente se encuentre, y por muy poderoso que considere al enemigo, es lo mismo para él, ya que no tiene otra cosa que hacer que poner su fe en acción y esperar hasta que Dios obre. David Dickson
Sal 59:10 El Dios de mi misericordia irá delante de mí;
Dios hará que vea en mis enemigos mi deseo.
Vers. 10. Mi Dios me saldrá al encuentro con su misericordia. Estas son palabras importantes (1ª Pedro 5:10), el Dios de toda gracia. Dios tiene en El toda clase de gracias para sus santos. Tiene gracia perdonadora, avivadora, fortalecedora, consoladora y preservadora. Su misericordia es una misericordia rica, abundante, inagotable, segura. Las riquezas del hombre son su gloria; Dios se gloría en su misericordia; es su deleite, descansa en ella; y así también podemos nosotros, porque hay una plenitud inconcebible de misericordia en Él (2ª Corintios 1:3). Dios no es llamado el autor de nuestras misericordias, sino el Padre de ellas, para mostrar lo abundantemente que vienen de El. John Hill, Condensado de sermón
Dios hará que vea la derrota de mis enemigos. La idea en el hebreo es que David espera ver a sus enemigos sin tener temor de ellos. Dios hará que su siervo pueda contemplar a su enemigo sin trepidar; estará sosegado en la hora del peligro; y antes de poco verá a sus mismos enemigos derrotados, destruidos. C. H. S.
Así miraba Cristo a sus verdugos. Así pudo Esteban verlos cuando ellos crujían los dientes contra él. «Todos los que estaban sentados en el Sanedrín, fijando en él los ojos, vieron el rostro de un ángel» (Hechos 6:15). Christopher Wordsworth
Sal 59:11 No los mates, para que mi pueblo no olvide;
Dispérsalos con tu poder, y abátelos,
Oh Jehová, escudo nuestro.
Vers. 11. No los mates de repente, para que mi pueblo no lo olvide. Implica gran fe por parte de David que aun cuando su casa estaba rodeada de enemigos, él está, con todo, plenamente seguro de derrotarlos, y lo cree de modo tan absoluto que presenta la petición específica de que no sean exterminados demasiado pronto ni de modo demasiado completo.
La victoria de Dios sobre la astucia y crueldad de los inicuos es tan fácil y tan gloriosa que produce lástima que el conflicto termine tan pronto. El barrer a los conjurados de repente sería terminar el gran drama de la retribución abruptamente. No, el que los justos sean zarandeados un poco más, y que el opresor jactancioso se enorgullezca durante un tiempo, va ayudar a que Israel tenga en cuenta la justicia del Señor y hará que el grupo valeroso que está al lado del campeón de Dios se acostumbre a las intervenciones divinas. Sería una lástima que el hombre bueno no tuviera detractores, viendo que la virtud brilla aún más cuando tiene como fondo la calumnia.
Los enemigos ayudan a mantener a los siervos del Señor despiertos. Un diablo vivo, que aflija, es menos de temer que un espíritu adormilado, olvidadizo, soñoliento.
Sal 59:12 Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios,
Sean ellos presos en su soberbia,
Y por la maldición y mentira que profieren.
Vers. 12. Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios, y por la maldición y mentira que profieren. Los pecados de los labios son pecados reales y punibles. Los hombres no han de pensar que por el hecho de que el odio no vaya más allá del vilipendio y la blasfemia pueda por eso ser excusado. El que considera el querer como el hacer, considerará la palabra por el hecho y lo tratará en consecuencia. Los que persiguen con las palabras, queman y apuñalan con la lengua, tendrán que dar cuenta de sus intentadas transgresiones. El orgullo, aunque no se muestre en hechos sino en palabras, es un pecado; y el orgullo perseguidor, aunque no amontone haces en el quemadero, sino que ultraja con los labios, tendrá que responder de ello entre la nefasta horda de inquisidores.
Y por la maldición y mentira que profieren. Los pecados, como los perros, muchas veces cazan en pareja. El que no se avergüenza de maldecir delante de Dios, sin duda mentirá delante de los hombres. Uno que jura, también miente. La persecución lleva al perjurio. C. H. S.
Aunque los perseguidores no cumplan sus propósitos contra el justo, con todo, su orgullo, sus jactancias, sus mentiras, sus calumnias y sus maldiciones contra los justos son suficientes para la condenación y la ira que caerá sobre ellos. David Dickson
Sal 59:13 Acábalos con furor, acábalos, para que no sean;
Y sépase que Dios gobierna en Jacob
Hasta los fines de la tierra. Selah
Vers. 13. Acábalos con tu furor, acábalos, para que no existan más. Si se pueden reformar, sería infinitamente mejor; pero si no pueden, si han de seguir comportándose de esta forma, mejor les sería cesar de ser. ¿Quién desea que una generación así se perpetúe?
Y sépase que Dios gobierna en Jacob, hasta los confines de la tierra. Que todos lo sepan. La derrota de un Napoleón es una homilía para todos los monarcas; la muerte de Tom Paine es una advertencia para todos los infieles; el sitio de París es un sermón para todas las ciudades. C. H. S.
Sal 59:14 Vuelvan, pues, a la tarde, y ladren como perros,
Y rodeen la ciudad.
Vers. 14. Volverán a la tarde, ladrarán como perros, y rondarán la ciudad. Se ríe ante la idea de que toda la ciudad sabrá que han sido burlados, y todo Israel sabrá la historia de la estatua y la almohada de pelo de cabra en la cama. No hay nada que produzca más jolgorio en el Oriente que un caso en que la astucia es burlada, y no hay nada que haga a un hombre objeto de irrisión como el ser burlado por una mujer, como en este caso Saúl y sus verdugos lo fueron por Mical (lº Samuel 19). C. H. S.
En Tiro, como en muchas ciudades orientales, nos llegaron noticias al parecer verdaderas y alarmantes. Los perros, hambrientos como lobos, que «van por los alrededores de las ciudades (Alejandría, por ejemplo), se reúnen en manadas, como los chacales, y merodean por los estercoleros, y gruñen si no están satisfechos»; o bien los perros sin amo, sueltos, como nuestros perros en Tiro, merodean «fuera» de la ciudad. A éstos podemos aplicar las definiciones que encontramos en la Escritura, que a nuestros oídos suenan tan mal, acostumbrados como estamos a considerar a los perros, leales, fieles, pacientes, etc., que guardan los ganados como los pastores. De Andanzas por tierras y mares bíblicos
Los que se arrepienten de sus pecados cuando están en tribulación, gimen como palomas; aquellos cuyos corazones están endurecidos cuando sufren tribulación, ladran como perros. Matthew Henry
Sal 59:15 Anden ellos errantes para hallar qué comer;
Y si no se sacian, pasen la noche quejándose.
Vers. 15. Y si no se sacian, pasan la noche gruñendo. Ved el desasosiego de los malvados; éste aumenta a medida que aumenta su enemistad contra Dios, y en el cielo tendrán su tormento infinito. El estado de los perdidos no es sino la condición de un campo de rebeldes que han esposado una causa perdida y no quieren ceder, al ser impelidos por sus pasiones para desvariar contra la causa de Dios, de la verdad y de su pueblo. C. H. S.
No hay comentarios:
Publicar un comentario