miércoles, 28 de agosto de 2024

El milagro de la gracia


El milagro de la gracia


Romanos 5.15-17

Pablo escribió extensamente acerca de la gracia, el favor de Dios dado a quienes no lo merecen. A todos los lugares que iba, hablaba del evangelio de la gracia (Hch 20.24). Pablo conocía por experiencia personal el poder que tiene el pecado para controlar y también la libertad que se logra por fe en Cristo. Se describió como el peor de los pecadores, porque persiguió y encarceló a muchos creyentes antes de su experiencia de conversión (1 Ti 1.15).

Después que aceptamos la muerte de Cristo a nuestro favor, el castigo por nuestro pecado se considera pagado y su poder sobre nosotros destruido. Nos volvemos vivos espiritualmente por el Espíritu Santo que habita en nosotros.

Además, se nos da una nueva familia y un propósito para vivir. La Biblia compara nuestra experiencia de conversión con un trasplante de corazón (Ez 36.26,2 Co 5.17), un cambio de ciudadanía (Fil 3.20), y la mudanza a una nueva patria (Col 1.13).

Pablo exhorta a todos los creyentes a perseverar en la gracia de Dios (Hch 13.43; Ef 2.8). Así como tuvimos que confiar en la muerte vicaria de Cristo para nuestra salvación, debemos tener una vida de dependencia de Él. Es nuestra fe, expresada a través de la obediencia, lo que agrada a Dios (He 11.6).

La gracia es la fuerza más poderosa y más transformadora que hay en el mundo. Dios ofrece su amor incondicional a toda persona que recibe a su Hijo. Desde el momento en que somos salvos, nuestra vida es puesta sobre la Roca inamovible que es Cristo (1 Co 10.4), y su favor nos es impartido.

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